Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Nuestros negados sentimientos. por anon_kagamine

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes de este One-shot no me pertecen. Caso contrario es de la trama de la historia, puesto que es 100% mía.

 

Notas del capitulo:

Espero que no me juzguen muy mal, puesto que es mi primer Lemon y más encima es Yaoi xD Así que hice lo que pude.

Sin más contratiempos, lean~

Un grito para acá, un grito para allá… Siempre era lo mismo con esos dos, eran como perro y gato, se veían y se ponían de mal humor al instante. Y, para colmo, sus peleas eran absurdas e infantiles, algo como “Ese es mi lápiz”, “Tocaste mi mesa” ó “¡Me miraste feo!”. Peleas y discusiones que tenían tal grado de inmadurez, que era imposible que dos adultos supuestamente “maduros” fueran participes de éstas.

Pero ahí estaban, peleando como unos verdaderos niños a insulto limpio. Todos en el departamento Emerald sabían que iba a ser difícil el ingreso de Yuu como editor, pero nunca esperaron que cada día hubiera una nueva pelea o disputa por cosas totalmente irrelevantes. El comportamiento de ambos chicos dejaba mucho que desear a sus compañeros.

– ¡No vuelvas a usar mi teléfono! –Gritó Yuu, quien había ido a por un refresco y cuando volvió a su “oficina” vio como su peor enemigo sostenía SU teléfono. Gran delito según el castaño – ¡Te podría denunciar por…Por…Por invasión de propiedad ajena! –Amenazó no muy convencido de sus palabras.

– ¿¡Pero qué!? –El serio chico no podía andar de joda, ¿Qué clase de persona decía algo como eso? –Sabes bien que no puedes. Primero porque es completamente absurdo lo que dijiste; Y segundo, ¡Porque es parte del trabajo! Mi línea no conecta y sólo la tuya estaba disponible ¡No te pongas delicadito ahora, niñita! –Por inercia le seguía “el juego”, avivando la llama del problema.

– ¡Pudiste usar tu celular! ¡Estúpido Hatori! –Gritó completamente ofendido el castaño. Los insultos del mayor realmente le dolían, aunque no supiera por qué y tampoco lo aceptara –Mira nada más, de seguro se pudre el pobre teléfono sin siquiera sobrevivir hasta mañana –Dijo con claras intenciones de molestar a Hatori. Luego tomó un paño con alcohol para arrebatarle el auricular del teléfono a Hatori y “desinfectarlo”.

– ¿¡A qué te refieres!? –Pescó el anzuelo –Maldito idiota, no logro comprender por qué te tuvieron que contratar –Agregó enojado. Ciertamente siempre era alguien muy calmado y sereno, pero cuando se trataba de Yuu no se podía contener, se enojaba tanto que nadie era capaz de calmarlo, ni si quiera su editor en jefe, Takano Masamune.

–Fíjate que es porque no haces bien tu trabajo, INÚTIL –Respondió Yuu, a sabiendas de que se había metido en territorio “sagrado”. A Tori podías molestarle con su carácter, con su físico, incluso con su familia, pero no con el trabajo. Molestarle con su trabajo o insinuar que él era “mediocre”, hacía que se enojara hasta las patas, tan así que no le importaba que tan hirientes llegaran a ser sus palabras.

– ¿Quién eres tú para decirme eso? –Hatori habló calmadamente… Mala señal. Era “la calma previa a la tormenta” – ¡TÚ! ¡MALDITO BASTARDO ENTROMETIDO, NO DEBERÍAS DE ESTAR ACÁ! ¡ERES UN PUTO DE MIERDA, SI FUERA POR MI YA TE HUBIERAS MUERTO! ¡INSECTO! –Gritó histéricamente Hatori, todo lo que decía en “ese estado” tenía como propósito dañar lo más posible a la persona que le había hecho enfadar verbalmente. Y vaya que lo había logrado.

Posteriormente de gritar, Hatori se calmó por su cuenta y volvió a su refinada y serena postura, esperando una respuesta del castaño. Pero no la hubo, absolutamente todos estaban en silencio, y eso alarmó completamente a Hatori. El departamento de manga shojo Emerald se encontraba en un silencio ensordecedor, Tori se había excedido.

–… –Yuu, sin siquiera ver a “su atacante verbal”, tomó sus cosas apresuradamente y se dio media vuelta –…Con permiso… –Fue lo único que pudo articular, antes de salir de su lugar de trabajo. Una opresión se hallaba en su pecho, y sabía bien qué era, DOLOR, todo lo que Tori le había dicho causaba un gran dolor en él, y se sentía impotencia al no saber el por qué.

