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Love&War por ZombieMuffin

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Notas del fanfic:

Hooooolaaaa~ Traigo esto asi de la nada, sera un fic algo largo, o tal vez no, no lo se... 

Espero que les guste mucho y le den mucho amor <3 Lean! 

Love&War

 

            -¡Kai! – Los gritos infernales de Kris me despertaron, lo siguiente que sentí fue como me destapaba llevándose el calor de mi cobija. - ¡Que te pares, maldito vago! – Me tomó de los hombros y me jaló fuertemente hasta dejarme sentado, odiaba que hiciera eso, por lo que lo empujé haciéndolo tambalearse.

            -¡Joder! Ya escuché. – Le grité frustrado, resignándome a que no volvería a dormir más esa noche. Kris me dio un golpe en la cabeza con la mano abierta, y aunque me moría de ganas por devolvérselo, me sirvió para terminar de despertar.

            -Muévete, tienes guardia. – Lo vi caminar por la habitación hasta llegar al pequeño armario; lo abrió y sacó mi uniforme, el traje completamente negro, pantalones ajustados y una chaqueta especial. Ese traje que me recordaba la mierda que estaba viviendo, ese traje que me daba responsabilidad, aunque no tanta como la de Kris, él cargaba con diez vidas en sus hombros, incluida la mía. – Cinco minutos. – Me dijo tirando las prendas en la cama, pero yo tenía la mirada perdida en la luna, en las nubes, en un mundo más allá… - ¡Deja de soñar despierto! – Otro golpe más en mi cabeza, a este paso me iba a quedar idiota. - ¡Cinco minutos! – Sentenció mientras se iba, lo vi bajar las escaleras y me tiré de nuevo en la cama. Cinco minutos mis bolas, yo quiero dormir.

 

***

            Escuchaba la alerta de emergencia sumada a los gritos, disparos, pasos acelerados, algo pasaba ahí fuera. Me levanté de un salto y tomé el uniforme, me desvestí como pude, me coloqué los pantalones y las botas rápidamente, tomé la chaqueta en una mano y en la otra mi arma mientras me maldecía internamente. Al bajar encontré todo vuelto un desastre, la gente en las calles corría de un lado para otro, las mujeres buscando refugio y los hombres tomando sus posiciones de combate. Corrí hacia donde sabía estaban los demás, en el camino me puse la prenda que me faltaba y llegué junto al grupo en la torre de control donde se suponía que yo debería estar haciendo guardia.

            -¡¿Por qué coños no estabas aquí?! – El primero en recibirme fue Kris, me tomó del cuello de la chaqueta mirándome con sus ojos furiosos, aunque llevara mi vida entera conociéndolo nunca le iba a perder el miedo y el respeto a aquellos ojos.

            -Kris, no es el momento. – La bendita voz de Tao me salvó de ser asesinado a golpes. Kris me soltó y se dio la vuelta para tomar una metralleta y dármela.

- Tú te haces cargo. – La tomé viéndolo fijamente, no había problema, yo no tenía miedo.

            -¿Situación? – Dije firmemente, Luhan, que estaba a mi derecha se apresuró a responder.

            -Diez o más, persiguen a alguien. Debe ser muy importante si son tantos. – Me sorprendió oír aquello, esperaba que fuesen las típicas emboscadas que nos hacían, o talvez perseguían a alguno de nuestros buscadores, pero normalmente solo eran tres contra uno, no diez.

            -¿Lo vas a mandar a él solo contra tantos? – La voz preocupada de D.O captó la atención de todos nosotros, Kris frunció el ceño y creí ver como mi amigo se hacía cada vez más pequeño.

            -¡Él debió estar aquí! Me desobedeció, así que si es tan idiota como para no cumplir sus obligaciones pues que sea hombre y defienda el territorio solo. – Todos quedaron en silencio viéndome preocupados.

            -Está bien, yo solo soy más que suficiente. – Y sin decir más tomé la banda de balas y me la colgué junto con la metralleta. Salí del lugar y me apresuré a ir hasta las puertas.

            En efecto eran bastantes y perseguían a una sola persona, por lo poco que podía ver en la negrura de la noche, era un chico, y uno muy pequeño y delgado además. Le estaban disparando pero no balas, sino petardos. Eran de los que simulaban el dolor de una bala, pero la verdad, no hacían mucho daño, se utilizaban para paralizar y usualmente se disparaban en las piernas; así que por lo visto querían al chico vivo.

            Vi como el chico se escondía detrás de unas rocas muy grandes, una estupidez pues los guardias estaban bastante cerca y lo vieron meterse ahí.

