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ERASE UNA HISTORIA DE AMOR, LUJURIA Y VENGANZA. “la única manera de vencer una tentación, es caer en ella” por porfavorviolameShizuma

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Notas del capitulo:

Hola queridos lectores, acá queremos dejarles este primer capítulo de la segunda temporada de nuestro fanfic “que pasaría si Nagisa no fuera la otra mitad de Shizuma”; No obstante queremos hacer unas advertencias algo fuertes pero indispensables, los temas que vamos a tocar en este fic pueden ser aun tabú en algunos países, es por eso que queremos pedirles que si es usted una persona de mente cuadriculada y espera leer lo mismo de siempre por favor absténgase de leer esto, pues nos caracterizamos por hacer historias diferentes y con nuestro propio sello, es por eso  que no encontrara nada tradicionalista en este escrito… Aunque haremos uso de varios personajes de anime yuri ya reconocidos debemos aclarar que el cambio en físico y personalidad de los mismos será algo drástico; Por ello les agradeceremos cualquier crítica en cuanto a la narrativa pero si notan que no están de acuerdo con la historia pues simple NO LA LEA PARA QUE EVITE ATORMENTARSE…

Advertencia: Los personajes de kannazuki no Miko, Ga Rei Zero, Strawberry Panic y María sama ga, no nos pertenecen pero ya que no los usamos con fines lucrativos esperamos no nos demanden… Si usted es menor de edad o una persona conservadora por favor no lea lo que viene a continuación, ni lo de después, y después y así…. ;)

Nota de autor: En este capítulo usaremos una jerga muy Colombiana para dos de nuestros personajes por ende les dejamos un pequeño listado con dichas palabras y su significado…
-Ah, y laseñorita Laura es un personaje reconocido del Perú y Betty es una comedia Colombiana muy reconocida (hacemos énfasis en ello para que nadie sienta que le faltamos al respeto).

Comadrona:
persona que asiste a la mujer en el parto
Echada pa’lante:
gente que no se deja caer por las adversidades, luchadores, entusiastas, de voluntad fuerte
novenario:
espacio de nueve días dedicado al luto por un difunto
parce o parcero:
amigo, pana… etc…
mija:
amiga
plata
: dinero.
“Amiguito”: amigo con derechos (derechos sexuales)
palo: En este contexto, millón de pesos.
Fufiar: prostituirse
fufiadero: lugar en el cual trabaja una prostituta.
Mamita: En este contexto, mujer.
Pegar: en este contexto, encajar.
Vibra: energía.
Tipo: hombre


Segunda temporada

ERASE UNA HISTORIA DE AMOR, LUJURIA Y VENGANZA.

“la única manera de vencer una tentación, es caer en ella”

Acto 1:

Tras un sueño.


En Medellín, una hermosa ciudad de Colombia caracterizada por sus mujeres bellas y su gente “echada pa’lante”, una chica se levantaba como todas las mañanas muy temprano, para comenzar su día se encomendaba al todo poderoso y a la bendición de su abuela; Tras un largo recorrido en metro llegaba a su lugar de trabajo, como siempre sus compañeros se dejaban deslumbrar por la belleza de la joven, pues sus cabellos dorados como el sol, sus raros ojos amatistas, esa tierna pero pícara sonrisa, su tersa piel tan perfectamente bronceada, su altura de unos modestos 1.70 m,  poseedora de una esbelta figura y por supuesto esa amabilidad enamoraban por donde iba. 

Su lugar de trabajo era un pequeño restaurante que no dejaba muchas ganancias, pues la vida en la ciudad no era nada fácil; Aun así, himeko se las ingeniaba para responder por su abuela y sacar adelante sus propios estudios; Sus días eran muy largos, pues trabajaba desde las 7:00 am hasta las 7:00pm, luego iba a su lugar de estudio, allí aprendía cocina gourmet pues esperaba ser una gran chef algún día; A las 10:00 pm regresaba a casa absolutamente exhausta.

Sus amigos eran muy pocos, estos se limitaban a su buena amiga catalina, a quien conocía desde niñas, y a su abuela quien en definitiva era aquella que mejor la conocía, la única persona con la que no guardaba secretos; Ni siquiera tenía un novio pues lo hombres no llamaban su atención, aunque si las mujeres; Gracias  a su belleza y manera de vestir algo andrógina  llamaba la atención de aquellas mujeres que de inmediato reconocían sus gustos…

Pero himeko no buscaba tener relaciones serias, ella solo esperaba pasar un buen momento junto a las chicas, pues sentía que su corazón valía mucho como para entregarlo a cualquiera. Lección que aprendió en su primera relación, esta fue con una mujer mucho mayor quien jugo descaradamente con sus sentimientos, enseñándole así que uno no debe andar por ahí enamorándose; Aun así, himeko esperaba algún día encontrar a la persona correcta, para entregarse a esta en cuerpo y alma.

Su abuela, su madre,  amiga y confidente conocía cada secreto, cada sueño y cada anhelo, aunque su enfermedad solo avanzaba restándole tiempo a su vida, ella lo aprovechaba para impulsar a su nieta a hacer realidad sus sueños, incluso el más loco de irse a Japón, pues desde muy niña sintió que allí era a donde pertenecía, cada vez que veía algún anime o leía un manga decía que ella debía ir a ese país… Sin embargo su realidad era otra, pues esa mujer que lo había dado todo para sacarla adelante y suplir todas sus necesidades, desde la muerte de sus padres, ahora la necesitaba más que nunca.

En cuanto la enfermedad estuvo en su fase final la anciana ya no podía ni moverse, así que Himeko tuvo que abandonar sus estudios para estar más pendiente de ella…
Una fría mañana de febrero, justo el día de sus 75 años la anciana cayó en un profundo sueño, Himeko trato de despertarla con mucha dulzura pero al ver que no reaccionaba se tornó brusca,  aun así su abuela nunca más despertó, la joven gritaba tan fuerte que sus vecinas la escucharon y entraron rápidamente a auxiliarla; Ya que este era un sector de tan bajos recursos, los servicios médicos eran un privilegio, por eso con lo único que contaban era la con la comadrona;

La comadrona miró a la joven rubia, y con el mismo dolor de cuando se pierde a un ser muy querido le dio la noticia- himeko, tu abuela ya no tiene tu pulso, ella no despertará.

Himeko solo gritaba-no, no, no puede ser, ella está viva- Se abalanzo sobre el cuerpo para tratar de reanimarla, pues aun no entendía como se había quedado tan sola en el mundo. 

Su mejor amiga entro a la pequeña casa y con la ayuda de otras personas lograron separar a himeko del cuerpo de la anciana, pero esta solo lloraba sin consuelo alguno, aun en los brazos de su amiga no dejaba de gritar acerca de lo injusta que era la vida, su pecho le dolía de una manera insoportable y no se sentía capaz de aceptar su dura realidad.

Un rato después la joven pudo tranquilizarse, vio que aun la acompañaban la comadrona y su buena amiga cata.

Himeko: ¿y ahora que debemos hacer?  -pregunto ingenuamente. 

Comadrona: debemos arreglar el cuerpo y preparar el funeral- respondió con algo de tristeza-  sé que tú no tienes dinero, por eso yo me encargare de los gastos.

