Fuegos artificiales
Un chico peli-plata estaba sentado en una silla del comedor con el ordenador. Había acabado de cenar y estaba chateando con un amigo. No era muy interesante su conversación pero al menos así hacia algo. De repente empezó a escuchar sonidos bastante fuertes, parecidos a explosiones. Levantó la cabeza del ordenador y miró a su madre. Ya había comprendido que eran y, estaba seguro que ella también, tragó duro. Ella lo miraba con los ojos llorosos y cara de enfado y tristeza juntos. Esto enterneció bastante al peli-plata por lo que se entristeció y compadeció de ella. Al ver que su madre seguía mirándolo con carita de cachorrito abandonado, dejo el ordenador y se aceró a ella para abrazarla y acariciarle la cabeza.
—Mama, lo siento.
—Eran hoy… —dijo con voz floja— ¿Por qué te salió que era el 17 si era hoy?
—No lo sé. Eso es lo que ponía en la página. A lo mejor no estaba actualizada —dijo con voz triste.
—Esto no puede ser. Tú lo miraste mal —esto hizo que bajara la cabeza con la mirada derrotada.
—“No sirvo para nada” —pensó aun abrazando a su madre— lo siento.
—No me sirve que lo sientas. Por tu culpa me lo estoy perdiendo.
—No ha sido adrede.
—Solo faltaría eso —dijo bastante enojada mientras el pequeño peli-plata se separaba de ella y volvía a su asiento sintiéndose culpable, viendo el ordenador con ojos llorosos.
Se continuó escuchando ese ruido un poco más hasta que se le añadieron unas voces conocidas, no mucho algunas pero si la mayoría. Eran su hermano y sus amigos. Tenían que ir de fiesta a la disco y su padre les tenía que llevar pero mientras llegaban todos estaban en el banco de la plaza de enfrente de casa.
—Mama, al final eran hoy los fuegos de Santa —gritó.
—Atsuya calla —dijo enojado y preocupado por si su madre al escuchar eso volvía a gritarle.
Al acabar el ruido, un rato más tarde, la madre en vez de triste estaba enojada, así que cerró el balcón con rabia y se encerró en su habitación con un portazo. El oji-gris/verdoso, sin entender muy bien esos cambios de humor de su madre se fue a su habitación a seguir chateando, mientras se sentía fatal por lo ocurrido. Una hora más tarde le entró sueño y se fue a dormir. Al día siguiente despertó, escuchando a su madre gritar.
—¡¡Te dije ayer que no lo hicieras!! —gritaba.
—Pero se me olvidó, es la costumbre —se defendía mi padre.
El peli-plata siguió escuchando la pelea hasta que se calmó. Entonces cogió el ordenador y respondió a los mensajes que había recibido durante la noche, antes de salir de su refugio.
—¿Qué ta-tal todo? —preguntó al salir, intentando tantear el terreno.
Su madre apartó la vista del libro y lo miró con cara de enojo, casi odio, y no dijo nada, mientras que su padre respondió un “Buenos días”, entonces el pequeño se sentó en la mesa y se dispuso a comer su desayuno. Su madre siguió leyendo, hasta que se levantó y subió al tejado.
—¿A-aun e-está enojada por el error en el día de los fuegos artificiales? —su padre asintió— Y-yo…
—Tranquilo, no fue tu culpa, solo espera a que se le pase. Puedes ir a casa de algún amigo por unos días.
—Mama, ¿no se molestará por ello?
—Le diré que has ido a casa de Goenji a hacer un trabajo y que te quedarás unos días.
—E-está bien —dijo sonrojándose por pasar unos días con el peli-crema.
Se vistió y se fue en dirección casa de su amigo. Sabía que allí siempre tendría un lugar, así que no dudo en ir, pero durante el camino llamó para avisar. El peli-crema aceptó encantado que su querido amigo fuera a su casa por unos días. Le encantaba dormir con él, ya que en su casa no había camas de más, siempre les tocaba dormir juntos. Aceleró el paso y llegó a la casa, llamó y entró en ella. Después de saludar a la madre, se dirigió a la habitación del moreno para hablar con él.
—Shiro ¿Qué ha pasado? —preguntó un poco preocupado.
