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Shape of my heart por Eileen12

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos! Como les dije actualicé pronto :D

Mañana les traigo las actualizaciones de los otros de mis fics, para los que esten leyendo esos también esten al tanto.

Por otro lado. Wow. Gracias a todos los que me apoyaron y me comentaron. ¡Son geniales! Sus animos y apoyo me hizo querer actualizar antes. Espero les guste el nuevo capitulo. La trama comienza a avanzar. Pobre Naru u.u lo que se acerca.

¡¡Besos!!

SHAPE OF MY HEART

:.     DOS   .:

I.

La única explicación en la que Sasuke podía pensar era que la explosión de humo verde había causado que el zorro ahora pudiera hablar. Hablar en su mente. Pero hablar per se. Algo debía tener ese humo, alguna clase de ¿jutsu? Algún ¿sello? El zorro había roto el recipiente así que no pudo revisarlo por si tenía algo que lo identificara. Alguna ¿droga? Lo único seguro era que el zorro lo había absorbido y ahora hablaba. Sasuke no sabía si era algo bueno o algo malo.

“¿Ya Sasuke? Tengo haaaambre.”

Sasuke cogió con mayor fuerza la cuchara de madera. Malo. Era malo. Antes no tenía que escuchar los lamentos de un zorro llorón y hambriento.

—Te dije unos minutos.

“Eso fue hace muchos minutos, Sasuke.”

Sasuke suspiró. El molesto zorro había estado gimiendo y pidiendo comida desde que había llegado.

“Y no he comido hace días, Sasuke.”

Sasuke detuvo el movimiento de la cuchara por un segundo antes de continuar. Idiota. Era cierto. El zorro tonto no había comido por haber estado esperándolo. No se había movido, no había comido nada solo por esperar a Sasuke, a Sasuke que pensaba abandonarlo y seguir su camino. El zorro lo esperó, confió en él, quizá era un simple animal pero era la única persona que había confiado tan ciegamente en él.

—Solo un poco más—. Dijo sin poder controlar la dulzura con las que dijo esas palabras, dejando que el resto se calentara se acercó al pequeño animal. Tratando de contener el cariño, y fallando, acarició la cabeza del pequeño zorro rojo. Sonrió al sentir cómo el zorrito frotaba su cabeza contra su palma, claramente disfrutando el contacto.

¿Cómo pudo dudar?

Suspiró dejando que el pequeño animal frotara su pelaje contra su mano, era solo un cachorro, ¿cierto?

—¿Cuántos años tienes? — Preguntó viendo cómo el zorro ladeaba la cabeza, seguro confundido por alguna palabra que había dicho. Pero antes de que Sasuke pudiera explicarle la pregunta el zorrito parpadeó y habló.

“¡Ah! Pues tengo 7 meses.” Respondió, su voz mostrando orgullo. Sasuke casi se atora con su saliva.

—¡Eres un cachorro! —El zorro se sentó en el futón, su ¨debilidad¨ completamente olvidada mientras el zorro lo veía fijamente como si hubiera dicho alguna barbaridad.

“¡Claro que no! Hace tiempo que no soy un cachorro.” El zorro bufó. Sasuke frunció el ceño preguntándose si era cierto que el tiempo de vida era diferente en los caninos, ¿quizá se multiplicaba por 7? Antes de que pudiera decir más el zorro continuó, “Salí de la madriguera de madre a los 2 meses, soy todo un zorro joven e independiente.” Volvió a recalcar, su molestia al haber sido llamado cachorro evidente en su postura. Sasuke solo pudo sonreír. Actuaba como un adolescente así que definitivamente no debía guiarse por los años  -¿meses?-  que tenía el animal, su comportamiento era lo importante.

—¿Independiente? —Preguntó con burla mientras se levantaba para ver el ramen que parecía listo. El zorro miró a otro lado sin decir palabra. Sasuke sonrió triunfante.

“¿Y tú?” Escuchó la suave voz en lo profundo de su cabeza. Sin dejar de servir un plato para el zorro, Sasuke respondió.

—¿Mi edad? —El zorro no respondió pero asintió con su cabeza—. Pues hace unos días cumplí quince.