            -¡Lo tenemos! – Gritó uno de ellos.

            Así que salí corriendo desde la puerta hasta donde se encontraba aquel pequeño, debían ser unos setenta metros o más, pero con mi velocidad no tardaría mucho en llegar. Los guardias me vieron y empezaron a dispararme por lo que saqué el arma e hice lo mismo mientras corría, maniobrando para que no me diera ningún petardo.

            -¡Es un rebelde! – Dijo otro de esos idiotas. Estaba a menos de dos metros del pequeño y lo alcancé en tres zancadas, él tenía su rostro escondido entre sus rodillas y se abrazaba fuertemente.

            -Vamos. – Le dije mientras lo tomaba del brazo.

            -¡No por favor! ¡Suéltame! – Me gritó con la voz desgarrada y levantó el rostro, sus ojos brillantes por las lágrimas reflejaban la luna y las estrellas, sus mejillas rojas y encharcadas, tenía la apariencia de un niño pero su estatura era mucha para ser uno, aunque no lo suficiente como para ser un adulto. Recordé que estábamos en peligro y lo tomé fuertemente de los hombros al ver que se resistía.

            -¡Escucha! – Lo hice que me viera a los ojos y perdí el equilibrio por un momento. Mierda, era malditamente hermoso. – Te voy a salvar, confía en mí. ¿Sí? – Asintió casi imperceptible mientras me veía fijamente. -  A la cuenta de tres vamos a correr hacía allá. – Señalé hacía donde se veía El Pueblo a lo lejos. – Una… Dos… ¡Tres! – El chico salió corriendo sin mirar atrás mientras yo disparaba a los guardias que estaban más cerca.

            Iba corriendo en reversa por lo que no veía nada, pero si pude notar como un tipo que salió de la nada disparó un petardo que casi me da, me pasó por el lado izquierdo y luego escuché un quejido de dolor y algo caer. Me giré y corrí hacia el chico, le había dado en la pierna derecha.

            -¡Joder! – Grité. No había tiempo que perder, lo tomé en brazos y corrí con él hacía las puertas que cada vez estaban más cerca. – Agárrate fuerte. – Le dije al chico. Estaba en desventaja puesto que no podía disparar y de paso llevaba un cuerpo entre mis brazos, no es que pesara mucho, pero aun así retrasaba mi paso. Pero de pronto vi a Chen y a Sehun correr hacia mí y disparar a los tipos que venían detrás.

            -¡Cierren las puertas! – Escuché la voz de Suho justo cuando logré entrar al Pueblo y dos pasos detrás de mí llegaron mis amigos.

            -¿Estás bien? – Me preguntó Chen agitado por la carrera.

            -Si. – Le respondí de igual manera. – Pero creo que él no tanto. – Vi a la persona que yacía aferrada a mi chaqueta, tenía los ojos cerrados y temblaba de miedo. En ese momento llegaron los demás, el primero en acercarse fue Kris seguido de Lay.

            -¡Oh, por Dios! – Dijo el último examinando al pequeño, específicamente su pierna. Kris al ver la cara del chico frunció el ceño, tal vez lo reconocía, y al parecer no solo era Kris porque los demás tenían más o menos la misma expresión. – Vamos Kai, tráelo. – Lay me guió por las calles hasta la enfermería, seguidos por todos los miembros del equipo.

            Llegamos al pequeño hospital y lo dejé con mucho cuidado en una camilla mientras Lay se disponía a verle la pierna, tenía el petardo clavado y la piel estaba roja e hinchada. El pequeño parecía estar luchando por no quedarse inconsciente pues sus ojos se cerraban solos. Me hice a un lado cuando Lay sacó el petardo y comenzó a cubrir su pierna con algún ungüento de esos raros que siempre nos da.

            -¿Es él, verdad? – Preguntó Tao aferrado al brazo de nuestro líder, quien se mantenía pensativo.

            -Si, las cosas en Ciudad de Luz están peor cada día. – Me giré hacia Xiumin que se encontraba a mi lado mirando fijamente al recién llegado.

            -¿De qué hablan? ¿Quién es? – Xiu me miró sorprendido, al parecer yo era el único que no sabía quién era él.

            -¿No lo sabes? – Negué con la cabeza. – Es el hijo del Rey Byun. ¡El príncipe! Byun Baekhyun. – Dirigí mi vista al tal Baekhyun, sorprendido. Si él realmente era el príncipe, entonces estábamos jodidos.

 

Notas finales:

Nos vemos~ Los sarangeo! <3 


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