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~Aprendiendo a amar~. por PinkRabbit

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Notas del capitulo:

¡Hola bonitos y bonitas!

También quisiera agradecer a los bonitos que dejaron sus review, me hicieron muy feliz con sus palabras <3. 

 

El sol comenzaba a salir en una nueva mañana en la ciudad de Seúl, los primeros rayos se filtraban por la ventana de la habitación de KiBum y éste se removía perezosamente sobre su cama, comenzando a despertarse de forma paulatina.  Se incorporó bostezando, talló sus ojos para poder aclarar su visión y se sobresaltó al darse cuenta en dónde se encontraba.

— ¿Cómo llegué aquí? –Susurró el castaño, intentando recordar algo—. ¿JinKi? No, imposible, él no sería capaz de… —Detuvo todas sus deducciones al darse cuenta que sólo su jefe pudo haberle llevado hasta allí—.

KiBum salió de la cama de un brinco, tenía que disculparse con su jefe por su comportamiento la noche anterior, se estaba muriendo de la vergüenza. Rápidamente tomó una ducha, cepilló sus dientes y fue a su armario donde escogió una vestimenta bonita para comenzar su primer día de trabajo, se decidió por unos pantalones negros ajustados a su cuerpo, zapatillas converse del mismo color, camisa blanca, un sweater largo y muy bien tejido y algunos accesorios como sus inseparables piercings. 

Al bajar a la cocina se encontró con su jefe, quién tomaba una taza de café y revisaba algunos papeles que se encontraban sobre la encimera, se acercó de forma lenta hasta que el mayor alzó su mirada y sonrió de forma leve, rozando lo imperceptible.

—Buenos días KiBum, ¿dormiste bien? —Dijo el de cabellos acaramelados, dando énfasis a la pregunta—.

Y el castaño no sabía cómo responder a eso, estaba abrumado tanto por la pregunta como por el aspecto de JinKi, ‘’ ¿En qué momento se había convertido en alguien tan atractivo?’’ Eso se preguntaba KiBum ahora, aunque desde que lo vio le pareció alguien muy guapo ahora se sentía confuso con la presencia del otro al verle así, vestido de manera formal.

— ¿KiBum? —Volvió a hablar JinKi—.

— ¿Eh? Yo, yo realmente lo siento por lo de ayer, no sé cómo me dormí pero…

—Ven aquí. —Habló de forma repentinamente seria el mayor, cortando toda palabra del otro—.

KiBum agachó su cabeza levemente y se sentó enfrente de su jefe, esperando el regaño que se avecinaba.

— ¿Tienes idea de todo el esfuerzo que me llevó cargarte hasta tu habitación? A mí no me sirven tus disculpas, deberás hacer algo por mí. —Dijo JinKi, apunto de reír al ver que KiBum no era capaz ni de mirarle a los ojos—.

—De verdad lo siento mucho, no quise dormirme pero…

— ¿No vas a preguntar qué es lo que debes hacer por mí? —Interrumpió por segunda vez el mayor—.

—L-lo siento, ¿qué es lo que debo hacer? —Dijo el castaño, sin dejar de observar sus manos debido a la vergüenza que sentía—.

—Deberás cocinar para mí el mejor almuerzo que hayas hecho en tu vida, ¿entendido? —Dijo JinKi sonriendo por la actitud de su asistente—.

KiBum al escuchar aquello levanto su mirada rápidamente, estaba muy sorprendido por lo que decía su jefe pero al ver su sonrisa comprendió que todo se trataba de una broma.

—Está bien, yo pensé que me ibas a regañar…

— ¿Tan malo crees que soy? —Preguntó JinKi con evidente diversión—. Sólo bromeaba KiBum, me disculpo si te asusté y sobre lo de ayer, no te preocupes aunque deberías comer más, eres muy ligero de cargar.

JinKi se encontraba realmente divertido con la situación, no pudo resistirse en jugarle una broma a su asistente, simplemente fue algo que no tenía planeado hacer pero que surgió en el momento y lo volvería a hacer con tal de ver la reacción tan graciosa de KiBum.

—Lo haré. —Respondió KiBum a la sugerencia de comer más a su jefe con un leve sonrojo en sus mejillas—. ¿Qué le gustaría desayunar?

—Unas tostadas con miel, huevos revueltos y jugo de manzana por favor. —Pidió amablemente JinKi, mirando de reojo su taza de café a medio beber—. Y otra taza de café, éste ya se enfrió.

—Perfecto, lo prepararé en unos minutos. —Dijo el castaño, apoyando una de sus manos en la encimera para ponerse de pie—.

—Espera. —Dijo JinKi, logrando que su asistente se volteara y lo mirara a los ojos—. Tienes pasta dental ahí. —Le señaló una de sus comisuras a KiBum—. 

