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La misión por Shiro0

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Notas del capitulo:

Hola, gracias por esperar con tanta paciencia.

Ya di la prueba de selección ahora estoy esperando los resultados de las universidades xc es todo un atado.

En fin, volviendo al fanfic. Gracias por leer y por sus comentarios :)

Espero que les guste el cap.

Cap. 23 “¿Este es el adiós?”

 

A lo lejos se vislumbra a Romano quien se dirigía hacia el patio con una expresión seria. Alfred no lo piensa mucho y lo sigue para juntarse con este en el mismo lugar que era frecuentemente usado por ellos; entre los árboles.

Mientras que absorto en sus pensamientos Romano aún se repetía la escena recién vivida con Antonio.

 

Flash back

Romano caminaba por el pasillo que dirigía hacia los salones, buscando de manera disimulado una cabellera castaña, una que bien podía reconocer a la distancia. Sin embargo habían pasado varios minutos y ni señal de cierto Español. Cuando Romano se estaba dando por vencido da una brusca vuelta con la idea de volver a juntarse con Alfred e inspeccionar mejor el lugar. Cuando choca de lleno contra otra persona.

— ¡Auch!

— Lo siento— Se disculpa el chico tomándolo del hombro bueno con delicadeza— ¿estás bien? ¿Te hice daño?

Reconoce la voz en cuanto pronuncio las primeras silabas — Antonio— Dice con sorpresa. Se sonroja al ver la forma en que lo mira el otro y con un manotazo se aleja— Estoy bien maldicione, alguien como tú no puede lastimarme así de fácil.

El español se ríe ante el comentario y Romano se sonroja aún más. —No le veo la gracia. —Murmura para sí.

— Lo siento. — Dice secándose una pequeña lágrima. — Es solo que me hace gracia que digas eso y verte. — Romano enarca una ceja de forma ruda.

— No lo tomes a mal, quiero decir que, debes ser alguien fuerte claro pero te ves tan frágil.

— ¡¿Frágil?! No estoy ni cerca de ser frágil.

— Ya me lo imaginaba. —Responde con gracia— Dime chico ¿cómo te hiciste lo del brazo? —Apuntando el inmovilizador de brazos que llevaba.

—… ¿Chico?... Oye Antonio por qué me dices chico— Habla realmente preocupado. — ¿Acaso es otra de tus bromas? Vamos, no es graciosa.

Antonio lo mira sin entender. —Lo siento, soy algo olvidadizo… ¿Nos conocíamos de algún lado?

Entonces siente el mundo detenerse. Intenta sonreír con naturalidad pero sólo le sale una mueca forzada.

— ¡Vamos, soy yo! Soy…— Se detiene con dificultad al intuir la situación. Se calma con lentitud. —…Perdona me confundí de persona.

Se va con la misma rapidez con la que había llegado. Dejando atrás un confundido Español.

Fin flash back

 

Mientras se internaba entre los arboles pensaba en lo que había pasado con Alfred en la biblioteca, la actitud que tuvieron Yao y Kiku cuando les hablaron y por último que Antonio no lo recordase. ¿Cómo es que había ocurrido todo eso? Incluso Iván no podría hacer aquello… ¿o sí?

Todo era demasiado repentino, demasiado subreal pero… estaba pasando. Pega un pequeño brinco al escuchar una repentina voz a su lado.

— Cómo te fue

 Dice Alfred apareciendo repentinamente para apoyarse en uno de los arboles. A lo que Romano niega con un quedo movimiento de cabeza. Ambos guardan silencio pensando en sus propios asuntos.

El clima reinante en medio de los arboles era idóneo para la situación, el cálido ambiente y la refrescante brisa que corría de vez en cuando les propiciaba un plus a la calma que debían mantener para no empezar a especular demás. Sin embargo, el sonido del metal siendo rozado, los devuelve a la realidad.

Click

Alfred que estaba apoyado en el tronco se separa de este con lentitud aprovechando de intentar ver a la persona por el rabillo del ojo, sin embargo, como si el destino lo hubiese planeado, aquel extraño estaba ubicado entre las sombras y la luz, haciendo que la visibilidad del rostro fuese demasiado escasa.

Romano que estaba dándole la espalda al extraño, no le queda más opción que levantar las manos. Si tan solo estuviese llevando un arma posiblemente podrían eliminar al enemigo en cuestión de segundos, desafortunadamente ninguno de los dos portaba algo de utilidad a la distancia.

Tan solo unos momentos pensando y ya hay problemas. Pero qué gran forma de arreglar las cosas, pensaba Romano para sus adentros.

— Qué les he dicho de distraerse de su alrededor — Dice una voz profunda a sus espaldas.

Ambos se sorprenden a más no poder. Se giran para encontrarse con “ÉL” cara a cara.

— Entonces muchachos— Hace girar la pistola en el dedo que tenia puesto en el gatillo, luego de ponerle el seguro. — ¿Qué les he dicho de distraerse de su alrededor? — En el último giro guarda de un rápido movimiento el arma en la pistolera escondida en su espalda, cubierta por la chaqueta.

— Que…— Empieza Romano

— nos podría traer la muerte— Termina Alfred aún sin poder creérselo del todo.

— Así es. Y si no hubiese sido yo el que los haya apuntado, en estos momentos estarían muertos sin que se hubiesen dado cuenta en qué momento los mataron.

— S-Sí — Se inclinan pidiendo disculpas. — Sentimos nuestra distracción.

— Espero que no se vuelva a repetir— Les dice con mirada severa. Los chicos asienten en silencio.

Pasados los momentos de tensión. Romano es quien vuelve a llenar el silencio que se había instalado.

— Disculpe la hostilidad pero, ¿qué está haciendo aquí?

