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¿Por qué me besas? por ZombieMuffin

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Notas del fanfic:

Como dije, iré resubiendo mis fics poco a poco. :3

 

¿Por qué me besas?

 

 

 

         Una hermosa y fría noche de invierno en Seúl, un chico con rostro de porcelana por el cual caían lágrimas silenciosas, caminaba con las manos en los bolsillos, llorando en la soledad de las calles vacías. Bajo una luz tenue se detuvo, en la acera contraria, otro chico, hermoso como ninguno, lo veía llorar. Su rostro se ponía rojo y sus ojos se veían hinchados al igual que sus labios, los cuales mordía en un intento de controlar sus sollozos, y el otro chico solo miraba, deseando lanzarse a sus brazos y consolarlo, deseando besarlo hasta que dejara de llorar. Pero solo caminó con él, sin hacerse notar, lo acompañó hasta la que sabía que era su casa, lo sabía porque… también vivía ahí…

 

 

Al llegar, se fue directo a su cama, se tiró sin quitarse ni siquiera los zapatos, cerró los ojos, sentía el ardor en ellos, escuchó como la puerta de la entrada se abría y de inmediato se levantó, no quería que su compañero, bueno, su mejor amigo, lo viera llorar. Se enjuagó la cara y fue a cambiarse la ropa. El otro chico se quitaba la chaqueta en la sala y luego los zapatos para dejarlos en la entrada. Mientras él en su habitación se quitaba la camisa y desabrochaba sus pantalones. Escuchó claramente los pasos del menor, sintió la puerta abrirse y un nerviosismo terrible le llegó, lo descubrirían. Sehun, abrazó a su amigo por la cintura, viendo los morados que adornaban su piel. Luhan inmediatamente se volteó aun en el abrazo, sabía lo que el otro quería y no estaba de ánimos para eso ahora.

 

 

-                    Déjame, no quiero. – Luhan volteó su rostro.

-                    Te vi, Tao te hizo algo de nuevo ¿verdad? – Le dijo Sehun dulcemente besando su mejilla con mimo. Luhan no respondió, solo abrazó al menor y escondió su rostro en el cuello de este. – Es un desgraciado, te dije que te lastimaría.

-                    No hables así de él, es un buen chico.

-                    ¿Un buen chico? – Sehun tomó al mayor de los hombros y lo separó de su cuerpo bruscamente. - ¿Lo vas a defender? – La mirada del menor decía que más vale que dijera que no.

-                    Déjame, tú no sabes nada. – Luhan se soltó y se volteó de nuevo, comenzando a quitarse los pantalones, importándole poco que el otro estuviese ahí.

-                    Perdón hyung, me preocupo por ti, es todo. – Sehun se sentó en la cama y Luhan, en boxers, se sentó a su lado.

-                    No te metas, solo te pido eso. – El mayor sonaba molesto.

-                    Luhan… - Sehun suspiró y se fue de la habitación que compartía con el mayor.

 

 

Ambos eran estudiantes de música, aspiraban a entrar en una boy band juntos. Era el sueño de ambos, se conocieron hace muchos años cuando Luhan llegó de China. Sehun le ofreció su ayuda y su pequeño departamento en el que apenas cabían los dos cómodamente. Sehun se fue a la cocina a ver si podía preparar una cena decente. Pero en el camino se llevó varias cosas por delante pagando su rabia contra los pobres adornos de la casa. Odiaba a Tao, era un desgraciado, solo hacía sufrir a Luhan y él soportaba todo eso por que “lo amaba”, ¿Qué clase de amor era ese? Se preguntaba cada día. Todas las noches Luhan llegaba con nuevos moretones en su cuerpo, y a pesar de que se rehusaba a hablar con él, se ofrecía para al menos curarle las heridas que aquel maldito le hacía con toda la intención de lastimarlo.

 

Mientras en la habitación, el mayor se ponía el pijama, que le quedaba algo grande porque era de Sehun, con mucho cuidado porque le dolían los golpes, al menos Tao era lo suficientemente “amable” de no golpearlo en la cara para no tener que usar maquillaje o unos lentes gigantes que escondieran las heridas. Salió y fue a la cocina con el menor, Sehun sacó de una de las vitrinas una crema para golpes.

 

 

-                    Ten, espérame en el cuarto, te hice ramen instantáneo. – Le dijo dándole la crema al otro. Luhan obedeció. Sehun tomó el ramen y lo puso en una bandejita junto con agua y una pastilla. Fue a la habitación encontrándose con el mayor sentado en medio de la cama quitándose la camisa. Puso la bandeja en una mesita al lado de la cama y se sentó detrás del mayor. Tomó la crema y puso un poco en sus dedos para luego esparcirla en uno de los moretones.

-                    ¡Auch! Con cuidado. – Se quejó.

-                    Lo siento, pero es tu culpa…

-                    Ya, te dije que no te metieras. – Sehun hizo presión en el golpe a propósito y Luhan se quejó de nuevo.

 

 

No dijeron más nada, Sehun solo terminó de echarle la crema al otro, le puso la camisa de nuevo y le dio el ramen. Se quedó a su lado viéndolo mientras comía. Luhan volteó una vez terminó, le dio el plato al menor y este lo tomó para llevarlo a la cocina, antes de salir le dio la pastilla con el agua y le dijo que se la tomara. Luhan así lo hizo y luego fue al baño a cepillarse los dientes, Sehun volvió y se quitó la ropa tirándola a cualquier lugar, solo se puso unos pantalones cómodos y se tiró en la cama para dormir, sacó las sábanas y se esperó a que Luhan saliera del baño. El mayor salió y se acostó al lado de su amigo dándole la espalda. No era capaz de verlo a los ojos, Sehun lo arropó y se volteó también, estaba molesto. Pero no pasaron ni cinco minutos cuando escuchó a Luhan llorar pausadamente, se volteó de nuevo y vio como su cuerpo tenía pequeños espasmos. A pesar de todo, abrazó a Luhan con cuidado de una manera protectora, el otro tomó una de las manos de Sehun y entrelazó sus dedos haciéndolo entender que lo necesitaba, que necesitaba su apoyo como amigo.