“¿Quince meses?” El zorro saltó del futón para acercarse al lugar donde Sasuke dejó el tazón con ramen. Sasuke rió ante la pregunta.

—No. Años. Quince años—. Sasuke no supo si el zorro casi se atora con la sopa porque estaba caliente o por la sorpresa. Pero definitivamente las orejas paradas y atentas junto con la mirada fija significaban que estaba sorprendido.

“¡Eres un anciano!” Sasuke volvió a reírse, sentándose al lado del zorrito.

—No. No es eso. Los humanos demoramos más en madurar y nuestro tiempo de vida es largo.

El zorro parecía confundido pero no hizo más preguntas, de algún modo era como si estuviera entendiendo cada nueva información con bastante rapidez y facilidad. Como si alguien le estuviera explicando todo. Un parpadeo del zorro rojo y este volvió al tazón de ramen. Sasuke suspiró y se puso a revisar todo lo que había conseguido en la aldea.

Necesitada idear un nuevo plan. No podía seguir huyendo y ocultándose, tendría que salir de la nación del fuego si quería liberarse de la sombra de Konoha. Antes de que pudiera seguir pensando en su próximo movimiento el grito del zorro hizo que se pusiera alerta, cogiera el kunai que tenía en su funda y girara a ver lo que pasaba. Para encontrar al zorro hundido en el tazón, su cola moviéndose desesperadamente de un lado a otro.

“¡Oh, Sasuke!” Sasuke tragó duro, el gemido del zorro sonaba pornográfico. “Hmm, esto es delicioso. Es lo mejor que he probado.” Sasuke dejó de estar en guardia y dejó de ver al tonto zorro que no era más que un animal pero por alguna razón los gemidos en su mente resonaban haciendo cosas en su cuerpo.

—Se llama ramen—. Sasuke suspiró, esto era el colmo. Concentrándose en arreglar sus cosas trató de minimizar las palabras que el zorro seguía balbuceando.

“Oh, oh. Y estas cosas largas y pegajosas y hmm. Sasuke es lo mejor.” Sasuke. Inhala, exhala. “Y qué es esto, es redondo y suavecito y ohh se derrite en mi lengua, es- es- oh- oh-“

—¡Naruto! ¡Eso es Naruto! ¡Ahora cállate o te quito el tazón!

Gracias a Dios, según Sasuke, el zorro dejó de gemir y balbucear en su mente. En. Su. Mente. Era una pesadilla. Pero en ningún momento dejó de comer. Sasuke suspiró aliviado, al fin, algo de paz. Y quizá solo duró unos segundos pero valió la pena.

“¿Cómo dijiste que se llamaba?” Sasuke iba a agotar todo el aire que tenía en sus pulmones si seguía suspirando así.

—¿Qué cosa? —El zorro parecía haber terminado, al menos.

“La cosita redondita, esa que flotaba en todo el ramen.”

—¿Naruto?

“¡Sí, eso! Me gusta como suena. Na- ru- to-. Naruto. ¡Naruto!” Al parecer el zorro volvía a tener energía y comenzó a saltar y galopar de un lado a otro de la cabina, siempre repitiendo la misma palabra. “¡Cierto! Si tú te llamas Sasuke. Y la voz es Kurama. Yo quiero ser Naruto. ¡Naruto!”

—¿La voz?

“Puedo ser Naruto, ¿verdad Sasuke? ¿Verdad? ¿Verdad? Di que sí.” El zorro comenzó a saltar de arriba abajo una y otra vez rodeando a Sasuke y moviendo la cola de un lado a otro en emoción y felicidad. Sasuke rió y alzó la mano para que el zorrito se acercara. Sin dudarlo el zorrito saltó contra el pecho de Sasuke, su cola aún moviéndose extasiada. “¿Sí? ¿Sí? Naruto. Naruto. ¡Naruto!”

—Sí, sí. Está bien. Serás Naruto—. El zorr- Naruto. Naruto dejó sus brazos para volver a correr por toda la cabina exclamando su nombre, sus orejas las únicas partes de su cuerpo que permanecían quietas por más de tres segundos. Sasuke movió la cabeza en negación pero cariño.

Dejando de ver a Naruto, volvió a lo que hacía antes. La pregunta anterior olvidada completamente por la distracción de su zorro, su Naruto.