Unas horas más tarde, Himeko en compañía de otras personas  velaban a su abuela en una pequeña capilla, allí estuvo toda una noche y al día siguiente se llevó a cabo el entierro; Durante esos dos días y los siete siguientes la desconsolada joven no probó bocado, solo lloraba y se lamentaba por su perdida.

En cuanto termino el novenario  himeko con total desgano decidió regresar a su trabajo, pero siempre preguntándose  ¿para qué lo hacía? Si la única razón de su existencia ya no estaba.

Los días pasaban lentos, pero himeko agradecía al menos tener ese empleo, pues allí mantenía su mente ocupada y evitaba la depresión, sin embargo no había una sola noche en que no llorara abrazada al retrato de su abuela, recordaba sus consejos y sus sabias palabras

-himeko algún día todos tus sueños se harán realidad, pero debes luchar para alcanzarlos.


Unos meses después su mejor amiga llego con una inesperada noticia

cata: ¿parce y vos que, como vas?

Himeko: llevándola.

Cata: mija, anímese que le tengo una súper noticia

himeko: ¿sí? Contame pues- exigió con desgano-

cata: como te parece que nos salió un viaje para Japón –con emoción-

Himeko: ¿y entonces? –Pregunto incrédula-

cata: ¿Cómo qué “y entonces”? ¿Ese no era pues tu sueño? – preguntaba con disgusto-

Himeko: si, pero no así a la loca ¿o cómo nos vamos a ir, y la plata qué?

Cata: pues mire, nos va a llevar uno de mis “amiguitos”, ese nos deja el viaje bien baratico, pero ya depende de nosotras conseguirnos la plata.

Himeko: -con desconfianza- ¿y cómo cuanto seria, y para cuándo y a donde quien llegaríamos?

Cata: epa, pero vos si sos desconfiada; Pues mira necesitamos un palo y medio ¿”para cuándo”? pues para dentro de tres meses ¿”y que donde quien llegamos”?, pues mi amiguito nos deja hasta donde tenemos que llegar.

Himeko: eso suena como si fuéramos a fufiar

cata: epa mija, pues no, no vamos a eso, vamos a trabajar de meseras en un bar que él tiene allá.

Himeko:-insistente- eso suena a fufiadero

cata: -impaciente- que no mamita, vamos a trabajar es de meseras ya le dije.

Himeko: -con total desconfianza- pero para meseras trabajamos acá y  es más seguro.

Cata: -fastidiada- hay que pereza con vos y yo queriendo que salgas adelante, además mira que con ese nombre tan raro disque himeko kurusugawa pegas fácil allá.

Himeko: -desanimada- ¿y ya para qué? Sino esta mi vieja, y por ella era que todo tenía sentido.

Cata: hay no mija ¿pero que es ese pesimismo?  ¿Sabe qué? tiene hasta mañana para que lo piense… Y yo mejor me voy antes de que se me contagie su mala vibra.

Al día siguiente  cata regresa para escuchar la respuesta de himeko, aunque esta se niega rotundamente ella insiste, persiste y no desiste…

cata: sabe que himeko, vamos donde la bruja a que nos lea las cartas para que vos estés más segura.

Himeko mira  a su amiga con algo de gracia- hay cata pero si yo no creo en eso-

cata: no lo pienses tanto, mire que esa bruja no se equivoca.

Himeko ya exasperada por la insistencia de su amiga decide aceptar la propuesta

Himeko: olvidemos lo de la adivina, mejor pensemos en cómo  nos vamos a conseguir la plata para el viaje.

 Los días pasaron y catalina no se quedó con la gana de llevar a himeko donde la dichosa bruja, esta le leyó las cartas y predijo que se avecinaba un viaje peligroso, que en su aventura tendría que pasar por muchas pruebas y sufriría mucho no solo física sino también emocionalmente, pero si seguía adelante encontraría un gran amor que cambiaría su vida para siempre.

Himeko hablaba con cierto desconcierto –vea cata todo lo que me dijo esa señora, hasta que voy a encontrar el amor de mi vida, ja si yo ni siquiera se hablar japonés como se supone que la conquiste, esa vieja esta es pero loca –casi escupiendo estas palabras.

Cata: hay Himeko, no sea tan incrédula que esa adivina es buena, ella nunca se equivoca, te acordaras de mí –casi amenazando-

Mientras pasaban los tres meses Himeko y Catalina hicieron casi toda clase de cosas para conseguir el dinero necesario, desde rifas así como turnos extras en sus trabajos, hasta servicios de mensajería para sus vecinos; Con mucho esfuerzo lograron conseguirlo, llegado el día acordado para el viaje por fin Himeko pudo conocer al amigo de Cata, pues ellos dos no se habían visto nunca, el hombre casi de inmediato quedo flechado por la belleza de la rubia pero para ella solo fue como ver a un tipo común y corriente…

Los jóvenes llegaron al terminal de transportes terrestres de la ciudad con un equipaje ligero, básicamente solo llevaban algunas mudas de ropa y elementos de aseo, pues su viaje realmente sería toda una travesía y debían viajar cómodos.

¿Pero a qué clase de peligros tendrían que enfrentarse en este viaje? ¿Realmente valía la pena soportar tanto solo por cumplir un sueño? Y los más importante ¿Cuál podría ser el futuro de dos chicas ingenuas, que ni siquiera dominaban una cuarta parte del idioma del país al que irían?- Mientras himeko estaba sumergida en sus pensamientos haciéndose todas estas preguntas escuchó que una mujer anunciaba por un altavoz la salida del bus con rumbo al puerto de buenaventura; Al llegar allí las condujeron a un barco no tan grande pero si bastante viejo, Himeko no pudo disimular la cara de espanto y pensó –por Dios, aún estoy a tiempo de regresar a mi casa-

Cata como si leyera el pensamiento de su amiga la tomó del brazo mientas le hablaba de manera amenazante –vamos pues mija ¿o no estará pensando dejarme ir solita por allá?

Sin más opción Himeko caminó agarrada de gancho con su amiga hacia el interior del barco, allí solo vieron hombres nada confiables y chicas aterrorizadas.

Himeko: -nuevamente sumergida en sus pensamientos- ni modos, ya estoy aquí así que no hay marcha atrás.

Unos momentos después las personas a bordo fueron guiadas hacia una especie de bodega dentro del mismo barco, allí había unos cuantos camarotes con las sabanas bastante sucias; En cuanto todos estuvieron dentro fueron  encerrados bajo llave por uno de los marineros.

El viaje era incomodo, el mareo debido al movimiento era evidente en la cara de los pasajeros, pero lo peor era el olor, pues estaban completamente encerrados y ya llevaban varias horas así.

Himeko: -entre malhumorada e indispuesta- que viaje tan maluco, si yo hubiese sabido que esto iba a ser tan feo nunca le habría seguido la corriente, además no entiendo porque vamos aquí encerradas.

Cata: hay no empiece con su pesimismo ahora, no ve que yo también estoy bien indispuesta, además acuérdese que vamos de ilegales ¿o que esperaba, un viaje en primera clase?

Himeko: -ya exhausta- despiérteme cuando lleguemos

Horas más tarde alguien les abre la puerta –Salgan a comer y aprovechen para ir al baño, tienes 10 minutos- Ordenó el hombre

Himeko: ja pero ya era hora –reprochó- yo pensé que creyeron que llevaban animales

Cata codea a su amiga para que cierre la boca –cállate amiga que estos si nos pueden tirar del barco-

Himeko: -mirando a su compañera con algo de ira- vos en que vaca loca me montaste, yo solo espero que salgamos vivas de esta.

