7. Al parque de diversiones se ha dicho (China x Japón)
El invitado del director ya se había marchado, por lo que la escuela volvió a su curso normal. En la enfermería se encontraban un Francés quejándose por la limpieza de su herida y un Canadiense tratando de ser lo más cuidadoso posible.
— Lo siento mucho — Dice de repente en medio del silencio que reinaba en la habitación. Sin mirarle a la cara, dejando el algodón con pequeños rastros de sangre en la bandeja. Francis gira la vista en dirección a este sin entender de que se estaba disculpando.
—... Por lo de tu herida... De verdad lo siento mucho— Junta sus manos sobre su regazo apretándolas en un pequeño puño, luego de terminada la curación.
— No tienes que disculparte por esto— Tocándose la herida en el labio junto a un moretón, tapada ahora con una pequeña cinta.— No fue tu culpa— Dice tratando de calmarlo.
Matthew aprieta nuevamente los puños — Claro que lo fue...— Francis dirige su atención a los pequeños puños del Canadiense— Si no hubiese estado ahí, Alfred no te hubiese... golpeado...— Murmura.
El Francés sube su mirada hasta su rostro, y lo mira con una mezcla de compasión y agrado, suspira a la vez que da una media sonrisa— No te culpes por ello— Le alborota el cabello— Tarde o temprano iba a pasar... y fue más temprano que tarde-Se agarra el mentón.
— ¿Tarde o temprano? —Levantando la cabeza
— Ah... ya sabes, Cuando nos viéramos más adelante o tal vez en clase cuando llegase a un punto donde lo molestara demasiado jej
— ¿Vernos?— Sin esperar respuesta baja su mirada, tratando de sonreír—...Jejeje Supongo que ahora ya no será posible...-Sonando triste.
Serio, le responde— Enserio esto no fue nada— Apuntándose para luego pararse— Y te seguiré viendo aunque protestes, aunque no te guste, lo haré.
Dándole a Matthew una mirada llena de seriedad y sinceridad.
— Nos vemos más tarde, mademoiselle. Ah y por cierto, puedes llamarme Francis.— Cerrando la puerta a sus espaldas.
Mientras Matthew trataba con mucho esfuerzo de esconder su evidente sonrojo, tras su inseparable oso que estaba a su lado.
Así pasaron los días, del lunes rápidamente llego el fin de semana. Transcurriendo lo más normal que se puede en nuestros personajes, Francis se juntaba con Matthew a pesar de la mirada asesina que le dirigía Alfred cada vez que los veían juntos, pero a pesar de ello no hacía nada. Alfred cada vez se juntaba más con Arthur porque le parecía un chico interesante. Pero sin dejar de lado a Romano, cada vez que se juntaban compartían información y alguna novedad. Romano por su parte, era constantemente asechado por Antonio quien no dejaba de presentarse por cualquier lugar que él estuviera. Hasta que llegamos a nuestros dos personajes asiáticos, los cuales se habían quedado en el parque de diversiones.
—Siii! Estamos finalmente aquí-aru— Grita un chino, desbordante de emoción.
Japón, lo mira con una gotita tras la nuca y tratando de hacer que se calme, pero resultando inútil sus esfuerzos.
— Yao-kun, por favor. Cálmate— Dice mientras una gotita baja por su nuca.
Pero el Chino no le prestaba ni la más mínima atención observando fascinado las juegos a su alrededor. De vez en cuando corría unos metros más adelante y se giraba para mirar a Kiku con los ojos resplandecientes mientras apuntaba al juego que se quería subir.
A varios juegos se subieron antes de que finalmente a Yao le aparecieran necesidades humanas.
— Kiku, voy al baño y vuelvo. Tu espérame aquí-Aru— Dice parándose de la banca en la que se habían sentado, tras bajar de la montaña rusa con el Japonés diciendo que tal grado de adrenalina era demasiado para el y que era malo para su corazón.
— Hai, solo no tardes demasiado.
— Mientras más rápido vaya, mejor— Cruzando las piernas.
Luego de unos minutos sale del baño con cara de alivio. Dispuesto a volver con su amigo, dirige su mirada hacia donde se supone que lo estaba esperando, pero para su sorpresa Kiku no estaba solo, estaba junto con dos tipos de vestimenta musculosa. Con algo de celos, decide no aparecer de inmediato y esconderse tras una muralla cercana para espiar (digo) analizar la conversación.
— Y dime nena, ¿A qué horas vas por el pan?— Dice el más alto con cara de caballo.
— Hey bro, yo le pregunte primero— Frunciéndole el ceño a su amigo. Un chico con cara de simio.
— Y eso que, estamos aquí los dos ¿no? Vamos a saber de todas formas.
Mientras ellos tienen su pequeño conflicto Kiku sonríe de forma tímida e incómoda, queriendo salir de ahí lo antes posible trata de levantarse del lugar e ir por Yao al baño. Pero antes de que pudiera siquiera pararse, los tipos resuelven su pelea.
— ¿Y entonces?— Dicen al mismo tiempo, mirándolo con cara seductora.
