Hacía una hermosa noche, Red y Green estaban acostados en el bosque contemplando la hermosura de un cielo estrellado mientras se tomaban juntos de la mano.
-Green, gracias por este detalle, significa mucho para mí, en realidad me he olvidado de lo sucedido con la carta.
-Red, mi amado Red, esto sólo es el comienzo de todo, ya lo verás-sonrió picaramente.
En ese instante un rojo carmesí alumbró el cielo despejado.
-¿Fuegos artificiales?-preguntó extrañado el jovencito-Green, acaso tu...-lo miró emocionado.
-Así es, Red-sacó de su bolsillo un hermoso estuche-Red, mi querido amado¿quieres ser mi...novio?-abrió el estuche dejando ver un lindo anillo dentro.
-Oh Green, este es el mejor día de mi vida-se sonrojó queriendo llorar-te amo, ahora bésame-lo tomó de la camisa.
-Por supuesto amado mío... ¿amado mío? Maldición -gritó el castaño- esto no está nada bien.
Al parecer todo era producto de la imaginación de Green.
-Tengo que encontrar la forma de mostrar mis sentimientos por Red o de lo contrario creo que él me dejará, aunque no entiendo por qué me importa tanto que él me deje de querer-se quedó pensativo.
-¡Green!-golpeó Red a la habitación del chico.
Green corrió emocionado a la puerta.
-Red, hola, te ves...te ves...decente-dijo tímidamente.
-¿Qué? No te entiendo, pero si lo que deseas decirme es que me veo bien, gracias-sonrió.
-No, no es eso, o bueno si, mejor olvídalo-sintió su cabeza caliente.
-Está bien ¿ya tienes todo listo para la excursión a ciudad plateada? Salimos en una hora.
-Si, eso creo...Red...yo.
-Disculpen un momento-interrumpió una de las ayudantes de Oak-Red, el profesor Oak te necesita en su despacho de inmediato.
-Muy bien, nos vemos más tarde Green-sonrió algo distante.
-Está bien Red-dijo abatido mientras el jovencito se alejaba-maldición pateó la puerta, soy un desastre, puedo entrenar Pokemon tan complejos, pero no puedo expresar mis sentimientos al chico que me gusta.
En el despacho el profesor Oak recibió a Red amablemente.
-Profesor ¿para qué me ha mandado a llamar?-preguntó el chico intrigado.
-Necesito hablar dos asuntos contigo que son de suma importancia Red ¿deseas un té? ¿un poco de pastel?
-No, gracias profesor ¿de qué se trata?-se sentía tan nervioso que no tenía hambre.
-Verás, no sé si recuerdas cuando llegaste a esta escuela te dije que debías permanecer un tiempo por tu propio bien, incluso si deseabas marcharte.
-Por supuesto ¿Por qué?
-Red, hijo, a partir de este momento puedes abandonar la escuela por tu voluntad si así lo deseas, te has ganado esa libertad, sólo tómala con gran responsabilidad.
-Profesor-susurró el azabache-muchísimas gracias-sus ojos se pusieron llorosos.
-Por cierto, esto es para ti y Green-entregó un cofre con dos poke-ball en su interior.
-Pero...yo pensé que el concurso había sido cancelado.
-Red, eso no significa que ustedes no ganaran, hicieron un gran equipo, pero sobre todo le enseñaste a mi nieto el valor que se debe sentir hacia los demás.
-Gracias profesor.
-A ti, en el interior de las poke-ball hay dos Gyarados, espero los críen muy bien, ahora te puedes retirar.
-Con permiso-hizo una reverencia.
Una vez Red le entregó su Gyarados a Green se dirigieron junto a sus compañeros a Ciudad Plateada en los buses escolares.
-¿Puedes creerlo? Vamos a retar al líder de gimnasio de ciudad plateada-dijo Red emocionado.
-Será algo sencillo para mí que tengo la ventaja ya que los pokemon de roca son débiles a los de hierba como Venusaur.
-No sabía que el líder de ciudad plateada usaba sólo pokemon tipo roca.
-Así es, si quieres vencerlo debes investigar más sobre los pokemon que utiliza, de lo contrario jamás podrás ganar una medalla siquiera para retar al alto mando.
-En unos días tendremos nuestro primer enfrentamiento con un líder de gimnasio oficial.
-Red, debes tratar de dar lo mejor de ti siempre-lo tomó de la mano.
-Lo dices como si estuvieras preocupado por mí-agachó su mirada sonriente.
-¿Qué? Esto...yo...bueno...sólo es un consejo-quitó la mano-es todo Red.
-Muy bien-se recostó para dormir.
El castaño lo miró extrañado.
En el otro bus, Erika saludó a Surge para disculparse por su actitud de la vez anterior.
-Esto...Surge ¿Cómo estás?-lo miró apenada.
-¿Eh? Hola Erika, ¿Cómo estás?-respondió sonriente el chico.