Ahora tienes nombre. Me pregunto si luego te pondrá correa y te sacará a pasear.

“¿Por qué estas molesto?” Preguntó a la voz en su cabeza. Ya era de noche, Sasuke dormía y la voz había estado haciendo berrinche toda la tarde pese a que Naruto -¡Sí, ya tenía nombre!- había estado feliz.

Eres un zorro salvaje. No debes quedarte con un humano.

“¿Por qué no te gustan los humanos?

No es que solo no me gusten. Los detesto. Son creaturas repugnantes. Naruto vio al humano que estaba rodeándolo con su cuerpo y dudó por primera vez lo que la voz le decía.

“Sasuke no es repugnante.” La voz no volvió a decir más. Pero Naruto sabía que la discusión no había terminado. Si a la voz –Kurama, tenía que acostumbrarse a llamarlo por su nombre porque estaba resintiéndose que a Sasuke le dijera Sasuke y a él le dijera siempre la voz- no le gustaba algo, seguiría insistiendo hasta que fuera escuchada o Naruto le diera pruebas de lo contrario.

Naruto dejó a Kurama con su malhumor, era un resentido. Naruto se sentía feliz, tenía una manada y un lugar donde pasar la noche abrigado. Kurama le había explicado que algo había cambiado con él, que él mismo podía sentir la diferencia en su cha- ¿chaquila? Empezaba con cha-, que podía sentir la diferencia en su cha-algo; que el cha-algo de Naruto comenzaba a sentirse humano.

Que esa era la razón de que ahora dejara de pensar como un animal y comenzara a hablar. Además que quizá podía hacer otros trucos. Kurama seguía usando palabras relacionadas a mascotas, al parecer no le gustaba para nada que anduviera con Sasuke. Kurama era un renegón.

Solo bastó unas horas acostumbrarse a la voz de Naruto en su cabeza. Pero acostumbrarse a Naruto, nunca. El desesperante zorro se metía en problemas en las situaciones más inesperadas, todo por seguir su olfato. ¿Quién dijo que el instinto animal era de valor? Porque con Naruto el instinto animal solo lo llevaba a poner su vida en riesgo.

—No—. Dijo sin siquiera voltear a verlo. Lo presentía, sabía que el bendito zorro estaba por poner una pata fuera del rango que le ordenó no saliera.

“Pero-”

—No, Naruto. La última vez terminaste colgando de un árbol con harina en tu hocico.

“Pero estoy seguro que es por aquí.” Volvió a decir su típica frase que este último par de días había estado metiéndolos en dilemas para seguir de incognito. Sasuke aun no sabe qué lo poseyó para haberle explicado el plan al tonto zorro. Ahora Naruto quería ayudar todo el tiempo, ayudar guiándolo con su olfato. Que si fuese como la de un zorro normal confiaría plenamente. Pero no, no era el olfato de un zorro normal, era el olfato de Naruto.

—Hemos venido por ahí, Naruto.

“Oh.” Rodeó el lugar donde estaba sentado Sasuke, un mapa en el suelo. “Y por a-”

—Tampoco—. Naruto bufó con molestia.

Con las semanas que pasaron después de ese día en la cabina, semanas que la pasaron viajando tratando de salir del país del fuego sin ser reconocidos, sin que Sasuke fuera reconocido porque a nadie le importaba si un zorro salía del territorio. Ese era el plan, o al menos el primer paso: Salir del país del fuego.

El plan de recurrir a Orochimaru estaba perdido. Ya habían pasado tres semanas del fallido intento y no había conseguido otra pista de la ubicación de la maldita serpiente. El escurridizo reptil sabía ocultarse, más sabiendo que Konoha también estaba tras él. Por alguna razón Konoha pensaba que Sasuke estaba con Orochimaru y creían que siguiendo y encontrándolo encontrarían a Sasuke. Otra de las razones por las que Sasuke decidió en contra del plan de recurrir a él.

Luego pensó en buscar al resto de Akatsuki, ellos eran una amenaza siempre presente y los últimos en saber del paradero de Itachi.

Itachi. ¿Seguirá con vida?