“ÉL” lo mira con intensidad durante unos segundos para luego hablar.

— Qué es lo que crees que estoy haciendo

Romano hace pequeños movimientos con la cabeza, tan sutiles que no se distinguen de un tic.

— ¿No les parece extraño que ayer las cosas estuvieran desmoronándose y hoy todo este como nuevas?

Entonces, lo comprenden. No había sido Iván, sino que había sido “Él” quien había hecho todo aquello, había arreglado su desastre.

— Fue usted

— Así es. Ahora nadie recuerda lo que paso el día de ayer y no hay evidencia para crear confusión alguna.

—Pero…  por qué no nos recuerdan? — Pregunta Alfred un poco alterado. “ÉL” lo mira haciendo que este desvié la mirada avergonzado y arrepentido de su impulso.

— Es lo mejor para ambas parte, tanto para ustedes como para ellos que no los recuerden.

— ¿Qué fue lo que les hizo con exactitud? — Es el turno de Romano de preguntar.

Segundos de intenso silencio.

— La forma en que fue reparada la biblioteca es banal por lo tanto lo omitiré. Ahora la forma en que toda la escuela los olvidara costo algo de trabajo pero no fue imposible. Esperando a que la mayoría se fuese a dormir o que se encontrasen mentalmente cansados como en el caso de sus compañeros, se les propago un gas creado químicamente con sustancias que actúan en la zona temporal de la corteza cerebral que es donde se almacenan los recuerdos. Este Gas actúa como aislante, hicimos que fuese un poco más potente de lo habitual puesto que estuvieron más tiempo del estipulado, no obstante, el resultado fue ampliamente gratificante.

— ¿Eso quiere decir que nuestra misión se termino?

— Desafortunadamente sí. — Se voltea hacia ellos. — Es evidente que la comunicación que se suponía continua entre nosotros fue interrumpida, de alguna forma alguien descubrió las formas en que operábamos. Por tanto, fuimos bruscamente desligados por un periodo de tiempo. Pese a ello, me es grato saber que siguieron como se debía y encontraron material que nos servirá.

— Se refiere a la llave ¿verdad?

Asiente y continúa

— Por nuestra parte, también seguimos investigando y descubrimos varias cosas. La primera, el director a cargo de este establecimiento… el verdadero, está muerto.

— ¿¡Cómo!? Pero si veíamos como se paseaba de vez en cuando por los pasillos.

— Ese era un doble. Todo estaba planeado, los fajos de billetes corresponden a este personaje, lo utilizaba tanto para él como para hacer inversiones en armas. No se sabe quien mato al real. Es todo lo que pueden saber por ahora.

— Pero y que hay del artefacto que le enviamos

Cierra los ojos como reflexionando.

— Los datos fueron no concluyentes.

Y la conversación queda ahí durante varios minutos.

— Un auto los estará esperando a las afueras de la escuela al anochecer. Por ahora no se dejen ver por el alumnado, ¿entendido?

— Sí, señor. —Responden ambos.

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Faltaban 5 minutos para las diez de la noche y por tanto el toque de queda, momento en que el deberían partir.

Como les enseñaron en la academia y les repitieron hasta el cansancio “sin sentimientos” Todo debía hacerse sin sentimientos, eliminando las emociones de sus seres, siguen las instrucciones. Permanecieron durante toda la tarde escondidos en las sombras vigilando los movimientos de los alumnos y en especial de un grupo.

Ahora, el momento de decir adiós a todo lo que vivieron allí, a los que conocieron y conocían, era momento de partir hacia la oscuridad de nuevo. Era lo que les esperaba, su destino.

Ambos salen hacia las afueras del colegio, donde escondido los esperaba un auto a pocas cuadras de distancia. Sin proponérselos, ambos dejándose llevar a la vez giran un poco las cabezas para mirar por última vez el lugar que les mostro le que era el cariño y la ligereza de los asuntos que se trataban entre personas. Cerrando los ojos, vuelven a mantener un corazón de piedra y parten rumbo a su antigua vida.

 

En el auto

Por dentro era más espacioso de lo que se vía por fuera, los asientos de cuero. Entre los asientos del chofer y los de pasajeros se interponía un cristal. El chofer que en esos momentos baja un poco el cristal les habla.

— Discúlpenme señores, pero el jefe me ha pedido que les entregue esto antes de partir.

— Qué son. — Dice Romano recibiéndolos. El conductor niega. — Lo siento, lo único que se me ha dicho es que se les dé la carpeta. —Termina subiendo nuevamente el cristal.

Sin perder tiempo abren el sobre que les fue dado y dentro habían distintos documentos. Uno de los últimos movimientos de la corporación de Ryunk, otros los extraños incidentes que sufrieron personas que se terminaron por descubrir que pertenecían a la corporación enemiga junto a otro documento que mostraba la muerte de un hombre adjunta la fotografía “El director” dijeron los dos al mismo tiempo.

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Mientras, por otro lado del edificio estudiantil. Iván hace una llamada, mirando hacia la salida por la que se escabulleron Alfred y Romano.

— ¿Los recuperaste?

— Lo siento señor, pero no pude.

—MALDITO IMBÉCIL! SABES LO IMPORTANTE QUE SON ESOS OBJETOS PARA NOSOTROS

Frunciendo el ceño

— Lo sé señor

— Entonces, recupéralos! No importa cómo.

— Sí señor.

— No me decepciones Iván, nunca antes me has decepcionado espero que ahora no ocurra.

Vuelve la vista hacia el interior del edificio.

— No lo haré. — Dice mientras el pitito del teléfono sonaba dando a entender que la llamada había acabado.

Notas finales:

Gracias!!!!

Nos leemos :)


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