-Muy bien, gracias; yo...quería disculparme contigo por ser tan grosera ayer...en realidad yo...
-Erika, no te preocupes, entiendo a la perfección todo, después de todo somos amigos ¿no?
-Claro que si, eso me hace sentir mucho mejor.
-Hola Brock-saludó Surge.
-Hola ¿has visto a Misty?
-No, en absoluto, hola Blue.
-Hola Surge ¿Brock podemos ir a los asientos? si la profesora Bella nos descubre nos puede regañar.
-Muy bien, vamos, adiós Surge.
-Adiós chicos, sabes, yo creo que Misty está en el otro autobus.
El recorrido duró una hora aproximadamente hasta que finalmente todos llegaron a Ciudad Plateada.
-Bueno chicos, bajen en orden y por favor hagan la fila para registrarse en el hotel, la hora de almuerzo es a las doce en punto, pueden recorrer la ciudad, los espero a las dos en la entrada del museo-dijo la profesora Bella.
Una vez instalados, Red se acostó en la cama. Mientras tanto Green recorría la ciudad cuando se encontró con Blue.
-Blue...hola ¿Cómo estás?-evadió la mirada incómodo.
-Muy bien Green, ahora dame permiso necesito hacer algunas cosas.
-Antes de eso, yo...¿puedo preguntarte algo?
-¿Qué? Tu Green me preguntas algo a mi ¿de qué se trata?
-¿Cómo harías para decirle a alguien que quieres ser su novio?
-No se, sencillamente busca un momento y un lugar adecuado, es todo, ahora adiós-lo empujó hostil.
-Blue...yo-gritó.
-¿Qué?-volteó la chica.
-¿Por qué?-dudó un momento-¿por qué dejamos de ser amigos? Te...extraño-dijo en voz más baja.
-Green-lo miró sorprendida, luego reaccionó-muy bien te lo diré, eres una persona bastante egoísta, mi Jigglypuff sigue en coma, mientras él no despierte yo no seré más tu amiga, porque todo esto fue tu culpa.
-¿Y si jamás despierta? O peor aún ¿si muere?
-Como te atreves-dijo indignada-muy bien de ser así olvídate de mi como amiga tuya, porque jamás te lo perdonaré-se marchó.
A la salida del hotel se encontraron Misty y Erika.
-Hola Erika ¿te parece si vamos juntas al museo?
-Preferiría ir sola-dijo molesta.
-¿Qué te sucede? Hoy estás bastante extraña conmigo.
-Entonces explícame ¿por qué besaste a Blaine?-le gritó.
-Ahora entiendo todo-suspiró hondo-te gusta Blaine-sonrió la pelirroja.
-¿Qué? Claro que no-se sonrojó.
-Entonces...¿por qué estás tan celosa?-la miró suspicaz.
-Yo jamás he sentido celos de nadie, por favor.
-¿Segura? Porque entonces no te importa si Blaine es mi novio ¿cierto?
-¿Cómo puedes decir eso?-gritaba enojada.
-Ves, te gusta Blaine, al igual no te preocupes, yo solo lo besé por impulso, verás, yo también tengo celos de alguien y creo que cometí un error al hacerlo, lo siento mucho es que...me siento a veces al borde de la desesperación ¿vamos juntas al museo?
-Está bien, pero me dirás quién es el afortunado-sonrió Erika.
-Claro que no.
-¿Es Red? Green.
-Noooo, válgame.
-¿Entonces Surge?.
Faltaban diez minutos para que fueran las dos y solamente había llegado Surge al museo.
-Como te digo, todo está preparado, estos imbéciles se llevarán una gran sorpresa-decía por su móvil.
-Surge-lo sorprendió Brock-no sabía que habías llegado ya.
-Brock, amigo-colgó de inmediato-al parecer si, llegué bastante temprano.
-Sólo faltan nueve minutos, eso no es muy temprano.
-En fin, demos un paseo mientras son las dos.
-¿Estás seguro? Me da miedo de que entren sin nosotros.
-No te preocupes Brock, vamos por unos refrescos-lo empujó.
-Muy bien, amigo-lo miró sospechoso.
Al rato llegaron Erika y Misty.
-¿Y tu crees que Brock se fije en ti así?-dijo Erika.
-No lo se, pero estoy segura de que mi beso con Blaine en algo surtió efecto-guiñó su ojo.
-Eres demente amiga-la miró desconcertada.
Ambas estaban hablando cuando de repente escucharon un ruido en la parte trasera del museo.
-Misty, quizá sea mejor si nos quedamos acá a esperar al resto.
-¿Bromeas? Debemos ir a ver de qué se trata, puede ser algo emocionante ¿no crees?
-No.
-Andando-jaló a Erika de la mano.
Se acercaron con cautela para mirar de en un arbusto que se movía bastante, al verificar lo que había se dieron de cuenta que era un sujeto con una bata blanca amordazado.
-¿Quién eres tu?-preguntó la pelirroja.