— ¿Eh?

KiBum tardó algunos segundos en comprender a qué se refería su jefe y cuando lo entendió giró su cabeza rápidamente para poder limpiarse el rostro, sintiéndose un completo idiota. JinKi por su parte simplemente sonrió para sus adentros y fingió volver su atención hacia sus papeles, para dejar que de esa manera KiBum preparara el desayuno con tranquilidad y así fue, luego de veinte minutos ambos estaban desayunando en un silencio cómodo.

—KiBum, aquí hay unos papeles que debes firmar, es un contrato para hacer oficial el hecho de que trabajes conmigo y puedas recibir tu salario sin impuntualidades.   —Dijo JinKi a la vez que le alcanzaba una carpeta con unos papeles al castaño, quien bebía su café—. Además, encontrarás algunas reglas que debes seguir de aquí en adelante, tómalo como un manual de convivencia.

—Oh, ya veo. –Respondió KiBum, limpiándose sus comisuras con la servilleta y apartando un poco su café para poder leer el documento que le enseñaba su jefe-.

 

|Reglas de convivencia en el hogar|

1º No se admiten invitados de improvisto, éstos deben ser avisados con anticipación.

2º Durante los días libres y/o vacaciones se está permitido regresar a casa hasta las 2:00 am.

3º Si después de finalizar con su jornada de trabajo el asistente decide salir, éste debe regresar a casa antes de las 00:00 pm.

4º Las mascotas están prohibidas, a menos que se llegue a un acuerdo mutuo.

5º Todos los viernes en la tarde se hará una reunión para tratar sobre los acontecimientos semanales tanto laborales como domésticos. Estas reuniones se denominarán ‘’Charlas’’.

|Reglas de convivencia en el trabajo|

1º Se debe cumplir correctamente con las horas de trabajo, ni un minuto más ni un minuto menos.

2º Se está permitido vestir de manera informal durante las jornadas de trabajo.

3º Cualquier sugerencia o crítica constructiva en relación al trabajo serán bienvenidas.

4º El asistente deberá acompañar a su jefe en las citas de trabajo.

5º La puntualidad debe ser respetada a cabalidad.

 

*Cualquier incumplimiento a estas reglas serán sancionadas con nuevas medidas, dependiendo del caso.

*Este contrato puede sufrir alteraciones con el tiempo, pero será sólo por medio de un acuerdo mutuo.

*Las dos partes deben estar de acuerdo, tanto el jefe como el asistente deben cumplir con las reglas.

 

KiBum al acabar de leer el contrato se encontraba de acuerdo con todo lo que allí se solicitaba por lo que alzó su mirada para observar a JinKi y éste le miraba de igual forma con algo de expectación.

— ‘’Las dos partes deben estar de acuerdo, tanto el jefe como el asistente deben cumplir con las reglas… ‘’—Citó KiBum la última línea del contrato un poco sorprendido—. Eso quiere decir que, ¿tú también cumplirás con los horarios para llegar a casa?

—Naturalmente, el trabajar desde casa no implica el hecho de no tener reglas. —Dijo JinKi con simpleza, dándole un sorbo a su taza de café—. Además, es importante llegar a casa temprano para poder comenzar bien el día siguiente, ¿no es así?

—Es verdad, por mí está bien.

—Perfecto, entonces firma con tu nombre y apellido por favor. —Pidió el de cabellos acaramelados, tendiéndole un elegante bolígrafo a KiBum—.

—Gracias. —El castaño tomó el bolígrafo y firmo los papeles correspondientes—.

— ¿Listo? Ahora es mi turno. —JinKi  tomó los papeles con cuidado y los firmó al igual que lo había hecho su asistente hace un momento—.  Muy bien, ahora es oficial KiBum, eres mi asistente.

—Me alegra saberlo, daré mi mejor esfuerzo.

—Puedo notarlo, ¿has terminado de desayunar ya?

—Sí, ya casi termino mi café.

—Bien, entonces te espero en mi despacho en unos quince minutos para que puedas dejar todo en orden aquí. —Dijo JinKi levantándose de su asiento y haciendo una pequeña venia—. Gracias por la comida. —Tomó la carpeta que descansaba sobre la mesa y salió de la cocina—.

—No es nada… —Susurró KiBum al aire a pesar de ser consciente de que su jefe no le había escuchado—.

Y luego de algunos minutos el castaño había dejado en orden la cocina, acomodo su vestuario y antes de dirigirse al despacho de JinKi se observó en un gran espejo que adornaba la sala, quería cerciorarse de que nada arruinara su rostro para no volver a pasar una vergüenza como la vivida esa misma mañana a causa de la pasta dental y acomodándose algunos rebeldes mechones de cabello se encaminó al despacho del mayor.