Yuu se dirigió al ascensor, sintiendo como se le nublaba la vista, y una vez dentro de la caja metálica, liberó unas gruesas lágrimas de sus ojos, no podía contenerlas más, y sólo agradecía una cosa, el hecho de que pudiese aguantarlas hasta aquel lugar. El sólo pensar en llorar en frente de todos hacía que muriese de vergüenza y llorara aún más –Ya… Ya… Que voy a bajar y no me pueden ver así –Se calmaba así mismo mientras secaba los restos de las gruesas lágrimas que instantes antes habían rodado por sus mejillas – ¡Bien! –Al momento en que las puertas mecánicas se abrieron, salió decidido agitando sus cosas por la puerta principal de Editoriales Marukawa. Y sólo se vio la silueta del chico que caminaba rápida y decididamente alejándose de aquel edificio.

Mientras Yuu se alejaba decidido a quien sabe qué; En el departamento de edición Emerald, dos individuos veían de mala forma al “agresor”, mientras que los otros dos no podían siquiera hablar por la sorpresa.

– ¡Hatori-san! Yuu no merecía tal trato –Reclamó Ritsu, rompiendo con el silencio que se mantenía en aquella colorida división.

–Dios, que desperdicio de niño lindo –Le siguió Kisa.

–Ara ara, nunca había visto a Hatori-kun así. De seguro el pobre de Yuu se puso a llorar –Agregó un ya sonriente Mino.

– ¡De seguro que sí! Pobre Yuu… Me gustaría ir a hablar con él –Susurró la última parte Ritsu, rogando para que su editor en jefe no lo hubiese escuchado.

–Que lastima que no puedes –Intervino por primera vez Takano –El que debe arreglar esto con Yuu, es Hatori.

– ¡TAKANO-SAN! Sólo me preocupo por el bien de mi compañero –Aclaró Ritsu, algo un poco muy molesto.

–Pues que mal –A Takano le disgustaba por completo el hecho de que su Ritsu pensara o se preocupara por otro hombre que no fuera él.

–Malo… –Susurró Ritsu haciendo un leve puchero, luego miro normalmente a Hatori – ¿Y bien? –Preguntó.

– ¿Eh? –Cada palabra a Hatori se le hacía una daga, puesto que sabía que tenían la razón.

– ¿Cómo que “Eh”?, ¡Ve a disculparte! –Soltó Ritsu sin pensar que le estaba ordenando a uno de los más temibles editores que conocía, por no decir que era el más temible.

–Si no vas tú, voy yo a consolar y a estrujar a ese niño linda en mis brazos –Dijo Kisa de forma coqueta, pero en forma de broma. Broma que no le causó ni una gracia al castaño.

–Voy –Declaró Hatori, y en ese momento su estomago se revolvió, ¿Cómo podía haberse dejado llevar por tal broma? ¿Qué era ese sentimiento de molestia que sintió al escuchar la broma de Kisa? ¿Celos? ¿En qué clase de idioteces pensaba? ¡Claro que no eran celos!

–Te apuras, les necesitamos –Sentenció Takano, relajado ya en su escritorio.

–Claro, volveré en una hora –Avisó para tomar sus cosas.

– ¡Ushkale! –Rió Ritsu tirándole su abrigo – ¡Rápido mijo! –Agregó fingiendo voz de anciano.

–Claro má’… – Oh dios ¿Era cierto? ¿HATORI BROMEÓ? Eso no era posible. Todos quedaron con una expresión de sorpresa, claro a excepción de Takano, a quien le dio gracia lo dicho por su “subordinado”.

– ¿¡Cómo que MÁ!? –Fue lo último que escuchó Tori, seguido de unas burlonas risas.

–De todas maneras no parece pá’… – Susurró para sí mismo entrando ya en el ascensor, para comenzar su “urgente ida” al apartamento de cierto castaño – Bien, ¿Dónde vivía? – Se preguntó para sacar su libreta y buscar la dirección de Yuu, que por alguna razón la tenía anotada.

Con la dirección ya en mente, salió de la editorial caminando hacía el metro para tomar la línea 4 y bajarse en la estación más cercana a su destino. Una vez que se bajó y subió al exterior, su desgracia se hizo presente, una lluvia que amenazaba con convertirse en tormenta comenzó.

–Oh, mierda –Soltó, para comenzar a correr bajo la lluvia tratando de encontrar el apartamento. A pesar de que tuviera la vista borrosa y odiara a muerte al castaño, debía de encontrarlo y hablar con él, más que por sí mismo lo hacía por el trabajo.