Y en eso cae en la cuenta de que todo ese tiempo lo han estado llamando de "ella" y el pensando que era solo para molestarlo, pero al parecer, realmente creían que era una chica. Por lo que decide aclarar la situación antes de que empeore.
-...Etto...Gumen, pero resulta que soy un chico-Apenado por el mal entendido.
Ambos chicos se miran por unos segundos incrédulos, solo para terminar en una ruidosa y molesta risa.
— Ya enserio. ¿Por qué no mejor dejas las bromas y vienes con nosotros por las buenas?— Amenazante el cara de caballo.
— Si preciosura, te prometemos que la pasaras bien— Se lame los labios el cara de simio cada vez más cerca de Kiku.
Tal acción despierta el miedo que trataba de mantener bajo control, desde que los vio a acercándose a lo lejos.
"¿Qué hago? ¿Qué hago? Policía, no hay ninguno dentro del parque. Ir a un lugar con más personas (todas las de aquel lugar no se tomaban la molestia de girar la vista hacia los tres que estaban "conversando") no me dejarían ni parar cuando ya me tendrían...
Formando las manos en puños grita en su cabeza el nombre de la única persona en la que puede pensar en aquella situación ¡Yao-san!
— OE, te estoy hablando— Dice agarrándole la muñeca.
— ¡No lo toques!-Grita alguien que aparece de la nada propinado una gran patada karateka a la cabeza del tipo, haciendo que soltara la mano de Kiku y en una rápida vuelta golpea al segundo en sus partes nobles antes de que pudiera siquiera saber que fue lo que lo golpeo. Con los matones quejándose de dolor agarra rápidamente la mano de un sorprendido Japonés y salen corriendo del parque para esconderse tras un auto. No se movieron de sus escondite hasta el momento en que los matones salen también del parque con furiosas caras y con la evidente intención de pelea pero al no verlos por el área deciden buscarlos, separándose y cada uno tomando caminos diferentes.
Al no verlos más por las calles, Yao suelta un suspiro de alivio, para luego girarse hacia Kiku, pero al verlo tan callado y con la mirada posada en su muñeca se da cuenta de que aún lo tenía agarrado, por lo que lo suelta avergonzado.
— Perdón, me olvide por la adrenalina jeje-Aru
—...
Preocupado lo mira—... ¿Estás bien?— Al ver no que cambiaba su mirada— ¿Te hicieron algo?
Kiku niega con la cabeza, pero sigue sin hablar. Yao solo lo mira con preocupación.
— yo...amm...Perdo— Se calla cuando siente el repentino abrazo del Japonés.
—...Tenía miedo...Arigatou. Honto Arigatou Yao-san...Solo desee que aparecieras-Dice escondiendo su cabeza en el pecho del otro y agarrándolo firme de la camisa, como si tuviera miedo de que desapareciera de repente. Yao solo es capaz de devolverle el abrazo junto con una sonrisa enternecida por tal acción. Desde que había conocido al japonés nunca antes lo había abrazado, ni mostrado sus sentimientos delante de las personas. Quizás aquellos tipos le habían dado un pequeño empujoncito al Japonés para finalmente poder expresarse con más libertad, necesitar a las personas y decirles lo que siente.
— Tranquilo, estoy contigo-aru
Yao acaricio la cabeza de su amigo hasta que se calmo. Mientras que por la cabeza del Japonés pasaba toda la escena una y otra vez, acordándose repentinamente de un manga que había leído hacia no mucho. Sí "Love stage" era su nombre, por un momento se sintió igual que Izumi siendo atacado en la construcción. Lo que le saca una sonrisa.
Cuando estuvieron seguros de que los tipos no iban a aparecer por un buen rato por el lugar, deciden que es mejor irse mientras pueden y durante todo el camino a la escuela Kiku se estuvo disculpando por la embarazosa situación en que había puesto a su amigo y en la que había pasado. Una vez dentro del edificio ambos se dirigen a sus respectivas habitaciones pero antes de separarse Kiku vuelve a disculparse. Yao restándole importancia, lo invita a salir otro día a lo que el Japonés acepta encantado.
— Volví— Dice un Japonés entrando a la habitación.
— Ve~ Bienvenido Kiku
— Bienvenido Honda— Dice el gemelo del Italiano.
— Bienvenido— Dice el Alemán.
Kiku mira al grupo jugando cartas, despreocupados de sus vidas de estudiantes. Bueno después de todo estaban en un fin de semana y no tenían exámenes que presentar pronto.
— Ve~ Nee Kiku ven y juega con nosotros ¿oh?
— ¿Paso algo bueno en el parque?— Pregunta adelantándose el alemán al notar ese cambio también en el recién llegado
Romano mira a los compañeros del Asiático extrañado— ¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Por qué le preguntan eso? ¡Maldicione! Respondan.
Hasta aquel momento el asiático no se había dado cuenta de que estaba sonriendo, en su mente solo había un Chino defendiéndolo, corriendo con él y confortándolo.
Caso similar pasaba con un chino, en otra habitación de la escuela que se dirigía a su cama más contento de lo usual.