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El color del mar por OlivierCash

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Notas del capitulo:

Saint Seiya pertenece y ha sido dibujado por Masami Kurumada y el Lost Canvas por Shiori Teshigori.

La buena temperatura que hacía preveía un verano de lo más caluroso. Aunque, a decir verdad, el verano estaba a la vuelta de la esquina.


 


Hacía rato en el que se había descartado lo de correr, para ser más exactos, desde que se cruzó con Shion mientras corría. Prefería mil veces pasar un rato a su lado que seguir con su ejercicio diario. Por un día que no lo hiciera, no le iba a ocurrir nada.


 


No se pararon en ningún lugar, ni siquiera se sentaron en un banco. Solo comenzaron a andar, así de simple, hablando de sus cosas mientras andaban sin fijarse en la dirección que tomaban. Para momentos como ese, el que el Paseo Marítimo fuera largo y solo tuviera una dirección volvía que fuera muy complicado lograr perderse.


 


Hablaron sobre la charanga y lo mucho que tendría que hacer los días de fiesta. Llevaban varios años participando en ella, la verdad es que a la larga era agotador, mas se divertían mucho. El ambiente que había era muy bueno y merecía la pena el cansancio.


 


—¿Querrás que vayamos juntos a alguna otra cosa en la que no este incluida la charanga?—preguntó Shion en un momento dado.


 


El pelirrojo asintió emocionado. Le encantaba pasar tiempo con Shion y por ello, siempre que podía intentaba aprovechar para poder lograr un momento nuevo que pasar con él.


 


—Por supuesto—aseguró Dohko entusiasmado, para luego quedarse un poco pensativo—Aunque no se muy bien adonde, mas que nada porque no se muy bien que hay este año—comentó.


 


—Ya miraremos el programa de fiestas cuando consigamos uno.


 


Eso hizo recordar a Dohko que Hasgard le había dicho el día anterior que ese año iban a tener el programa de las fiestas. A lo que el pelirrojo le preguntó como era que ese año le había dado por tener los programas. Hasgard le respondió que el tener eso siempre iba bien, ya que mucha gente lo pedía. Pero, que especialmente quería callarle la boca Manigoldo. La amistad entre esos dos siempre había sorprendido a Dohko.


 


—Este año en la panadería tenemos, cuando te pases te doy uno—le propuso Dohko a Shion.


 


—Vale, tenía intención de pasarme mañana y uno de esos siempre va bien—dijo Shion.


 


Comenzaron a hablar un poco sobre las fiestas y el tema de la charanga volvió a hacerse presente. El primer año que estuvieron, se lo tomaron muy en serio, tenían miedo a fallar. Tanto miedo que pensaba que al mínimo error el mundo se derrumbaría. Al final, se dieron cuenta que no era tan difícil y si fallaban, no pasaba nada. Eso si, era preferible no errar y que todo saliera a la perfección.


 


Luego el tema cambió a especular sobre lo que podría haber ese año en las fiestas, comenzaron a hablar de los actos que se repetían todos los años y se preguntaban si ese año habría algo nuevo, y el que sería ese algo nuevo. Comenzaron a enumerar todo lo que se solía repetir mas o menos todos lo años.


 


—Seguro que este año harán lo del baile de los farolillos—comentó Shion.


 


—Si, todos los años lo hacen—corroboró Dohko—El año pasado bailé con Tenma, pero con lo inquieto que es, el farolillo se apagó enseguida—contó, recordando con cierto humor ese momento—Este año no querrá bailar conmigo, no para de enviarle indirectas a Alone para que baile con él.


 


Dohko se tuvo que aguantar la risa al recordar a su hermanito persiguiendo a Alone para intentar pedirle que baile con él. Pero liándose tanto con las indirectas que solo consiguió liar aun más a Alone y que este no comprendiera lo que su amigo intentaba pedirle. Lo peor de todo para el pobre Tenma, es que llevaba así una semana mínimo.


 


—Si te hace ilusión, podemos bailar juntos—propuso Shion de pronto.


 


Los fusibles del cerebro de Dohko, se fundieron al escuchar esas palabras. Tardó unos instantes en que todo le volviera a funcionar con normalidad, Shion lo decía como amigos y se lo proponía porque había pensado que le hacía ilusión bailar. Siendo que en verdad, por no bailar no le iba a pasar nada. Si los años anteriores lo había hecho, era porque se lo pasaba bien haciendo el estúpido con Tenma. Ni siquiera lo había hecho con la intención de ganar el jamón que daban como premio a la pareja cuyo farolillo se apagara el último. Era ni más ni menos que por diversión.


 


—¿Qué? ¿Tú y yo?—preguntó Dohko, pese a todo su razonamiento, no dejaba de ser en cierta manera, un idiota enamorado. Shion asintió ante lo obvio de su propia proposición—¿No se enfadará Manigoldo?


