Capitulo 3:¿Que pasa aquí?...
Después de un rato, se dio cuenta de que se haba encariñado con el gato.
Le recordaba tanto a su Misaki.Ese Misaki que tanto ama, tan adorable, lindo; ese delgado, pequeño y delicado cuerpo que tanto quería solo para el; quería tocarlo, acariciarlo, mimarlo….lamerlo, saborearlo…. Ah, como divaga la mente…
Estaba tan absorto en sus indecorosos pensamientos que olvido todo lo de su alrededor mientras un hilo de sangre que nacía de su nariz se alargaba hasta su cuello. Entonces el gato maulló y le recordó donde estaba, afortunadamente la calle donde se encontraba permanecía completamente sola, pero aunque estuviera llena de gente no le importaría que le miraran como un loco, de todas formas, si estaba loco… Loco por Misaki.
Entonces comenzó a prestar toda su atención en aquel minino, le mordisqueaba el dedo con los pequeños colmillos y maullaba. T
al vez tenía hambre. Sonrió, una sonrisa pequeña, divertida y sincera.
Lo tomo con una de sus manos y lo condujo hacia su hombro, acurrucándole.
Comenzó a caminar por las calles mientras el minino ronroneaba y meneaba la cola de un lado a otro. Cuando llego a su departamento, subió por el ascensor hacia el séptimo piso. Llego a su puerta y saco sus llaves de uno de los bolsillos de su larga chaqueta con su única mano libre, abrió la puerta.
Su departamento era bastante amplio, con muebles cómodos y un poco caros, una televisión plasma, un cuarto de invitados más pequeño que su propia habitación totalmente blanca, sin personalidad alguna. Su cuarto era bastante amplio, tenía una cama bastante amplia con un colchón suave, un armario no muy grande, y de dos nocheros a cada lado de la cama, uno con una lámpara y el otro con un par de libros e informes que debía de entregar a SCEPTER4, y… En uno de los cajones uno de sus objetos mas preciados, una foto de él y su hermoso Misaki regalándole una gran sonrisa a la cámara. El baño también era considerablemente grande, una ducha y una gran bañera cuadrada, el lavamanos y hasta el inodoro se veían impecables y con un toque de elegancia, todo adornado con azulejos blancos y rojos.
Cuando entro dejo al felino en el largo sofá que estaba frente a la televisión. Cuando el minino se dio cuenta, comenzó a mover inquietamente la cola de un lado a otro mientas miraba a todos lados con fascinación y un brillo de curiosidad.
Se bajo del sofá bajo la mirada del azul y comenzó a inspeccionar el lugar, era agradable estar hay.
Olisqueo el aire y se sintió en una zona de seguridad, todo el lugar tenía impregnada la esencia de Saru. Le gustaba. Cuando comenzó a sentir hambre se acerco al oji azul y se sentó justo en frente de el a la altura de los tobillos.
--Meww----oo!—
maullo con una nota de exigencia en su tono. Saru lo entendió por completo.
--Ja ja, hai, hai, te dare algo de comer—
Cuando llego a la cocina lo primero que pensó es.
--“¿Qué se supone que le de comer a un gato?”—
Rebusco un poco en la nevera hasta que encontró una lata de atún, no era experto en el cuidado de los gatos, pero… ¿no se supone que a los gatos les gusta el pescado? No le dio mas vueltas al asunto y abrió la lata y la deposito en el suelo.
Al parecer no se había equivocado, el felino comía gustoso aquello como si se tratara de un manjar. Sonrió, le hacia feliz tener un poco de compañía, le agradaba la presencia del gato, aunque desearía con aun mas fuerza el poder disfrutar de la compañía de su Misaki. Se agachó y comenzó a acariciar el suave pelaje del felino. Todo era tranquilo, hasta que…
--OII, FUSHIMI!!! ¡¡¡TE HE ESTADO LLAMANDO POR 40 MINUTOS Y NO CONTESTAS!!!—
Decía histéricamente Awashima del otro lado de la puerta principal.
--Mierda!—Dijo por lo bajo, se había escapado del trabajo para estar hay.
-- ¡¡¡SAL DE HAY AHORA MISMO Y TAL VEZ NO TE REBAJE EL SUELDO!!! –
¿Era en serio? Había visto mas de un millón de veces como sus compañeros se saltaban en trabajo y nunca les decía nada, no había duda, esa mujer tenia algo en contra de el.
--Tsk, ¡ya salgo!—
Acaricio al gato unos momentos mas, y justo antes de abrir la puerta recordó que … El gato, todavía no tenia nombre. Sonrió, era fácil ponerle un nombre, le pondría el mismo nombre de la persona en la que pensó cuando llevo al minino a su casa. Abrió la puerta, y volvió a mirar hacia adentro, dirigiendo su mirada al felino.
