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LOVE ON SCHOOL DAYS por Caroshii

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Notas del capitulo:

Notas iniciales:

¡Hola! Siento de corazón haber estado tanto tiempo sin publicar pero tengo dos pretextos para ello.

1) Tuve que hacer un trabajo inmenso de física que me tuvo consumida toda una semana. Era como: llegar a casa, comer y a hacer el trabajo de física. Ni siquiera estudié para una prueba para hacer el condenado trabajo D:

2)Me quedé sin internet. Lo sé, la peor trajedia que pudo ocurrirme, pero aprovecharé cada oportunidad de internet para publicar, prometo no tardar tanto, a lo mucho una semana por capítulo.

Sin ánimos de distraerlas(os) más, aquí les dejo el capítulo.

¡Disfruten!

No me sentía bien, estaba mareado y con dolor de estómago. Después de que me fui del árbol donde había charlado con Max no me pude quedar para las clases de la tarde así que me disculpé con el profesor Stiff y me fui a mi casa para descansar. Por suerte mamá trabajaba y Jenni tenía colegio a esa hora así que estaba a salvo de las preguntas incómodas.

 

Había sido un día complicado: primero el incidente con Leandro, aún no sabía cómo ese sujeto era capaz de hacer tantas cosas malas solo por el hecho de dañar a Max. Sus marcas estaban tatuadas en mi piel, las tocaba y me daban escalofríos. Opté por lo más sano y saludable para mi cuerpo y mente, me metí a la ducha para limpiar todo lo que pudiera quedar de ese… agh, no valía la pena siquiera molestarse por él. Después estaba ese tal John. No sabía qué era lo que pretendía lograr, me hacía dudar de Max. Ni siquiera habíamos podido hablar después de ese abrazo tan nostálgico que se dieron en el salón frente a todos, bueno, además de los segundos que tuvimos bajo el árbol. Tenía mucho para pensar… ideas fugaces cruzaban mi mente, tal vez Max todavía quería a John, tal vez yo había sido su remplazo mientras ese llegaba al colegio en el que estábamos, tal vez todo lo lindo que tuvimos en estos meses solo fueron un juego para él… tal vez.

 

Salí de la ducha anudándome la toalla en las caderas y me metí a mi habitación. Me puse ropa abrigadora, hacía frío y eso me ayudaba a esconder más fácilmente los dientes y los chupetones que tenía repartido en mi torso y cuello. Me senté a leer en mi sillón a un lado de la ventana, me gustaba inspirarme en el paisaje de la ciudad y el dolor que sentía estaba pasando por lo que no había necesidad de algún remedio.

 

Me enfrasqué en un libro que había comprado hace unos días en la librería, tanto que cuando levanté la vista ya habían pasado tres horas, lo supe por el reloj que tenía colgado en mi pared. A esta hora se suponía que yo estaba saliendo del colegio y caminaba hasta casa junto a Max, de seguro se habría preocupado por mi ausencia en la tarde. Justo cuando iba a tomar mi celular para llamarle me arrepentí, tal vez él ni se acordó de mí estando con ese John. Claro que no, él era perfecto, no era alto pero sí era muy lindo y no tenía los mismos problemas que tenía yo para hablar con las personas desconocidas o a las que no les tenía la confianza.

 

Comencé a mirar hacia mi ventana, veía a los estudiantes pasando mientras conversaban emocionados, de seguro cómo les habría ido en el colegio o alguna anécdota que les haya pasado. Estuve a punto de volver a sumergirme en mi lectura cuando una escena llamó mi atención; iban pasando justo por el frente de mi casa Max y ese tal John. Me quedé viéndolos hasta que observé atónito cómo el pequeño muchacho se ponía de puntillas mientras rodeaba el cuello de Max con sus brazos. Y claro, eso no fue lo peor, lo peor vino cuando John se acercó hasta el castaño y le plantó un beso en los labios, ahí a vista y paciencia de todos los transeúntes que volteaban poco disimuladamente a observar a ese par de chicos que se besuqueaban en la calle sin ninguna vergüenza.

 

Sentí mi pecho volverse más pesado mientras sentía mis latidos más erráticos. No tuve el valor de seguir mirando, me lastimaba verlos darse tanto cariño y darme cuenta de que lo mío y lo de Max fue solo un capricho de él y que de verdad no me quería justo como había dicho esa noche en la que le entregué mi virginidad. Claro, eso no era lo importante, pero me sentía traicionado y abandonado. Bueno, había sido bonito mientras duró. Al comienzo sería difícil verlo a la cara pero aprendería a sonreírle, aunque sea falsamente. Por mientras solo quería llorar, sentía mucha rabia hacia mi persona por haber dejado que me afecte tanto y porque sin darme cuenta sentía mucha tristeza al ver que Max no estaría más conmigo, estaba acostumbrado a su presencia. Me tiré en mi cama escondiendo mi rostro en la almohada. No podía culparlo, el otro era mil veces mejor que yo, pero igual dolía… me dolía mucho.