—Que mi madre se ha puesto histérica por unos fuegos artificiales.
—¿Estás bien?
—Sí, solamente me gritó, me culpó y creó mal ambiente. Mi padre le dirá que vine a hacer un trabajo y que me quedaré unos días. ¿Aprovechamos para hacer lo que dijo y hacemos los deberes de verano? Así no tenemos que pensar más en ellos.
—Claro. Por mi está bien —dijo más tranquilo mientras le abrazaba— Sabes que me encanta tenerte aquí.
—Y-yo… A-a mí ta-también me-me gu-gusta ve-venir —respondió este con las mejillas muy sonrojadas por el abrazo
—¿Seguro que estás bien? —preguntó preocupado. Se había dado cuenta de la mirada triste que traía.
—Sí. Estoy bien —dijo con la cabeza gacha.
El peli-crema le abrazó, no quería insistir pero sabía que su amigo le mentía. Al notar el abrazo se sintió reconfortado y protegido lo que le dio el “valor” necesario para dejar de esconder sus sentimientos y empezó a sollozar. Lentamente los sollozos dejaron paso al llanto. Por lo que el peli-crema intensificó el abrazo para darle apoyo y refugio. Siguió llorando un poco hasta que al fin se calmó, esos brazos siempre le ayudaban a ello. Se separó un poco de su protector, estaba sonrojado de tanto llorar pero también por el contacto con este.
—¿Estás mejor? —preguntó Goenji mientras le miraba fijamente con preocupación.
—Sí. Perdona.
—No te preocupes —le dijo de inmediato— solo quiero que estés bien.
—Gra-gracias.
—De nada.
—No entiendo porque mi madre se pone así… solo son unos fuegos… Sé que son muy bonitos de ver, pero no hace falta que llore. Aparte no es mi culpa, yo había avisado… se lo había dicho —dijo empezando a sollozar de nuevo— Mi alarma del móvil sonó, para decir que eran hoy, pero como en internet ponía sábado no fuimos… Y ahora está enojada diciendo que es mi culpa, y no sé porque…
r13;No te preocupes, verás que se le pasará r13;le dijo el peli-crema tranquilamente.
r13;Supongo que sí r13;le respondió con una pequeña sonrisa en los labiosr13; ¿nos ponemos con los deberes?
Y con esta pregunta los dos se pusieron a hacer su trabajo de verano, lo hicieron en silencio ya que era un trabajo individual pero de todos modos se sentían acompañados por tener esa persona a su lado. De repente una voz se escuchó al otro lado de la habitación, era la hermana de Goenji que buscaba a su hermano para jugar un poco con él. Los tres jugaron un rato aprovechando para hacer una pausa en los deberes y luego fueron a cenar. Los padres ya sabían que el hermoso peli-plata se quedara a dormir y también que dormiría junto a su hijo pero eran amigos así que no veían nada mal en que durmieran en la misma habitación y en la misma cama.
Esa noche después de todo ese jaleo con su madre y después de un día intenso de llanto y deberes ambos se fueron a dormir. La pequeña ya dormía y los padres no tardaron mucho en irse, así que los dos se quedaron en la cama tranquilamente tumbados. Shiro aun pensaba un poco en lo ocurrido y estaba algo preocupado, pero después de todo haber llorado y de haberle contado todo a su novio no se sentía tan mal. Goenji sabía que debía de estar pasando por la cabeza de este y le acarició la cabeza consiguiendo que el menor se acurrucara más en sus brazos. Eso le hizo sonreír levemente, le gustaba esa ternura que el menor tenía solo con él. El menor era todo un ligón con las chicas y sabía que estás le iban detrás pero le gustaba que con ellas mostrara esa desenvoltura y que con él se pusiera tan nervioso. Sabía que si se portaba así era porque esas chicas no le interesaban y que sus feromonas eran especialmente atractivas para ellas pero por el contrario el peli-plata solo tenía ojos para él.