 

 

A la mañana siguiente Sehun se levantó con el sonido del despertador, se movió un poco y sin querer golpeó algo, ese algo inmediatamente se quejó.

 

-                    Perdón. – Dijo el menor sentándose con una sonrisa en el rostro, amaba despertar cada día y ver a Luhan a su lado.

-                    Está bien, me han golpeado peor. – Luhan también sonrió pero de una manera melancólica. Sehun suspiró y se inclinó un poco para besar los despeinados cabellos castaños de su amigo, como cada mañana.

-                    Voy a hacer el desayuno – Se levantó y fue a la cocina, Luhan se estiró bostezando. Su teléfono sonó. Lo tomó y cuando vio el nombre en la pantalla junto con la foto de un pelinegro dormido, la cual le tomó sin que se diera cuenta, su rostro se puso serio. Contestó mordiéndose el labio.

-                    Hola.

-                    Buenos días, ¿Cómo estás? – preguntó en un susurro la voz del otro lado.

-                    ¿Cómo crees que estoy? – Dijo irónico.

-                    No seas así, ven esta noche ¿si? – Siguió susurrando el otro.

-                    ¿Estas con ella? – Luhan se sintió asqueado.

-                    Si, pero ven hoy, anoche no terminamos ¿recuerdas?

-                    Está bien, nos vemos en la noche. – Sehun entró en la habitación antes de que Luhan colgara y escuchó lo último que dijo, rodó los ojos y volvió a salir olvidando lo que había ido a buscar.

 

 

Luhan lanzó el teléfono en la cama y se llevó sus manos a la cara frustrado. ¿Por qué no podía decirle que no a Tao? Si lo maltrataba lo golpeaba y demás, y de paso era su amante, Tao estaba casado, ni siquiera era el novio oficial, solo su amante. Al principio era atento y dulce, pero después de un tiempo empezó a comportarse como un psicópata, lo golpeaba cada vez que tenía problemas con su esposa o en la cama lo trataba como una prostituta a la que podía hacerle lo que quisiera. Tenía la esperanza de que Tao volviera a ser como antes, pero eso no pasaba, aún así lo amaba, lo amaba demasiado…

 

 

Ese día, ambos chicos fueron a sus clases como de costumbre, en todo el día Sehun ignoró a su amigo, estaba furioso, ¿Cómo podía seguir con Tao? ¿Y como no podía darse cuenta de su amor por él? Sehun se fue directo a casa pues estaba cansado por la clase de baile y Luhan, fue directo a casa de Tao.

 

 

Era casi al otro lado de la ciudad, se fue en un taxi, y mientras iba le envió un mensaje al pelinegro avisándole que ya iba llegando. Una vez estuvo ahí, le pagó al taxista y tocó el timbre de la casa. Era un lugar muy bonito, las paredes eran de vidrio y tenía una hermosa piscina, en dónde por cierto Tao y él lo habían hecho más de una vez. De inmediato una sirvienta que ya conocía muy bien le abrió la puerta, le hizo una reverencia, lo dejó pasar y se fue. Luhan entró y encontró a Tao en el gran sofá de cuero blanco, este le hizo una seña sensual con el dedo indicándole que se acercara, Luhan fue a dónde el otro y se sentó en sus piernas. Tao de inmediato comenzó a besar a Luhan de una forma demandante, quitándole la ropa con una agresividad temible. Luhan se sorprendió del cambio repentino, aunque Tao siempre era así, y hoy parecía estar más furioso de lo normal, ni siquiera le dijo un simple hola, el pelinegro cargó al otro por la cintura y lo llevó a la habitación.

 

Lo lanzó en la cama y le arrancó la ropa, furioso, Luhan se asustó en serio, su mirada daba miedo y parecía que lo iba a violar, en un instinto Luhan cerró sus piernas cuando vio a Tao quitarse los pantalones.

 

 

-                    Tao, Tao espera. – Rogó Luhan

-                    ¡Cállate! – El de cabellos negros levantó su mano derecha y la estampó con fuerza en la cara del otro. La mejilla de Luhan quedó completamente roja y unas lágrimas comenzaron a salir. Era la primera vez que lo golpeaba en la cara. – Yo hago lo que quiera contigo ¿entiendes? – Tao tomó a Luhan de las muñecas y lo aprisionó entre la cama y su cuerpo.

-                    No por favor, no me golpees. – Mas tardó Luhan en decirlo que Tao en hacerlo, lo golpeó fuertemente en el labio. Le sangraba. – Tao… por favor.

-                    ¡Te dije que te callaras! – Y otro golpe más. Tao se terminó de desvestir, Luhan lloraba sin hacer el más mínimo esfuerzo para salir de ahí.

 

 

El pelinegro estaba excitado, de alguna manera, y se adentró en el cuerpo de Luhan de una sola vez, no le dolió porque todas las noches lo hacían así que su cuerpo ya estaba preparado, pero aun así le dolía en el corazón. Tomó al castaño fuertemente de los cabellos y empezó a besarle el cuello, este comenzaba a responder a sus besos, gemía bajito, aún le dolían los golpes. Las embestidas comenzaron a ser rudas, Tao tomó las piernas de Luhan, las arañaba por todos lados, y el otro perdido en el placer parecía no darse cuenta. Tao mordió a Luhan por todas partes, pero para él no era suficiente, salió de su interior y lo volteó bruscamente en la cama.

