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Garbage: Just another Yonki death por neko miri chan

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Notas del fanfic:

Los cap tienen por titulos canciones de la banda Garbage, si les interesa pueden buscarlos. 

Espero les guste

Notas del capitulo:

Pues estoy en mi momento de creatividad, y este es el segund fic de mi serie de reirukis. 

Espero les guste. 

Por cierto, subí hace poco un fic llamado verdadero mediodía, si les interesa ir a leerlo, ya está terminado, les dejaría el link pero no me deja ponerlos la pagina así que buehh...

Él tiene un gusto por la música rock para chicas, dice que simplemente no hay música más buena, para acabarla estoy estuchando Tatu en mi cabeza mientras veo un poster de ellas en el techo (aunque ellas son más bien pop). Giro la cabeza esforzándome para no moverlo, lo hago con un poco de trabajo pero aunque ya está anocheciendo no tengo mucha prisa, puedo tomar un taxi de regreso y llegar antes que papá, todo para verlo dormir un poco más. 

¿Llevamos cuánto? Unos seis  meses saliendo y siento en mi corazón algo así como un flechazo cada vez que lo veo. Sonrío, hasta hace unos meses no creía en el amor y no por una decepción, ni nada por el estilo, de hecho, lo estuve esperando con ansia mucho tiempo.

¿Pero es correcto amar a alguien (dejando de lado que seamos del mismo sexo)que se dedique a algo como a lo que él se dedica? Me duele la cabeza cada vez que pienso en ello, sufro y hago un berrinche dentro de mí, pero tampoco puedo plantármele enfrente y pedirle que lo deje, sobre todo porque solo llevamos medio año juntos.

Suena el timbre de la puerta y él se remueve por el sonido dejándome libre, así que me levanto de un brinco y poniéndome los pantalones voy a la puerta a abrir, es Uruha, el amigo de Akira, lo ve dormir y ni se inmuta. Solo deja la mochila en la mesa y me mira fijamente.

 

—     ¿Sabes dónde tiene el dinero?

—     Dijo que eran cinco mil yenes. — dije dándome la vuelta para ir a buscar la taza de café con forma de Santa Claus donde Akira me dijo que estaba el dinero. Lo saco y se lo llevó a Uruha quien mira su teléfono celular, parece checar la hora, después lo guarda y recibe el dinero.

—     Revisa la mercancía. — Me dice mientras checa el dinero. Yo abro la mochila y ahí hay marihuana y hachís dorado. Sonrío tristemente al darme cuenta de que ya hasta reconozco lo que le llevan de vez en cuando.

—     Sí, es lo que le falta.  — Digo sacando las cosas de la mochila.

—     Eres una linda secretaria. — Dice Uruha terminando de contar el dinero. — Le dices que me llame si le falta algo más.

—     Vale. — Le digo al momento en el que le arrojo la mochila a las manos, me enoja que me diga cosas como que soy una linda secretaria. Él se ríe y se va tan rápido como llegó.

Me bajo los pantalones para ponerme la ropa interior que Uruha no me dio tiempo de ponerme, cuando me acabo de vestir despierto a Akira, para avisarle que me voy, y decirle que Uruha ya había venido a dejar el pedido. Él se levanta perezoso me abraza un rato. Siempre me hace difícil el irme a casa pero después de unos besos me deja ir.

Tomo un taxi y como predije, no había nadie en casa, la mayoría del tiempo me la paso solo, pero por lo menos ahora Akira me hace compañía por las tardes y en la escuela. Después de ducharme y hacer la cena llega papá y comemos en silencio.

Me voy a hacer tarea y me siento nervioso, porque el texto me confunde, abro la ventana y prendo un cigarrillo. Akira me enseñó a fumar y la verdad es que ahora tengo que fumar a diario.

Me siento y miro el cigarrillo en mis manos. Es solo tabaco pero me hace sentir mal tener que depender de los cigarros para sentirme no estar ansioso. Me abrazó a mis piernas y luego las estiro, hacia abajo, pongo mi cabeza entre mis manos y me rio. Estoy desesperado.

Tomo mi teléfono y empiezo a ver las fotos y los videos tomados accidentalmente por Akira que no me atrevo a borrar aunque sean errores, me gusta escuchar su voz diciendo “no puedo poner esta chingadera en cámara, se pone en el puto video” o “tu pendejada otra vez está en video” y me rio.

