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~Aprendiendo a amar~. por PinkRabbit

[Reviews - 26]   LISTA DE CAPITULOS
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Notas del capitulo:

¡Hola bonitos! No me maten, sé que tardé con este capítulo pero es que no encontraba la inspiración, de hecho, no planeaba subirlo hoy pero por ustedes hice un esfuerzo y lo he terminado. <3 

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Este capítulo está dedicado para: Tomka, Vale97, Angel y Juli. Muchas gracias por dejar sus reviews, son muy cool's <3.

 

 

JinKi se encontraba plácidamente dormido hasta que sintió el molesto sonido de su despertador que le indicaba el comienzo de un nuevo día, de malas ganas lo apagó y se incorporó sobre su cama, miró su reloj y éste le avisaba que eran las ocho de la madrugada. Sin duda se vendría una larga jornada de trabajo por delante, así que de forma perezosa se levantó y se dirigió al baño para darse una ducha.

 Por otro lado dando vueltas en la cama estaba KiBum, quién se encontraba muy cansado debido a las largas jornadas de trabajo que estaba llevando durante toda la semana pero al recordar que era viernes se animó un poco y se decidió a levantarse. Al mirar su despertador que reposaba sobre su velador se sobresaltó, eran las ocho y quince de la madrugada y él aún no se levantaba y lo que era peor, olvidó entregar la camisa que JinKi le había mandado a recoger de la tintorería la tarde anterior. Rápidamente y sin importarle que aún estaba en pijama salió en busca de la dichosa camisa y se encaminó a la habitación de su jefe, tocó la puerta y sin esperar respuesta alguna se adentró y quedó petrificado por lo que presenció: JinKi sólo llevaba una toalla atada a la cintura, dejando a la vista su maravilloso y dorado torso que estaba cubierto por pequeñas gotitas de agua debido a la reciente ducha que había tomado.

— ¿KiBum? —Le llamó el de cabellos acaramelados, mirando con diversión la expresión del menor—.

KiBum no reaccionaba, su mente quedó nula de razonamiento y su mirada quedó clavada en el cuerpo del mayor, jamás había visto a alguien tan destapado por lo que tardó en regresar a la realidad.

—J-JinKi, yo, yo lo lamento mucho... —Se disculpó el castaño luego de varios segundos, sintiendo como sus mejillas ardían por la vergüenza—.

— ¿Te has quedado dormido? —Le preguntó al notarlo desarreglado, ignorando sus disculpas y acercándose hasta quedar enfrente del menor—.  

— ¿Eh? B-bueno, sí, de verdad lo siento mucho JinKi. —Se volvió a disculpar KiBum, extendiéndole la camisa a su jefe sin atreverse a mirarle—. Aquí está tu camisa, olvidé dejarla en tu armario ayer.

—Te quedas dormido, irrumpes en mi habitación y olvidas dejar mi camisa donde corresponde, ¿qué haré contigo KiBum? —Dijo JinKi, ocultando su pequeña sonrisa y fingiendo molestia sólo para asustar un poco al menor, ya que, le encantaba ver sus reacciones—.

—JinKi, lo lamento, no volverá a pasar. —Prometió el castaño, haciendo un puchero inconsciente—.

Al ver ese pequeño puchero JinKi sintió una mezcla de ternura y culpa, ternura por la bonita expresión que le dejaba ver el castaño y culpa por haberle asustado de esa manera por lo que rápidamente se retractó de su broma.

—Sólo bromeo KiBum, ahora ve a alistarte porque en poco más de una hora tenemos una reunión, ¿está bien? —Dijo JinKi, dedicándole una sutil sonrisa y tomando la camisa que éste le ofrecía—.

—Está bien JinKi, me vestiré y prepararé el desayuno, ¿deseas algo especial? —Preguntó el menor manteniendo su mirada lejos del cuerpo de su jefe—.

—Tostadas con mantequilla y miel, panqueques y un té, gracias.

—Tostadas con mantequilla y miel, té y panqueques, bien, lo tengo. —Repitió el castaño para no olvidarse del desayuno que deseaba el mayor, saliendo de la habitación a paso acelerado—.

— ¡Bonito pijama KiBum! —Gritó JinKi apenas KiBum abandonó su habitación, sabía que lo había escuchado—.

—Dios, lo olvidé por completo… —Se regañó en voz baja el castaño al oír lo último dicho por su jefe, sintiéndose un completo idiota y corrió a cambiarse de ropa—.

Desde la llegada de KiBum hasta hoy ha transcurrido casi un mes y aunque parezca mucho tiempo para el castaño es como si recién hubiera pasado una semana, el tiempo que ha pasado al lado de su jefe ha sido muy agradable y aunque aún no lo admitiera en su totalidad, le admiraba, le admiraba por su organización, paciencia y profesionalismo al momento de trabajar pero por sobre todo le admiraba por lo sencillo que era fuera del ambiente laboral.