 

~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~

 

—Allan, cariño—desperté perezosamente soltando un pequeño quejido casi inaudible de no ser porque la persona que me hablaba estaba a mi lado—Despierta—insistió.

— ¿Mamá?—pregunté desorientado al abrir los ojos y descubrirla a ella sentada a mi lado— ¿Qué hora es?—me dolía un poco la cabeza y los ojos me ardían por haber estado llorando antes de haberme quedado dormido.

—Es hora de la cena. Me llamaron diciendo que habías venido más temprano porque te sentías mal. ¿Cómo te sientes ahora?—me acariciaba la cabeza con suavidad y yo me acomodé mejor para mirarla mientras cerraba los ojos por el dulce contacto que ella me brindaba.

—Estoy mejor, pero todavía me duele un poco la cabeza.

—Te voy a traer la cena y algún medicamento contra el dolor de cabeza.

 

Me besó la frente y salió de la habitación. Yo me quedé pensativo ahí, me dolía la cabeza pero esa no sería excusa para faltar al día siguiente. Ni modo, tendría que toparme con Max y John algún día.

 

El sonido de mi celular me sacó de mis cavilaciones. Revisé la pantalla y vi que era un mensaje de Emily. Sonreí, ella enserio me caía muy bien y se había convertido en una gran amiga.

<< ¡Hola!, ¿Qué tal? ¿Estás libre mañana? Emily>>

 

Me apresuré en contestarle, tenía que fruncir el ceño para que mi vista no se empañe, más que mal acababa de despertar después de haber estado llorando.

<<Hola. Estoy bien. Estoy libre después de clases. Allan>>

 

Me volví a acomodar pero casi enseguida me respondió, esa chica era muy rápida escribiendo en su celular. Normal, pasaba todo el día pendiente de él.

<< ¡Perfecto! Te invito a salir y no acepto un no por respuesta. Te espero afuera de tu colegio a la salida. ¡Nos vemos! Emily>>

 

Sonreí nuevamente, suspirando inconsciente. Aquello me ayudaría a distraerme un momento de todo lo que me había pasado en estos pocos días aunque sea por un rato.

 

Llegó mamá con una bandeja de comida, los medicamentos y un vaso de agua. Lo dejó todo a un lado de la cama y luego se sentó donde se había sentado con anterioridad.

 

—Hace más o menos una hora vino Maximiliano—me tensé por completo cuando lo nombró—Estaba preguntando por ti, se veía preocupado—comentó sonriendo.

—Sí… me fui sin avisarle—dije cabizbajo, no sabía qué era lo que él pretendía haciéndome creer que se preocupaba por mí.

—Oh, bueno—contestó algo cortada, de seguro se había dado cuenta de mi incomodidad—envíale un mensaje de texto para que se despreocupe. En un rato vengo a buscar la bandeja, no olvides tus medicamentos, mañana vas a estar bien si te los tomas.

 

Se fue dejándome a solas con mi comida y mis pensamientos. Antes de comenzar a comer escribí el mensaje.

<<No me sentía bien, lo siento. Nos vemos mañana. Allan>>

 

Lo envié y tomé mi medicamento. Casi al instante recibí una respuesta de su parte.

<< ¿Ah sí? Que bien, fui a verte y tu mamá dijo que estabas durmiendo. Pasaré por ti mañana. Descansa, Allan. Max>>

 

La leí y me fue imposible no suspirar. Me estaba haciendo dudar y yo todavía estaba afectado por lo de John. Me senté en la cama y comí toda mi  cena, al poco rato apareció mamá a buscar a bandeja y yo me puse a dormir. A pesar de haber dormido no pude descansar nada y tenía que dormir si no quería quedarme dormido en clases al día siguiente.

 

~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~O~

 

Desperté tempranamente gracias a mi alarma. No me dolía la cabeza pero sí que tenía sueño, al final no había podido descansar e iba a tener que ir al colegio sí o sí, no quería atrasarme con alguna materia para no quedar atrás. Tomé una ducha, me vestí, guardé los cuadernos que no guardé la noche anterior para ese día y me fui a desayunar al comedor. Mamá ya estaba sentándose y Jenni ya llevaba la mitad de sus tostadas. Terminé y fui a acabar de arreglarme. Estaba por tomar mi mochila pero mi celular comenzó a sonar.