La cena fue horrible y para completar tuvieron que compartir el único baño con todas las demás personas; Y así tuvieron que aguantar la misma rutina durante dos semanas, cuando por fin llegaron a una isla

Himeko: -lanzándose a la arena-  tierra, tierra, gracias Dios mío, tierra, tierra –tomando la arena en sus manos-

Uno de los hombres con mal aspecto decidió interrumpir la dicha de algunos –pues para su desgracia hasta aquí llegamos nosotros, ahora tendrán que viajar en balsa hasta Japón, solo es un día pero aquí es donde está el verdadero peligro.

En la pequeña balsa solo entraron 20 personas, pero lo que las chicas no sabían era que de cada grupo que se subía allí solo sobrevivían unas 7 personas, pues en el camino debían enfrentarse a turbulencia de las olas, a ataque de tiburones, a tormentas o en el mejor de los casos, eran capturados. 

Himeko hizo su respectiva oración, se encomendó a su Dios  y por supuesto a su abuela, ella solo podía esperar que todo eso mereciera la pena.

Cuando llevaban unas pocas horas de viaje se desato una terrible tormenta, la balsa me mecía a merced del viento y de las olas, para empeorar la situación el agua comenzó a caer dentro de la misma, los ocupantes se aferraban a lo que podían pues el miedo de caer al mar les inundaba; Una gran ola arremetió contra la pequeña embarcación haciendo que varias personas cayeran al mar, entre ellos Himeko, esta con mucho esfuerzo logró aferrarse a una de las cuerdas colgadas por fuera de la balsa, con gran esfuerzo y gracias a la ayuda de Francisco el amigo de Cata pudo subir de nuevo, por suerte ya que los demás no lo lograron.

Un rato después la tormenta paso y la tranquilidad reinó en esas aguas

Himeko: -reprochándole a su amiga-  pero que buena amiga sos, ni siquiera te diste cuenta que casi me muero.

Cata no paraba de llorar- hay dale gracias a Dios de que estas bien o ¿es que no ves toda esa gente que se murió? Hay pobrecitos ¿y ahora que va a pasar con ellos?

Himeko: -con enfado- ¿pues qué va a pasar? Que se los van a comer los tiburones, solo agradezca que no fuimos nosotras –aún más indignada- es que yo no sé cómo me fui a dejar convencer de vos de cometer esta locura, vea casi me muero y vos llorando por los otros, al menos su amigo si se preocupó por mí.

Cata: -aun nerviosa- pero que insensible sos Himeko, vea toda esa gente que se murió, que horrible.

Los pocos supervivientes llegaron a tierra, se bajaron de la balsa en un pequeño puerto de Tokio, allí fueron recibidos por hombres japoneses quienes les dieron un trato peor que si fueran animales, en ese mismo estado antihigiénico los subieron a una camioneta  y los llevaron a una zona de bares latinos en un sector nada bonito de la gran ciudad, al único que le dieron un trato diferente fue a francisco pues a este lo llevaron en un auto diferente.

Himeko: -pensando- al fin estoy en el país de mis sueños, pero esto no es lo que esperaba, jamás pensé llegar aquí de ilegal-mirando a Cata con reproche- ¿y ahora para donde nos llevan?

Cata: pues vamos para el bar en donde nos van a dar trabajo de meseras, además allá hay habitaciones y pues ahí mismo nos vamos a quedar.

Himeko: -desconfiada- ¿al bar o al fufiadero?

Cata: y dale con lo mismo

Himeko: es que eso no tiene otro nombre, hay Cata vos sos la que no quiere ver la realidad.

En cuanto la camioneta se detuvo y las jóvenes descendieron, sintieron como el frio clima le calaba hasta los huesos, Himeko estaba helada pues aun traía la ropa mojada y para desgracia de ambas, su equipaje se había mojado en la tormenta; Y tal como lo predijo la rubia estaban justo en frente de varios sitios de prostitución de latinas, sin embargo no todo era tan malo pues Francisco las tomó del brazo y las condujo hacia una habitación para ellas solas, allí solo tomaron una ducha y decidieron descansar.

Los días transcurrían con total complejidad pues el trabajo que realizaban era duro, durante el día tanto Cata como Himeko hacían el trabajo de aseadoras, limpiaban cada una de las habitaciones que eran usadas para los servicios sexuales y por supuesto todo el bar; Al parecer todas las chicas que llegaban allí eran puestas a disposición de los hombres, por suerte para ellas Catalina ahora tenía una relación seria con francisco así que este intercedía por las dos, aun así el trabajo seguía siendo difícil pues en las noches también debían trabajar como todo el mundo, Himeko hacía las veces de barwoman así no debía tener ningún contacto sexual con los hombres, aunque muchos si la deseaban y le ofrecían cantidades exorbitantes de dinero con tal de poseerla esta no accedía, su peculiar belleza llamaba demasiado la atención incluso para el novio de Cata, quien siempre encontraba la manera de estar cerca de la rubia; Esta situación no pasaba desapercibida para la fiel amiga sin embargo conociendo los gustos de la ojiamatista era absurdo pensar mal de ella…
La coquetería e insinuaciones de Francisco para con Himeko cada vez eran más abrumadores y constantes, así que Himeko decidió ponerle las cartas sobre la mesa y pedirle que nunca se le volviera a acercar a menos que el trabajo lo requiriera, decisión que enfureció al hombre pues estaba acostumbrado a conseguir jóvenes bellas y tratarlas como juguetes sin que ellas se le negaran, por ello le mintió tanto como pudo a Catalina para ponerla en contra de su amiga de la infancia, cosas como que su amiga pudiera insinuársele al hombre a cambio de dinero no cabían en su cabeza, pero era consciente de que Himeko estaba en una mala situación  y a veces por ello la gente cambia.

En una ocasión ya cansada de los comentarios Catalina decidió poner en su lugar a Himeko justo frente al hombre

Himeko solo respondió furiosa ante la acusación- pero que les pasa, a mi ese tipo no me gusta él es quien me busca todo el tiempo

Francisco: Usted es la que se ha estado insinuando todo este tiempo y no entiende que yo solo tengo ojos para Catalina

Himeko: -llenándose aún más de ira- a mí no me gustan los hombres, no sea patético

Francisco: -mirando a su pareja- ¿ves lo falsa que es tu amiga? Solo espera a que vos des la espalda para enterrarte la puñalada.

El hombre hablaba con tanta tranquilidad que Catalina permitió que la duda la invadiera.

Cata: Himeko dime la verdad.

Himeko sintió como si le clavaran una daga en el corazón, como era posible que su amiga de toda la vida, aquella con quien creció y vio como una hermana, aquella quien la apoyo en los malos momentos y en los buenos también, esa que siempre estuvo dispuesta a reír, llorar y hablar de tonterías ahora dudara –entonces dudas de mi-afirmó casi a punto de llorar.

Cata: -aun llena de rabia y de dudas- es que la gente puede cambiar

Himeko no dijo más sólo salió de lugar y caminó sin un rumbo fijo.