Sasuke dejó de ver el mapa. Sus uñas hundiéndose en sus palmas. Itachi, su hermano, su única familia. Que tuvo que cometer tal crueldad solo porque un viejo idiota no supo controlar a su propia aldea.

“¿Sasuke?” La voz de Naruto lo sacó de sus horrendos recuerdos.

—Descansa, en un rato volveremos al camino.

Naruto avanzó hasta poder echarse cerca de Sasuke, su cabeza sobre uno de sus muslos. Sasuke sonrió. La pequeña cabeza roja un alivio de tener cerca, el peso sobre su pierna relajándolo. Tener a Naruto a su lado realmente era un alivio, si no fuera porque él siempre lo acompañaba no sabría si ya se hubiera vuelto loco por el odio y la venganza en su corazón. Quizá hubiera cometido alguna tontería como ir solo en contra de Konoha o sus aliados.

“Hueles ansioso Sasuke. Todo saldrá bien.” El hocico de Naruto se hundió en su vientre haciéndole ligeras cosquillas.

—Sí, todo saldrá bien—. Sasuke acarició el pelaje rojo, me aseguraré de eso.

Naruto era tan pequeño, por mucho que él dijera que ya era un zorro joven e independiente y que no le dijera cachorro, su cuerpo no podía ser más de cincuenta centímetros de altura. Hasta su cola parecía más larga que él. Toda esponjosa y con vida propia.

Sasuke sonrió.

No podía dejar que nada le pase a Naruto. Sin dejar de acariciar a su zorro Sasuke volvió a revisar el mapa que había robado de una de las aldeas por las que pasaron. Habían estado dando muchas vueltas. No pensaría en culpar al olfato de Naruto, por mucho que quería, era culpa suya por seguirlo sin revisar. Ahora estaban cerca de Suna. No podían dejarse capturar por un aliado de Konoha. No ahora.

 

 

II.

“Entonces Sasuke no puede escucharte.”

Exacto. Veo que eres más inteligente cada día que pasa. Imaginar que el mes pasado tuve que explicarte más de veinte veces la diferencia entre izquierda y derecha. Y que no, el fuego no tiene vida.

“¿Pero puedo decirle de ti?” Naruto ignoraría las burlas de Kurama, solo quería molestarlo. Kurama estaba de mal humor como siempre. La voz en su interior se quedó en silencio por un largo momento, hasta que al fin respondió.

No. No le dirás de mi. Dijo seriamente. Naruto sabía que no era normal que Kurama estuviera dentro suyo, el mismo Kurama lo había dicho, pero que la explicación se lo diría cuando se mayor. Que aún era un cachorro. Naruto no estaba de acuerdo. Pero nadie podía hacer cambiar de opinión a Kurama. Trata de que no se te escape por descuidado.

“¡No pasará!”

A-ja…

Naruto solo bufó con molestia, a Kurama le gustaba meterse con él. “Cierto, dijiste que ibas a enseñarme algo hoy.”

Hmm. Sí, es algo que quería que probaras.

“Bien. ¡Hagámoslo!” El zorro salió del nido de sabanas que había armado para pararse en el centro de la cueva de donde estaba. Sasuke había ido en busca de comida y lo había dejado cuidando la madriguera y sus cosas hasta que volviera. Naruto estaba orgulloso de tener la responsabilidad. Y Sasuke ya nunca se demoraba tanto como la primera vez que lo dejó a cargo.

Bien. ¿Recuerdas lo que te expliqué del chakra?  Naruto asintió. Kurama le había enseñado a sentirlo, reconocerlo, diferenciarlo del de Kurama, concentrarlo y poder usarlo. Usualmente Kurama le hacía practicar cuando Sasuke no estaba cerca, porque el muy desconfiado creía que Sasuke haría algo en su contra o algo así. Kurama dudaba bastante de los humanos, Sasuke incluido. Ahora quiero que lo concentres todo en tu centro. ¿Recuerdas cuál es tu centro?

“Sí.” Con los ojos cerrados Naruto comenzó a seguir la voz de Kurama mientras lo guiaba como solía hacerlo todas las sesiones.

Ahora, quiero que imagines en lugar de patas, brazos, piernas.