Eran las nueve en punto y JinKi junto a KiBum se encontraban desayunando en la cocina, el primero leía el diario y el segundo sólo desayunaba en silencio, la verdad es que se encontraba muy nervioso por su primera reunión de trabajo, dónde no podía cometer errores y debía actuar como el mejor de los asistentes, lo último que deseaba era dejar mal a JinKi, así que estaba decidido en dar su mejor esfuerzo ese día.

— ¿Todo bien KiBum? —Preguntó JinKi, dejando el periódico a un lado para poder observar al menor—.

— ¿Ah? Oh sí, estoy muy bien, no te preocupes. —Mintió el castaño con una pequeña sonrisa, tomando un sorbo de su café—.

— ¿Ah sí? Pues apenas has tocado tus tostadas y tú siempre comes tus tostadas.

—Hoy no tengo ganas de tostadas.

—Eres pésimo mintiendo KiBum, ¿qué ocurre?

—Nada, es sólo que… —KiBum soltó un largo suspiro, mordiéndose el labio inferior sin saber si contarle o no—.

— ¿Es sólo qué…? —Le animó a continuar el mayor—.

—Es sólo que me siento nervioso por la reunión, es la primera vez que hago algo tan formal…

—Te comprendo KiBum pero no estés nervioso, lo harás bien, ya verás.

— ¿De verdad lo crees? —Cuestionó el castaño con una pizca de emoción en su hablar, mirando directamente al mayor para comprobar que decía la verdad—.

—Por supuesto que lo creo así, no te preocupes por eso KiBum, todo saldrá bien. —Le tranquilizó, dedicándole una sonrisa sincera—.

—Muchas gracias JinKi, lo haré bien, lo prometo.

Y con esa promesa todos los miedos de KiBum fueron apaciguados por las simples palabras de JinKi, y tal y como había dicho el mayor de ambos, el castaño se comió sus tostadas en un santiamén, eran sus favoritas a la hora del desayuno y esa mañana no sería la excepción.

La tan esperada reunión había llegado, JinKi vestía sumamente elegante en un traje que parecía bastante lujoso, camisa blanca con pequeños detalles en el cuello, pantalones negros, corbata y zapatos del mismo color y todo el conjunto lograba resaltar muy bien su buen formado cuerpo. KiBum por su parte iba vestido igual de formal que su jefe pero en su atuendo destacaban algunos accesorios y un estilo único del castaño, los cuales les daban un aire fresco y juvenil.

La reunión se realizaría en un restaurante, principalmente se iban a negociar algunas conveniencias para la empresa de JinKi. Jefe y asistente llegaron puntualmente a la cita y se acomodaron en la mesa que estaba reservada en aquél lugar, el primero consultaba su reloj de muñeca, frunciendo el ceño por los minutos de retraso y el segundo jugaba con una de las servilletas que descansaba sobre la mesa. Un carraspeo de garganta hizo que ambos alzaran su mirada y se pusieran de pie de forma automática, encontrándose con un hombre mayor acompañado de uno mucho más joven, todo indicaba que éste último era su asistente personal.

—Buenos días señor Lee, lamento mi tardanza. —Se disculpó el hombre de avanzada edad, tendiéndole la mano al nombrado—.

—No se preocupe señor Yang. —Dijo JinKi correspondiendo al saludo de manos—.

—Él es mi asistente Choi MinHo. —Les presentó el señor Yang mientras se hacía a un lado para dejar que se saludaran—.

—Buenos días señor Lee. —Saludó el muchacho de grandes ojos tendiendo su mano—.

—Buenos días señor Choi. —Contestó JinKi correspondiendo el saludo del chico—.  

—Yo soy Kim KiBum. —Dijo una vocecilla bastante dulce, tendiéndole la mano al señor de avanzada edad—.

El saludo tan inesperado de KiBum logró sacar una sonrisa en el señor Yang quien parecía divertido con la actitud del asistente de JinKi y no tardó en corresponder a su saludo. JinKi por su parte simplemente mantuvo su semblante serio aunque por dentro sólo quería reír por lo adorable e impaciente que había sido KiBum al salirse del protocolo y no esperar por su presentación, sin duda alguna y sin siquiera sospecharlo, el castaño había logrado romper muy bien el hielo en la situación. Luego de que los asistentes se estrecharan la mano, todos se sentaron a la mesa y comenzaron hablando de cosas triviales hasta llegar al motivo de la reunión que era negociar.