En cuanto Cata vio esa mirada de desilusión en los ojos de su amiga comprendió el grave error que había cometido, intento correr tras ella para enmendarlo pero Francisco la tomó por el brazo impidiéndole moverse y esa mirada perversa le hizo entender que todo estaba por cambiar.

Himeko camino por varia horas, las lágrimas caían por sus mejillas sin permiso alguno; En algún momento ella se detuvo para observar todo a su alrededor  pero entonces se dio cuenta de que estaba perdida en esa enorme ciudad; Su abuela le había enseñado a ser muy prevenida, por ello traía consigo todo el dinero que había ganado de las propinas, pues su sueldo solo lo recibiría al finalizar el mes.

Sumergida entre asfalto, edificios y personas de caminar ligero se encontraba Himeko sola, el dinero que traía o le alcanzaba para comer o para pasar la noche en un lugar cálido, sin más remedio ella eligió comer, el clima era muy frio así que compró una bebida caliente y por suerte encontró unas banquetas en un parque, y allí se acomodó dispuesta a pasar esa primera noche; Metió sus extremidades entre  la chaqueta que traía puesta y se recostó mirando al cielo mientras pensaba…Necesitaba con urgencia un empleo pero ni siquiera hablaba Japonés, en el bar nunca lo necesitó pues los clientes eran latinos o españoles, lagrimas rodaban sin parar pues su mejor amiga le había traicionado pero se odiaba aún mas así misma por dejarse llevar hasta ese remoto país tan lejos del suyo, ¡Claro! Podía pedir ayuda en la embajada Colombiana, pero entonces la meterían a la cárcel por viajar ilegalmente, no eso sería peor, tendría que arreglárselas ella sola…

Un hombre que pasaba por su lado se quedó conmovido por tanta tristeza, en el rostro de la chica pudo notar que era latina así que se acercó para saludarla amablemente en su lengua natal pero ella solo lo miro con desconcierto y salió corriendo sin decir nada.

-Oye no corras no voy a lastimarte- Gritó el hombre, pero Himeko solo corrió más rápido; Cuando creyó que ya no habría nadie regreso a la banqueta y se acomodó nuevamente.

Durante su primera noche en ese frio parque no hizo más que pensar y llorar hasta que el cansancio la venció; A la mañana siguiente gastó el resto del dinero en un buen café y desayuno decente, luego camino por la ciudad pidiendo trabajo pero nadie ni siquiera entendía su idioma, se odiaba tanto y se sentía tan inútil pues lo único que había aprendido a decir era “Arigato, gokineyou”; La segunda noche en la banqueta fue más difícil pues ya no tenía ni siquiera para un café, al amanecer del segundo día hizo exactamente lo mismo excepto por el desayuno,  esa noche sería la tercera y se sentía peor que nunca; El mismo hombre que días atrás la había asustado pasó junto a ella, esta vez solo dejo una bolsa de papel con algunas cosas dentro y hablando bajito le dijo –no es bueno que la policía te vea tanto en la misma parte, te meterás en serios problemas-  y sin más se alejó; Aunque  Himeko se le hizo muy extraño la actitud del sujeto, hizo uso de las cosas que le había dejado, algunas cosas de aseo, una botella de agua, comida decente y un buen café caliente.

A pesar de la ayuda del hombre Himeko despertó bastante mal, su cuerpo le dolía en diferentes partes y sentía más frio del que parecía que estaba haciendo, ese tercer día enfermó, a pesar de que su cuerpo estaba muy caliente y sudaba ella seguía con mucho frio, su cuerpo ya no le respondía y sentía que en cualquier momento se desmayaría.

 El mismo hombre caminaba hacia su trabajo, pero al ver el estado de la joven decidió que ya no podía dejarla allí

-arrodillándose ante ella- señorita, yo no pretendo lastimarla solo quiero ayudarla, debe saber que yo también soy inmigrante y se lo que es estar en esta situación, por favor permítame ofrecerle mi casa para que pueda descansar –tocándole la frente- por Dios está ardiendo en fiebre, déjeme ayudarla

 Himeko ya no tenía manera de negarse, pues si se quedaba allí sabía que irremediablemente moriría, solo atino a mover su cabeza en señal de un sí, el hombre inmediatamente la ayudo  aponer en pie y apoyada en su hombro la llevo hasta su pequeño domicilio.

El lugar era sumamente humilde, el pequeño apartamento quedaba en uno de los edificios cercanos al parque, solo consistía en una pequeña sala que también hacia las veces de cocina, una habitación en la cual solo había una cama y un baño dentro de la misma; Él le puso algunos pañitos sobre la frente, la obligó a tomar una extraña infusión entre otros medicamentos, luego solo la dejo descansar todo el día mientras el regresaba de su trabajo.

Himeko despertó algo desubicada, miro a todos lados y pudo reconocer al hombre que le había salvado la vida, este se le acerco con un plato de sopa

- hola, mi nombre es Saito ¿Cómo sigues?

Himeko:-sentándose en la cama- aun me duele la cabeza pero ya me siento mucho mejor –bajando la cabeza y sonrojándose levemente- gracias por ayudarme

Saito: No te preocupes- dijo con entusiasmo- veras sé que debes ser muy desconfiada, nada bueno te debió haber pasado para llegar a esto, pero debes saber que no todas las personas somos malas, además alguien hizo lo mismo por mi hace algún  tiempo por eso yo quiero ayudarte a ti, si me lo permites.

Himeko: perdona por correr, es que tú lo dijiste ya no confío en nadie –dijo con nostalgia al recordar por un momento a su amiga-

Saito: ya no pienses en eso, ahora solo come –entregándole el plato de sopa caliente- luego descansa y ya hablaremos mañana.

Un rato después, Saito se acomodó para dormir en el suelo

Himeko: -avergonzada- por favor duerme en tu cama, yo puedo dormir en el suelo, no quiero ser una molestia.

Saito: no hay problema, recuerda que aun estas enferma así que solo descansa.

Con el paso de las semanas  Himeko y Saito se convirtieron en grandes amigos, ella supo que él provenía de Perú un país cercano al suyo, que llegó en las mismas circunstancias que ella pero fue una señora quien le ayudo a salir adelante y aunque no tenía muchos bienes materiales estaba agradecido por no haber muerto de hambre en un país desconocido.

 Las primeras semanas Himeko no salía de la casa por temor de ser atrapada por la policía pero Saito logro conseguirle un permiso falso para poder residir allí, con el documento en sus manos ella pudo encontrar fácilmente un empleo pues su amigo también le había enseñado algo del idioma, aunque su acento era horrible y ella misma lo aceptaba ya al menos podía entablar una conversación, cada fin de semana Saito la llevaba a recorrer la ciudad y le enseñaba sobre la cultura; Sin embargo para él la amistad se convirtió en amor, le gustaba todo de ella desde su esbelta figura hasta su manera de ser, esa espontaneidad y ternura lo hacían sonreír todo el tiempo; Incluso se sentía a gusto con los apodos que ella le colocaba, a veces ella lo llamaba “señorita Laura”, y cuando llegaba a casa ella lo recibía gritándole “que pase el desgraciado” o cuando menos “que pasa la amante”, él solo le respondía con ese acento gracioso “hola Betty, Betty”.

