Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

LOVE ON SCHOOL DAYS por Caroshii

[Reviews - 44]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¿Hola?
Siento enserio no haber podido actualizar, pero hubo un par de problemas -entre los cuales incluyo y recalco mi falta de internet-. Ahora tampoco pude actualizar y como favor especial, le pedí a mi querida amiga Crimson que por favor lo haga por mí, así que este capítulo no fue subido por mi persona, sino que por ella.
¡Estamos cerca del final! Queda poco para esta historia y de verdad no saben lo feliz que me hacen todos sus reviews. Pienso seguir escribiendo, más adelante verán otros fanfics provenientes de mi loca cabeza.

Sin ánimos de molestarlos(as) más, ¡a leer!

Disfruten~

Había pasado a comprar un par de cosas para mamá, llevaba unos días enferma y por ello no había podido hacer las compras por ella misma, además del hecho de que no había podido cocinarnos ni a Leandro ni a mí y papá tenía trabajo en el extranjero, por lo que no volvería hasta dentro de una semana o dos.

— ¡Llegué! — Anuncié una vez estuve en mi casa. Fui a mi habitación y dejé todas mis cosas sobre mi cama. Más tarde arreglaría, primero iría a ver a mamá a su habitación—Hola ¿Cómo estás? — Pregunté después de darle un pequeño beso en la frente y ella me sonrió.

—Igual que ayer, mi niño—me daba pena verla así: toda desarreglada, sudada y pálida. Aunque he de admitir que aun así se veía muy linda, siempre me había enorgullecido de ser hijo de ella.

— ¿Leandro todavía no llega?

—No, me llamó diciendo que llegaría un rato para la cena y que después volvería al trabajo—Suspiró cansada—Me llamaron del colegio, dicen que ha faltado a muchas clases—Me daba mucha rabia que él no tuviese consideración alguna con mamá. Vale que siempre la trate con todo el cariño del mundo y que la cuide pero no por ello tenía derecho a preocuparla—No creo poder ir. Le dije al maestro que estaba muy enferma como para ir.

—Voy a hablar con él.

—No, no quiero que sigan peleando—Me acarició la mejilla con suavidad—Tú siempre estás preocupándote por mí. Déjalo ser, es un adolescente.

—Pero no quiero que te pueda hacer mal preocuparte tanto por él—Le espeté con suavidad.

—Es culpa de tu padre, mía y de tu tío que él sea así, tú no tienes que hacerte responsable— Tomó un poco de agua. Su enfermedad le producía mucha sed— he notado que últimamente ustedes dos están discutiendo más seguido y más fuerte. ¿Pasó algo malo entre ustedes?— Pensé en mentirle, pero de todos modos algún día lo sabría y ella era mi mujer de confianza. Siempre nos habíamos llevado muy bien.

—John se fue a estudiar en el colegio en el que estamos Leandro y yo, está en nuestro curso—expliqué de una sin mirarla— quiere volver a salir conmigo— sentí la mirada sorprendida de mi mamá sobre mí.

— ¿Vino por ti?— Preguntó incrédula.

—Según él, sí. Vino porque quiere que volvamos a estar juntos como si nada de lo que pasó hubiese sido real— tal y como pensé, ella me comprendería a la perfección. Había fruncido levemente el ceño.

— ¡Que idiota! Ese niñito no me gusta. Sé que nunca te he prohibido nada pero, solo por esta vez, tienes prohibido salir con él y si se hacen novios tienes prohibido traerlo— mamá tenía sus motivos para odiarlo. Siempre que iba a la otra casa que teníamos era como si hubiera pasado un tornado, revisaba todo y se metía a todos lados como si fuera su casa, le hablaba poco respetuoso a mamá y se iba a encerrar a mi habitación a mitad de las comidas para que después le vayan a dejar la comida a la cama.

—No, no me gusta él y no tengo deseos de volver a ser su novio— la tranquilicé sonriéndole.

—De todos modos, esto no me explica por qué discutes con Leandro. ¿Volvieron a involucrarse?—mamá lo sabía todo, sabía por todo lo que yo había pasado y siempre me apoyó cuando estuve un tiempo arrastrando los pies.

 

 —Ah… así. Apresúrate… Maxi ya va a venir.

Pero que impaciente, pequeñín. ¿La quieres?

Amm… sí, por favor. Dámela toda agh…

No te importa si me meto de una, ¿o sí?

