Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

LOVE ON SCHOOL DAYS por Caroshii

[Reviews - 44]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Buenas!


Logré escribir pronto para no hacerlos esperar tanto.
Quiero que sepan que ya toditos los reviews están contestados y que fueron esos mismos los que me inspiraron a terminar más pronto.

Ya no los detengo más.

¡Disfruten!

                Finalizaba la última clase y todos ya estábamos guardando nuestras cosas para irnos a casa.

 

—Necesito que terminen esa investigación para el lunes— hablaba la maestra de matemáticas fuerte ya que hacíamos algo de ruido al guardar nuestras cosas— no hay excusas y van a tener que reunirse con su pareja para el fin de semana si no quieren algún castigo— ¡No más castigos! Grité en mi mente— que la pasen bien— salió dedicándome una mirada por lo demás gatuna antes de salir, pasaba la mayor parte de la clase mirándome fijamente mientras nos explicaba las materias.

 

— ¿Quieres que hagamos el trabajo juntos?—se volteó a hablarme Max.

—No hay problema…

 

El día había transcurrido tranquilo para ambos y, para mi suerte, no me topé en ningún momento con Leandro, solo con sus amiguitos, pero sabía que ellos no me harían nada si no estaba su líder con ellos así que no estuve en peligro en ningún momento.

 

Ahora Max y yo caminábamos tranquilamente por la calle, ese día habíamos optado por tomar un camino más largo para poder hablar más tiempo.

 

—Oye, te has hecho muy amigo con Emily últimamente—comentó de repente.

—Sí, supongo que es una buena persona—contesté encogiéndome de hombros, completamente desentendido.

—Deberías dejar de darle alas—me advirtió y yo lo miré extrañado.

— ¿Darle alas?

—Sí, tú tal vez lo hayas olvidado, pero hace un tiempo te dijo que le gustabas. Dime: ¿Lo habías olvidado?—me miró incrédulo.

— ¿Ah? Yo…—me sonrojé, de verdad que nunca había tomado enserio sus acercamientos, inconscientemente mi mente siempre había estado en Max.

—Eres muy distraído, ¿Sabías?

—Lo siento…— susurré avergonzado de mi torpeza.

—No importa, pero quisiera que le dejes todas las cosas claras antes de que se encariñe más contigo—lo oí suspirar.

—Sí, voy a hablar con ella—prometí alzando la mano derecha mirándolo muy serio, lo cual lo hizo reír.

—No la culpo—dijo de repente—eres demasiado bonito, a veces me da miedo que alguna de las chicas se te tiren al cuello si les sonríes—lo miré incrédulo, eso no era para nada verdad… ¿Cierto?— ¡Ah! Ya sé lo que vamos a hacer—me sonrió malicioso y me pasó un brazo por los hombros reposándose en ellos.

— ¿Qué?— pregunté algo nervioso, estábamos demasiado cerca.

—Te voy a poner una bolsa en la cara— le di un pequeño golpecito en el pecho mientras él reía ante su ocurrencia.

 

Continuamos caminando entre risas hasta que llegamos hasta el frente de mi casa.

 

—Bien, supongo que me voy— dijo en tono resignado.

— ¿Sabes? Mi mamá quiere conocerte—murmuré bajito solo para que él me escuche ya que por la calle iban pasando otras personas.

— ¿Enserio?— preguntó curioso.

—Sí, anoche estuvimos hablando.

— ¿Le dijiste lo de nosotros?— resolvió algo emocionado.

— ¡No!—contesté casi gritando—Digo, no, no le conté eso— hablé esta vez un poco más normal.

— ¿Entonces?

—Bueno… quiere conocer al amigo con el que siempre salgo— me encogí de hombros inconscientemente—quiere conocerte porque dice que el verme con un amigo es todo un espectáculo—sonrió ante la cara que tenía Max, parecía estar marcando ocupado, pero no por haberle declarado ser antisocial, eso se lo había dicho hace tiempo, más bien parecía en shock, aunque no le costó mucho volver a sonreír emocionado.

— ¿Quieres que entre a tu casa?

—S-sí, digo, s-solo si quieres y puedes—desvié la vista para que no me vea el rostro ya que estaba mirándome fijamente.

— ¡Claro!

 

Nos adentramos en el jardín con él siguiéndome. Me obligué a tranquilizarme sino iba a quedar en evidencia con mi madre, ella siempre fue muy receptiva y conocía mis expresiones a la perfección, nunca pude mantener un secreto con ella. Entramos a la casa y caminamos hasta la cocina.

 

— Buenas noches— saludé para que note que había llegado, estaba enfrascada cortando verduras. Volteó y nos quedó mirando por un rato hasta que finalmente se decidió y se acercó a nosotros.