Los mayores en la mesa mantenían una conversación bastante extensa y parecían muy concentrados en ello mientras que los asistentes sólo se encargaban de asentir y hacer pequeños recordatorios a sus respectivos jefes. 

MinHo permaneció bastante empeñado en llamar la atención de KiBum por medio de miradas, gestos y sonrisas durante toda la reunión, la verdad es que le pareció un chico muy hermoso y aunque estuviera en medio de sus horas de trabajo una persona como él no iba a dejar escapar oportunidad así, pero al parecer KiBum no cedería, ya que  apenas le miraba, todo el tiempo estuvo observando a su jefe y apuntando algunas cosas en su agenda, esto sin duda frustró al alto de grandes ojos y toda la situación no pasó desapercibida por JinKi quien a pesar de estar negociando con el señor Yang se mantenía atento a lo que ocurría entre los asistentes.

Al finalizar la reunión todos se pusieron de pie para despedirse y cuando llegó el turno del estrechamiento de manos entre MinHo y JinKi, éste último le dirigió una mirada bastante fría y un apretón exagerado, logrando que el alto frunciera levemente el ceño y se sobara la mano disimuladamente al terminar la despedida que distaba de ser amable y luego abandonó el lugar junto a su jefe el señor Yang.

KiBum, que había presenciado todo lo ocurrido estaba bastante asombrado con la actitud de su jefe, nunca le había visto tan serio y mucho menos mirar de manera tan poco amistosa a una persona, ¿qué le ocurría a JinKi? Aunque no quisiera reconocerlo, el verle así le daba un toque sensual y atractivo pero deshizo sus pensamientos al sentir como JinKi lo jalaba delicadamente de una de sus muñecas.

—Vamos KiBum, quiero llegar a casa.

—E-Está bien…

— ¿Pasa algo?

—No, no es nada.

—Entonces apresurémonos.

 

En el camino de regreso a casa ninguno de los dos emitió palabra, todo permaneció en un silencio que no era incómodo pero tampoco habitual, JinKi se dedicó a conducir y KiBum estaba a punto de caer rendido en el sueño pero antes de que pudiera cerrar los ojos recordó la actitud que había tenido su jefe en el restaurante con aquél muchacho por lo que tomó valor y rompió con el silencio que reinaba al interior del vehículo.

—JinKi… ¿puedo preguntarte algo?

—Claro que puedes KiBum.

— Bueno, me preguntaba, ¿qué fue eso que pasó en el restaurante?

— ¿A qué te refieres? Hicimos un buen negocio con el señor Yang si es lo que te interesa saber. —Dijo el de cabellos acaramelados con una pequeña sonrisa—.

—Me alegra saberlo pero yo me refería a lo que pasó con el asistente Choi.

— ¿El asistente del señor Yang? ¿Qué tiene? —Preguntó JinKi, fingiendo no comprender de qué iba la cosa—.

—Nada, es sólo que… fuiste un poco duro con él.

— ¿Fue así? Pues no sé qué responderte, tal vez simplemente te pareció así KiBum.

—Tienes razón, lo siento si fui imprudente.

—No te preocupes, mira, ya llegamos a casa. —Avisó JinKi mientras estacionaba el auto y apagaba el motor—. Puedes tomarte el resto de la tarde, sólo no olvides que hoy es viernes de charla.

—No lo olvidaré JinKi, sólo dormiré un poco y gracias. —Dijo el castaño, cubriendo sus labios al bostezar—. 

Ambos bajaron del auto y apenas entraron en la casa se fueron directamente a sus habitaciones, uno simplemente se acostó en la cama lo más rápido para poder descansar y el otro se tendió sobre el colchón mirando el techo, dejando fluir sus ideas y pensamientos.

¿Qué pasa conmigo? Se preguntaba JinKi sin apartar su mirada del techo como si fuera lo más interesante del mundo, ¿por qué había tratado tan mal al asistente de Yang? ¿Por qué le molestó la manera en que miraba a KiBum? ¿Por qué se sintió tan feliz al darse cuenta de que KiBum ni siquiera notó esas miradas y sonrisas coquetas por parte de Choi? Demasiadas preguntas y escazas respuestas, en la mente de JinKi no había espacio para nada más que no fuera KiBum pero no sabía cómo definir su situación, no podía decir qué era exactamente lo que pasaba con su asistente, ¿le habría tomado mucho cariño? Con esa posible respuesta el de cabellos acaramelados se durmió, sabía que debía averiguar más sobre eso en el futuro.

 

 

 

 

 

Notas finales:

¿Les gustó? Yo espero que sí, no olviden dejar su review, se agradece a los anónimos que también se animan a comentar.

Y no lo olviden:

 

OnKey es amor. <3


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