Se acercó al rostro del menor y le dio un tierno beso que hizo que le mirara más sonrojado pero con una sonrisa, entonces besó sus labios pidiendo acceso a su boca, cosa que enseguida le fue concedida. Shuuya empezó a besar a su novio haciendo que este se le olvidara cualquier otra cosa. En la cabeza del hermoso y sexy peli-plata solo estaba su novio y esas sensaciones que sentía por el beso y por las caricias que este le daba por su cuerpo. Goenji había metido su mano por debajo de la camiseta y le estaba acariciando su pecho y su vientre. Se estremeció por el contacto mientras suspiraba un poco entre el beso, su novio si sabía qué hacer para que no pensara en nada más que no fuera él. Se dejó hacer notando como su cuerpo reaccionaba a las caricias que ahora dejaba por su pecho alrededor de uno de sus pezones, de pronto cogió su pezón con dos de sus dedos y empezó a frotarlo consiguiendo que el menor arqueara la espalda y gimiera flojito.
Se separó del beso y después de coger aire siguió besando a esa preciosidad, y ese tesoro que tenia por novio, para que sus padres no escucharan los gemidos que este hacía. Uno de los motivos era porque no quería que sus padres se enteraran de su relación y los separasen y otra porque esos gemidos solo los podía escuchar él, eran demasiado sensuales y excitantes y no quería que nadie más supiera de ellos.
Cuando esos dos suaves y perfectos pezones estuvieron bien erectos y mucho más bellos que antes el peli-crema bajó su mano y la metió dentro del pantalón de su precioso novio, empezó a tocar su miembro y lo masturbó con lentitud disfrutando de los movimientos tan tiernos y sexys que el peli-plata hacía buscando más contacto con esa mano que le daba tanto placer. Le gustaba embriagarse en los labios del oji-negro, por eso pensaba que tener los padres de este tan cerca era bueno, porque así este no dejaba de besarlo en todo el tiempo mientras hacían ese tipo de cosas. No sabía cómo sería un día que ellos no estuvieran porque siempre lo habían hecho de ese modo.
r13;Shuuya… r13;dijo flojito para avisar de que quería más.
Su novio entendió y empezó a mover su mano más rápido por el miembro de su lindo y tierno uke. Deseaba hacerlo suyo pero aun no lo había hecho porque no sabía si estaba preparado para ello y porque no quería hacerlo llorar, aunque sabía que podía conseguir hacerlo sin que le doliera lo suficiente para que llorara. Aun así estaba ese punto de saber si el otro estaba preparado o no para hacer ese paso, así que por el momento solo se había limitado en tocarlo un poco pero nada más. De repente sintió como el chico que estaba entre sus brazos empezaba a temblar y estremecerse. Entonces supo que el final estaba cerca para él y así fue, en dos movimientos más se descargó dejando su semen por su pecho.
r13;Ah… ah… r13;jadeó mientras su cuerpo se relajaba después del orgasmo.
El peli-crema dejó de besar a su novio y le miró con una pequeña sonrisa mientras escuchaba los pequeños jadeos y observaba ese lindo sonrojo que hacía ver al peli-plata mucho más hermoso, sexy y violable de lo que normalmente ya se veía. A veces le era difícil no tocar más esa bella y blanquecina piel que poseía, deseaba seguir acariciándolo y también besar todas las partes de ese cuerpo que se veía tan apetitoso sobre todo en ese momento. Estaba tumbado en la cama respirando agitado, con los ojos cerrados y un inmenso sonrojo en sus mejillas, con la boca algo abierta para recuperar el aire más rápidamente. Su pelo esparcido por la almohada con ese hermoso color que tenía haciendo un dibujo en esta. Sonrió. Más abajo se veía su cuello con esas líneas bien marcadas que le hacía tener ganas de besarlo y morderlo en ese lugar pero no podía arriesgarse a que sus padres lo escucharan gemir así que resistió el impulso y siguió viendo ese escultural cuerpo que estaba delante de él. Tenía la camiseta levantada por el juego de sus manos en sus pezones, lo que dejaba ver parte de su estomago y de su suave pecho, el cual acarició suavemente consiguiendo un suspiro de su lindo chico. Se acercó al rostro de su novio y le beso en los labios de forma dulce. Este correspondió gustoso al beso y le miró a los ojos esperando algo. Tal vez otro movimiento de su novio, un movimiento que no llegó, así que se puso bien la ropa y se juntó más a él, si al día siguiente tenían una oportunidad de estar solos en casa ya le hablaría sobre eso, en ese momento estaba cansado así que se durmió acurrucado en el pecho de su novio.