 

— ¿Hola?— contesté desanimado, tenía enserio mucho sueño, tanto que ni me había molestado en ver quién era.

Hola, estoy esperándote afuera. Hay que hablar de lo de ayer—me asusté al descubrir que se trataba de Max y, por lo tanto, revisé mi celular para asegurarme de que enserio fuera él.

—S-sí, ya voy saliendo.

 

Corté el celular y lo guardé en mi bolsillo. Me calcé la mochila al hombro y bajé rápido, obviamente me despedí de Jenni y mamá, salí y me lo encontré afirmado en el portón. Me apresuré a llegar a su lado.

 

—Hola…—me puse a su lado y él se irguió.

—Buenos días—me sonrió pero me vi incapaz de corresponderle el gesto. Comenzamos a caminar en silencio, el cual fue roto por él—me preocupé por ti ayer, te fuiste sin avisar—comentó mirándome de reojo.

—No creí que te hayas dado cuenta—sin pretenderlo mi tono había salido algo resentido.

— ¡Claro que me di cuenta! Allan, estamos saliendo ¿o no?—me tomó del brazo y me hizo frenar para que enfrente su mirada, pero no pude hacerlo, me avergonzaba verlo a la cara.

—No sé… ya no sé nada—susurré dándome vuelta otra vez para continuar caminando. Pero él fue más rápido y volvió a tomarme del brazo, esta vez con más firmeza pero obviamente sin hacerme daño.

—Allan, espera. Hay que hablar.

—Vamos a llegar tarde a clases.

—No, tenemos que arreglar esto—me tomó de la nuca y me hizo levantar la vista. Mordí mi labio inferior, mis mejillas estaban calientes—No hagas eso, no los muerdas—colocó dos dedos sobre mis labios haciendo que yo deje instantáneamente de morderme—lo siento, yo… John-

— ¡Maxi!—volteamos sobresaltados a mirar hacia un lado. Me separé rápidamente de Max al ver que John se acercaba apresuradamente hasta nosotros— ¡Buenos días, bonito!—lo saludó abrazándolo muy emocionado, volví a bajar la vista empuñando mis manos inconscientemente.

—Buenos días—lo saludó Max o como John le había dicho “Maxi”.

— ¿Quién es él, amor? ¿Es un amigo?—vi de reojo que él me estaba mirando, de seguro ni se había percatado de mi presencia por estar tan enfrascado con su amor.

—Es Allan—resumió Max. Mi subconsciente se sintió algo decepcionado, muy en el fondo esperaba que él dijera algo de lo nuestro. Tal vez se avergonzaba o enserio yo era una entretención para él.

— ¿Allan? Un gusto, soy John—me extendió la mano en un saludo pero no se lo respondí así que la devolvió a su lugar original—oh, vaya. Al parecer no es muy hablador—le había susurrado a Max, pero aquello fue lo suficientemente audible como para que yo lo escuche—Maxi, tengo un panorama muy bueno para la tarde, ¿Sabes? Van a estrenar una película al medio día y quiero que vayamos a verla juntos. Dicen que es una romanticona, de esas  que veíamos antes y a esa hora la sala no va a tener mucha gente, eso podría hacerlo más interesante ¿Qué dices?

—A esas horas tenemos clases.

—Oh, vamos. De seguro no nos dicen nada. Vamos, hazlo por los viejos tiempos. Todavía recuerdo cuando nos escapábamos para ir a los baños a besuquearnos saltándonos las clases de educación física y matemáticas—escuché su tonito soñador mientras me mantenía al margen de la conversación y no pude quedarme por más tiempo a escucharlo. Me di la media vuelta y comencé a caminar solo hasta el colegio.

 

¡Que horrible! No solo le hablaba en ese tonito tan meloso, sino que se habían puesto a rememorar el pasado, bueno, prácticamente solo hablaba John, pero igual me sentía muy fuera de lugar. No había manera de que pueda igualarme a él, siquiera presentar un poco de pelea, tan hablador y simpático, sin vergüenza alguna por abrazar o besar a Max en público, tan lindo y con aquella expresión tan tierna, tan impulsivo y directo. No, definitivamente Max tenía miles de motivos para preferirlo a él en vez de a mí.

 

—Buenos días, precioso—iba tan enfrascado en mis cavilaciones que no me percaté que estaba pasando al lado de Leandro y Nick hasta que el primero me habló poniendo su brazo en mis hombros y apegándome a su costado— ¿Cómo amaneciste?