Himeko solo lo llego a querer como a un hermano, ella no tenía problema con dormir con él en la misma cama pues sabía que nunca le faltaría al respeto; Ella le había dejado muy claras sus preferencias sexuales y él lo asimiló con total madurez, en cambio de flores y chocolates empezó a regalarle mangas de tipo Yuri que ella leía con entusiasmo.

Los días ya eran más tranquilos y amenos, Himeko había conseguido un trabajo de mesera en un restaurante cercano a su casa, ganaba lo suficiente como para aportar en los gastos y darse uno que otro lujo, su día no era tan agobiante aunque trabaja desde el mediodía hasta el atardecer; Esa noche había salido tarde pues tuvo que hacer algo de limpieza y se tardó de mas, de todos modos ella caminaba tranquilamente hacia el edificio, a lo lejos pudo ver a dos mujeres que caminaban de gancho, por su parecido físico supo que eran madre e hija, estas al parecer se dirigían hacia un parqueadero cercano, detrás de ellas Himeko pudo ver a tres hombres acercarse; En cuanto las hubieron alcanzado uno de ellos saco algo brillante del bolsillo y lo puso en el cuello de la más joven, esta solo gritaba pidiendo ayuda mientras su madre forcejaba con otro de los hombres, el tercero le gritó a la mujer que se detuviera o dañarían a su hija, y esta no tuvo más remedio que acceder, pero antes de que pudieran hacer algo una botella impactó en la cabeza del hombre que amenazaba a la niña, este cayo desmayado con la cabeza llena de sangre, Himeko se apresuró a tomar a la pequeña de cabello castaño abrazándola, la madre aprovechó la distracción para golpear fieramente a los otros dos hombres, tomó la mano de Himeko y las obligó a correr

Himeko: -agitada- ¿hacia dónde?

-allá esta mi auto- señalo la mujer mayor -¿Cómo estas hija? –Preguntó angustiada

-estoy bien mamá, solo me asusté mucho

Las dos mujeres ingresaron al auto mientras Himeko se quedó allí de pie algo pálida y al parecer en shock, rápidamente la mujer mayor también de cabellos castaños la tomo por los hombros y la hizo sentarse en la parte trasera del vehículo.

Aun sin poder creer lo que había hecho Himeko temblaba y respiraba muy rápido, casi como si se estuviera asfixiando.

-Yumi tranquilízala, está en shock- ordeno la madre

Yumi toma de las manos a Himeko –respira profundo, haz conmigo el ejercicio de respiración, cálmate ya no hay peligro-hablaba pausadamente

Poco a poco la rubia se tranquilizaba, aunque no del todo

-qué bueno que ya estás bien- hablo la madre-gracias por ayudarnos

Himeko: no es nada –recordando lo sucedido- Pero como pude hacer eso, me podrían haber matado –mirándolas a ambas- ¿y ustedes quiénes son?

-mucho gusto, yo soy Isayama Kagura y ella es mi hija Yumi- respondió- ¿y cómo es eso de que haces las cosas sin pensar?-pregunto intrigada-

Himeko: en situaciones de peligro solo reacciono, pero luego pienso en el riesgo de lo que hice.

Kagura encendió el auto y se dejó guiar por la rubia

Himeko señalo el edificio- por favor deténgase, yo vivo allá

Kagura: -deteniendo el auto- aun no nos dices tu nombre

Himeko: lo siento, mi nombre es Kurusugawa Himeko

Yumi: tú japonés apesta, lo pronuncias horrible, como se nota que no eres de este país.

Himeko la miró sorprendida - ¿pero qué dices?

Kagura: disculpa a mi hija, a veces es demasiado sincera; Pero oye ¿nos podemos ver nuevamente? –Pregunto con malicia- me gustaría hacerte una propuesta.

Himeko: ¿a mí? – Con ese particular tono de desconfianza-  ¿propuesta de qué?

Kagura: mira –entregándole una tarjeta- por favor llámame, se cómo pagarte el que nos hayas salvado.

Himeko tomó la tarjeta, se despidió y salió velozmente del auto, en cuanto iba a entrar al edifico arrojo la tarjeta al suelo sin percatarse de que el auto aún no se había marchado. 

Kagura: -observando la escena despreocupada- así que eres una chica difícil, eso te hace apropiada para nuestra institución.

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Kagura era consciente de que Himeko no la llamaría y faltaban pocos días para dar inicio al nuevo curso de escoltas, esa misma noche le contó a Yomi todo lo sucedido y sobre la persona que había conocido; A ambas le resulto graciosa la actitud de Himeko pues no todas las personas reaccionaban de esa manera ante situaciones de peligro pero ¿ponerse a temblar?, sin embargo Yomi supo que algo así era lo que había esperado por mucho tiempo

Yomi: pues no se diga más, como sea debes traerla aquí porque esa chica es un diamante en bruto y yo lo voy a pulir –dijo con firmeza-

Kagura: lo hare, aunque esa chica es bastante difícil.

Yomi: por el momento ven y convénceme a mí –le dijo insinuantemente-

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Al siguiente día Kagura regreso a edificio en el cual vivía Himeko, esperó allí hasta que la rubia regresara a casa, una vez sucedió esto la siguió sin ser vista hasta su departamento, espero unos minutos y luego tocó a la puerta

Himeko confiada de que era Saito quien tocaba abrió la puerta gritando -¡Que pase el desgraciado!- al ver a la mujer parada en la puerta no pudo evitar sonrojarse y ofreció una reverencia mientras se disculpaba

Kagura: ¿disculpa? –pregunto sorprendida al no entender el idioma de la joven-

Himeko: lo lamento –reaccionando- ¿pero qué hace usted aquí?

Kagura: vi que arrojaste la tarjeta que te di así que decidí venir y hablar contigo personalmente

Himeko se sentía entre disgustada y sorprendida y antes de darse cuenta estaba tan asustada que hablaba con nerviosismo- ¿Por qué me está siguiendo? ¿Quién es? ¿Qué es lo que quiere? Yo no sé nada –afirmo exaltada.

Kagura: cálmate, yo no voy a hacerte daño, solo déjame que te explique y luego me marcho si así lo quieres.

Himeko: no me parece, yo no tengo porque escucharla ¡váyase ahora!

En eso Saito entra al lugar dándole tranquilidad a Himeko

Saito: tenemos visita, buenas noches –hablo con entusiasmo-

Kagura hace una reverencia y antes de poder decir algo, Saito la interrumpe emocionado

Saito: espere un momento, no me diga que usted es¡¡¡¡¡

Kagura: Isayama Kagura –extendiendo su mano-

Saito: ¡es usted¡-gritó- es la investigadora que trabaja junto a Isayama Yomi, de la academia Isayama, en donde entrenan a los escoltas para la empresa R&F, en donde todos quieren ingresar –exaltándose aún más- Por favor tome asiento, disculpe nuestro humilde hogar

Himeko miraba la escena con sorpresa y sin entender nada -¿tú la conoces?

Kagura: no, de hecho no me conoce aunque si está muy bien informado

Saito: -sirviendo algo de te- es que soy admirador de su esposa Isayama Yomi, no quiero ofenderla de ninguna manera pero debo decir que ella es mi amor platónico –suspirando-

Himeko solo abrió los ojos como platos pero no se atrevió a decir nada.

Saito: pero por favor, cuéntenos a que merecemos el honor de su visita

Kagura decidió hablar sin rodeos –bueno lo cierto es que estoy interesada en reclutar a Himeko para nuestra academia, por supuesto con todos los gastos pagos por motivo de agradecimiento ya que salvo la vida de mi hija.