 

 

-                    Maldita puta. – Dijo Tao adentrándose de nuevo en Luhan.

 

 

Este no entendió, pero sintió como el otro daba un gran manotazo en sus nalgas. Luhan se sintió sucio, se sintió la persona más horrible de este mundo. Tao tomó de nuevo las muñecas de Luhan, las puso en su espalda y agarró el cinturón de su pantalón, lo ató fuertemente con ella. Comenzó a embestirlo de nuevo, demasiado fuerte, demasiado profundo, le dolía el cuerpo, le dolía mucho. Luhan se corrió rápido en la cama y Tao en su interior. Exhausto, el moreno le quitó el cinturón a Luhan. Este se volteó aun con Tao encima.

 

 

-                    Deberías irte – Dijo Tao levantándose de la cama.

-                    Pero acabo de llegar. – Dijo Luhan. – Además eso fue muy rápido, podemos hacerlo de nuevo…

-                    Vete. – Le ordenó.

-                    Tao yo…

-                    ¡Que te vayas! – Y otro golpe más, y otro más, y otro más…

 

 

Tao empezó a golpear a Luhan por todo el cuerpo, y el castaño solo le decia que lo perdonara, aunque no había hecho nada malo pedía perdón. Tao no descansó hasta ver que Luhan lloraba pidiéndole que se detuviera. El dolor era insoportable, tenía el cuerpo todo marcado, no había ni un solo lugar en donde no tuviera un gran morado, y los del día anterior aún no habían sanado. Tao le lanzó la ropa al otro y salió de la lujosa habitación. Luhan se ponía la camisa de una forma lenta, no entendía por qué Tao lo trataba así y por qué él seguía amándolo. Al terminar de vestirse, se fue de la casa sin dirigirle la palabra al moreno. Ya era de noche, caminó con mucha dificultad hacia un lugar donde pudiese tomar un taxi ya que la casa quedaba algo retirada y no había mucho tráfico por ahí.

 

 

Le dolía caminar, casi no podía, en un momento sus piernas lastimadas le fallaron y cayó al suelo, sus lágrimas salieron de inmediato, y gritó, gritó hasta que le dolió la garganta, lloraba como si no hubiese mañana, le dolía todo, el cuerpo y el corazón. Cuando logró calmarse un poco, sacó su teléfono y marcó a su amigo. Luego de dos tonos Sehun contestó.

 

-                    ¿Puedes venir a buscarme? – Su voz salió entrecortaba.

-                    Dios, Luhan. ¿Otra vez te golpeó? – Sehun preguntó lo obvio.

-                    Solo ven, por favor. – Colgó, se sentó en el suelo adolorido, a esperar a su amigo. En menos de media hora Sehun llegó, bajó del taxi y fue a donde Luhan.

-                    Ese maldito. – Dijo el menor al ver el estado del otro y su labio roto. Sehun cargó al castaño de forma nupcial hasta el auto, lo subió y se sentó a su lado.

 

 

En el camino Luhan iba llorando en el hombro del menor, Sehun acariciaba sus cabellos. Al llegar a casa, lo cargó de nuevo hasta el departamento y lo acostó en la cama. Le quitó los zapatos, las medias y la chaqueta que llevaba viendo las marcas en sus muñecas. Luhan tenía la mirada perdida y solo se dejaba hacer. Hasta que el menor rompió el silencio.

 

-                    Luhan, no puedes volver con Tao. – Le dijo de una vez.

-                    ¿Quién te crees para prohibírmelo? – Le dijo arrogante sin mirarlo a los ojos.

-                    Un día de estos vas a terminar muerto, entiéndelo, Tao está loco Luhan…

-                    ¡Ya! No hables así de él. – Luhan intentó sentarse pero le dolió el cuerpo y no pudo.

-                    Y lo sigues defendiendo, ni siquiera te puedes sentar. – Sehun tenía los ojos aguados a punto de llorar de la rabia e impotencia que sentía.

-                    Es mi culpa, me lo merezco. – Luhan estaba igual, tenía los ojos rojos de tanto llorar y las palabras de su amigo lo hacían sentirse peor.

-                    ¡Nadie se merece eso! – Le grito Sehun furioso – Si sigues con Tao yo… No seguiré siendo tu amigo. – Luhan se sorprendió de esas palabras y por primera vez en días vio a Sehun a los ojos. Vio el dolor del menor en ellos, y sus lágrimas fluyeron de nuevo.

-                    No digas eso Sehun por favor. – Olvidando los moretones y el dolor que le provocaba moverse, se arrodilló en la cama y abrazó fuertemente al menor llorando en su hombro. – No me dejes.

-                    Lo siento, pero no quiero seguir viendo como llegas cada noche con el cuerpo destrozado, me hiere verte así. – Sehun abrazó a Luhan por la cintura.

-                    Perdón… - El mayor no sabía que más decir. No quería perder a la única persona en el mundo que de verdad lo quería, aparte de su familia, pero esta estaba lejos.

-                    Prométeme que no volverás con Tao, prométemelo. – Sehun separó a Luhan de su cuerpo y lo miró fijamente.

-                    No lo sé, no puedo prometerlo. – Sehun se soltó de Luhan y lo empujó suavemente para alejarlo, Luhan se acostó de nuevo y se hizo una bolita en la cama bajo la mirada decepcionada de Sehun.