No, solo quiero sentirte. Yo… ahhh, Leandro ¡Por Dios!

Mmm… pero que estrechito, bonito.

Muévete, Max… ah… va a llegar del colegio en cualquier momento.

¡¿John?!

¡Max! ¡Sal, Leandro, sal! Tranquilo, Max. Esto no es lo que parece, ¿sí? Déjame explicarte…

¡No! ¡No hay nada que explicar! Vete de mi casa y no vuelvas a aparecerte más.

Hey, tranquilo hermano. No pasa nada, ¿sí? No hicimos nada.

¡No me hables! ¡Hipócrita, traidor! Vete a casa, John. De verdad que no quiero verte más. No llores, con eso no vas a solucionar nada… suéltame.

No me botes, no quise. Leandro me obligó.

¡¿Qué?! Pero que mentiroso, muñequito. Fuiste tú el que llegó a ofrecerse a mi habitación.

¡Cállate Leandro! No digas más… quiero estar solo. Suéltame John o te juro que te golpeo.

Max, por favor… ¡Te amo! No nos hagas esto. Por favor…

Después de eso tomé a John del brazo y lo tironeé hasta la  salida, lo empujé y me metí a mi habitación. Llegó Leandro a tratar de apaciguarme un poco pero como resultado terminamos a los golpes. Papá llegó al poco rato para separarnos, había salido a hacer unos papeles para su próximo viaje.

 

Mi relación con Leandro cambió drásticamente. No nos soportábamos y discutíamos por cada cosa pequeña que ocurría. Ahora que había podido volver a sonreír otra vez  él volvía a querer alejarme de esa persona. Después de John, se encargó de quitarme a todos mis amigos, no los culpo, pero no por ello se salvaba él. Trataba de no discutir mucho en casa para no entristecer a mamá,  pero muchas veces me era imposible no querer agarrarlo a los golpes.

—No, no han vuelto a estar juntos desde esa vez. Es solo que… conozco a un chico… es de mi curso— Me daba vergüenza decirle estas cosas— Somos cercanos.

— ¿Estás saliendo con ese chico y Leandro quiere involucrarse con él también?— Lo sabía: a ella nunca podría esconderle nada. De seguro por mi cara pudo deducir que había acertado plenamente— ¿Lo quieres?

—Sí.

—¿Es una buena persona o es otro John?

—No, él es… diferente—sabía exactamente cómo describirlo. Allan era de esas personas únicas y especiales.

—¿Me lo vas a presentar?

—No sé. Con todo este asunto de John hemos estado distanciados. Entiendo que pueda estar enfadado conmigo por algunas cosas…

—¿Cosas? Oh, no me digas que John y tú hicieron cosas de novios y Allan los vio—Me miró enojada y tuve claro que si asentía me haría la ley del hielo por el resto de la noche.

—Allan nos ha visto. Sabes cómo es John de cariñoso, pienso que por eso podría estar así.

—Deberías solucionar tus asuntos cariño. Si ese Allan es importante para ti no deberías perderlo por un niño tan arrogante como John. Piénsalo.

—Lo voy a hacer mientras te preparo la cena. Leandro va a llegar con hambre y dijiste que nada más de peleas en casa.

 

 Le dejé un beso en la frente y me puse a preparar la cena. Justo cuando había puesto la carne a cocinar apareció Leandro.

 

 —Llegué—le escuché decir desde la puerta. Sentí sus pasos llegar hasta la cocina y ni me volteé a verlo—Maxi—Musitó con burla. Llevaba diciéndome el diminutivo que me decía John desde que había aparecido—Eres toda una ama de casa, bonita—Lo escuché reír y apreté los puños.

—¿Se te cayeron las pizzas de las manos y vienes a desquitarte conmigo?

—John habló conmigo—se puso serio al hablarme.

—¿Y a mí qué?¾espeté indiferente.

—Me habló de ustedes.  ¿Fueron al cine? Que romántico… Debió haber sido lo ideal.

—Deberías ir a ver a mamá, ¿No crees? No me interesa lo que tengas que decirme—comencé a picar las verduras con tal de entretenerme en algo.

—fuiste el único que lo pasó bien—continuó él como si no me hubiera escuchado o como si yo no le hubiera hablado—Allan estaba muy feliz con una chica. Lo que más me sorprendió de todo es que la chica estaba mirándolo como toda una tontuela enamorada. De seguro ahora son novios y ya no te hace caso.