Una vez que pudo encontrar la dirección, buscó con la mirada el apartamento número 20 y al encontrarlo y acercarse a la puerta se llevó una sorpresa, puesto que la puerta estaba mal cerrada – Idiota –Pensó Hatori, pero sin el impedimento de la puerta se dio la libertad de entrar. Lo primero que vio fue un pasillo con huellas de agua en él, y un par de zapatos mal colocados y mojados en el apartado de los zapatos. –Seguro le pilló la lluvia igual que a mí –Dedujo, restándole importancia y comenzando a caminar por el pasillo. Cuando ya estaba al final del pasillo se topó con una puerta, que a diferencia de la primera estaba completamente abierta.

El moreno al entrar a la sala a la que llevaba la puerta, se quedó en estado de shock y levemente sonrojado. Ahí, frente a sus ojos, se hallaban unos rastros de ropa que guiaban hasta el sillón, donde yacía recostado un chico sin camisa y únicamente con pantalones. Por unos segundos se quedó contemplándolo sin poder moverse, pero luego recordó la razón de por qué estaba ahí.

– ¡Y-Yuu! –Gritó dándose cuenta de lo temblorosa de su voz –Yuu, despierta –Dijo acercándose al nombrado y agitándolo – ¡Yuu! –Insistía ahora con una firme voz.

– ¿Eh?... ¿Qué?... –Recién ahí Hatori se percató del leve sonrojo y leve aliento a alcohol que tenía Yuu. Lo cual significaba sólo una cosa, el castaño había ido a un bar.

– ¿¡Qué te pasa!? ¿Por qué tomaste? –Preguntó alterado Hatori, sin saber por qué.

–Él porque tomé es asunto MI-O –Respondió Yuu sentándose en el sillón – ¿A qué se debe la visita de “el señorito perfecto” a mi apartamento? –Preguntó con notable sarcasmo.

–… –Tori permaneció sin contestar, viendo fría y calculadoramente a Yuu, causando molestia en éste.

–Deja… De mirarme –Demandó Yuu.

–No. –Respondió secamente el mayor.

– ¡Ya vete! –Gritó levantándose y comenzando a empujar a Hatori hacía la salida.

– ¡Maldito idiota! Déjame siquiera disculparme –Soltó Hatori.

–… –Yuu ante eso abrió los ojos de par en par, pero únicamente por lo primero dicho por Tori –… ¿Podrías dejar de insultarme? –Preguntó con un volumen de voz casi inaudible.

– ¿Qué? –Preguntó Tori, quien no había escuchado claramente lo dicho por el menor.

– ¡Que si puedes dejar de insultarme! –Gritó Yuu, mirando al suelo con unos cristalinos ojos – ¿Sabes?... –Preguntó en forma de susurro, sonriendo forzadamente mientras se sentía como “un idiota” –Duele… Lo que dices me duele mucho y me afecta… –Declaró agarrando con coraje la camisa de Tori y acercándolo a él – ¡Y aún no sé la maldita razón de que me importe tanto lo que dices! –Le gritó una vez sus rostros estuvieron cerca. Los ojos de Yuu ya habían estallado en lágrimas, mientras que los de Tori tenían una pizca de sorpresa. Y en ese momento una y sólo una palabra resonó en la cabeza se Yuu – ¿Amor? –Entonces soltó a Tori, retrocediendo lentamente – No, eso no puede ser posible, por dios ¡Si ambos somos hombres! No me puede gustar… –Pensaba Yuu, mientras sus ojos demostraban pánico y seguía retrocediendo.

¿Qué la pasa?... Lo de recién parecía una… Espera, ¿Esa es la razón? ¿ESA? –Se preguntó Tori, en lo que Yuu seguía retrocediendo, pero… – ¡Cuidado! –Gritó para tomar de la cintura al castaño y tratar de pegarlo a él, pero lo hizo demasiado tarde, ahora ambos estaban derribados en el suelo, Tori arriba de Yuu.

–Yuu, acaso tú… –Musitó Hatori acercando su rostro al del nombrado y juntando sus labios en un suave y delicado beso –Sólo es para comprobar… Quizás sean… La misma razón –Pensó, viendo la reacción de Yuu.

Oh dios, ¡No me confundas más! –Rogaba Yuu en su mente, más no emitía ni un sonido. Se limitó a cerrar sus ojos, y en un acto inesperado se sonrojó.

Algo se movió dentro de Hatori, esa cara de Yuu… Mostraba inocencia. Una inocencia que él deseaba que pasara a ser placer, deseo, lujuria… No sabía lo que pasaba, lo único que sabía, era que el chico bajo él le descontrolaba.