Pasaron dos días y no habían tenido ninguna oportunidad de estar solos para hablar de eso con calma, al precioso, bello, Adonis, hermoso de Shiro le daba vergüenza hablar de ello y pensar que en algún momento alguien le pudiera interrumpir le echaba atrás. Así que no hablaron del tema y él tuvo que volver a casa, su madre estaba más calmada y no podía tardar tanto tiempo en hacer un trabajo, aunque su madre ya suponía que no iría solo a hacer el trabajo sino que también pasaría tiempo con su amigo. Su regreso fue normal como si nunca hubiera pasado nada antes. Por ello el peli-gris suspiró, estaba feliz de que todo estuviera en orden de nuevo, aunque su madre ya buscaría otra manera de enojarse o estresarse por algo, parecía que le gustaba, aunque si le dabas un libro y podía leer estaba más calmada y en el fondo no era mala persona.
r13;Hola mama r13;le dijo al regresar.
r13;Hola Shiro, ¿cómo te fue?
r13;Ya hemos acabado todos los deberes de verano, así que tenemos todo el mes libre r13;respondió con una sonrisa.
Su madre sonrió contenta de saber tal cosa y le acarició el cabello. Su padre le saludó y luego siguió a lo suyo y Atsuya no estaba en casa, porque se había ido a jugar a futbol como era normal en él. Fue a su habitación para dejar su mochila y arreglar sus cosas y se tumbó en la cama pensativo. ¿Por qué su novio aún no había avanzado en lo que llevaban de noviazgo? ¿No quería? No creía eso, porque él siempre le hacía cosas y acababa con su miembro duro pero no continuaba… y no entendía el porqué, algún motivo tendría pero no lo sabía, así que no podía hacer más que esperar o preguntar, pero preguntar le daba vergüenza y siempre había alguien cerca… Al final dejó de pensar en eso al recibir un mensaje de su novio preguntándole si todo estaba bien, a lo que respondió que sí sonriendo feliz de que su novio se preocupara tanto por él.
Al día siguiente se despertó con un llamado de su madre que le decía que Goenji había venido a verlo. Salió rápidamente de la cama y fue al balcón para darle los buenos días y le dijo que subiera. Le abrió la puerta y el peli-crema subió saludando a la familia antes de irse a la habitación del hermoso chico. Se sentó en su cama esperando a que Shiro se cambiara para poder ir juntos a la playa, sin demasiado pudor se cambió delante de su novio, total ya lo había visto muchas veces… Se puso el bañador y la camiseta y cogió sus cosas, se calzó y salió de la casa, no sin antes dejar que su madre le pusiera crema para que no se quemase con el sol.
r13;Shuuya… r13;le llamó en un momento en el que vio que se habían quedado solos.
r13;Dime.
r13;Esto… quería… pre-preguntarte algo… r13;dijo dubitativo bajando el rostror13; yo… esto… me preguntaba… ehm… porque n-no avanzas ma-mas… e-en la ca-cama…
r13;¿Te refieres a cuando estamos en mi casa en las noches? Es que no sé si aun estás preparado r13;le respondió cogiendo su mano un momentor13; no quería hacerte daño ni tampoco quiero verte llorar por mi culpa.
r13;Y-yo… ya e-estoy pre-pre-pa-rado… r13;decía más sonrojado que antes, durante la conversación se había ido sonrojandor13; y-yo qui-quiero…
r13;¿Estás seguro? r13;preguntó el Goenji viéndolo de reojo.
r13;S-sí.
r13;Entonces ¿Si el próximo día que nos quedamos en mi casa avanzo no te molestaras?
r13;N-no.
r13;Te tomo la palabra r13;le dijo con una sonrisa, antes de subir su rostro y darle un sorpresivo y corto beso en los labiosr13; Te amo.
r13;Y-yo también a ti.
r13;Y pronto ya serás enteramente mío para siempre r13;añadió viendo ese sonrojo que invadía aún más las mejillas de su novio.