—T-tengo que irme—me sentía raro con su contacto, me desagradaba.

— ¡Vamos! Quédate con nosotros. Max viene muy ocupado con John. ¿Ya no prefiere llegar aquí contigo?—apuntó hacia la entrada del colegio y vi a Max que en esos momentos caminaba con John pegado a su brazo mientras le hablaba sin parar. No parecieron reparar en nuestra presencia por lo que pasaron al lado de nosotros sin mirarnos— ¿Ves? Con John al lado olvidó todo lo demás—no pude menos que darle la razón. Aunque no entendía a qué quería llegar con todo esto— Yo sí quiero estar contigo, yo no te dejaría por un niño como él, eres más lindo y delicioso.

—No… quiero irme—hice el ademán de separarme de él pero me volvió a apegar a su cuerpo.

— Es adorable ¿no?—le preguntó a su amigo.

—Me lo comería—lo miré horrorizado. ¿Cómo que me comería? Me asustaban enserio.

—No, él es mío. ¿Cierto, lindura?—Leandro tiró de mí hasta hacer que quede frente a él y con sus manos abrazando mi cintura.

—D-déjame, por favor—puse mis manos en su pecho y traté de alejarlo de mí, pero obviamente él era más fuerte y no logré mucho.

—Te voy a dejar ir—concedió al fin—pero solo si me das un beso—no dejó que le responda y tomó mi nuca empujándome hacia él. Fue casi instantáneo, su boca estaba sobre la mía y por la sorpresa tenía la mía entreabierta por lo que él no demoró en ultrajarla con su lengua haciendo que sienta mucha repugnancia hacia su persona.

—N-no… mmgh… dej… —comencé a golpearlo con mis puños cerrados en su pecho pero él ni se inmutaba, es más, incluso me besaba con más ganas y con cero cuidado.

—La directora—avisó Nick y él se separó de mí, pasando a morder mi labio inferior y rajándolo sin ninguna delicadeza.

—Nos vemos más tarde, bonito—me dio una palmada en el trasero que me hizo enrojecer hasta la raíz y salí prácticamente corriendo por la vergüenza y para huir de él lo más rápido posible de la mirada que nos dedicaban los demás estudiantes.

 

Me metí rápidamente al baño, me miré al espejo y observé horrorizado la herida que tenía en mi labio inferior, de la cual salía sangre que yo mismo podía degustar con mi lengua. Busqué confort y me limpié lo mejor que pude pero la herida no dejaba de sangrar. Tomé más confort y lo guardé en mi bolsillo mientras hacía presión en mi labio con otro trozo. Las cosas no podían ir peor.

 

Llegué al salón cuando faltaban únicamente unos cinco minutos y me encaminé enseguida a mi asiento. Pasé al lado de Max, quiso decirme algo pero lo pasé de largo y me senté. Lo oí suspirar y me sentí confundido, aunque a la vez decepcionado, esperaba que me dijera algo. Llegó la maestra de y matemáticas y todos los demás se ordenaron en su puesto.

 

— ¡Bien, chicos! Tengo los trabajos de investigación revisados y con nota. Los voy a ir llamando y quiero que pasen aquí adelante—la maestra se sentó en su escritorio y se puso a llamarnos a todos para pasar adelante. No me gustaba pasar, siempre que me llamaba me dedicaba una mirada impura, la misma que le dedicaban los idiotas pervertidos en el metro a mamá o a Jenni, o en el peor de los casos, a mí— Allan Reyes y Maximiliano Mailer.

 

Ambos nos pusimos de pie y caminé tras Max hasta que llegamos al frente.

 

—Felicidades chicos, nota máxima—sonreí inconscientemente, siempre me hacía feliz saber que el esforzarme sacaba buenos frutos y que podría seguir en el colegio ya que si bajaba mis notas perdía mi beca—Hicieron un muy buen trabajo juntos, se nota que son muy unidos—desvié la vista sonrojado cuando Max me sonrió—en dos días es el campeonato matemático, los concursantes recibirán una carta de recomendación y pasar el ramo sin necesidad de hacer más pruebas o trabajos en el año, además de un viaje todo pagado por tres días en un lindo lugar para vacacionar y un jugoso premio en efectivo para los ganadores y así gastar en lo que quieran. Me gustaría que ustedes dos y el señor Anton concursaran por el colegio. ¿Qué dicen? El señor Anton dijo que estaría encantado de ir si usted, señor Mailer, asistía.

 

Fruncí el ceño. Claro que me apetecían unas mini vacaciones pero no quería tener que ir con John a algún lado. Estaba desarrollando una pequeña aversión hacia ese chico.