-                    Voy a curarte las heridas. – Le dijo el menor dándose por vencido al ver que no podía hacer entrar en razón al otro. Pero le costaría, no era una simple amenaza, de verdad dejaría a Luhan si no terminaba con Tao. Luhan asintió. Sehun se quitó el suéter que tenía y se posicionó sobre el mayor sin sentarse sobre él para no lastimarlo.

-                    ¿Qué haces? – Luhan miró extrañado al de cabellos unos tonos más oscuros que el suyo.

-                    Se acabó la crema y ya es tarde para ir a una farmacia, así que no se me ocurre otra manera de aliviarte un poco el dolor. – La voz de Sehun se escuchaba más profunda, tenía el deseo como eco. Luhan solo asintió sin saber que haría el otro.

 

 

Sehun desabrochó el pantalón de Luhan, lo bajó con cuidado para no lastimarlo, era algo normal entre ellos pues muchas veces había tenido que vestir, desvestir e incluso bañar al mayor cuando Tao lo dejaba en ese estado. Vio los rasguños en sus piernas, se agachó a la altura de estas y lamió suavemente las heridas, dejando unos cuantos besos después. Al sentir la cálida lengua de Sehun, Luhan se mordió los labios para no gemir. Cada una de ellas las lamió pausadamente intentando controlarse para no hacerle más daño al pobre Luhan, el cual estaba totalmente confundido pero no se negó a las atenciones del menor. Sehun se imaginó a Tao haciéndole esas marcas al otro y odio el momento en que ese imbecil se cruzó en el camino de Luhan. Sus manos acariciaban también la delicada piel.

 

Se separó un poco para quitarle la camisa, Luhan se quejó un poco, Sehun volvió a lo suyo, lamió cada uno de los golpes y rasguños que tenía el castaño en el pecho, con mimo lo acariciaba en los costados Luhan soltaba pequeños quejidos, Sehun pensó que eran de dolor pero el mayor sabía que era algo más, le gustaba lo que le estaban haciendo, le gustaba mucho, su rostro empezó a calentarse y a enrojecerse, cerró los ojos y agarró a Sehun fuertemente de los hombros, lo que hizo que se separara de inmediato.

 

-                    Lo siento, ¿te duele? – Luhan negó rápidamente.

-                    Sigue… - Pidió bajito, súper apenado. Sehun sonrió.

 

 

Volvió a lo que estaba haciendo, lamió también uno de los hombros de Luhan lo mordió suavemente escuchando un pequeño suspiro de parte del otro. Fue viajando de a poco hasta su cuello donde tenía varias marcas, su lengua pasó también por allí, Luhan echó la cabeza hacia atrás para darle espacio a Sehun, lo abrazó por el cuello mientras este lo tenía sujetado de las caderas suavemente, acariciándolo. El cuerpo del menor estaba sobre el del otro con cuidado de no dejar caer todo su peso, Luhan abrió instintivamente las piernas para que Sehun se acomodara mejor, el castaño no podía contener sus jadeos, y Sehun sabía que tenía que detenerse ahora, pero solo faltaba una herida, solo una. Dejó el cuello de Luhan y lo vio directamente a los ojos a escasos centímetros de su rostro. Vio sus labios y luego sus ojos de nuevo, Luhan asintió como dándole permiso y Sehun sin perder el tiempo lo besó, atrapó su labio inferior en donde estaba esa herida que Tao le hizo, Luhan no se quedó atrás, respondió a ese beso del otro abrazándolo con las piernas suavemente pues el roce del pantalón le molestaba, fue un beso lento, cargado de ternura. Sin ninguna doble intención. Sus labios se buscaban nerviosos y se unían lentamente una y otra vez, Sehun llevó una de sus manos al rostro de Luhan dónde tenía aquella cachetada aún marcada, y con el dorso de los dedos la acarició. Los dedos del mayor se perdieron en el sedoso cabello del otro atrayéndolo más hacia él de una forma lenta, Sehun se separó un poco y pasó la punta de su lengua por la herida, Luhan estaba más que rojo y ante eso jadeó quedamente, se volvieron a besar con la misma lentitud de nuevo. Pero Luhan comenzó a moverse bajo el cuerpo del otro, buscando contacto y rozó las partes nobles de Sehun, eso lo hizo salir de su ensoñación y enseguida el menor se levantó del cuerpo del otro.

 

-                    Voy a traerte algo de ropa. – Dijo rápido. Y fue hacia el armario. Luhan aún sentía los labios del menor sobre los suyos, su cuerpo sobre el suyo y la saliva del otro aun no se había secado de su piel. Quedó jadeante en la cama, deseando que Sehun volviera, su cuerpo se sentía caliente y para que negarlo, tenía una erección. Al darse cuenta de esto, Luhan tomó la cobija y se arropó como pudo, nervioso. Sehun le llevó una pijama pero Luhan se negó a que el menor lo vistiera.

-                    Yo lo hago. – Le quitó la ropa de las manos.

-                    Está bien, iré a hacer la cena. – Sehun no quiso insistir, él también estaba muy nervioso.