“Pe-”

Solo escúchame y sigue. Naruto respiró profundo y volvió a concentrarse en la voz de Kurama. Voy a usar algo de mi chakra para guiarte, solo déjate llevar por el sentimiento y luego lo haces por tu cuenta. Naruto no dijo nada pero Kurama supo que lo había escuchado y haría lo que pedía. En lugar de hocico, un rostro. En lugar de garras, uñas. En lugar de tu pelaje rojo, cabello en tu cabeza. Kurama siguió y siguió, el silencio en la cueva haciendo que la voz de Kurama lo fuera todo. Era tan fácil solo dejarse llevar por su voz que Naruto no se dio cuenta cuando poco a poco su cuerpo comenzó a cambiar. Muy bien. Perfecto.

Naruto pudo notar el orgullo en la voz de Kurama, al parecer había logrado lo que quería enseñarle. Qué bien. Aunque lo había dejado agotado.

Descansa.

Naruto no pensó mucho solo caminó de nuevo hasta su nido. La sensación de que era más alto en un rincón de su mente. Tambaleando llegó a las cobijas y se dejó envolver.

“Me siento diferente.” Susurró, sus ojos cerrados y sus brazos moviéndose para cubrirse bien. Su cuerpo acomodándose, se sentía extraño, muy grande, muy pesado, se sentía frío.

Es porque eres diferente.

“Soy- soy humano, ¿cierto?” Podía sentirlo, podía sentir las mismas extremidades que veía en Sasuke día a día, los mismos miembros largos en lugar de garras, la falta de colmillos, la falta de su cola, de su pelaje…

Sí. Descansa. Volvió a decir.

Naruto obedeció.

“Espero que a Sasuke le guste.”

A lo lejos, Naruto pudo escuchar el bufido de burla de Kurama.

Solo había ido en busca de comida. Naruto le había asegurado que cuidaría la madriguera, que no saldría y que no dejaría entrar a nadie a su cueva. Así que encontrar a un rubio, desnudo, enrollado entre sus sabanas era algo que no esperaba.

Sin hacer ruido se acercó al nido de sabanas que había armado Naruto con lo que Sasuke le trajo el día anterior, buscando con la mirada cualquier rastro de Naruto, el tonto zorro debió haber desobedecido. El zorro rojo no estaba, Naruto no estaba.

—¿Sasuke?— el rubio murmuró enrollándose más en las sabanas. Sasuke frunció el ceño, ¿cómo sabía este extraño su nombre?— ¿Huelo comida?— vio cómo la cabeza rubia se desenredó de entre las sabanas blancas y alzó su rostro mirándolo fijamente— ¡¿Es ramen?! ¡Sasuke! ¡¿Trajiste ramen?!

Esos ojos celestes, claros y tan familiares. Sin poder más que abrir la boca en asombro Sasuke vio cómo la figura de aquel chico saltó del nido de sabanas y corrió hacia él. Sasuke no pudo ni reaccionar al verse empujado con la fuerza del cuerpo del rubio y caer al suelo boca arriba.

—¡Sasuke es el mejor!— el rostro del rubio se hundía en su cuello podía sentir cómo el extraño lo ¿olfateaba...?

—¿Na-Naruto? —Tartamudeó intentando mantener la calma.

—¿Pasó algo Sasuke? —El rubio por su lado parecía totalmente relajado.

Sasuke solo cerró los ojos con fuerza. Esta no era la primera vez que Naruto lo sorprendía, que ahora fuera humano no era la gran cosa, ¿cierto?

—¿Sasuke?

—¿Por qué eres rubio? Pensé que serías pelirrojo.

El rubio era Naruto, porque sí, el humano era Naruto no importaba que hace unas horas cuando lo dejó fuera un pequeño zorro rojo.

—¿Te gusto más pelirrojo?— El rubio ladeó la cabeza mirándolo curioso.

—No es es-

Pero antes de que pudiera terminar Naruto volvió a ser un pequeño zorro rojo, su hocico hundiéndose en el cuello de Sasuke, olfateándolo.

"Puedo ser pelirrojo para Sasuke."

Sasuke suspiró. Realmente se estaba volviendo loco. Que Naruto pudiera hacerse humano lo demostraba. Y no importaba lo bien que su imaginación había creado al humano Naruto. 