—Buenas noches. Tú debes ser el famoso Maximiliano—le sonrió cálidamente al mencionado, por suerte de presencia ya le había caído bien.

—Sí, soy Maximiliano Mailer, un gusto—me puse al lado de él y pude verlo sonreírle a mi madre.

—Se ve muy guapo y varonil— me comentó mi progenitora como si él no estuviera al lado de nosotros.

— ¡Mamá!—me quejé y ella solo se rió femeninamente.

—Vayan a tu habitación, los llamo cuando la cena esté lista—nos apuró para sacarnos de la cocina.

 

Fuimos a mi habitación y dejé mi mochila a un lado del armario mientras Max me imitaba y se sentaba en mi cama. Me lo quedé mirando un rato y después me senté al lado de él.

 

—Es muy bonita, se parece a ti— comentó, no era mentira, ella tenía el mismo pelo negro y los ojos cafés que yo.

—Sí, siempre lo dicen—le resté importancia encogiéndome de hombros.

— Pero Jennifer tiene los ojos más oscuros y el pelo más claro que tú—me eché hacia atrás en la cama y suspiré, él se acomodó mejor para poder verme a la cara.

—Dice mamá que Jenni se parece más a papá, pero nunca lo conocí así que no sabría que decirte.

—Lo siento—se disculpó de haberme hecho recordar aquello, sonaba arrepentido y me miraba apenado.

—No importa. No me afecta, ya no.

 

Después de eso nos quedamos ambos en silencio, yo miraba el techo y él se paseaba por mi habitación mirando todo lo que había. Cuando se aburrió volvió a sentarse en la cama y me extendió la mano para que yo la tome. Así hice y él me tiró hasta hacerme sentar.

 

— ¿Max?— pregunté extrañado.

—Shh…—susurró.

 

Tomó mi cara con sus manos y se acercó lentamente mientras cerraba los ojos en el camino. Entre abrí mis labios ante la impresión, sentí su aliento chocando contra el mío y después sus labios impactando con suavidad con los propios. Abrí los ojos por la sorpresa, ese era nuestro segundo beso, aunque el primero solo había sido un simple toque de labios.

 

Sentía mi corazón acelerarse y lo hizo más cuando movió su boca para pasar a atrapar con lentitud mi labio inferior mientras yo no me sentía capaz de corresponder. Era mi primer beso serio y no sabía exactamente qué tenía que hacer, se sentía bien y sentía las cosquillitas que había sentido la tarde anterior cuando él se me declaró más intensas, y quería sentirlas más así que cerré los ojos para ver si así lograba calmar un poco más mis nervios. Comencé a mover tímidamente mi boca atrapando entre mis labios el superior de Max.

 

Estuvimos así por un rato más hasta que finalmente fue él quien rompió el contacto, aunque no soltó mi rostro y solo se alejó unos pocos centímetros.

 

— ¿Estás bien?—me preguntó en un susurro.

—S-sí, c-creo que sí— le respondí a tono, la situación ameritaba a hablar a ese volumen— ¿Y tú?

—Mira—tomó mi mano con una suya y la llevó a su pecho, justo sobre el corazón. Me sonrojé al sentir lo rápido y agitado que latía— así es como tú me dejas.

 

Quise bajar la vista para que no vea cómo un sonrojo enorme se apoderaba de mi rostro, pero la mano que seguía sobre mi mejilla me obligó a enderezarme. Tomé la mano que él había sacado de mi rostro para llevarla a su pecho y la llevé al mío para que él sienta que mi corazón también estaba acelerado y que no era el único.

 

—Me gustas mucho—me dijo con una pequeña sonrisa.

—Tú también—le respondí casi por inercia. Cuando me di cuenta de lo que había dicho me vi tentado a salir corriendo, pero él volvió a besarme haciendo que abandone toda intención de fugarme y que le corresponda nuevamente.

 

Había leído una vez que besar era muy fácil de aprender y yo ya podía corresponderle más animado. El tiempo transcurrió rápido, nuestros besos seguían siendo suaves, pero eran más expertos por mi parte y solo nos tomábamos pequeñas pausas para recuperar el aire y después volvíamos a buscarnos con la misma suavidad que llevábamos hasta el momento.

 

—La comida está- oh, vaya—cortamos el contacto abruptamente para mirar hacia la puerta. Observé con el corazón en la boca cómo mi mamá nos miraba con cara de sorpresa con ambas cejas alzadas, de seguro sin poder creer lo que veía. Yo me puse de pie y me fui al otro extremo de la habitación muriendo de bochorno. Mi mamá perdió la  sorpresa y solo se limitó a mirarnos a Maximiliano y a mí alternativamente—la comida está lista—finalizó la frase que había dejado a medias, aunque había sonado algo cortada.

