Me quedé embobado con la figura asombrosa de aquella rubia. Sus ojos redondos y azules me distraían completamente mientras trataba, con poco esfuerzo, de prestarle atención al guía.
-Sé que la he visto antes- pensé.
Tomé mi mochila y volteé para seguir el recorrido del guía pero mi sorpresa fue grande cuando me di cuenta de que el guía ya no estaba allí y lo que yo había estado escuchando era otro grupo de visitantes que participaban en el recorrido.
-MIERDA- pensé desesperado mientras recorría todo el lugar en busca de mi grupo pero lo único que llegaba a ver era una hilera de carpetas con tubos de ensayos y muchos papeles que se confundían con lo blanco de las mesas. Sentí como alguien me tocaba la espalda y volteé con un torpe movimiento que hizo reír a mi acompañante.
-¿Estás perdido, Peter?-
La chica de melena rubia me sonrió con suficiencia. Un leve rubor se posó en mis mejillas mientras mi boca se abría con un ademán de asombro. Ella sabía quién era. Me miró con perspicacia y arqueando una ceja me preguntó con un puchero
-¿Acaso no me reconoces?-
Negué ladeando mi cabeza tratando de comerme la vergüenza que sentía en esos momentos. La belleza de esa chica había desactivado todos mis sentidos. Simplemente estaba allí parado contemplándola respondiendo a lo que me preguntaba con lo primero que pasaba por mi cabeza.
-Estúpido- Me respondió con una pequeña sonrisa- Estamos en la misma clase de biología- dijo con una leve inclinación de cabeza.
Con mucho esfuerzo traté de llevar mi conciencia a aquella clase pero seguía anonadado por su presencia. Con dificultad tartamudeé muchos nombres de chicas pero no acerté en el suyo. No prestaba atención a las personas que estaban en aquella clase, me centraba únicamente en el profesor y en la biología.
Un último nombre salió de mis labios siendo recibido con una sonrisa por ella.
-Gwen- Repetí con una sonrisa tonta. Jamás pensé que me encontraría con alguien de mi clase en un laboratorio Oscorp menos aquella chica tan popular y hermosa que atraía a todo el mundo o eso era lo que me había dicho Harry de ella. Realmente yo no prestaba mucha atención en aquellos detalles tan pequeños como saber quiénes eran las personas de mi salón de clase. Además nunca le había hablado a aquella chica, ni siquiera le había prestado mucha atención. Mi conexión con el mundo era Harry así que nunca creí necesario tener que prestar atención a las mediocres personas de mi clase.
Gwen empezó a reprocharme mi olvido mientras yo susurraba unas cuantas disculpas y me volteaba con rapidez porque el guía ya había advertido mi falta y me estaba llamando. Sentí un jalón de brazo justo antes de voltear completamente y Gwen se me acercó y me reclamó con desdén
-Al menos despídete- se paró de puntillas mientras depositaba un suave beso en mis mejillas y un leve rubor golpeaba mi cara y la satisfacción inundaba mis entrañas.
La chica más popular de la secundaria sabía mi nombre. Para alguien tan antisocial como yo, eso era un gran mérito.
Seguí al guía que me daba una pequeña charla sobre lo irresponsable que era por perderme en los laboratorios, pero yo no le prestaba mucha atención. Mi mente se quedó asombrada apenas entramos a una sala que contenía millones de tubos de ensayo de diferentes colores. Pero lo que más atrajo mi atención fue una puerta que tenía un letrero de “Prohibida su entrada a personal no autorizado"
La curiosidad invadió mi mente dejando de lado a la chica de ojos azules, mi cerebro empezó a calcular un plan para poder entrar sin ser descubierto mas parecía casi imposible. La puerta tenía un mecanismo que hacía que solo fuera abierta por una tarjeta de seguridad.
El guía dejó de hablar mirándome con curiosidad puesto que me había quedado con una cara de completo idiota. Sonreí tímidamente y me alejé de la puerta que era dueña de mi, ahora, renacida curiosidad científica. Con la mochila en la espalda me reuní con el grupo que observaba mis movimientos con cierta cautela.
-¿Por qué me miran así?- pensé con intriga. Empecé a seguirlos lentamente mientras observaba los experimentos de aquel magnífico laboratorio.
Una explosión me sacó de mi ensoñación. Sentí como el piso temblaba por las ondas sonoras que seguían en el aire y como el terror se dibujaba en cada una de las facciones de las personas que me acompañaban. Una explosión más hizo que cayera en el suelo. Me cubrí la cabeza con mis manos mientras trataba de mantener seguro de todas las cosas que estaban cayendo encima de mí. Una vitrina de casi tres metros se había roto y un montón de estantes me estaban cayendo encima.
Escuché otros gritos de terror y las voces de lo que pensé que eran guardias de la compañía.
“Ha habido una tercera explosión en el sector B, el sospechoso usa un traje rojo. Deténganlo a toda costa. No lo maten tenemos que saber quién lo ha mandado.”
¿Tres explosiones? ¿Qué está pasando aquí?
Una cuarta explosión me aturdió por completo. Provenía de la sala del costado. Un pitido se expandió por mis oídos y el aturdimiento empezaba a dificultarme la poca vista que tenía en mi posición.
El último golpe de uno de los estantes me hizo doler toda la columna vertebral. Estaba desorientado y confundido. Sentí como unas gotas de sangre resbalaban por mi nuca y me aterroricé. Un dolor punzante me hizo contraer el brazo y después estuve en un estado de confusión completa. Sentí que alguien me jalaba y me susurraba algo al oído pero sentía tanto dolor que no le presté mucha atención.
-----oOo----
Abrí los ojos lentamente puesto que los párpados me pesaban demasiado. Un peso encima de mi pierna hizo que me volviera hacia ella. Vi como la tía May estaba dormida encima de esta y sonreí. Me fijé en el ambiente. Todo estaba lleno de flores de color rojo, al costado de mi mesa había un sobre blanco con una cinta de color rojo.
Lo abrí con dificultad pues una de mis manos estaba completamente inmovilizada y leí la carta.
“Fue un accidente baby boy. Tú no eras mi objetivo. Siento la confusión no quise matarte (bueno en realidad sí pero después me di cuenta de que no eras la persona que buscaba). Te escuché llamándome el hombre de rojo, que idiotez. Cualquiera se inventa un nombre más ingenioso para alguien tan único como yo :p “
El hombre de rojo. Deadpool. Te mando muchas flores para que te mejores, cariño”
Una mueca de confusión se formó en mi rostro. ¿QUIÉN MIERDA ES ESTE TIPO? La carta tenía algunos garabatos y unos dibujos obscenos bastante ridículos. No me acordaba haber visto a ningún hombre de rojo. Solo me acordaba de un dolor punzante en mi espalda y en mi brazo derecho. Dejé el sobre en la mesa y volví a echarme en la cama para repasar lo que había ocurrido en aquél laboratorio. El dolor en aquellos instantes no me había dejado pensar muy bien pero ahora… al menos podría intentar recordar algo.
Realmente no me acordaba de “un hombre de rojo”, solo me acordaba que antes de sucumbir al dolor había sentido un delicioso olor que me había hipnotizado y también recordaba las palabras que me había dicho la persona que me había sacado de debajo de los estantes.
“Lo siento mucho, pequeño”