"¿Sasuke?"

—Solo, quédate quieto—. Murmuró hundiendo su rostro en el pelaje rojo de su zorro, su Naruto.

"Pero el ramen se enfría Sasuke."

Sasuke solo pudo reír. Naruto seguía siendo Naruto, no importaba que ahora pudiera convertirse en humano.

—Cierto, ¿cómo es que puedes convertirte en humano? — Naruto ladeó su cabeza seguro pensando qué decir.

“Lo aprendí. No es difícil. ¿Solo debo sentirme humano? Es difícil de explicar.” Respondió, su hocico perdido en el aroma del ramen. Sasuke agradeció que hubiera depositado el pocillo en el suelo antes de investigar el lugar. Si no, no sabía qué le hubiera hecho Naruto cuando el ramen hubiera estado desparramado por el suelo de la cueva. Posiblemente se lo hubiera comido de todas formas. No sabía si estar celoso el amor que le tenía a aquel platillo y los molestos gemidos que le sacaba con solo comerlo.

—¿Debo culpar tu transformación a lo mismo que te permitió hablar?

“¿Hmm? Sí, claro.” Ya había perdido a Naruto. Sasuke solo suspiró y soltó al zorro para que corriera en busca de su cena. “¡Eres el mejor, Sasuke!”

Estaba bien. No volvería a tener un ataque de pánico solo porque Naruto -¡un zorro!- ahora pudiera hacerse humano. No era la gran cosa. Considerando el rango de cosas en las que se metía Naruto, esto estaba en el top diez, pero no era para volver a abandonar a Naruto. No de nuevo. No nunca.

—Pu-puedes-

“¿Hmm?” Mientras Sasuke estaba controlándose por mantenerse calmado Naruto ya había estado con el hocico en el ramen, seguro a punto de terminar. Sasuke respiró profundamente, ¿no era descortés pedirle que volviera a hacerse humano, cierto?

—¿Puedes volver a hacerlo? — Naruto ya había terminado. Su hocico húmedo por la sopa—. Ven—. Naruto obedeció y Sasuke limpió el hocico del zorrito. Ya limpio el humano se quedó mirando directamente al animal que lo veía curioso.

“¿Hacer qué cosa?” Sasuke tragó saliva.

—Humano. Pu- ¿puedes volver a-?—Hizo un movimiento de manos indicando el cuerpo del zorro.

“Oh. ¿Sasuke quiere verme como humano?” Sabía que no era posible, pero estaba seguro que Naruto sonaba divertido, maliciosamente divertido.

—Solo para saber que no era mi mente jugándome bromas—. En los segundos que le tomó girar el rostro para que Naruto no viera la vergüenza en su expresión, pudo sentir la presencia de alguien que no era el zorro.

—No era broma, Sasuke—. El resonar de la voz de Naruto en los muros de la cueva lo hizo estremecer. Era extraño y excitante poder escuchar la voz de su Naruto en el exterior y no solo en su mente. Ahí estaba Naruto, sentado frente a él, desnudo, humano.

—Realmente eres rubio—. Dijo fijando su mirada en el rostro de Naruto, porque si seguía explorando el cuerpo de Naruto tendría problemas de los cuales no quería pensar. Malas ideas, malos pensamientos. Naruto era un cachorro. Oh, pero sí que no lo lucía.

—Oh. Sí. No sé por qué—. Dijo llevando una de sus manos a sus cabellos. Curiosamente en lugar de usar sus dedos simplemente pasó el dorso de su mano sobre los cabellos rubios, estilo gatuno, Sasuke solo pudo sonreír—. ¿A Sasuke le gusta? — Preguntó sorprendiéndolo. Sasuke parpadeó. ¿Si le gustaba? Inconscientemente su mirada volvió a dar un recorrido al cuerpo de Naruto. Sasuke se estremeció, oh sí que le gustaba. Pero no dijo eso.

—Está bien—. Naruto no parecía muy animado como al principio pero lo olvido de inmediato para hacer algo que dejó a Sasuke de piedra.

—¿Q-que haces?