Pasaban tantos pensamientos lujuriosos en la cabeza de Tori al ver a Yuu, que tenía que hacerlo y no con cualquier persona, debía ser con Yuu.

Entonces, cuando Yuu por fin había levantado una mano para apartarle, Hatori en un acto de arrebato pegó las dos muñecas del menor al suelo, volviendo más demandante el beso, realmente necesitaba y deseaba recorrer cada rincón de Yuu con su lengua.

Pero qué… –En ese momento algo se calentó en Yuu, no sabía qué era, puesto que nunca había sentido algo así. Sentía la necesidad de tocar a Hatori, a él y sólo a él. Y entonces sintió como la lengua del mayor lamía sus labios, pidiendo permiso para adentrarse en la boca de él. Cosa que permitió, abriendo su antes rígida boca y juntando su lengua con la deseosa de Hatori. Ya estaba, ninguno de los dos quería parar, ya no.

Hatori dejó libres las muñecas de Yuu, y éste ante eso rodeó el cuello del mayor con sus brazos, apegándose más a él y mostrando su deseo. Sin darse cuenta, el menor estaba incentivando al mayor.

Entre beso y lengua, Tori comenzó a pararse, parando a Yuu con él, necesitaba una cama, AHORA. Yuu, al darse cuenta de eso se aferró a Hatori, rodeando con sus piernas la cadera del mayor, haciendo así que ambos miembros se rozaran mientras el camino se hacía más fácil.

Tori, mientras besaba apasionadamente a Yuu y lo cargaba, caminaba hasta una de las puertas más cercanas, que para su suerte era la habitación de Yuu. Al entrar inmediatamente tiró a la cama a Yuu, realmente al verlo con las fachas que traía le era imposible no desear “devorarlo”.

Yuu por su parte estaba completamente sonrojado y perdido, necesitaba el roce de Tori. Y vio, como Tori se sacaba ferozmente la corbata y se desabotonaba la camisa, dejando al descubierto su bien definido torso. Una vez que la camisa estuvo fuera, se fue acercando intimidantemente a Yuu, quién lo esperaba deseoso e indefenso en la cama.

– ¿Quieres? –Preguntó Tori, ya arriba de Yuu. Después de todo no quería hacer que el castaño lo odiase.

– ¿Qué…Clase de pregunta es esa? –Respondió Yuu con otra pregunta, mostrando inconscientemente una cara lasciva.

–Tomaré eso como un sí… –Susurró sonriente Tori para volver a comenzar un pasional beso, mientras que con sus manos tocaba, masajeaba y apretaba los pezones de Yuu, haciendo que soltara gemidos sordos en el beso. Ya no importaba nada más. Eran él y Yuu en su mundo, sólo ellos dos.

Luego de un rato, Tori bajó hasta el cuello del menor dejando un rastro de saliva, mientras besaba, chupaba y mordisqueaba el cuello de Yuu, y éste, sólo podía disfrutar de lo que hacía Tori y gemir, gemir como nunca lo había hecho.

–Ah… nn… To… ¡Tori! –Gritó en forma de gemido su nombre, haciendo que el mayor deseara más.

–Va… Vamos… Grita, gime… –Pedía Tori con la voz ronca, mientras bajaba a los pezones de Yuu y comenzaba a lamer y mordisquear uno y al otro lo masajeaba con la mano.

– ¡Ah! To-Tori… E-Entra… ¡Entra en mi! –Rogaba Yuu al borde del placer y la locura, mientras que con una de sus manos acariciaba el cabello de Tori y con la otra se sujetaba fuertemente al mayor.

Había llegado el momento, los pantalones eran un estorbo del cual debían deshacerse. En un movimiento rápido Tori ya había desnudado por completo a Yuu, quien tenía una expresión lasciva y de placer puro ¿Qué importaba ahora lo demás? ¡Se deseaban más que a nada ahora!

Tori miró penetrantemente a Yuu algo sonrojado antes de comenzar “el final”. No podía creer aún todas las sensaciones que su compañero le causaba, sólo en esos instantes se dio cuenta…

–Te amo– Dijo sin resentimiento ni pudor alguno, para luego comenzar a meter su dedo índice en la entrada anal de Yuu. El pobre castaño se encorvó y soltó lágrimas del dolor, dolor que poco a poco se iba convirtiendo en placer. Únicamente cuando Yuu paró de llorar, Tori tomó el valor para meter otro dedo, moviendo ambos rápidamente para que el cuerpo de Yuu se acostumbrase. Las lágrimas y gritos de dolor que antes Yuu no para de emitir, eran ya gemidos de placer –Prepárate –Musitó ronco Tori, cegado por el placer, ya era suficiente, tenía que estar dentro de él.