 

 

El resto de la noche fue bastante incómoda para ambos, sobre todo para Luhan. Durante la cena ni se hablaron, y cada vez que sus ojos se encontraban, ambos se sonrojaban. La hora de dormir no fue diferente, Sehun se fue a dormir en la sala con el “calor” como excusa. Luhan se sintió solo en la cama, abrazó la almohada de Sehun, tenía su aroma, ese enloquecedor aroma. Abrió los ojos y se dio cuenta de lo que estaba haciendo, pero al ver la almohada, también se dio cuenta de que el mayor no se la había llevado y ahora seguro estaba durmiendo incómodo. Se levantó de la cama y con pasos sigilosos fue a la sala, Sehun estaba dormido, apoyado en su brazo, Luhan soltó una risita porque de verdad hacía calor y el menor tenía unos cuantos cabellos pegados a la frente por el sudor. Aunque era raro que estuviese haciendo calor en invierno, Luhan se dio cuenta de esto y fue a ver el termostato, se burló de su estupidez y lo puso a una temperatura razonable. Volvió frente a Sehun y se arrodilló viendo fijamente su rostro. Estaba pensando en como ponerle la almohada sin despertarlo, cuando sus traviesos ojos vieron esos rojizos labios del menor. Sin pensar en lo que hacia, depositó un besito rápido en esos labios, para después reírse de sí mismo.

 

Sehun apenas se movió, pero lo que Luhan no sabía es que en realidad estaba despierto, cuando escuchó que el mayor venía se hizo el dormido. Luhan parecía un niño pequeño en ese momento. Humedeció sus labios y volvió a besar a Sehun, esta vez dejó sus labios unidos por unos segundos. Sehun siguió haciéndose el dormido. El mayor, sonrojado, movió un poco el brazo de Sehun para ponerle la almohada, este solo se dejó hacer. Luhan la colocó con cuidado y Sehun no pudo evitar soltar una risita, el mayor se asustó y su rostro parecía estar a punto de estallar.

 

-                    ¿Estabas despierto? – Luhan se tapó la cara y parecía encogerse en sí mismo.

-                    Lo siento… Es que me da risa. – Sehun se sentó mirando al otro.

-                    No te burles de mí, te juro que no lo hice a propósito. – Quería desaparecer eso quería ¿Por qué tuvo la brillante idea de besar a Sehun?

-                    Solo olvídalo, lo de antes fue solo para que no te dolieran tanto los golpes. Mañana vamos a comprar otra crema ¿Bien? – Aunque parecía calmado, realmente no lo estaba. El corazón se le iba a salir del pecho y tenía unas ganas inmensas de lanzarse a Luhan y hacerlo suyo. Pero tenía que controlarse, por el bien de los dos. Tenía decidido ocultar sus sentimientos en lo más profundo de su ser y seguir siendo solo un simple amigo.

-                    Perdón, no debí hacerlo. – Luhan vio al menor e hizo un lindo pucherito.

-                    N-no pasa nada, ve a dormir. – Eso de ser solo su amigo era bastante, bastante difícil. Luhan asintió y se fue a la habitación.

 

 

A la mañana siguiente, las cosas parecían haberse calmado, en el desayuno ambos chicos se sentaron en el sofá, uno con su cereal favorito y el otro con un gran sándwich.

 

-                    ¿Es verdad lo que me dijiste ayer? – Preguntó Luhan.

-                    ¿Ghe cofa? – Sehun le daba otro mordisco a su pan gigante. Luhan sonrió y le limpió la salsa de tomate que tenía en la cara el menor con la yema de los dedos, para después llevárselo a la boca. Tenían un nivel de confianza bastante alto.

-                    Que me ibas a dejar si no termino con Tao. – Sehun tragó de repente y se puso serio.

-                    Escucha, te quiero mucho, y no me gusta verte así. Ya no eres el chico alegre y despreocupado que conocí. Ese chico me hipnotizó, pero hace mucho que ya no está por aquí. – Sehun miró al piso y luego clavó su mirada directamente en los orbes castañas del otro. – Ahora está este Luhan que deja que lo maltraten, que llora por las noches. No me gusta ver a ese Luhan.

-                    Perdóname. – El mayor dejó el cereal en la pequeña mesita del frente y abrazó a su amigo.

-                    No me tienes que pedir perdón, entiende de una vez que Tao no es quien pensabas, ¿o quieres que me de cuenta de que tú no eres quien yo pensaba? – Luhan se separó solo un poco.

-                    Te quiero Sehun. – Dijo de pronto. – No quiero perderte por nada de este mundo. Te prometo que terminaré con Tao. – Ambos chicos sonrieron y terminaron de comer muy a gusto.

 

 

El día transcurrió normal, aparentemente Luhan cumplió su promesa. Llamó a Tao y le dijo que todo se había acabado. Sentía que se había quitado un gran peso de encima. El invierno daba paso a la primavera y los primero árboles de sakura empezaban a florecer. Habían pasado varios meses en los que Luhan y Sehun habían estado más juntos de lo habitual. Luhan había cambiado el color de su cabello, ahora era rosa y algo más corto. Uno de esos días, estaban en un lindo parque comiendo unos helados. Observando a los niños jugar y reírse. Luhan de pronto suspiró. Sehun lo vio disimuladamente y luego volvió a los niños.

 

-                    Algún día, cuando me case, me gustaría tener muchos hijos. – Luhan volteó enseguida viendo sorprendido a su amigo quien solo rió.

-                    No sabía que querías casarte Sehunnie. – Sehun lamió lascivamente su helado y el mayor pareció sonrojarse y volteó hacia otro lado.

-                    Me gustaría. – Sehun se dio cuenta de cada gesto del otro, la situación ere bastante graciosa.

-                    Pero debería ser con la persona adecuada. – Luhan miraba al piso.

-                    Ya encontré a esa persona. – Sehun miró de reojo a Luhan y sonrió, pero el otro estaba muy concentrado en quien sabe que y no se dio cuenta. Luhan iba a responder pero su teléfono sonó.

-                    ¿Hola? -…- Si -…- Ya voy – Colgó de inmediato.

-                    ¿Quién era? – Sehun de pronto tuvo un mal presentimiento.