—¿Hmm? —Naruto siguió acercándose en cuatro hasta quedar sentado sobre los muslos de Sasuke, desnudo—. Agradeciéndote—. Dijo como si fuera lo más normal mientras Naruto acercaba su rostro hasta el cuello de Sasuke y sin previo aviso Sasuke pudo sentir la punta de la lengua de Naruto.

Oh, sí, Naruto solía hacer esto. Se acercaba y lamía a Sasuke en muestra de cariño y agradecimiento. ¡Pero eso era cuando era un zorro!

La respiración de Sasuke se aceleró, su cuerpo tenso y tieso. Naruto siguió lamiendo con delicadeza. Su lengua delicada, suave y lascivamente húmeda a diferencia de la lengua de un zorro, medio áspera y que le causaba cosquillas, esta solo lo hacía estremecerse y sentir la concentración de calor en su vientre.

Quizá fueron segundos como siempre, pero Sasuke estaba seguro que fueron horas en esa posición hasta que Naruto terminó de agradecerle la comida y volvió a su nido de sábanas. Sasuke solo se quedó sentado en el mismo lugar quizá por minutos, horas, quién sabe. Pero no podía moverse con la presión en sus pantalones.

Inhala, exhala.

Naruto es un cachorro. Naruto es ingenuo. Naruto no sabe lo que hace. No lo está haciendo a propósito, Naruto-

—¿Sasuke? —Sasuke giró de inmediato ante la voz—. ¿Vienes? Este cuerpo me da más frio, necesito tu calor, apúrate.

No lo está haciendo a propósito. No lo está haciendo a propósito. No lo está haciendo a propósito. No lo está haciendo a propósito. Tenía que repetirse una y otra vez, porque si no- si no estaba perdido. Y con él la inocencia de un astuto zorrito.

 

 

III.

Sin decir palabra vio cómo su padre recibía al supuesto hombre más poderoso del país del fuego. Gaara no tenía nada que decir, nada que hacer más que seguir las órdenes del Kazekage, su padre. Como una simple marioneta. Atado a esta aldea, a esta vida, a este demonio.

—Cuarto Hokage, ¿a qué debo el placer de su visita? —Dijo su padre con superioridad, el cuarto Hookage no hizo nada que demostrara que cayó en el juego de su padre, simplemente caminó hasta el escritorio del Kazekage, con la misma expresión serena con la que entró.

—Vengo porque recibí de uno de sus shinobis que han encontrado rastro de la persona que estamos buscando.

Gaara sabía de la misión interminable del Cuarto, todas las aldeas del País del Fuego sabían de la búsqueda del Cuarto. Minato Namikaze no se rendía fácilmente y al parecer esta misión era algo personal. Su búsqueda bastamente conocida, hasta él personalmente iba a los lugares donde le habían asegurado tener rastros de su objetivo: Sasuke Uchiha.

—Sí—. Su padre hizo un ademán de manos, llamándolo—. Gaara—. Ordenó su presencia junto a él y Gaara obedeció, como siempre—. Este es mi hijo. Él pudo notar la presencia de un intruso en nuestro territorio, queríamos acercarnos pero tememos que si lo hacemos nos descubra y vuelva a escapar—. El Cuarto asintió creyendo que la estrategia fue correcta. Había pasado meses buscando al Uchiha no podía permitir que huyera de nuevo.

—¿Cree que su hijo pueda guiarnos a donde se encuentre?

—¡Claro! — Exclamó su padre—. Podemos llevarlo justo al lugar donde se esconde—. La sonrisa del Kazekage era conocida. Quería algo a cambio. Y el Cuarto parecía reconocerla también, después de todas las reuniones a las que tuvieron que asistir juntos y todos los acuerdos que tuvieron que formar el Cuarto Hokage conocía las debilidades de su contraparte.

—Después de que Sasuke Uchiha este bajo el cuidado de Konoha hablaremos sobre su petición—. Dijo con finalidad mientras giraba y salía de la oficina de su padre.

El Kazekage parecía regocijarse en su triunfo. Gaara era imperturbable a lo que pasase, él solo seguiría órdenes.

—Prepárate para salir. Dile a tus hermanos que te acompañen junto al Cuarto. Y asegúrate de que todo salga de acuerdo al plan.