El mayor sacó cuidadosamente sus mojados dedos del menor y se desnudó de la cintura para abajo, dejando a la vista su hinchado y erecto miembro. Con cuidado abrió las piernas de Yuu y con sutileza acercó su miembro a la entrada del menor. Suspiró. Al final serían uno.

Poco a poco Hatori fue metiendo su pene en la estrecha entrada del frágil cuerpo de Yuu, mientras este gritaba descontrolado y clavaba las uñas en la espalda del mayor. No sabían desde cuando habían esperado eso, pero ahora lo disfrutaban extremamente.

Una vez que Tori estuvo completamente dentro de Yuu, y el cuerpo de éste estaba acostumbrado, comenzaron las embestidas. Salvajes y potentes embestidas le proporcionaba Tori a Yuu. Cada vez eran más fuertes, rápidas y certeras. La habitación donde se encontraban era un mar de placer, gemidos y jadeos.

– ¡Ah!... ¡Tori! Má-Más rápido… –Rogaba Yuu mientras se aferraba y rasguñaba la espalda del nombrado.

–Ya va… Y-Ya va… –Respondía entre jadeos Tori, realmente quería complacer al que era ahora su pequeño.

Hatori ahora había comenzado a salir y entrar de Yuu, rápida y frenéticamente, eso les causaba un enorme placer a ambos. No eran uno solo en cuerpo, en alma también; Su sudor, sus alientos, incluso sus sentimientos eran uno sólo ahora.

–Ha-Hatori… Me… Me vengo… –Avisó Yuu gimiendo y con la voz entre cortada.

–Sólo… Un poco más… –Pidió Hatori, mientras daba unas embestidas completamente salvajes que llegaban a tal punto de Yuu que lo volvían loco. La cama rechinaba al ritmo que Hatori imponía.

– ¡Ah!... Nn… ¡Aaah! –Yuu ya estaba en su límite, era demasiado para él. Se vino junto con Tori… Los torsos de ambos habían quedados manchados con el semen de Yuu, mientras que el líquido amarillento de Tori se esparcía en el interior de Yuu, una sensación raramente placentera.

Tori acabó dejándose caer encima de Yuu completamente exhausto, pero feliz, muy feliz.

–Ahora… Eres mío… –Le susurró en la oreja exhausto a Yuu, haciendo que se sonrojara aún más.

–… Te amo… –Respondió Yuu abrazando a su Tori.

–Yo igual te amo… Yuu –Sonrió Tori, echándose al lado de Yuu y tapando a ambos.

No supieron si fue porque las sábanas eran cómodas o por lo exhausto que se encontraban, pero se durmieron al instante, cubiertos por sus sudores mesclados y las frazadas, abrazados, únicamente eran ellos dos… Y no volvieron al trabajo si no hasta el otro día, con un feliz Hatori y un adolorido Yuu.

~~~ 3 Meses después ~~~

Ya todos en la editorial sabían de la melosa relación que tenían dos miembros del departamento Emerald. Y había varias chicas completamente envidiosas, para ser sinceros.

Aún así, eso no afectaba en nada la relación de Yuu y Hatori, a ellos les importaba más su bienestar en común, y lo bien que estaba yendo su relación, de hecho esta iba demasiado bien.

– ¡Tori! –Gritó alterado un castaño entrando a la oficina, acaparando la atención de todos, realmente se le veía muy agitado.

– ¿¡Qué pasa!? –Hatori se preocupó al instante por ver a su pequeño así.

Ni pude divertirme con él– Lamentó Kisa.

Y pensar que antes peleaban por todo… Igual, ¡Que lindos!~ –Pensó Ritsu.

Nadie se imaginó que pudiesen cambiar tanto… –Sonrió Mino.

–… –Takano sólo les veía, imaginándose algo parecido, pero de él y Ritsu.

– ¡Estoy embarazado! Tengo 3 meses –Anunció sonriente Yuu, mientras veía como todos estaban como piedras.

– ¿¡¿¡QUÉ!?!? –Fue la respuesta de parte de los cuatro compañeros de Yuu y de su novio.

El verdadero amor de Yuu y Hatori, habían dado frutos, dejando a más de uno con un infarto.

Y de los sentimientos negados de tu padre y de los míos, naciste, pequeña Na-chan.

Notas finales:

¿Buen lemon? ¿Mal lemon? ¿Doy asco? Lo sé xD ¿Merezco tomates? Sólo por esta vez los aceptaré. (?)

Bueno, espero que les haya gustado este shot de una de las parejas menos vistas de SH c:


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).