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Secreto por keny_shawol

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Notas del capitulo:

Escrito de madrugada, y no sé de dónde salió, corto y romántico (?)


Nos leemos pronto. 

Kibum tiene un secreto. Y le encanta.


 


Kibum ama los secretos, ama saber algo que los demás desconocen y ese, en especial, es el mejor secreto de todos. Ni siquiera su mejor amigo, Taemin, sabe de su secreto.


 


Kibum está enamorado del profesor de algebra, Choi Minho.


 


Sí, un gran enamoramiento por él.


 


Kibum no está seguro de cómo comenzó, tal vez fue el día en que Choi Minho entró por la puerta del aula y saludó a todos con esa sonrisa encantadora que posee.


 


Minho, piensa, tiene la sonrisa más encantadora. A Kibum le gusta la manera en que las esquinas de sus labios se elevan, y como sus ojos se entrecierran un poco, sólo un poco. Pero tal vez lo que más le gusta es como sus ojos brillan.


 


Es como un modelo. Es como el modelo del comercial de ropa interior que pasan por las tardes, es como el modelo que promociona colonias caras y como el modelo de mirada intensa que se muestra sin camisa.


 


Y a Kibum le fascina que sea su profesor.


 


Suspira, mientras lo ve moverse por el aula. Kibum agradece ser bueno en algebra, porque nunca puede concentrarse cuando Choi Minho habla.


 


Y entonces ahí está otra cosa más que le encanta en el profesor.


 


Su voz.


 


Dios, esa voz. Suena como chocolate caliente, como ese que toma en los días en inverno, sentando frente al televisor viendo comedias románticas. Kibum siente algo, algo que no puede describir a la perfección, cuando la voz de Minho resuena en sus oídos.


 


Siente como la voz acaricia sus oídos, como si dedos invisibles recorrieran su cuello y como si miles de mariposas revolotearan en su estómago. Todo eso con sólo su voz y Kibum cree que su enamoramiento puede estar empeorando.


 


Pero no importa, decide, no cuando es Choi Minho el dueño de esas sensaciones.


Es cursi también. Se ha vuelto más cursi siempre que piensa en Minho. Y es sólo culpa del profesor. Por ser él, por ser tan atractivo, por parecer la perfección andante. 


 


Y se distrae de nuevo.


 


Kibum mueve la cabeza, mientras trata, con todas sus fuerzas, de prestar atención a la clase. Pero no puede, porque Minho le está dando la espalda, y Kibum cree que es la mejor vista de todos.


 


Kibum recuerda la forma en que odiaba la manera de vestir de Minho, pero con el tiempo, después de las sonrisas y los ojos brillantes de Minho, aprendió a soportar y con el tiempo amar la manera en que Minho viste.


 


Los simples pantalones de algodón, en colores aburridos, le sientan perfectamente. Abrazan sus piernas de la manera perfecta y su trasero… Kibum ama la vista trasera de Choi Minho.


 


Las camisas de mangas largas, sobre todo las azules, hacen que Minho resplandezca de una manera extraña. Y él ama como los músculos de su espalda se contraen, y se marcan sobre la tela. Definitivamente, ama la ropa de Minho.


 


La distracción regresa a  él.


 


Mira a Taemin a su lado, está demasiado ocupado apuntando en el papel, porque a diferencia de él, Taemin es pésimo en algebra.


 


Por un momento desea poder decirle a Taemin sobre su enamoramiento, para hablar con él y decirle cada uno de sus pensares, pero decide que tener ese secreto, es mucho mejor.


 


Observa a Minho de nuevo. Esta vez sus miradas se encuentran y Kibum la desvía rápido y pretende mirar sus apuntes.


 


No puede mirar a Minho a los ojos, nunca puede en clase. Cree que se darán cuenta de su gran enamoramiento, de sus ojos brillantes y de la mirada soñadora que tiene cuando lo mira. Sabe que todos se darán cuenta de las sonrisas que pintan sus labios cuando Minho está ahí, que todos se darán cuenta de los suspiros que escapan de su boca. Y del gran problema que tiene que Minho sea su profesor.


 


—Entonces, concluimos que el resultado sería…—Kibum no escucha el resultado. Se pierde, otra vez.


 


Se pierde en la voz de Minho, en la forma en que arruga la frente y en la forma en que sus dedos largos apuntan a la pizarra. Sus perfectas sus manos, también. Son grandes, fuertes y sus dedos son largos, y delgados…


 


Debería prestar atención a clases.


 


Kibum cree que las clases de algebra son las mejores, pero también cree que son malas para su salud mental y emocional. Minho debería ser ilegal, no debería haber profesores tan atractivos como él.


 


No debería usar esos lentes de marco grueso, Kibum tiene fantasías nada sanas con eso. Tampoco debería mover sus piernas cuando toma asiento, porque Kibum se pierde en ellas y en las formas en que él estaría perfectamente sobre su regazo.