—S-sí, ya vamos—titubeé mirando hacia todos lados menos a mi madre.

 

Finalmente salió cerrando la puerta tras ella y dejándonos sumidos en un incómodo silencio. Max se acercó a mí y separó mis manos de mi rostro al yo haberlas puesto ahí para esconder mi cara.

 

—Tranquilo, no se veía enojada—me calmó.

—Que horrible, debe estar pensando miles de cosas en este momento—dramaticé mirándolo en busca de alguna solución— ¿Qué hago?

—Sí, respira Allan. No es el fin del mundo, si quieres le podemos explicar todo y ya— me abrazó y yo me hundí en su pecho. Estaba en líos.

— ¿Qué crees que diga?

— No sé, no se veía enojada, solo sorprendida—estaba de verdad preocupado, sabía que ella no me odiaría, no era homofóbica ya que incluso su mejor amigo era homosexual, pero no quería decepcionarla—vamos, nos está esperando—Se separó de mí y me quedó mirando preocupado, no por mamá, sino por la cara de pánico que de seguro lucía yo en mi cara.

 

Llegamos al comedor en silencio y ya en la mesa nos encontramos con que Jennifer también estaba. La saludamos y nos sentamos en la mesa que era para cuatro comensales; mi hermanita en un lado y con la silla de mamá a la derecha y Max y yo en el otro lado, yo de frente a mamá.

 

Comenzamos a cenar tranquilamente, podía sentir la mirada de mi madre posada en mí y por ello no me atrevía a levantar la vista para verla, no me sentía preparado.

 

—Mañana voy a casa de mi madre—habló mi mamá e inconscientemente alcé la vista para mirarla.

— ¿La abuela? Hace mucho que no vamos—sonrió mi hermanita.

—Sí, me llamó en la mañana y dijo que necesitaba ayuda con algunos asuntos. Creo que su vecino quiere reclamar unos terrenos que según él es de su propiedad—bufó imperceptiblemente. Como odiaba que se metieran con mi abuela solo por no poder defenderse, era una persona demasiado amable como para hacer valer sus derechos.

— ¿Y es necesario que vayamos todos?— todas las miradas se posaron en mí— digo… tengo que hacer un trabajo en parejas para el colegio y hay que entregarlo el lunes— me excusé. Amaba ir a ver a la abuela y por eso mi mamá no podría no creerme, además de lo apenado que me puse sin querer diciendo eso.

— ¿Y con quién lo vas a hacer?— curioseó mi hermana.

—Conmigo—respondió Max captando la atención de mi mamá que pareció analizarlo con la vista. Estuvo un rato así mientras él hacía lo posible para no ponerse nervioso, aunque he de admitir que hasta a mí me intimidaba esa mirada.

— ¿Y de qué es?— preguntó mamá tranquila apoyándose en la mesa con sus codos.

—De matemáticas— contesté removiéndome inquieto, no sabía qué diría mamá al respecto.

—Entonces no quedará otra que dejarte aquí. Sabes que llevar tarda unas horas y por todos los trámites que voy a tener que llegar a hacer me voy a demorar por lo menos hasta el domingo. Sé que eres responsable y que podrás sobrevivir por tu cuenta así que no veo problema en que te quedes aquí— sonrió amable y yo la miré un poco más aliviado— pero me da miedo que te quedes solo, no quiero ni pensar en qué pasaría si entrara alguien a robar— habló en un tono exageradamente afligido.

—Estoy grande, no me va a pasar nada—musité.

—No, es peligroso que te quedes solo—dictaminó ella. Era muy terca y casi imposible de persuadir. Ya lo sabía yo que llevaba toda mi vida junto a ella.

—Pero tengo que hacer el trabajo—repliqué comenzando a preocuparme.

—Lo sé, por eso quiero que me dejes terminar de hablar—sirvió un vaso de jugo y se lo tendió a Max— ¿Podrías quedarte el sábado en la noche aquí?—solté una exclamación completamente incrédulo. Mi mamá, la mujer que acababa de ver a su único hijo hombre besándose con otro hombre en su habitación, acababa de pedirle a Max que se quede a solas conmigo por prácticamente todo el fin de semana mientras seguía extendiendo el vaso de jugo a la espera de una respuesta— ¿Qué dices?—insistió al ver que no le decía nada.

—No sé…—me miró como pidiéndome permiso, yo ya conocía todas sus expresiones. Me sonrojé un poco pero finalmente terminé asintiéndole con la cabeza sutilmente— Sí, no hay problema. Yo cuido de su hijo— finalmente aceptó y recibió el vaso de jugo, bebiendo un poco de él.