Tanto Saito como Himeko exclamaron al unísono -¿queeeeeeeeeeeeeeeeeee?

Himeko: ¿reclutarme?, pero que se ha creído –refutó-

Saito llevo su mano a la boca de himeko para callarla – por favor disculpe a mi amiga, ella hace poco llego a Japón y aún no sabe muchas cosas.

Kagura: eso veo –mirando a Saito- por favor usted ayúdeme a convencerla, claro está que debe estar dispuesto a dejarla ir durante los 3 años siguientes.

Saito: -con algo de nervios- no se preocupe, yo la convenceré.

Kagura: bien ya es tarde –poniéndose de pie- gracias por el té, y por favor llámeme mañana para conocer la respuesta-entregándole nuevamente la tarjeta, pero esta vez en manos de Saito-

Saito acompaño a la mujer a su vehículo y al regreso encontró a una himeko furiosa y manicruzada esperándolo.

Himeko: ¿Cómo es eso de que prácticamente conoces toda la vida de esa mujer, ¡y que va a reclutarme y que estás de acuerdo!?–lo dijo casi escupiendo las palabras.

Saito le contó a Himeko la historia de la academia, con algo de dolor en su pecho por tener que dejarla ir le hizo entender que esa era una gran oportunidad para salir adelante, pues lo que vendría después de superar el curso era lo mejor, le explico que sería contratada por la empresa de seguridad más importante del país y ni hablar del excelente sueldo, pues los escoltas de esa empresa ganaban mucho más dinero que un empresario corriente en su país natal.

Himeko no pudo dormir pensando en la generosa propuesta de la mujer, aunque se preguntaba si era verdad que todo eso solo había sido ocasionado por ayudar a la hermosa chica castaña, y nuevamente se reprochó por pensar en lo que no debía en esos momentos…

A la mañana siguiente Saito tomó su celular y sin pedirle consentimiento a Himeko acepto la propuesta de Kagura.

Himeko: -gritando furiosa- ¿Cómo pudiste Saito?

Saito le respondió en total calma- algún día me lo agradecerás Himeko

Himeko: pero yo aún no te daba mi respuesta

Saito: apresúrate, hoy mismo empieza el curso así que debes prepararte porque en una hora llegan por ti.

Himeko estuvo lista en poco tiempo, Saito ya debía partir a su lugar de trabajo así que no tuvo más remedio que despedirse de su amiga, esta se aprovechó de que era un poco más alta que él para regalarle un beso en la frente

Saito: te veré todos los fines de semana, así que no te has librado de mi- dijo con un dejo de nostalgia-

Himeko: espero que no me abandones porque voy a extrañarte mucho.

Un rato después Himeko llegó a la academia en compañía de Kagura.


LA ACADEMIA

La academia Isayama era un lugar destinado a la formación de escoltas bajo régimen militar, los aspirantes debían pasar una seria de pruebas físicas y mentales y aquellos que ingresaban debían aprobar un curso que duraba 3 años, en este debían pasar por todo tipo de pruebas físicas, psicológicas y de destreza, así como debían dominar el manejo de todo tipo de armas. Esta era conducida, dirigida y regida por Isayama Yomi la cual era una ex agente del gobierno y la más famosa ex asesina, nadie como ella poseía  el conocimiento y manejo de tácticas para evadir la más avanzada seguridad pero al mismo tiempo era capaz de protegerse y proteger en las más arriesgadas situaciones de peligro; Debido al juicio que debió enfrentar por el caso “la vengadora de Dios”, su popularidad aumento haciendo que muchas más personas quisieran seguir su ejemplo o ingresar a la academia, pero lo que más prestigio le daba al lugar eran sus estadísticas, pues de 40 alumnos que ingresaban cada 3 años solo lograban graduarse 10 o 12. El precio para pertenecer al lugar no era muy alto pero la entrevista a la que debían someterse hacia todo muy complicado, pues dichas pruebas eran realizadas por la mismísima Yomi ya que a ella no le gustaba perder su tiempo entrenando a personas que no superarían el primer día de clases.

La academia estaba equipada con una enfermería, una sala de psicología, el comedor, dos cabañas que hacían las veces de dormitorios, una para hombres y otra para mujeres, ambas estaban dotadas de baños comunes y camarotes…
Justo en el centro del enorme lugar había un lago, la zona de escalada no quedaba muy lejos de allí, por supuesto no pasaban desapercibidos el salón de tiro, la pista de atletismo, la atemorizante pista de pruebas, el coliseo de judo y el bien equipado gimnasio; En la academia solo existían dos reglas “sobrevives o tocas la campana”

Tocar la campana era la manera de decir que eras un cobarde y abandonabas la academia, esta colgaba del techo de una pequeña tarima puesta justo en frente del lago, la manera de tocarla era coger la cuerda que atravesaba la campana y moverla con fuerza, pero eso significaba retirarse inmediatamente de la academia.

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En cuanto llegaron al lugar Kagura lleno unos cuantos documentos para el ingreso de Himeko, en ese momento descubre que la rubia no tiene un permiso legal para residir en ese país

Kagura: las única manera de que den el permiso de residencia, es que compruebes que tienes sangre japonesa, o trabajes para una empresa que la pida por ti

Himeko solo la miraba aterrorizada

Kagura: no pongas esa cara, ya estudias aquí así que yo me encargare de ese papeleo- regalándole una sonrisa que la hizo sentir segura

Kagura le señala a Himeko un lugar frente a una tarima en el cual ya se encontraban reunidos los demás estudiantes, pues ya no tardaría en presentarse la comandante en jefe Yomi, título que se había puesto ella misma para que todos se sintieran atemorizados.

Himeko colocó la mochila con los uniformes y demás cosas que le entrego Kagura cerca de la tarima junto a las de los  demás, luego se acomodó con los compañeros para que hiciera entrada la más temida mujer; Todos se pusieron firmes y permanecieron en silencio

Yomi: -hablando con imponencia- Hoy comienzan los peores tres años de sus vidas, para mí los mejores pues aparte de quedarme con su dinero, sere feliz haciéndolos sufrir-se mofó- si logran llegar a la graduación es porque he tocado sus miserables vidas y les he dado sentido; Ahora quiero que miren la hermosa pista de atletismo de 400 metros que poseemos, inmediatamente daremos inicio al entrenamiento así que empiecen a correr en ella-ordenó-

Yomi bajo de la tarima y tomo un pequeño pero potente parlante –vamos, vamos pedazos de porquería, van a correr todo lo que resta del día-gritaba desafiante- quiero que hoy solo queden 30 de ustedes, así que muevan ese culo…

Himeko que no se esperaba ese tipo de trato obedeció la orden de correr aunque decidió hacerlo muy despacio, pues si la prueba se trataba de resistencia ella resistirá, no pensaba dejarse sacar en su primer día además aun sin conocer bien a la comandante en jefe ya le parecía prepotente y se sentía que podría llegar a odiarla como a nadie, lo que no sabía era que Yomi les haría a todos y cada uno la vida de cuadritos, pues ella solo quería a los mejores.