—¿Los viste haciendo algo?

—Sí, pasaron a tener su cita en la pizzería. El señorito quiso hacerme la desconocida pero no le funcionó—Y ahí es donde volvía a reír, como lo odiaba—¿a qué hora está la cena, sirvienta?

—Ve a ver a mamá, idiota. Deja de estresarla con tus idioteces de pendejo prepotente—Le espeté con rabia.

—¿Pasó algo, Maxito? ¿Le dijiste algo? — Me miró enojado, sabía que era capaz de golpearme si mi respuesta era afirmativa.

—No, tonto. La llamaron del colegio—continué con los vegetales, no dejaría que su presencia me perturbe más de lo normal.

—Maldición…—lo escuché refunfuñar para sí mismo—¿sigue igual que ayer?—  Me suavizó el tono, no le respondería si me preguntaba exasperado. Muy en el fondo ambos nos conocíamos muy bien.

—Peor, está más decaída. Además de furiosa.

— ¿Furiosa? ¿Por qué?— Lo escuché preocupado.

—Le conté que John volvió—murmuré algo más relajado. Había lapsos en los que Leandro y yo dejábamos todo nuestro odio de lado para pasar a ser lo que éramos antes de la llegada de John.

— ¿Y qué dijo? De seguro me regañará—lo escuché apenado. Él siempre dejaba su fachada de rudo atrás cuando se trataba de la salud y el ánimo de mamá, esa mujer era su debilidad.

—No, me aseguré de darle una buena noticia antes de comenzar a cocinar.

—¿Cuál?

—Que estoy saliendo con Allan—le recalqué poco sutilmente la palabra “estoy”, que todos los puntos le quedaran claros.

—¿Enserio? Yo que tú no me aseguraba tanto—Se burló haciendo que el ambiente neutro que manteníamos se disipe.

—¿Por qué? No creo que pienses que Allan te hará caso a ti—le exclamé mordaz.

—Sabes que ese chico muere por mí, no tiene caso seguir dando pena—se rió mientras servía un vaso de jugo en una bandeja.

—Se lo voy a presentar a mamá, sabes que si lo tocas, ella se va a resentir contigo.

—Por eso no tiene que saberlo, ¿cierto?— Observé por el rabillo del ojo su expresión chulesca mientras se ponía a jugar con uno de los anillos que siempre porta en sus manos.

—Ya no tienes poder sobre mí. Papá y mamá no están de acuerdo con tus métodos, aunque no te lo digan a la cara—Estaba enojado y así no podía pensar correctamente, por lo que mi lengua se soltaba más de lo normal.

—Él no se preocupa. Debería estar aquí, con mamá. No tendría que estar con la puta de su secretaria—me entristecía saber que mientras Leandro y yo cuidábamos y apoyábamos a mamá, teníamos que callarnos el que papá llevaba ya medio año encamándose con su secretaria. Muy en el fondo teníamos miedo de que la fragilidad de mamá la haga empeorar al saber tal cosa.

—Viene en unos días…

—Deberíamos decirle—opinó.

—No, piensa en mamá. No aguantaría saber algo así—Terminé la cena y serví un plato, el cual dejé en la bandeja en la que Leandro le había puesto el vaso de jugo.

—¿El médico viene mañana?

—Sí, alguien se tiene que quedar.

—Yo puedo quedarme.

—No, tú tienes que ir al colegio para no preocuparla demás. Yo me quedo.

—Si te descuidas—dijo mientras levantaba la bandeja—te dejaré sin tu Allan—comenzó a caminar hacia la salida—solo lo probé un poco, pero vaya que estuvo delicioso.

Se fue dedicándome una sonrisa maliciosa. Definitivamente había cambiado mucho desde que pasó el accidente con John. Gruñí por lo bajo y golpeé una pared con las manos. No había nada que hacer, si Leandro faltaba, el maestro Stiff iba a llamar a mamá y la iba a seguir preocupando, pero si faltaba yo, el idiota de mi hermano se le iba a tirar encima a Allan. Claro que confiaba en que Allan no aceptaría, pero no me fiaba de mi propia sangre, sabía que el grandulón idiota no esperaría ni una oportunidad para tirarse encima de mi pequeño.