Miro uno, estábamos tirados en la puerta de su departamento, estábamos fumando y tomando vino tinto, de ese que se usa para cocinar, el problema es que ya llevábamos  una botella cada uno y nos estábamos turnando la tercera. Él trataba de tomarle una foto al atardecer, pero le estorbaba el árbol del edificio de enfrente y no podía poner la cámara. Se rindió y prefirió retarme a quitarme los pantalones, yo estaba muy ebrio así que lo hice y él aprovechó para jalarme la ropa interior. Me caí encima de él y comenzó a besarme, la boca y el cuello para distraerme, a causa de mi descuido me vi sin ropa interior y de pronto se escuchó que la vecina de Akira subía las escaleras, asustados los dos nos metimos al departamento pero el muy inteligente dejó mi ropa fuera, igual no nos dimos cuenta hasta después de que me hizo una mamada en el recibidor de su departamento.

Fue la primera vez que pasamos de un beso, que dejé que tocara la piel que había tras mis pantalones y que dejé que alguien mordisqueara la piel de mis muslos y de mis glúteos.

¿Por qué me gusta tanto? Hago una rememoración. Lo conocí en la universidad, está en el club de futbol pero no en el equipo, aunque sinceramente debería estarlo, le decía al entrenador que era porque trabajaba y no tenía tiempo para entrenamientos serios, pero en realidad es que a veces se droga y si le llegan a hacer exámenes de dopaje para las competencias se metería en problemas.  

Un día decidió, sin más comenzar a molestarme, estaba yo en la biblioteca resolviendo un problema de calculo que no me salía y él se paró sobre mi hombro, fueron solo unos segundos y tomó mi lápiz, pasó un dos del otro lado y resolvió el problema a partir de ahí, en un minuto, cuando yo ya llevaba quince minutos hirviéndome la cabeza.

Me sonrió y se sentó junto a mí.

—     Yo llevé esa materia el año pasado, puedo ayudarte si gustas.

—     ¿Y qué obtendrías tu a cambio? — Dije enojado mientras le arrebataba mi lápiz.

—     Una cita, por ejemplo.

—     ¿De dónde sacas tu que yo…

—     Llevo toda mi vida siendo homosexual, se reconocer a los míos, especialmente si me miran como tú. — Dijo quitándome el lápiz de vuelta.   — Ahora, el ejercicio siguiente se resuelve exactamente de la misma manera, ve el que hice y sigue los mismos pasos.

 

Papá me dice que se va a ir a dormir, le doy las buenas noches desde mi cama, no le abro, el cuarto apesta a tabaco. Sigo mirando las fotos, de un momento a otro, de una borrachera a otra, las caricias subieron de tono, y a pesar del horrible dolor de las primeras veces, ahora soy yo quien reclama atención de tipo sexual más a menudo, dice que entre las calorías que gasta pensando en la universidad, en el futbol, el “trabajo” y yo va a terminar muriendo. Yo me rio cuando dice eso, pero procuro que coma bien todos los días, por si acaso.

 

 

Las ganancias de esta semana van bien, así que me ha invitado a cenar el viernes. Después de nuestra pequeña fiesta en el puesto de ramen cercano a su casa llamé a casa para avisar que no llegaría, que me quedaría en casa de un amigo. Si mi padre pusiera atención se habría dado cuenta de que yo no tenía ningún amigo. Sólo estaba Akira.

Nos acostamos en la cama con la ropa puesta y él se acostó sobre de mí. Pasé un rato acariciando su cabello, le gustaba eso pero de repente se paró, dijo que se sentía nervioso y fue hasta la mesa, que aún tenía platos sucios de la comida, de una bolsa tejida con colores bastante folclóricos, sacó una bolsa de hierba  y papel, regresó a la cama y empezó a liar la droga en el papel, hace un cigarrillo y luego lo enciende, como si no estuviese ahí, luego me mira con un poco de enojo, como diciendo ¿Por qué te sorprendes?

Me apeno, porque aún no he encontrado la forma de no ser aburrido. Todos sus conocidos se drogan, no solo porque él la venda, sino que en cada fiesta, o en cada viaje escolar el humo de la hierba inunda los cuartos, como si fuera algo propio de la edad o de la etapa universitaria, ablandando su semblante me ofrece el cigarrillo, como lo ha hecho ya otras veces, pero esta vez estiro la mano. Quiero que me vea de otra manera que como el chico aburrido con el que puede acostarse de vez en cuando y que no piense que solo eso puede sacar de mí, quiero compartirlo todo con él.

Mientras el humo se introduce en mis pulmones me preguntas ¿Por qué me amas? Me rio como estúpido, de pronto me llega a la mente esa canción de Garbage, una de tus bandas favoritas.

“No soy tu nena,

He hecho cosas horribles

Y he cometido errores.”

Me acerco a ti y te pregunto imitando el tema de la canción: 

—     ¿Por qué me amas?

Entre risas, chistes buenos y malos me acabé la mayor parte del cigarrillo y después me acurruqué en ti, queriendo dormir siempre de esta manera.

 

Notas finales:

Espero les haya gustado, y pues si gustan comentar. 

Nos leemos.


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