--“Vuelvo pronto, Misaki”—
Dijo en un susurro que su enfurecida superior no logro escuchar, pero el pequeño gatito si. Y justo antes de que la mujer ya cabreada lo cogió del cuello de la camisa y cerrara la puerta bruscamente con el pie, pudo notar como el minino levanto la cabeza y le miro con una clara mirada de irritación al escuchar aquel nombre.
Wow, no lo creía, hasta en eso se parecía a su Misaki. No, las coincidencias no podían llegar hasta ese punto.
Se quedo un rato mas pensando hasta que llego a las oficinas de SCEPTER4 a recibir el sermón de su vida.
::..Con Misaki..::
Se sentía satisfecho, como le gustaba el atún. Pero, ahora se sentía aburrido y …. Solo.
Y ahora, ¿Cómo matar al aburrimiento?.... Se subió al sofá y observo con mas claridad el lugar. ¿Qué tal explorar? Bajo del sofá y se encamino a las diferentes habitaciones, todo era grande -para el- y agradable, el lugar tenia la esencia de Saruhiko, le gustaba el lugar, la comida y en especial…. La compañía de Saru.
Decidido, se quedaría.
Para cuando termino el recorrido volvió a la sala. Y… ¿ahora que? Saruhiko todavía no regresaba. Estaba aburrido, le gustaba moverse, estar activo.
De repente, apareció la respuesta a sus plegaras. Una mariposa había entrado por una ventana que el azul había dejado abierta accidentalmente.
Se acerco revoloteando hasta quedar en la punta de la nariz del felino, el cual no pudo ignorar sus instintos y salto hacia atrás, para luego estirar las patas en un intento por atrapar a la mariposa.
Desde luego, falló. Y no pudo evitar creer que la mariposa se burlaba de el, y volvió a atacar, fallando de nuevo.
Hací fue como comenzó un largo juego donde, tratando de atrapar a una simple mariposa, el felino termino volviendo la casa patas arriba, en acto del destino la puerta del refrigerador se abrió, dejando pasar olores, que para un gato serian totalmente irresistibles.
Cuando se acerco al frio aparato, pudo notar algunas latas de atún, y una gran tarta de crema y fresas. Entro al refrigerador y sintió como el extraño aire congelado le penetraba por el pelaje hasta la piel, poco le importo y comenzó a empujar la tarta hasta que callera al suelo.
PLACK
El delicioso dulce acabo en el suelo esparciendo crema por los siguientes 4 metros. El minino salto cayendo al suelo en pie como todo un felino. Se acerco a la tarta y comenzó a lamerla, cuando comprobó que sabía bien –tal vez muy bien para un amante de lo dulce- comenzó a dar mordisquitos por toda la tarta, manchando por todos lados su pelaje de suculenta crema y una que otra rebanadita de fresa.
Para cuando se sentía satisfecho, bostezo, y sin moverse del lado de la tarta se acurruco en el suelo y se durmió.
Al cabo de unos 10 minutos, nuevamente una nube blanca y anaranjada, exploto alrededor de Misaki, para cuando se disperso, el Misaki que era un gato ya no estaba, se veía a un adorable chico dormitando y totalmente desnudo, con crema y fresas por todos lados de su cuerpo. Pero lo que era mas notable e importante eran unas orejas iguales a las del anterior minino que se asomaban por la coronilla de su cabeza, y una cola que se mecía suavemente del mismo color de las orejas y con la punta blanca.
::..Con Saruhiko..::
Estaba molido, después de haber terminado con el trabajo extra que le dieron por su “fuga”, se dirigió inmediatamente a su departamento, debía darle de comer a Misaki -el gato-.
Aquel extraño instante que ocurrió antes de dejar al felino en el departamento se había escapado por completo de su memoria.
Llego en menos de lo que esperaba, y justo antes de girar la perilla, tubo un presentimiento, no sabia exactamente que era, solo que era uno muy fuerte.
Cuando entro no vio nada fuera de la normal en la sala de estar, entonces se dio cuenta de que el gato no estaba.
--¿Misaki?—comenzó a llamarlo.
--Misaki, ven pequeño ¿Dónde te metiste?—comenzó a buscarlo….
Aunque no le tomo mucho tiempo. Cuando entro a la cocina vio todos los gabinetes abiertos, todos con los platos afuera al igual que las hollas, marcas de de zarpas en las cortinas… pero todo el enojo que se estaba formando en su interior se interrumpió al bajar la mirada al lugar justo frente a sus pies.
CONTINUARA…