—Perfecto. Jenni y yo nos vamos después de asegurarnos de que hayas almorzado y que tengan lo necesario para sobrevivir—ella sabía que no había problema con eso. Al pasar mucho tiempo con mamá y Jennifer, aprendí a cocinar de manera aceptable y no se me daba nada mal, todo hay que decirlo—después vamos los tres a hablar de los cuidados de la casa a tu habitación— sentenció entonces. Comprendí enseguida lo que ella quería, quería hablarnos de lo que había visto y de seguro indagar un poco en que si tenemos algo y que cuándo y que por qué no le había dicho. Ya había demostrado que no estaba en contra o no nos regañaría, sino no le había propuesto aquello a Maximiliano ¿Cierto?

 

Cenamos tranquilamente, hablando de cosas del colegio y con mi madre preguntándole de todo a Max, incluso él que siempre está tranquilo titubeaba a ratos y es que mi progenitora no dejaba de hacerle preguntas. La conocía a la perfección y sabía que ella solo estaba curiosa por conocerlo porque de verdad que era raro que yo lleve a alguien a casa dado que ni cuando estaba en el otro colegio lo hacía. Esperamos que termine de lavar los platos que usamos y mi hermana se fue a hacer la tarea porque no estaría el fin de semana. Mi mamá terminó y nos fuimos los tres a mi habitación.

 

—Bien, voy a necesitar detalles. Es lo mínimo después del pastelito que me encontré—se sentó en la silla del escritorio mirándonos a ambos.

 

Entre ambos nos miramos sin saber que hacer, él se sentó en la cama y yo lo imité a su lado.

— ¿Están saliendo?—preguntó sin rodeos. Ella me conocía a la perfección y sabía que y no sería capaz de decir alguna frase completa.

—Ah… nosotros…—bajé la vista y miré hacia cualquier lugar de la habitación menos a mamá—sí—susurré bajito rojo hasta las orejas al escucharla suspirar.

— ¿Llevan mucho tiempo saliendo?

—No— esta vez le hizo frente Max— de hecho, comenzamos ayer en la tarde— miré a mi mamá y vi lo sorprendida que se mostró. Eso hizo que me encogiera un poco más en mi lugar.

— ¿Ayer? Entonces creo que no tengo nada de qué preocuparme—Sonrió y yo la miré completamente incrédulo, a veces las mujeres son tan extrañas.

— ¿Ah?—Dije sin pensar y es que enserio no había entendido el cambio tan brusco de actitud.

—No te preocupes cariño. Tú solo preocúpate de pasar un buen y sano fin de semana haciendo las tareas con tu novio—resumió de lo más tranquila— Max, vete temprano a tu casa para que tu madre no se preocupe por ti. Y avísale dónde te vas a quedar— se puso de pie y se encaminó hasta la puerta—buenas noches, mañana va a ser un día ajetreado para mí—se despidió con un movimiento de manos y cerró la puerta, dejando un silencio algo tenso.

—Eso estuvo algo extraño—comentó él y yo solo lo miré.

—Sí… bastante— murmuré como ido.

—Pero por lo menos no dijo nada de malo— sonrió después de un rato— me voy. Pienso guardar mis cosas hoy para que mañana esté más despejado.

—Te acompaño— me ofrecí, sería poco amable no hacerlo.

—No te preocupes, son solo unas casas más allá— se puso de pie y ambos fuimos hasta afuera—descansa, nos vemos mañana—se despidió dándome un pequeño toponcito en los labios y se fue, perdiéndose en la oscuridad opacada solo un poco por los postes de luz.

 

Volví a entrar a mi casa y, después de asearme, me metí a la cama para dormir. Tendría un día bastante agitado mañana. Estaba por dormirme cuando mi celular comenzó a vibrar sobre el velador cuando me llegó un mensaje.

 

<<Descansa, espero que tengas dulces sueños. Max>>

 

No pude evitar sonreír como un bobo, mientras sentía una calidez que nunca había sentido antes en mi pecho. Tal vez no estaba tan mal salir con él.

Notas finales:

¡Fin del capítulo!

¿Qué les pareció? ¿Hermoso? ¿Fome? ¿Malo? ¿Del asco? ¿Hay que quemar a la autora?
Nah, no voy a dejar que me quemen pero sí que quiero saber qué opinaron del capítulo. Saben que siempre es muy motivante para mí contestarles.

¿Qué opinan de MaxXAllan? ¿Van muy rápido? ¿Habrá lemon? ¿Terminarán la tarea de la profe de matemáticas? Uhhh... Misterioso. Bueno, no.

Ojalá escriban qué les pareció, nos leemos cuando escriba el próximo capítulo.

¡Besos y abrazos a todos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).