Mientras Himeko no corría sino que trotaba sumergida en sus pensamientos, Yomi continuaba gritando –vamos porquerías solo tienen que hacerme escuchar aquella hermosa melodía –señalando hacia la campana- eso es música para mis oídos.

Una hora después  todos continuaban corriendo a su ritmo, ni rápido ni despacio  ellos solo trataban de mantenerse en pie.

Tres horas después varios se dejaron caer, Yomi se les acercaba y los pisoteaba en la espalda mientras los demás miraban la escena aterrorizados.

Yomi: -gritándoles a los caídos por medio del megáfono- vamos gusanos, arrástrense  y toquen la campana.

Algunos ya agotados obedecieron y se arrastraron hacia ella; Himeko sentía que en cualquier momento caería también, en ese momento la chica que corría delante suyo cayó al piso, Himeko se apresuró a tomarla por la espalda- vamos levántate, ya falta poco

La chica miro con ternura a la rubia-gracias, pero ya no puedo más

Yomi: oye tu –señalando a Himeko- ¿Qué crees que estás haciendo? –Gritaba-

Himeko se paralizo por el susto al sentir la voz de la atemorizante mujer tan cerca –solamente la estoy ayudando-respondió con valentía-

Yomi: -¿así?, entonces tómala en tus hombros y llévala-desafiándola- si no lo haces voy a castigarlas a ambas

Himeko que no soportaba ese tipo de injusticias saco la poca energía y fuerza que le quedaban para tomar a la chica y subirla a su espalda pero esta se rehusó gentilmente –no lo hagas, que no te castiguen por mi culpa

Himeko:- ya es tarde para retractarse, sube  a mi espalda –y le obsequio una de esas sonrisas a las que nadie se negaría.

Con la chica sobre su espalda, Himeko trotaba cada vez más despacio

Yomi observaba el espectáculo algo sorprendida aunque orgullosa- esa rubia tiene un gran instinto protector, veo que realmente tiene talento para esta profesión-

Unas vueltas a la pista y ya Himeko no podía dar ni un paso más, así que sin remedio ella y su compañera cayeron al piso; De esa primera prueba solo quedaron 4 personas en pie, pues correr por 4 horas seguidas era más de lo que sus cuerpos podían soportar -al menos hasta ese momento.

Yomi señaló a los 4 victoriosos- ustedes ya pueden irse a descansar- luego miro a los que estaban en el piso –enfermera revise a estos gusanos, y cuando se sientan con fuerzas pueden ir a sus dormitorios, el día ha terminado- dio la vuelta y se marchó.

Ese día en total fueron 10 las personas que tocaron la campana, la mayoría de ellos mujeres.
Los que quedaban no tenían más remedio que esperar para ver lo que les traerían los días siguientes.

La rutina en la academia era la misma casi todos los días, se levantaban al alba y corrían durante una hora, luego debían nadar otra hora más, después de eso podían ducharse y desayunar antes de iniciar las clases teóricas que eran dictadas por Kagura, en estas aprendían sobre defensa personal, perfiles psicológicos de posibles atacantes, lenguaje corporal, técnicas de desarme, manejo de vehículos… Luego debían llevar todo eso a la práctica; Después de la hora de almuerzo se encontraban con Yomi para el entrenamiento físico –sí, más de eso- Este entrenamiento no tenía un lugar específico, puedes cada día ella les  entrenaba en algo diferente, en ocasiones iban a la pista de obstáculos, otras veces los torturaba con entrenamientos exhaustivos dentro del lago; La exigencia cada día era mayor así como la baja de estudiantes, muchos no podían soportar la demanda física y psicológica, y Yomi era bastante rigurosa respecto a que sus estudiantes debían ser fuertes en todos los aspectos pues eso sería determinante para hacer bien sus trabajos.

Sin falta Saito visitaba a Himeko cada fin de semana, le llevaba algún manga nuevo y diferentes  dulces para hacer más llevadera su vida en la academia, nunca dejo de preocuparse por los golpes y moretones en el cuerpo de su amiga, pero esta no desistía en hacerle entender que eso era de lo más normal allí; En algún punto Saito le suplico que se retirara pero para Himeko se había convertido en un reto llegar a la graduación y algún día poder vencer a su comandante en jefe,  pues quería mostrarle a esa mujer de lo que era capaz y decirle sin palabras sino en una gran batalla que su trato era inhumano y merecía lo mismo; Después del primer año solo quedaban la mitad de estudiantes, entre ellos 5 mujeres y 15 hombres, así que las amistades se fueron fortaleciendo- al punto de llegar a cruzar la línea- pues desde la primera vez que Himeko ayudo a una de sus compañeras a superar la primera prueba el mismo día del ingreso esta quedo cautivada con la belleza de la rubia, aunque Himeko le insistía en que no deseaba tener una relación con nadie esta se le insinuaba constantemente hasta que la rubia caía en la tentación,  usualmente terminaban teniendo sexo en las cabañas o en el baño, incluso en la pista de entrenamiento, pues a Himeko le gustaba sentir el vértigo de que la comandante en jefe la llegara a sorprender; Pero quien las observó en alguna ocasión no fue precisamente Isayama Yomi sino su única hija…

Cuando Yumi encontró accidentalmente a himeko teniendo relaciones sexuales con otra chica en la pista de obstáculos al anochecer, le entraron unas ganas locas de hacer lo mismo con la rubia, pues ella aún no había tenido su “primera vez” con nadie, aunque las chicas le gustaban demasiado aún era muy tímida para decirlo, eso sin mencionar que a parte de sus madres y las socias de ellas no conocía a nadie con las mismas inclinaciones –excepto Himeko- por ello tenía claro que no podía desaprovechar esa oportunidad y como fuera encontraría la manera para acercarse a la hermosa rubia de ojos raros –como le decía-

Otro año más pasó quedando solo 12 estudiantes, eran 10 hombres y 2 mujeres, estas eran Himeko y su compañera, y aunque tenían la cabaña para ellas solas ya no tenían esa clase de relaciones pues los entrenamientos eran tan fuertes que quedaban extenuadas y sin aliento de nada; Yumi logró hacerse amiga de Himeko así que todas las noches encontraba la manera de escaparse para ir a charlar con ella, aunque solo debía esconderse de su madre Kagura quien era realmente sobreprotectora, en cambio su madre Yomi le acolitaba ciertas cosas solo por verla contenta.

Aunque Yumi era 8 años menor que Himeko hacía de sus conversaciones algo fascinante, su manera tan madura de ver la vida y esa gentileza al tratar a las personas la convertían en alguien muy atractiva para los ojos amatistas, y lo mejor de todo es que tenían la facilidad de ser incluso confidentes pues se contaban casi todo tipo de cosas; Yumi aprovechaba esa buena amistad para desahogarse sobre el gran amor de su vida, era una bellísima joven que estudiaba en la misma escuela,  aunque era dos años mayor Yumi no pudo evitar quedar flechaba desde la primera vez que la vio, pero la veía como un amor imposible pues la hermosa chica de cabellos negros y ojos azules como el cielo no solía durar más de un mes con sus conquistas.