 


Sabía los problemas que Manigoldo tenía con él, aunque Shion nunca se lo decía. Era solo, que las veces que los tres habían estado en un mismo lugar, Manigoldo había estado muy a la defensiva. Se notaba que Manigoldo no se fiaba nada de Dohko y que lo veía como una amenaza. Dohko no tenía nada ni a favor ni en contra de Manigoldo, si, era la pareja de la persona que le gustaba y si, sabía que Manigoldo y Shion tenían una relación relativamente buena. Pese a que últimamente, tenía sus dudas sobre como estaban esos dos. Pero Dohko, no podía decir que había disfrutado de la compañía de Manigoldo, porque nunca se había comportado con él de una manera amigable. Sabía por Hasgard que si el del pelo azul quería, podía llegar a ser un gran amigo, era solo que él, no había querido.


 


—No te preocupes—le restó importancia Shion, acompañando esa frase con un gesto—Además, Manigoldo no soporta bailar, incluso en el baile del farolillo baila fatal—explicó Shion, con una cara que le hacía entender a Dohko, que Shion no disfrutaba mucho de la idea de bailar con Manigoldo— Es imposible contar todo lo que me ha pisado las veces que hemos bailado juntos—miró a Dohko sonriente— Créeme, lo tienes fácil para bailar mejor que él, si tu quieres, claro.


 


—¿De verdad que no pasa nada?—preguntó Dohko intentando no parecer preocupado por ello.


 


—Si Dohko, de verdad de la buena—aseguró Shion con una sonrisa un tanto burlona.


 


—Vale vale, en ese caso, bailaremos juntos en el baile del farolillo—concluyó Dohko por fin, sintiéndose más ilusionado de lo que debería.


 


Continuaron hablando de buenas maneras, sin ninguna pretensión ni nada, lo único que buscaban, era pasar un buen rato juntos. Hasta que de pronto, Shion se dio cuenta de la hora que era.


 


—Oye Dohko, ¿no deberías irte a trabajar?—preguntó el rubio un tanto preocupado.


 


El pelirrojo se quedó pálido cuando escuchó esas palabras y sacó el móvil de su bolsillo para asegurarse, Shion tenía razón, debía marcharse ya a trabajar o llegaría tarde. Era espantoso ver como el tiempo volaba cada vez que estaba cerca de Shion. Pero no era momento para lamentarse por ello, de lo que era momento, era de salir corriendo para poder llegar a su casa, cambiarse e ir a trabajar.


 


—¡Llego tarde!—exclamó Dohko y sin decir mucho más, echó a correr, dejando a un plasmado Shion plantado en mitad el paseo marítimo. Al notar que ni se había despedido, el chino frenó en seco, se giró y se despidió con la mano de Shion—¡Hasta la próxima!—exclamó irradiando alegría.


 


Dohko volvió a lo que estaba y se fue corriendo a su casa, sin volver a mirar hacía atrás. No tenía tiempo para eso.


 


Por su parte, Shion se quedó quieto en el mismo lugar, mientras veía como Dohko corría a toda prisa por el Paseo Marítimo para poder llegar su hora. A veces podía ser un desastre.


 


Mas, aun así, había algo que lo inquietaba. Manigoldo se iba a molestar cuando le comentara que tenía intención de bailar con Dohko y la verdad, eso le molestaba mucho. Le molestaba que fuera precisamente el propio Manigoldo el que le tuviera esos celos terribles a Dohko. Pero, lo que más le molestaba, era que no confiaba en él, siendo que jamás le había dado alguna razón para no hacerlo. Algo de lo que Manigoldo no se podía jactar. Suspiró, ya vería como se lo decía y como pasaba de él en el momento en el que comenzara a quejarse.


 


Lo que de verdad le hacía poder llegar a arrepentirse de esa proposición tan inocente, era el poder llegar a darle falsas ilusiones a Dohko. Pero bueno, lo hecho, hecho esta.


 


—¿Qué demonios te pasa últimamente con Shion?—fue la simple, directa y acertada pregunta que Asmita le hizo a Manigoldo.


 


El de pelo azul miró a Asmita, quien estaba sentado delante de él y con quien por alguna razón que le era totalmente desconocida a esas alturas de la tarde, había acabado jugando al dominó. Y sinceramente, prefería seguir viviendo desconociendo lo que había llevado a dos personas que ya se había hasta olvidado de las reglas a jugar a ese juego de mesas de abuelas.


 


—Es algo complicado—se excusó Manigoldo, por millonésima vez desde que el de pelo azul había llegado a la casa del rubio.


 


Asmita no dijo nada al respecto, solo pasos sus dedos por una de las piezas de dominó para reconocer cual era. Si algo sabía de Manigoldo, era que este era un bocazas, por lo que tarde o temprano, acabaría soltando algo de lo que le pasaba y de lo que obviamente, necesitaba hablar.


 


—Ya me quedan pocas fichas en comparación contigo—comentó Asmita, cambiando de tema.


 


—Me inquieta mucho eso de que percibas tanto el ambiente siendo que eres ciego—se quejó Manigoldo, cogiendo una de las piezas que había boca abajo—Aunque si te soy sincero, no tengo ni puñetera idea de si estamos jugando bien o nos estamos inventado las reglas.