— ¿JinKi? —Dijo KiBum mientras daba pequeños golpecitos a la puerta—.

—Adelante, puedes pasar. —Dijo el de cabellos acaramelados al otro lado de la puerta—.

—Permiso. —Dijo el castaño adentrándose en el amplio despacho de su jefe—.

JinKi se puso de pie cuando el menor hizo su entrada y se posicionó delante de él para enseñarle algunas cosas.

—El escritorio que está junto al mío es el tuyo, las carpetas apiladas contienen los documentos que deberás archivar en el orden que yo te lo indique. Básicamente KiBum, me ayudarás a organizar algunas cosas, contestar llamadas y agendar los compromisos que se me presenten, deberás recordármelos cuando sea necesario.

—Oh… —Dijo el castaño observando a su alrededor y analizando cuidadosamente las instrucciones que le eran entregadas—.

— ¿Eso es todo lo que dirás? —Cuestionó JinKi con gracia al ver la expresión de KiBum—. Está bien, no te preocupes, puedo imaginar que todo es muy nuevo para ti.

—L-lo siento, todo esto es nuevo para mí pero sé que puedo hacerlo.

—Así se habla KiBum, ¿comenzamos a trabajar?

—Claro, comencemos. —Dijo alegremente el castaño, caminando hasta su escritorio y sentándose en su cómodo asiento—.

—Bien, ¿ves la carpeta azul de allí? Pues te pediré que organices los documentos según la fecha en que fueron firmados por favor. —Pidió JinKi a la vez que se sentaba en su escritorio—.

—Está bien. —KiBum tomó la carpeta y puso manos a la obra, completamente concentrado—.

JinKi comenzó con su trabajo y tecleaba casi a la velocidad de la luz sobre su laptop, mirando de reojo de vez en cuando a KiBum quien fruncía el ceño o hacía pequeños pucheros cuando se equivocaba al ordenar algunos papeles provocando que se riera de forma silenciosa por su actuar, sin duda estaba colocando mucho empeño en su trabajo.

Al casi llegar la hora del almuerzo KiBum le avisó a su jefe que debía ir a la cocina para preparar la comida y el mayor asintió  pidiéndole  su platillo favorito como menú del día que consistía en pollo frito y grandes porciones de arroz. Una vez que el menor abandonó el despacho, la curiosidad de JinKi se encendió por lo que se puso de pie para observar el trabajo del castaño sorprendiéndose al ver lo mucho que había avanzado en sólo algunas horas, sin duda era una persona muy lista.  

Luego de treinta minutos KiBum regresaba al despacho avisando que la comida estaba lista y JinKi sin titubear se levantó de su asiento para caminar rápidamente por los pasillos de la casa hasta llegar a la mesa seguido por el menor quien había dejado ya todo listo. Cuando ambos estuvieron cómodamente sentados, fue  KiBum quien se encargó de servir la comida y JinKi el de servir un poco de limonada en cada vaso.

— ¡Gracias por la comida! —Dijeron al unísono y sonriendo por aquello comenzaron a comer—.

Durante el transcurso del almuerzo se conversó  muy poco sobre el trabajo de la mañana, ya que, al parecer JinKi se encontraba muy entusiasmado en su comida y esto no le permitía hablar demasiado. Al finalizar el mayor de los dos volvió a agradecer y se retiró a su despacho para continuar con su trabajo, dejando a KiBum ordenando el desorden que había quedado durante la hora de la comida.

A diferencia de la mañana, la tarde transcurrió mucho más rápido y KiBum estaba agotado de tanto ordenar papeles, cosa que pudo notar JinKi al sorprenderlo bostezando varias veces.

—KiBum. —Le llamó con seriedad, ocultando su pequeña sonrisa—.

— ¿Si? –Respondió el castaño con algo de dificultad al pestañar debido al cansancio que sentía—.

—Vete a descansar, pareces cansado.

— ¿Eh? Pero, pero ¿y la cena?

—Para eso está el microondas, ¿no? —Dijo JinKi con algo de obviedad—.

—Muchas gracias JinKi, de verdad. —Agradeció KiBum, poniéndose de pie y abandonando el despacho del otro—.

—De nada… —Susurró el de cabellos acaramelados al aire—.

 KiBum al llegar a su habitación cayó rendido sobre su cama, sin duda alguna JinKi se había comportado muy amable con él al dejarlo descansar antes de terminar con su jornada de trabajo, a pesar de que en el contrato firmado durante esa misma mañana eso estaba prohibido, su jefe fue capaz de romper con las reglas por él. 

 

Notas finales:

¿Les gustó? ¿Dejarán un review para mí? No sé si quedó muy cortito pero para recompensarles por tardar con este capítulo les tendré preparada una sorpresa que estaré subiendo en algunos días más. ¡Hasta la próxima!


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