 


No debería acomodar su cabello con sus dedos, Kibum quiere hacerlo cada que Minho lo hace. Ni mucho menos debería mordisquear el bolígrafo, eso es lo que menos debería hacer. Kibum tiene problemas, muchos problemas, cuando el bolígrafo se recuesta contra los labios de Minho.


 


Perfectos labios.


 


Kibum sueña con esos labios contra los suyos. Sueña con besos lentos y cariñosos, con besos rápidos y desesperados, y con simples roces que hacen que su corazón lata un poco más rápido con sólo pensarlo.


 


Mira a Taemin, de nuevo, mientras evita pensar en los labios de Minho y lo que puede y no puede hacer con ellos y entonces decide molestar a Taemin.


 


Kibum no es de los que siempre pasan notitas entre clase, pero en ese momento, es lo mejor que puede hacer.


 


Escribe rápido y lo desliza hasta el escritorio de Taemin, pendiente de lo que Minho está haciendo. Escucha a Taemin suspirar, pero toma la notita que le dio.


 


Kibum sonríe cuando mira a Taemin escribir y entonces, por primera vez en lo que va de la clase, presta atención.


 


La respuesta de Taemin llega minutos después y cuando Kibum toma la nota, se da cuenta de algo. Las manos de Taemin han crecido, son más grandes y más toscas. Y sube la mirada, sólo para encontrarse con el ceño fruncido de Choi Minho.


 


—¿Le parece correcto, señor Kim, hace esto?—Minho enseña la nota, atrapada entre sus largos dedos. —Cuando debería estar prestando atención a la clase.


 


—Lo siento. —Kibum murmura. Pero no lo hace, no en lo absoluto.


 


—Después de clases lo espero en mi oficina.


 


Kibum asiente y los murmullos se escuchan en el lugar. No es extraño que él se llamado a la oficina del profesor Choi. Kibum, secretamente, hace todo lo posible por ir a la oficina del profesor y así poder verlo sólo un poco más.


 


Y espera, impacientemente a que las clases terminan. Y de nuevo, no presta la mínima atención a la clase.


 


 


—Es como la cuarta vez que te llaman la atención, Kibum. —Taemin dice, mientras guarda sus cosas. —Sé que eres bueno en algebra, pero no crees que deberías prestar un poco más de atención.


 


—Lo sé.


 


—¿Espero por ti?—Taemin pregunta, enarcando una ceja.


 


—No sólo ve a casa. Te llamaré por la tarde.


 


Taemin lo hace, se despide de él ondeando la mano y perdiéndose entre los pasillos.


 


Kibum sonríe, mientras camina en la soledad del lugar. Sólo hay un par de personas caminando de un lado a otro, sin prestarle atención y Kibum está agradecido por eso.


 


Cuando llega a la oficina del profesor Choi, él está ahí. Kibum cierra la puerta, y después camina hacia donde está. Él le da la espalda y Kibum cubre sus ojos con sus manos.


 


—¿Quién soy?


 


Escucha a Minho reír y lo siente girar. Minho sonríe y Kibum no puede soportarlo más. Su boca se estrella contra de la de Minho y siente los brazos de Minho envolver su cintura.


 


Es mágico, ese momento es mágico. Kibum ama la soledad de la oficina de Minho, ama como los rayos del sol caen sobre ellos, pero sobre todo ama la forma en que Minho suspira su nombre contra sus labios y la manera en que sus dedos se mueven por su cintura.


 


—Pensaré que me extrañaste demasiado. —Minho suspira contra su boca, y Kibum atrapa sus labios una vez más. Más fuerte, más seguro, más enamorado.


 


—Lo hice, Minho. —Sus labios forman un puchero y Minho sonríe ante eso. —Es una tortura tener que verte todos los días dando clases.


 


—Sí, es una tortura para mí tratar de quitar mis ojos de ti y todas esas lindas expresiones que haces. —Minho besa la punta de su nariz, y sus manos lo toman un poco más fuerte, más posesivo. —Pero, Bum, deberías dejar de meterte en problemas. Es la cuarta vez que te llamo después de clases.


 


—Pero me gusta que me llames a tu oficina. —Kibum sonríe, y muerde su barbilla juguetonamente. —Sabes, tengo una fantasía sobre esta oficina.


 


—No me digas eso, Kibum. —Minho murmura contra su oído. —No sé si pueda esperar a llegar a casa.


 


Kibum tampoco. No está seguro de poder llegar a su casa y después esperar para ir a casa de Minho.


 


—Cerré la puerta.


 


Minho ríe y sus manos viajan por debajo de su ropa, para dibujar círculos contra su cintura. Kibum ama esa sensación y los suspiros que escapan de sus labios.


 


Kibum lo besa una vez más, mientras trabaja en la camisa de Minho, los botones cediendo contra sus dedos. Y cuando Minho jadea contra su oído, Kibum ama que todo sea un secreto.


 


Es más excitante de esa manera.


 

Notas finales:

¿Alguien que escriba un TeukChul? Amo a esa pareja. 


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