Opté por lo mejor: le enviaría un mensaje a mi ojimiel para que se cuide de Leandro y que de paso se cuide de John. Él ya sabe lo nuestro y sabía que él haría todo lo que esté a su alcance para alejarnos.

 

<<Mañana no podré ir al colegio, mamá tiene revisión y tengo que acompañarla. Discúlpame, hablamos otro día. Max>>

Lo releí y lo envié, a los pocos minutos obtuve una respuesta.

 

<<Sí, cuídala mucho. Estaré bien. Allan>>

 

Hacía poco tiempo, le había contado de la situación de mi madre así que estaba al día en que a veces yo faltaba para acompañarla a sus consultas, o como se hacía ahora que ella no se podía levantar, las visitas del médico.

 

~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~

 

Me despertó el sonido de mi celular. Era un mensaje.

 

<Trata de mantenerte lejos de Leandro y John. Buenas noches. Max>

 

Suspiré y me volví a acomodar, no hacía falta de que Max me advierta de ello, yo mismo sabía que acercarme a ese par era peligroso y contraproducente. No vería a Max hasta la competencia de matemáticas y todavía necesitaba saber la verdad. No era de curioso, pero no entendía por qué John había vuelto a su vida si se suponía que Max y él habían terminado. Solo me quedaba esperar a que Max me cuente la verdad y ver qué pasaría con nosotros a partir de ese entonces.

 

Me dolía el pecho, Max había sido mi primer y único amigo al pasar tanto tiempo juntos desde que ingresé a ese colegio de niños ricos. Había sido mi primer beso y mi primera vez, él hizo que me transformara en una persona menos tímida y capaz de levantar la vista ante otros. Me hizo aprender a valorarme más y a sonreír con sinceridad muchas veces, sin darme cuenta mi vida había comenzado a girar en torno a él y no quería que eso se termine, desde que lo conozco no me puedo imaginar qué pasaría si él ya no existiera. ¿Eso era estar enamorado? ¿Depender absolutamente del otro? Lo había leído muchas veces: personas que cometían crímenes con tal de estar junto al otro y que no le hicieran daño, otros que abandonaban sus herencias y familia por el verdadero amor. Hasta ahora no lo había entendido, pero solo era un adolescente que no sabe nada de la vida y también podía comprender que lo que sentía era debido a que los jóvenes teníamos la capacidad de sentir todo lo que nos sucede con más intensidad, con más fervor y pasión.

 

Desperté lentamente, había dormido algo intranquilo. Me levanté, alisté y me encaminé al colegio. Iba tranquilo, no había prisa alguna, además tampoco vería a Max y eso me desalentaba un poco. Llegué y, para mi suerte, Leandro no andaba rondando por los pasillos, me senté en mi puesto y me puse los audífonos para escuchar algo de música. Estaba por presionar la canción, cuando escuché a Alexandra llamarme desde el asiento trasero, me giré con una pequeña sonrisa.

—Hola—me saludó.

—Buenas—le devolví el saludo.

—¿Max no va a venir hoy?

—No—respondí con pesar—tenía que hacer unas cosas importantes.

—¿Con John?

—N-no, su madre—al escuchar el nombre de ese tipo.

—Ah… entonces hoy vas a estar solo todo el día, ¿no?—indagó con una sonrisa.

—Sí, como podrás apreciar, no hay muchas personas con las que hable.

—¿Podría ser que yo pueda pasar el día contigo?—la vi sonrojarse.

—Claro—le sonreí—no hay problema.

Iba a responderme, pero justo llegó nuestro maestro tutor para interrumpirnos. Pasamos lo que restó del día juntos, por lo que pasé todo el día ignorando a John. Estuvimos hablando de materias, libros, música y alguna trivialidad. La verdad es que ella y yo teníamos mucho en común y en ningún momento nos quedamos sin tema de conversación. Ahora estábamos sentados en unas bancas frente a la cancha de fútbol, en la cual jugaban algunos estudiantes. Habíamos salido de clases hace un rato, pero por petición de ella nos habíamos quedado un rato más.

— Y dime, ¿estás saliendo con alguien?—preguntó después de unos segundos de silencio.

— ¿Eh? N-no… yo…—me sonrojé sin saber exactamente qué decir. Nadie sabía de Maximiliano y yo, no sabía si a él le gustaría que alguien más se entere— ¿Por qué tanta curiosidad?— Decidí salir del paso siendo lo más discreto posible.