-                    Oh, era… Era el profesor Kai, me enseñará unos nuevos pasos, volveré en la noche. – Y sin decir más se fue casi corriendo.

 

 

Sehun quedó solo en el parque, comiéndose su helado. Luhan podía ser verdaderamente despistado. Pero eso era una de las cosas que le gustaban de él. Pasaron las horas y el chico de cabellos castaños decidió irse a casa y darse un baño, el día había sido muy bueno, con Luhan a su lado. Fueron al lago y se montaron en unos botes, también se tomaron fotos en un mirador y terminaron en el parque comiendo helado. Llegó y se fue directo al baño, luego comió algo y se echó a dormir un rato.

 

 

Luhan corrió muy emocionado, aquel le había dicho que se encontrarían en su casa a las 3, pero por el tráfico se le hizo tarde, bueno aparentemente había cambiado y ahora era mas atento y calmado, pero en realidad seguía siendo la misma mierda de siempre. Al llegar, Luhan entró con la llave que tenía de la gran casa.

 

-                    Llegas tarde. – Le dijo.

-                    Lo sé, perdón. – El otro abrazó a Luhan por la cintura y le besó la mejilla. - ¿Hoy podemos hacer otra cosa? Estoy cansado. – El otro frunció el ceño.

-                    ¿Cansado de qué? – Luhan rió ante los aparentes celos.

-                    Pasé todo el día corriendo con Sehun, fuimos a muchos lugares y me cansé. – Tao soltó a Luhan y se llevó las manos a la cabeza.

-                    No me gusta para nada ese amigo tuyo. – Tao se volteó con una cara de sínico, Luhan sintió miedo, esa mirada profunda del moreno se clavaba directamente en sus ojos miel.

-                    E-es solo mi amigo y…

-                    ¡¿Me estás engañando con él?! – Tao gritó. Luhan cayó sentado en uno de los muebles, negando con la cabeza.

-                    No, no no no, no es lo que piensas. – Tao se acercó rápidamente. – Sehun es solo mi… - El golpe resonó en toda la estancia, Luhan volteó el rostro y de inmediato su mejilla tomó un color rojizo. Los dedos del mayor se marcaron fielmente en la pálida piel de Luhan. Le había dado una cachetada. Después de que le había prometido cambiar, después de todo, Tao seguía siendo un hijo de perra. Sus lágrimas se aglomeraron en sus ojos, pero no podía llorar frente al pelinegro, no de nuevo.

-                    Luhan… Lo siento, de verdad lo siento… No quería te lo juro… - Tao pareció entrar en razón y se arrodilló frente a Luhan. Intentó tomar su rostro, pero el menor lo evitó dándole un manotazo.

-                    Eres un monstruo – Susurró, Luhan se levantó y le tiró la llave a Tao. – No quiero volver a verte.

-                    Luhan perdón…

-                    ¡Estás loco! – Luhan salió corriendo tras gritar aquello.

 

 

Salió de esa casa, era verdad lo que decía su amigo, Tao era un demente, un psicópata, un loco total. Sehun, ahora que pensaba en Sehun, lo dejó solo en el parque, que mal amigo era. No debió haber roto su promesa de no volver con Tao. Pero ahora que se daba cuenta, lo hizo por necesidad. Las pocas semanas que estuvieron separados, Luhan se sintió vacío. O más bien, necesitado. Desde hacía un tiempo para acá, la relación se basaba sólo en sexo, Luhan se dio cuenta, por fin, de que lo que sintió todo ese tiempo por Tao, fue solo deseo, el amor se había acabado desde hace mucho. Y de paso, traicionó a su amigo, apenas pasaron tres semanas y ya fue a buscar al mayor de nuevo, debía disculparse con Sehun, aunque talvez perdería su amistad. Caminó a la casa, sin darse cuenta, con la mano en la mejilla. El recorrido se le hizo corto, a pesar de que había atravesado la ciudad a pie. Llegó a casa, tenía miedo, sentía el corazón arrugado. Y se le hacía más pequeño a cada paso. No quería ver la expresión decepcionada de su amigo. Pero debía ser honesto por lo menos.  

 

Abrió la puerta lentamente, Sehun no estaba en la sala. Así que se fue al cuarto y ahí estaba bostezando en la cama, parecía haber despertado hace poco. Se restregaba los ojos.

 

-                    Hola. – Dijo el menor aún con las manos en los ojos sin ver a Luhan.

-                    Hola Sehunnie. – Sehun medio abrió los ojos y lo primero que alcanzó a ver fue a su amigo con la vista gacha, con el flequillo cayéndole impidiendo la vista de sus ojos.

-                    ¿Luhan? ¿Qué te pasa? – El nombrado se mordió el labio sin levantar la vista. Sehun se levantó de inmediato y se arrodilló en la cama frente a Luhan, tomó su rostro entre sus manos y lo levantó. – No. No lo hiciste Luhan, ¡Dime que no lo hiciste! – Sehun le gritó a tan solo centímetros de su cara.

-                    Perdón… - Luhan parecía hacerse más pequeño.

-                    ¡Me lo prometiste mierda! – El menor se paró de la cama y se llevó la mano al puente de la nariz, estresado.

-                    Sehun perdóname. – Se sentó en la cama con las manos en el rostro ocultando sus ganas de llorar.

-                    ¿Cómo quieres que lo haga? – Sehun se paró frente a Luhan. – Me engañaste, me mentiste, me traicionaste… - El menor estaba histérico.

-                    Te juro que esta vez si se acabó, de verdad, de verdad Sehun… - Luhan se levantó de nuevo e intentó tomar al castaño por los hombros, pero este lo empujó y fue a dar a la pared.

