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Garbage: Just another Yonki death por neko miri chan

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Notas del capitulo:

Wow, nunca había recibido una queja por llevar rápido algo, jajaja siento si se vio así, en si no fue rápido, es solo que ese fue el orden en que decidí presentarlo. Las preguntas que muchas se hicieron las responderé en el resto de los caps, no se exasperen. Por otro lado, éste cap es el único de la historia que no lleva algún título de canción, ya que no encontré ninguna que se adaptara al contenido, por otro lado éste título lo escogí desde el comienzo del fic, se iba a llamar de ésta forma de echo.

El informe decía: Paro cardiaco causado por sobredosis de Heroína. La persona a cargo, Namura, el tío de Takanori, me miró lastimosamente pero quitándose los guantes decidió hablar

—     Presentaba anemia por falta de hierro, desnutrición, deshidratación y padecía SIDA, no es el panorama más alentador, creo que fue lo mejor antes de que los síntomas del SIDA se fuesen agravando.

—     Aun no me lo puedo creer.

—     Llamaré a mi hermana. — Mi cara se descompuso. — No me lo puedes negar, puede que ustedes se hayan divorciado pero Takanori también es su hijo.

—     Eres mucho más buena persona que Nanako, tú todavía piensas que ella se interesaría.

Él, el médico se acercó a mí, al hombre que llevaba un traje color verde militar y estaba condecorado con medallas. 

—     Toma, yo le di el teléfono por su cumpleaños, sinceramente no quería que nadie más lo viese. Era algo personal. — dijo mientras yo tomaba de sus manos el moderno teléfono. Lo miré, recordé a Takanori feliz por la visita de su tío el día de su cumpleaños 17, le dio el teléfono que tanto miraba en las vitrinas, táctil, blanco, con el adorno de una caricatura de una calavera. De un lado llevaba un montón de hilos azules, que alguna vez llevaron cuentas de cristal en forma de estrellas, dos años habían pasado ya de eso. —Lo revisé, tiene unos videos en su interior, creo que deberías de verlos.

 Me levanté y miré a mi hijo sobre la mesa de acero y toqué aun sin permiso de su tío el cuerpo, lo levanté para darle el último abrazo. En una media hora los de la funeraria se lo llevarían para arreglarlo.

 

Caminé hasta mi automóvil y cuando me subí a el, me contuve de llorar. Llegué a casa y prendí las luces, desde que Takanori decidió irse cada vez que llegaba las luces estaban apagadas cuando llegaba. Me senté en el sofá frente al televisor pero no lo encendí simplemente saqué el teléfono de mi bolsillo y me incliné para verlos. Afortunadamente Takanori siempre había sido malo para recordar, formulas matemáticas y números de teléfono, en realidad era malo para casi todo así que no le puso contraseña a su teléfono.

Lo primero que apareció en la pantalla fue la foto de un pie, de su pie, con las uñas pintadas de negro. Se veía algo magullado, con raspones a la altura de las espinillas.

Entrecerré los ojos ¿De verdad le había tomado una foto a eso? Busqué en los menús, y fui a los videos, donde me dijo Tomori que estaba lo que debía ver. El primero estaba muy obscuro, después, con ayuda de la luz de la luna Takanori enfocó el rostro sonriente y dormido de un joven de cabello castaño obscuro.

—     Hoy Kai ha estado muy feliz— se escucha la voz de mi hijo.— Y no puedo creerlo, sonríe mucho cuando duerme; Me pregunto en qué piensa cuando está dormido.— Y se acaba el video, hay muchos videos de ese tipo. Es como si hubiera usado su teléfono como una especie de diario.

En algunos videos se me parte el corazón, su voz a veces se quiebra, a veces llora, dice cosas sin sentido, se equivoca al pronunciar palabras y no hila del todo sus pensamientos. Entonces llego a un video, no con sus malos planos y pésima iluminación, es uno donde todo está muy claro, está enfocando a un chico que jamás había visto ni en los videos anteriores ni cerca de Takanori, le ata a su delgado brazo un pedazo de hule amarillo, un torniquete, le mira, mira a la cámara y tiene una cierta maldad en su mirada, disfrazada en ternura y procede a inyectar una substancia.

Los videos siguen, ese chico aparece en cada uno de ellos, Takanori haciendo estupideces en cada uno, besando a ese chico rubio. Escucho su nombre varias veces "Akira" le llama mi hijo. En algunos sale desnudo y borracho, o desnudo y emborrachándose, en otros está desnudo  y con la expresión perdida. Hay uno donde está tirado en la cama, sus rostro mira hacia arriba y se ve como si estuviese atrapado dentro de sí mismo, en el que sigue su rostro gana y pierde expresiones y en otros  a veces está paranoico, diciendo burradas o huyendo de algo que no está ahí.

¿Grababan cada vez que probaba algo diferente? ¿Y siempre está Akira dándole instrucciones?

Hay un video, donde están sentados en el exterior, se ve un cielo de bonito color pero no se puede apreciar mucho por los obstáculos, Takanori y Akira haciendo burradas y Akira pidiéndole a Takanori que se quite el pantalón, Taka lo hace y Akira le arranca también la ropa interior y se escucha el sonido de alguien subiendo las escaleras, ellos se meten al departamento arrastrándose; se escuchan las risas y un "Suzuki Akira, imbécil, te has dejado mis pantalones afuera."

 

—     Suzuki Akira.— Dije mientras me levantaba a servirme un vaso de agua, entonces, en la barra de la cocina tomé la grulla de papel que encontré en la puerta de la entrada de la casa, la grulla 10000 y caminé hacia el cuarto de Takanori que no había pisado desde que se fue, prendí la luz y vi su cuarto de niño, ordenado y con aviones de juguete por todos ladosm, me quedé paralizado por unos momentos y suspiré.

 

Me incliné para levantar el rodapié de la cama de colcha verde limón y saqué una de las enormes cajas que se ocultaban debajo de la cama, cada caja, excepto una, estaba cerrada con cinta canela y numerada del 1 al 9, la número diez estaba abierta, fue la que tomé y coloqué a la grulla  junto a la 9999.

¿Como fue que entró  a la privada sin ser visto? Me pregunté, pero realmente eso no importa ahora. 

Me senté en la cama mirando el interior de la caja recordando la carta conenida dentro de la 9999. Dijo que estaba cansado de hacer grullas, que había encontrado a alguien y que no le buscase, aunque yo sabía bien que quería que lo buscase, solo nos teníamos a nosotros mismos de un modo u  otro pero mi orgullo lastimado no quiso escuchar lo que esas grullas gritaban.

Fui al estéreo con la caja de grullas  y puse la música francesa deprimente que a Takanori le gustaba tanto y me senté a hacer unas llamadas con la  grulla 10000 en la mano mientras veía a mi hijo haciendo más. Solo necesitaba mil para cumplir su deseo, hizo diez veces más y aun muerto lo veo haciendo más y más grullas.

—     ¿Para qué haces tantas grullas Takanori?

Él sólo me mira y me sonríe, lleva las mismas fachas que me entregarón en la morgue y está igual de demacrado. El piano, triste, tenso y espeluznante suena al ritmo de las silabas pronunciadas por su boca y éstas se pierden en el viento, luego desaparece.

Tomé de nuevo la grulla 10000 y dije:

—     Suzuki Akira.


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