 


—No eres el único.


 


Esa partida la ganó Asmita. Quien entre otras muchas cosas, se preguntaba de donde había sacado un dominó. No recordaba haberlo comprado ni nada. Sin duda, era de ese tipo de cosas que por alguna razón extraña, uno tiene en casa sin tener ni idea de porqué. De todas maneras, comenzaron otra partida, ya llevaban como unas cinco o más.


 


—¿Así que has quedado de nuevo con Defteros?—preguntó Manigoldo, divertido.


 


—No veo que hay de malo en llevarme bien con el hermano de mi prometido—respondió Asmita tan tranquilo.


 


—Tú no ves nada—Asmita se rió un poco ante ese comentario, hasta él tenía que admitir que le había dejado el comentario a Manigoldo servido en una bandeja de plata— Es solo que pareces disfrutar más estando con el hermano de tu prometido que con tu propio prometido.


 


Quería decirle que no lo parecía, de verdad disfrutaba mil veces más estar con Defteros que con Aspros. Era una pena no poder darle la razón en eso y tener que hacerse ver como ofendido o algo. Finalmente, le sonrió con cierto humor.


 


—A mi prometido ya lo conozco y no me apetece estar hablando de él todo el rato, en cambio, a Defteros lo estoy conociendo y despierta en mi cierta curiosidad.


 


El de ojos morados no respondió al instante, sino que prestó algo de atención al juego, para realizar un movimiento y colocar una de las piezas.


 


—No te negaré que cuando supe de la existencia de Defteros, me despertó algo de curiosidad—admitió Manigoldo un poco pensativo.


 


—A mí también me costó un poco enterarme de que Aspros tenía un gemelo, ni siquiera sabía que tenía un hermano—se quedó callado, dándole vueltas a ese tema—Aspros y yo como es normal, hemos hablado bastante y pasado mucho tiempo junto, es solo, que nunca había salido el tema.


 


—Si yo se algo de su existencia, es porque un día Shion me lo dijo.


 


Asmita asintió a esas palabras. Se sentía bien no ser el único al que la existencia de Defteros había sorprendido. Aunque se suponía que su desconocimiento tenía mucho que ver con el tiempo que pasó fuera, el tema de Defteros parecía ser un tanto peculiar.


 


—A veces siento como si Defteros hubiera estado debajo de una piedra durante mucho tiempo y de repente, salió de ella.


 


—No será para tanto.


 


Manigoldo no dijo nada más sobre el tema y Asmita pudo notar que tenía ciertas sospechas respecto a eso, que no quería compartir con él. El rubio lo aceptó y no preguntó al respecto. Lo que mas curioso le resultó, fue esa extraña sensación de ansiar que su amigo confiara en él sus sospechas.


 


—Aspros y tú me parecéis una pareja extraña, jamás me habría imagino que mantendríais ese tipo de relación—en esa ocasión, el que cambió un poco de tema, fue Manigoldo.


 


—Mira quien habla Manigoldo—Asmita se dio cuenta de que llevaban un tiempo sin mover ni una pieza, por ello se apropió del turno y cogió una de las piezas que estaban boca abajo desperdigadas por la mesa, fue una pena, no le servía—¿Piensas que alguien habría podido asegurar que tú y Shion estaríais juntos?


 


Porque nadie dio nada por ellos, incluso a él le costaba creerse que esos dos iban en serio. Manigoldo le miró serio, mucho y Asmita pudo notar la seriedad que el de pelo azul emanaba.


 


—La diferencia entre Shion y yo, era que pese a discutir, nunca nos hemos odiado.


 


Vale, ese fue un gran tanto para Manigoldo, un gran punto al que tenía que darle la vuelta antes de que se le fuera de las manos.


 


—Ahora comienzo a dudar sobre eso—contraatacó Asmita con una puñalada directa al corazón de Manigoldo—Me preguntas mucho sobre como voy yo con Aspros, cuando tú, que tienes un problema con Shion, no quieres contar nada. Respeto tu privacidad Manigoldo, pero me preocupas.


 


No dijo nada de eso enfadado, al contrario, se encontraba muy tranquilo y fue correcto en todo momento. Tampoco recibió una respuesta directa, esta tardo en llegar y cuando Manigoldo tardaba tanto era porque el asunto resultaba tan importante que lograba que hasta el mayor bocazas del planeta, pensara.


 


—La cagué, hace mucho tiempo la cagué y mucho—admitió Manigoldo con unas palabras que le llegaban desde lo más dentro de él, Asmita jamás lo había escuchado tan arrepentido por algo— Y por alguna razón que no comprendo, Shion esta volviendo a pensar en eso y me jode, me jode porque pensaba que ya estaba superado, pero ya veo que no—en su voz se podía notar la rabia y la impotencia que eso le daba—Lo peor de todo, es que si en cualquier momento él me dijera que quiere romper conmigo, lo comprendería y no le echaría nada en cara. Porque ya bastante ha hecho manteniendo una relación sería conmigo.


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