-                    ¡¿Cómo te hago entender que Tao no te quiere?! – Sehun acorraló a Luhan. - ¡El que te quiere soy yo! ¿Que hago para que lo entiendas? ¡¿Quieres que te golpee también?! – Luhan abrió los ojos temeroso al ver el puño de Sehun levantarse y aparentemente ir directo a su cara, cerró los ojos, se lo merecía. Sintió el aire del impacto cerca de su cuello, pero el golpe no llegó. Abrió nervioso los ojos y vio al castaño con la cabeza gacha justo en frente y su puño apoyado en la pared a solo centímetros de su rostro.

-                    Perdóname. – Luhan abrazó al castaño por el cuello fuertemente.

-                    ¿En que más me has mentido? – El llanto se hizo presente, Sehun solo mantenía su puño en la pared, los nudillos rasguñados empezaban a botar pequeñas gotas de sangre.

-                    En nada, es la primera vez que lo hago. - Luhan también estaba al borde de las lágrimas.

-                    Luhan. – La voz del menor se quebró por completo y abrazó a su amigo por la cintura. – Solo me alegro de que hayas llegado a casa… Cada noche, mientras estabas con él, solo pensaba en que no te hiciera daño. Te amo Luhan, pero ya no puedo confiar en ti. – El nombrado se aferró más fuerte al cuerpo del otro.

-                    Haré lo que sea para que vuelvas a confiar, no quiero perderte. – El de cabello rosa besó el cuello del otro. Y aun con sus labios sobre aquella piel susurró. – Te amo demasiado como para perderte. – Sehun se separó bruscamente ante estas palabras.

-                    No digas cosas así. – Las lágrimas pararon de pronto y sus ojos quedaron sorprendidos.

-                    Digo lo que siento.

-                    No sabes lo que sientes. – El menor se fue al otro lado de la habitación. Luhan lo seguía pero el otro lo esquivaba.

-                    Sehun – Lo alcanzó por fin abrazándolo por la cintura. – Te amo. – Repitió en su oído, lentamente.

-                    Luhan, no juegues, tu quieres a Tao, no puedes cambiar eso de un momento a…

-                    Lo sé – Interrumpió abrazándolo más fuerte. – Sé que te decía que lo amaba. Pero solo lo quería por sexo. – Sehun apretó sus puños al oír eso. – Desde hace unos meses, desde aquella noche que nos besamos, me di cuenta…

-                    Luhan…

-                    Déjame terminar. – Pidió apoyando su frente en la espalda del otro. – Me di cuenta de que te quiero a ti. – Lo último fue un susurro casi inaudible. Sehun se volteó y vio a Luhan.

-                    No juegues Luhan – De pronto todo el enojo y la rabia que sentía se fueron al ver esa hermosa sonrisa, aquellos ojitos color miel le gritaban que era verdad todo lo que decía.

-                    No juego Sehun. – Y sin decir más, junto sus labios en un necesitado beso.

 

 

Sehun quedó sorprendido, ni en sus mejores sueños Luhan era tan atrevido. Su corazón latía con fuerza, el mayor subió las manos lentamente acariciándole el pecho hasta llegar a su cuello para abrazarlo. Sus labios temblaban, sin creer aun que eso estaba pasando, tomó al otro de la cintura correspondiendo por fin el beso. Saboreando esos hermosos labios que lo enloquecían, succionó el labio del mayor sintiendo como temblaba de pronto, mientras este hacía lo mismo con el suyo. Luhan se acercó más al otro quedando completamente juntos, mientras Sehun lo abrazaba más fuerte, dando pasos cortos para llegar a la gran cama, el beso se hacía de a poco, más intenso, la lengua del menor salió traviesa a colarse en la boca del otro, explorando, conociendo cada rincón. El de cabellos rosas tampoco se quedó atrás, sus dedos se perdieron en aquel cabello castaño, apretándolo suavemente en un puño al sentir la cálida lengua del otro. Ambos caen a la cama, Sehun con Luhan encima. El mayor apoya las manos a cada lado de la cara del otro y le dedica una hermosa sonrisa que es correspondida con un tierno beso en la punta de la nariz. “Te amo” susurra el menor luego, Luhan sonrojado vuelve a besar al otro lentamente, bajando una de sus manos hasta la mejilla del castaño acariciándolo suave. Sehun con un leve movimiento deja a Luhan debajo de su cuerpo acomodándose ambos en medio de la cama. Sin dejar de besarse y tocarse suavemente, el menor tomó una de las hermosas piernas del otro obligándolo a subirla y abrazarse a su cuerpo con esta mientras apretaba la piel sobre la ropa. Su mano fue subiendo por el muslo, llegando a la cintura y colándose por debajo de la camisa del mayor. Notando como Luhan daba un pequeño salto ante eso. Los besos seguían, devorándose ambos con pasión, apenas si paraban para respirar, pero es que las ganas de tenerse eran mutuas.

 

-                    ¿Quieres seguir? – Preguntó Sehun contra sus labios.

-                    No tienes que preguntármelo. – Luhan tenía una sonrisa imborrable en el rostro. Dio varios besos en el rostro del otro, en sus mejillas, frente y mentón.

