Esa extraña luz que se colaba entre las cortinas a esa hora de la mañana solo lograba fastidiarla, le recordaba que debía levantarse y terminar con el hermoso sueño en el que estaba unos minutos antes; un sueño donde la recordaba y revivía todas esas experiencias que vivieron hace no mucho tiempo.
Se levantó siguiendo la rutina de todos los días, sin embargo esa mañana en específico troto unos minutos más de lo acostumbrado, retrasándole considerablemente y consiguiendo un regaño por parte de su respetada progenitora. Y siguiendo con su rutina término en el colegio al que le tocaba asistir hasta que sus padres le dijeran lo contrario, no odiaba ese lugar, de hecho con el tiempo había aprendido a disfrutar de su estancia allí, y si conseguía no dormirse en clase la pasaba bien molestando con sus amigos , burlándose de sus profesores y compañeros, aunque a veces se saltaba las cases para quedarse dibujando en el balcón de los salones del segundo piso (el único lugar en el que nadie se atrevería a entrar por miedo a la ira de los maestros, que a ella sinceramente le daba igual).
Entro al salón de clases y se ubico en su asiento, ya llevaba poco más de 15 minutos escuchando música con los audífonos puestos cuando recibió de nuevo un regaño, en esta oportunidad por parte de la profesora de química, así que decidió sentarse derecha y fingir tomar apuntes, el resultado fueron múltiples intentos de la vieja esa por reprobarla haciéndole resolver problemas que en ningún contexto le serían útiles para su vida fuera de ese lugar, pero ya estaba acostumbrada, gracias a ella (la loca profesora de química) su promedio siempre se veía ensombrecido por una nota por debajo de 4.6 .
En el descanso tomo su acostumbrado lugar en el balcón con su siempre fiel cuaderno de bosquejos y decidiendo saltarse el resto de las clases, se puso en la tarea de terminar el retrato de aquella persona a la que odiaba y amaba al mismo tiempo, la única que lograba sacarle las ganas de asesinar a alguien a sangre fría solo por osar respirar el aire al rededor de su amada. La única que le hizo desear quedarse en otro país lejos de su familia y la que convenció de exponer sus dibujos, en los que ahora aparecía constantemente.
Pero ahora sólo recordaba el momento en el que le dijo que ya no quería volverla a verla entremezclando se con los que se veía demostrándole su amor.
-no deberías tocar esos paisajes, los hice con tinta y aún están frescos-
-y tu deberías dejar de darme órdenes- pero era demasiado tarde sus hermosos dedos ya estaban cubiertos de tinta negra y había manchado todo el dibujo, pero eso a ella le daba lo mismo, sus ojos se posaron descuidadamente en ellos, eran largos, finos, se notaba que cuidaba mucho de sus manos, y de la nada su mente perdió en recuerdos no muy inocentes -sabes sí pones esa cara de depravada me asustare y me iré con tu hermano a cine-
-como si fueras capas, además tu hermosa carita da aún más miedo en este momento, si no te conociera diría que me quieres violar-
-tienes razón, pero no es violación si no te resistes, y tu mi amada no te resistirías a mi ¿o si?- se acerco lentamente a la artista alargando una de sus manos teñidas de negro para tocar su torso
-depende pero en este caso si me resistiré porque no llegaremos a la película a tiempo- la artista se alejó de las inquietas manos de su amada musa.
- bien, pero quedara en tu conciencia este día, y lo recordarás por ser el día en el que rechazaste mi propuesta de violación consentida-la sentencia fue echa con un guiño de ojo y un gruñido por parte de la artista.
Las tardes con su musa siempre eran entre risas y caricias coquetas, la amaba, era la persona que hizo un esfuerzo por estar a su lado a pesar de la diferencia de edad, y los comentarios ajenos, Era la mujer que le enseño lo sutilmente delicioso que puede ser un beso robado, y lo confortable de tener a alguien a quién abrazar cuando todo parece salir mal, sin la necesidad de dar odiosas explicaciones. Fue y será su primer amor .
Pero la ilusión acabo un día cualquiera, en el que su musa la dejo, con la excusa de ya no sentir nada más por ella, con los ojos llorosos y los sueños en la basura (donde siempre debieron ,estar, pensó en ese momento) la más joven dejo la habitación, lo que la artista no sabía era que su musa creía estar enamorada de otra persona y lo que menos quería era lastimar a su pequeña, sabía que aún la amaba pero también sabía lo celosa que era y como sufría al verla cerca de otra persona. La musa no se iba a mentir, su mente odiaba la idea de alejarse de la artista, pero odiaba aún más herirla. No sabía hasta que punto se sentía atraída por su compañera y temía lastimar a su amada, sin embargo aún si de dolía decidió permitir que su pequeña encontrara a alguien más a quién retratar, otra persona llenaría su lugar, o eso quería creer ella.
Ambas lloraron y ambas se odiaron mutuamente, más porque poco después la artista se fue con sus papas al otro lado del océano. La musa nunca la perdono por huir y la artista tampoco le perdonó su abandono. El orgullo y la distancia se interpusieron y vencieron.
Término el retrato justo a tiempo, los alumnos se amontonaban en la salida del colegio para ir rumbo a sus casas, mientras ella observaba el torso de papel en sus manos, fue su hermano quien la saco de su depresivo estado al raparle el dibujo de las manos y ponerlo lejos de su alcance aprovechando su altura.
-basta Dan devuélvemelo-
- no te lo devolveré, estoy cansado de verte así, refunfuñando y dibujando depresivos dibujos de tu ex, sabes, quiero que vuelva mi hermanita, la que refunfuñaba y hacia depresivos dibujos de lo que veía en sus sueño bizarros- ella no supo que responder y el no espero su respuesta, sólo tomó su mano y la saco de ese lugar. Llevándola a casa, para terminar su rutina diaria, y comenzarla día siguiente desde ceros.