 

—No sé, suena bastante tentador pero creo que tenemos que pensarlo un poco—escuché decir a Max.

—Oh, no pueden negarse. Lo siento chicos, pero ya los anoté— ¿Qué? ¿Estaba bromeando? La miré incrédulo—supuse que no iba a tener que explicarles nada porque pensé que se iban a motivar enseguida, pero veo que no es así. Vamos, no se preocupen, El jefe del departamento de matemáticas estará con ustedes todo el tiempo. Más tarde les entrego las bases para el concurso, no se preocupen demasiado por esto. Después de concursar quedarán libres de hacer más trabajos o evaluaciones de matemáticas por todo lo que queda del año independiente de si ganan o no, no tienen nada que perder.

 

Me volví a mi puesto completamente resignado, tendría que estar cerca de John y Max por todo lo que dure el concurso, de seguro serían unos dos días en otra ciudad para todas las rondas, antes ya había participado de ellas, no gané en ningún concurso pero siempre sacaba un lugar considerable. Por lo menos esta vez la maestra se había aguantado sus comentarios fuera de lugar, de seguro si Max no hubiera estado la charla se habría extendido.

 

—Ah, señor Reyes—miré a la maestra, que era quien me había llamado—necesito que más adelante pase por la oficina del departamento de matemáticas— ¿Qué? ¿Era una broma? Ahora sí que me puse nervioso, esto era mucho peor que ser bombardeado de insinuaciones—usted pase a recoger las bases y los permisos que deben firmar sus padres—culminó sonriéndome. Odiaba que los maestros me hablen en clases o me adulen porque todos volteaban a verme, incuso creo que algunos compañeros me tenían un rencor porque cada vez que los miraba me fruncían el ceño. Por lo menos eran inofensivos, no como Leandro.

 

La mañana terminó tranquila, no hablé con nadie en recreo y solo me dediqué a escuchar música. La hora del almuerzo llegó y yo había sacado mi comida para comer en el salón. Estaba por la mitad cuando vi entrando a John, lo más extraño de todo esto es que venía solo y se dirigía hacia mí.

 

—Hola, Allan—se sentó al frente mío, justo en el puesto de Max. Dejé de comer pero no levanté la vista— ¿Estás sordo? Te hablé.

—Te escuché—respondí tranquilo.

— ¿Te gusta mi Maxi?

— ¿Ah?—subí la mirada ante lo directa de su pregunta, él estaba serio y con el ceño fruncido.

—Te estoy preguntando que si te gusta Maxi—insistió.

—N-no, yo…-

—Sin mentirme—me cortó de repente al escucharme titubeando.

—Sí…—susurré mientras mis mejillas se sonrojaban. No podía mentirle, no estaba en mi naturaleza y sentía que traicionaba a Max si lo negaba.

—Oh… así que te gusta MI Max—enfatizó el “mi” apuntándose a sí mismo—Pues, te tengo una mala noticia, él está conmigo y tú estás estorbando—sonrió malicioso.

—Me dijo que eras su ex—hasta yo me sorprendí de haber alzado la voz en esa situación, pero se lo decía o reventaba, así de simple. Ese chico no me iba a hacer sentir mal con sus palabras.

—Pero ahora vamos a volver, espero que no te hayas ilusionado con él—el tono burlón que usó me hizo cerrar las manos en puño bajo la mesa.

—Él está con-conmigo—sentí algo en mi pecho cuando lo dije, no sé, fue una sensación algo cálida.

—Pobre, de seguro solo te usó para tener sexo, dime: ¿Ya te lo hizo?

—Y-yo…—mis mejillas estaban por reventar, pero no por eso me callaría. Después lidiaría con la vergüenza y la pena— ¿Y qué si lo hizo?

—Después de nuestro viajecito a las competencias de matemáticas tendrás suerte si te sigue hablando, bonito.

 

Se puso de pie y se fue justo como llegó. Me sentí enojado, ese chico quería competir conmigo y yo no le negaría pelea. Si Max quería estar con él y saldría de al medio, pero eso sería hasta que me lo diga. No más Allan sumiso frente a John.

Notas finales:

¡Chanananaaaan! ¡Fin de capítulo 9!


¿Qué les pareció? ¿Intenso? ¿Fome (aburrido)? ¿Predecible?
¿John merece la horca? ¿Yo merezco la horca? ¿Leandro merece la horca?

Dejen sus opiniones abajo, saben que todo lo que me escriban es siempre bien recibido (Recuerden: pueden insultarme todo lo que quieran :D)
Besos y abrazos

¡Nos leemos!


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