—No sé, nunca te he visto con una chica—me sonrojé un poco ante lo que dijo— Aunque puede que tu novia sea la linda chica que vino ayer a buscarte— Comentó pensativa.

—N-no, Emily no es mi novia, es mi amiga— Me sentí un poco mal diciéndolo, todavía tenía la cara de mi amiga cuando le dije que no era ella quien me gustaba.

—Ahh… ya veo— la escuché aliviada y no entendí por qué—Entonces estás disponible— Concluyó sonriendo.

—Eh… no, no tan así—no sabía cómo hacerme entender sin tener que delatarme tan pronto.

—John va a estar muy feliz—la escuché decir y mi cuerpo se tensó involuntariamente.

— ¿John? ¿Qué tiene que ver él con todo esto?—le pregunté algo nervioso.

— ¿No es obvio? Él me pidió que te pregunte si estabas soltero o no. Cree que eres una amenaza para la relación que él y Max mantienen. Que bien que no es así, sería muy penoso de tu parte, ¿no?

— ¿John te dijo que están saliendo?—la voz apenas si salía.

—Claro, me dijo que él le había pedido un tiempo a Max porque pasaban mucho tiempo el uno con el otro. Yo le creo, ¿sabes? Cuando Leandro y él llegaron acá, Max andaba por ahí como un muerto, no tenía interés por nada, incluso supe que había ido un par de veces al psicólogo—Soltó una risita que a mí se me antojó algo burlona. En cambio, yo había quedado muy sorprendido.

— ¿Un psicólogo? ¿Nunca le dijo a alguien la razón?—pregunté aún en shock.

—No, solo lo sabe Leandro. Además ese par tiene algunas diferencias. Dicen por ahí que era porque ambos se habían enamorado de John y que éste no sabía por quién elegirse, por eso el tiempo fuera—se había acercado a mí, susurrando aquello como si fuera un gran secreto.

— ¿Estás segura de eso?

—Casi, Max, a pesar de ser muy sociable, nunca nos cuenta cosas privadas—se puso de pie con una sonrisa.

— ¿A dónde vas?—le pregunté al ver que se daba vuelta y comenzaba a caminar.

—A contarle a John que tú no amenazas su lindo romance con Max—se volteó hacia mí nuevamente, sin dejar de sonreír.

— ¿Qué te ha dicho John?

—Que Max está desesperado por volver, pero él cree que es mejor asegurarse de que todo va a salir perfecto—se despidió con la mano y se terminó de ir, dejándome solo y aún perplejo.

 

No tenía caso seguir en ese lugar. Con pasos rápidos me fui de la cancha y llegué hasta casa, saludé a mamá y a Jennifer, cené y, finalmente, terminé acostado boca arriba en mi cama. Escuché mi celular vibrar al haberlo tenido todo el día en modo de silencio.

 

<< ¿Cómo estuvo el día? Descansa, mañana será agitado. Max>>

 

Le contesté con premura

<<Supe muchas cosas, creo que puedes estar tranquilo, no pienso interponerme en tu relación con John. Allan>>

 

Cerré los ojos y suspiré, sentí una pequeña opresión en el pecho al escribir y enviar aquello.

 

<< ¿De qué hablas? No quiero volver con John. Max>>

<<Claro. Lo que tú digas. Buenas noches. Allan>>

 

Dejé mi celular a un lado y me acomodé para dormir, no me apetecía cenar ni leer el siguiente mensaje que me había escrito Max y que me había llegado casi instantáneamente. Sabía que no podría dormir bien, aun así lo intenté, necesitaba descansar para la competencia de matemáticas que habría al día siguiente y, para mi sorpresa, después de un par de vueltas en mi cama, lo conseguí. Pude dormir a pesar de que mi cabeza no dejaba de rememorar todas las escenas que había forjado con Maximiliano a lo largo de este año escolar. 

 

 

Notas finales:

¿Qué les pareció? ¿Lento? ¿Aburrido?
¿Qué pensamos de la mami de Max? Para mí es una ídola y por todo lo que pudieron apreciar es que no odio a Leandro, no es taaaan malo, ¿cierto? Bueno, sí, sigue siendo malvado.
Déjenme sus reviews para que yo sepa qué les pareció el capítulo. Otra vez, gracias a Crimson por haber subido este capítulo, me sentí algo mal porhaber demorado tanto, así que tomé esa medida desesperada para no tardar más.

¡Nos leemos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).