Su padre no necesitó confirmación para saber que él haría lo que le dijeran, siempre era así, no tenía que pensar que habría una diferencia esta vez. El demonio dentro suyo una ligera presencia en los rincones de su mente.

Sin decir nada, salió.

Esta sería otra de las muchas misiones. Al menos eso era lo que creía.

Sasuke suspiró. Tenían que alejarse, tenían que irse de los límites de Suna, sabía que tenían que hacerlo antes de llamar la atención. Pero no. No podían. Y lo peor era la razón de eso.

—Naruto, si no quieres cooperar entonces vuelve a ser un zorro.

—¡Pero a Sasuke le gusta cuando soy humano! — Solo respira hondo Sasuke.

—No he dicho eso.

—No necesitas hacerlo. Puedo olerlo y escuchar los latidos de tu corazón. ¡Hueles feliz! —Naruto siguió paseando por la nueva cueva a la que se habían metido para resguardarse del frio de las noches del desierto.

—¡Pero entonces ponte lo que te di! — gritó desesperado cuando Naruto de la nada se agachó a ver quién sabe qué.

—¡Pero es molestosa!

—¡Ponte la bendita ropa, Naruto!

—¡No quiero!

—¡Naruto!

—¡No!

Y nuevamente comenzó el juego –solo para el odioso de Naruto era un juego- de ver quién se cansa primero. Porque el muy odioso zorro era un escurridizo, a Sasuke solo le quedaba esperar que se llegara a cansar para recién poderlo atrapar y quizá ponerle un camisón largo. Pantalones era mucho pedir. Calzoncillos era un milagro si Naruto los veía y estos salían ilesos de las garras del zorro.

—¡Entonces prefiero que seas un zorro!

—¡¿Por qué?! ¡Si a Sasuke le gusta!— Ambos se quedaron mirándose fijamente. Sasuke estaba seguro que había alguien en el cielo burlándose de él y de su suerte. Si quien sea que estaba arriba le mandó a Naruto, al menos debió darle mayor paciencia.

—¿Por favor? Solo mientras salimos de aquí. Cuando lleguemos a otro lugar donde quedarnos puedes andar desnudo todo el día si quieres—. Dijo sintiéndose vencido por un tonto y desesperante animal. En forma de animal, sí, pero en el fondo seguía siendo un zorro.

—¿En serio?

—Sí.

—¿Y no me perseguirás con esas cosas molestas?

—Solo si prometes usarlas cuando te diga—. Naruto parecía pensarlo por un rato. Pero luego asintió y caminó hasta Sasuke que sostenía un camisón largo y naranja.

—Está bien. Solo porque Sasuke lo pidió bonito—. Dijo como si ponerse algo encima fuese la peor tortura existente. Sasuke realmente necesitaba más paciencia tanto para lidiar con la personalidad de Naruto como para lidiar con un Naruto constantemente desnudo. Oh Dios, ¿en qué se había metido? Ahora debía de soportar ver a Naruto caminar de aquí a allá sin ropa cada vez que estuvieran solos.

Si Konoha o algún shinobi no lo mataba, Naruto sería su muerte.

—Estamos cerca—. Dijo el adolescente. Minato sabía que era un simple niño y su padre colocaba mucho peso sobre esos hombros, podía verlo en la expresión de vacío en aquellos ojos aguamarina.

—Avancemos—. El niño asintió. Siempre inmutable y frio.

Tratando de no pensar en las cargas de otros niños, Minato se concentró en el que tenía en su mente. Sasuke. Sasuke había huido de Konoha y era su culpa. Fue su culpa que se enterara de todo de esa manera, fue su culpa que el pobre niño que rescató de aquella noche trágica tuviera que revivir todo en unos minutos y sin escape hiciera lo que hizo.

Tenía que encontrarlo y llevarlo de regreso. Y haría lo que fuera por conseguirlo.

—Es ahí—. Escuchó decir al pelirrojo suavemente. Minato asintió, podía sentir las presencias de dos seres en aquella cueva. Estaba tan cerca. Con movimientos de mano guió a los ninjas que había traido con él. Vio como los tres shinobis de Suna se quedaron a distancia. Esta era una misión personal después de todo. Ellos no interferían.

O al menos eso pensó.

Notas finales:

Los comentarios me animan :D


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