 

 

Lamió la barbilla para ir bajando lentamente a su cuello, mientras las caricias del más alto iban y venían por su pecho intentando sacar esa estorbosa camisa de una vez. Sehun soltó un pequeño suspiro al sentir la lengua de Luhan en su clavícula y sus delicadas manos bajando hacia las nalgas, subiéndolas de nuevo sacando aquella prenda que le impedía el paso. Luhan se quedó embobado con el cuerpo del menor, varias veces lo había visto, pero ahora se daba la oportunidad de apreciarlo y detallarlo. Se mordió el labio pensando en el tiempo que pudo haber aprovechado amando a Sehun en vez de estar aguantándose los golpes e insultos de Tao. Sehun tomó el rostro del mayor y volvió a besarlo declarándole ese amor que había estado conteniendo durante tanto tiempo. Bajando por su cuello dejando un camino de besos interminables hasta el borde de la camisa, en donde se detuvo para quitarla. La lanzó a cualquier parte, besando cada parte de su pecho con mimo.

 

Llegó a los rosaditos pezones y vio la cara sonrojada a muerte del mayor, le sonrió y llevó sus labios a los botoncitos, los cuales se erizaron al contacto, Luhan soltó un lindo jadeo muerto de pena. Agarró a Sehun por el hombro acariciándolo, bajando a sus brazos apretándolo. El castaño siguió lamiendo bajando cada vez más, escuchando los hermosos sonidos del otro, hasta que llegó al borde del pantalón. Volvió a ver a Luhan y estaba más que rojo, hasta intentó taparse el rostro con las manos.

 

-                    No hagas eso. – Dijo el mayor. Sehun tomó sus manos y las quitó de su rostro.

-                    Quiero verte. – Le susurró.

-                    Me da vergüenza – Luhan sonreía a pesar de lo que estaba diciendo, estaba muy nervioso, como si fuese su primera vez.

-                    Eres hermoso, no tienes nada de que avergonzarte. – Sehun le guiñó y llevó sus manos al borde del pantalón desabrochándolo con la mirada fija en los ojos miel de Luhan.

 

 

Agachó su rostro y mordió el bulto que se adivinaba bajo esa gruesa tela. Luhan cada vez más rojo gimió bajito, tomando el cabello del otro. Sehun bajó el cierre del pantalón lamiendo luego lentamente, escuchó algo que pareció un gritito y sonrió, bajó de una vez aquella estorbosa prenda, quitándola, para luego meter sus dedos bajo el bóxer azul del otro y bajarlo también. Luhan quedó desnudo ante los ojos de Sehun quien se relamió los labios ante tan hermosa y excitante imagen. El mayor estaba rojo completamente, esa mirada felina del otro lo ponía nervioso. Sehun lamió el miembro del mayor, depositando besitos en el glande para luego metérselo a la boca.

 

-                    ¡Dios Sehun! – Luhan agarró las sábanas en un puño con su mano libre y apretó los cabellos del otro. Sehun siguió succionando mientras lentamente colaba sus manos por el cuerpo del otro, soltando jadeos el también sin sacarse aquella carne de la boca. – Ahm… Sehun… Ahh… - Escuchar su nombre salir de aquellos labios de esa forma tan tentadora era lo mejor del mundo. Sacó el miembro de su boca y lamió hasta la base, dedicándole una mirada lasciva al mayor. Luego besó la base como si fuesen los labios ajenos, mordiendo y chupando.

-                    Te haré tocar el cielo – Susurró subiendo con su lengua por el esbelto cuerpo, hasta llegar a su boca de nuevo.

 

 

Luhan abrazó a Sehun dejándose llevar por aquel caluroso beso. Las últimas prendas del menor salieron volando a algún lugar, sus pieles resbalaban quedando en un perfecto abrazo gracias a la fina capa de sudor, y los movimientos lentos y acompasados daban paso a los gemidos que morían en aquel beso, lleno de mordidas desesperadas y lamidas. El castaño tomó su miembro y lo rozó con la entrada del otro notando los espasmos inmediatos y la ruptura del beso con un gemido agudo.

 

 

-                    Hazlo… Ahm – Pidió Luhan moviéndose en busca de contacto.

-                    Te amo… Ahh… - Dijo el menor entrando de una vez en aquel cálido interior.

 

 

Luhan sonrió ante tal confesión y mordió el lóbulo del castaño susurrando un “Te amo más”. Los movimientos lentos de Sehun empezaron a ser más frenéticos a petición del mayor que gemía como si no hubiese mañana.

 

-                    Dios Sehun… ¡Aahhm! – Luhan se mordía los labios para callar sus gemidos.

 

Sehun tomó al de cabellos rosa por la cintura y se sentó con él, Luhan lo abrazó por el cuello y por las caderas con las piernas a cada costado de su cuerpo,  besándolo errático mientras subía y bajaba lentamente torturando al menor y a él mismo. Bajó de una vez volviendo a moverse más rápido sacando gemidos igual de fuertes de ambos. Sehun se entretuvo con su cuello lamiendo por donde podía, mordiendo la clavícula y besando el pecho. Luhan apretaba fuertemente el miembro en su interior dando a entender que estaba al límite. Apoyó su frente en el hombro de Sehun abrazándolo fuertemente mientras este, gimiendo en su oído, lo que excitó más al menor, que terminó corriéndose en el interior del otro con un gemido gutural. Se miraron un segundo antes de unirse de nuevo en un tierno beso, diciéndose cuanto se amaban y abrazándose ambos se quedaron dormidos.

 

 

 

 

Habían pasado días, en los que Luhan y Sehun habían consolidado su relación, iban juntos, venían juntos, hacían todo juntos. No se querían separar ni un momento, ¿Y Tao? Olvidado, de aquel que tanto daño le hizo a Luhan ni rastros quedaban. Y era mejor así, era mejor estar los dos solos tomados de la mano en algún parque, pasar las noches juntos y dormir abrazados, amarse sin medidas, y quererse más allá de los límites.

 

 

~FIN~

Notas finales:

Bueno, luego subo los demás <3 Lo siento u.u 


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