Yumi decidió aprovechar un poco más su amistad con Himeko, pues su belleza no se quedaba atrás, aunque la rubia siempre se mostraba esquiva ya que tenía muy claro que de cruzar la línea con esa joven tendría serios problemas con sus madres; Con el tiempo y cuanta más confianza había entre ellas la peli castaña se hacía más coqueta -era evidente que esa chica mantenía con el libido bien alborotado-

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Los aprendices ya manejaban perfectamente todo tipo de armas, tanto blancas como de fuego, también sabían cómo defenderse y proteger a su personal a cargo, su manera de pensar incluso había cambiado, ya no veían la campana como una alternativa  pues habían aprendido que rendirse o morir significaban lo mismo y eso no estaba entre sus opciones; A ellos solo les quedaba el juntar todos sus conocimientos  para poder sobrevivir.

Casi llegando a la mitad del último año  sucedió algo inesperado, Yomi los llevo a la pista de obstáculos para una prueba sorpresa, en esta debían proteger a un maniquí y llevarlo hasta la meta, en sus manos portaba una pistola cargada con balas de pintura y cual francotiradora les disparaba uno a uno a sus estudiantes haciéndoles más difícil la llegada a la meta, estos solo traían puesto una pantaloneta corta y una camiseta, todo con la intención de que sintieran el dolor de las balas; Mientras la prueba transcurría muchos fueron cayendo,  solo quedaba de pie y avanzando Himeko, Yomi  le disparaba una y otra vez pero por más que intentaba no lograba atinarle, pues la rubia esquivaba magistralmente todos sus disparos.

Sus brazos y piernas se encontraban llenos de sangre mezclada con barro, pues los alambres de púas estaban por todas partes y esquivarlos era difícil cuando también debía esquivar las balas de pintura que Yomi disparaba desesperada, ya estaba a punto de llegar a la meta pero por un instante se permitió pensar en algo ajeno a los obstáculos, momento que le costó la victoria, pues sin darse cuenta piso sobre lodo fresco y se resbalo cayendo al piso; Nada fue peor que eso, si Yomi se veía enojada al no poder atinarle se enfureció más que nunca por el error de Himeko.

La ira de Yomi era tanta que sentía no podía contenerse, se acercó iracunda hasta donde estaba la rubia en el suelo y la levanto de la camisa solo para golpearla desmedidamente mientras le gritaba -¡¿Por qué carajos te desconcentraste? Maldito gusano en un combate real estarías muerta por ese estúpido error!

Himeko no tuvo ni un segundo para defenderse, su cuerpo ya no le respondía y los golpes parecían venir de todas partes; Para cuando Yomi termino con ella, estaba hecha añicos

Yomi continuaba histérica pero sabía que si le daba un golpe más la dejaría inconsciente,  así que la dejo caer en el piso bruscamente y se dirigió al resto de sus alumnos –esto es para todos, es para que aprendan que en la vida real no solo se van a resbalar y su profesora les va a dar una lección, NO- continuaba gritando- en la vida real, van a caer y morirán y también dejaran morir a la persona que protegen, si ustedes caen su protegido estará perdido quiero que recuerden eso siempre- calmándose drásticamente- váyanse a descansar y déjenla aquí –señalando a Himeko-

En ese momento Himeko posó sus ojos en la campana, la única cosa que deseaba era tocarla fuerte y terminar con ese infierno; Ella era muy buena en lo que hacía, los sabia pero su comandante en jefe nunca lo vería de la misma manera pues esa persona no tenía ninguna clase de sentimientos; Mientras pensaba se arrastraba con dificultad hacia la campana, cuando por fin llego a la tarima se sostuvo de ella y comenzó a levantarse aunque solo para caer de nuevo, así que con un último aliento y solo con la ayuda de sus manos se acercó a la cuerda de la campana…

Los demás observaban consternados la escena, nadie se imaginó que Himeko llegara a recurrir a la campana  pues siempre se caracterizó por tener una voluntad más fuerte que la de cualquiera; En cuanto alguien intento moverse Yomi le fulmino con la mirada

Yomi: no se atrevan a ayudarla –dijo apretando los dientes por la rabia-

Himeko tenía la cuerda entre sus manos y estaba lista para tocar la campana, pero solo podía pensar en que si lo hacía entonces nunca tendría la oportunidad de darle una lección  a esa mujer, pero que más daba si su cuerpo ya había llegado al límite y su voluntad había sido quebrada por tantos golpes, entonces lo hizo…

Agito la cuerda con la poca fuerza que tenía y una mano detuvo a la suya impidiendo ese maravilloso sonido

-aun no es tiempo

Himeko abrió los ojos desconcertada para ver a su verdugo impidiéndole cometer el mayor error de su vida

Yomi: si te vas ahora nunca podrás superar tu error- ese tono de voz tan dulce era ensordecedor- eres mejor de lo que llegué a imaginar, pero no confías en ti misma y aunque siempre llegas hasta el final por alguna razón caes antes de terminar, lo que hice con tu cuerpo es solo para que entiendas que en la vida real no hay segundas oportunidades, allí mueres y punto; Debes renunciar a la posibilidad de morir y si decides hacerlo yo te ayudaré a ser la mejor, incluso más que yo pero eso solo depende de ti.

Sus oídos no daban crédito a lo que escuchaban, eso sin duda era lo más alentador -y aunque suene masoquista- dulce que había escuchado en su vida; esa mujer no era tan mal como parecía, Himeko entendió que ella solo quería que fueran los mejores al precio que fuera necesario, supo entonces que las heridas físicas se curarían y harían de su voluntad algo inquebrantable; Antes de desmayarse regalo una sonrisa para su ya no verdugo sino heroína…

Durante la cena Yomi le contó a su esposa todo lo sucedido, pero su hija no disimuló ni un poco la preocupación por Himeko

Yumi: ¿Cómo esta ella? –preguntó desesperada-

Yomi: está en la enfermería-respondió calmadamente-

Yumi dejo que unas lágrimas escaparan de sus ojos y sin darse cuenta ya le estaba reprochando a su madre -¿Por qué tratas a las personas como basura? Nunca voy a terminar de entender porque eso te hace feliz, ellos vienen a aprender pero tú solo los pisoteas-  sollozaba mientras apretaba su puños en la servilleta que yacía sobre sus piernas.

En cuanto Yomi vio la reacción tan sentimental de su hija pudo aclarar las sospechas  acerca de los sentimientos que esta tenia hacia Himeko, así que se le acerco y se arrodilló a su lado –mi trabajo es hacer fuerte a las personas, no creas que me divierte lastimarlos pero esa es la única manera en que aprenderán; Tu madre es testigo de las lágrimas que he derramado por ellos pero debo ser fuerte si quiero que sean bueno en sus trabajo y no los asesinen a la primera oportunidad- miró a su hija con esa complicidad que  existía entre ambas- si quieres puedes pasar la noche junto a ella.

Los ojos de Yumi se abrieron como platos por la emoción de ese permiso, abrazó a su madre y sin siquiera terminar la cena corrió hacia la enfermería.

Himeko abrió los ojos lentamente al sentir el cálido beso en su frente- mi hermosa viniste- sonando más tierna que nunca – ¿pero  y si tus madres se enteran?- pregunto algo preocupada.

Yumi: ellas me lo permitieron –sonrió- sabían que yo no te dejaría sola, pero mira cómo te dejaron- mirando las múltiples contusiones en el cuerpo de Himeko-

Antes de que la ojiamatista pudiera hablar  Yumi le regaló suaves caricias en el rostro, luego la beso aún más tiernamente en la frente, otro en la nariz y termino en esa tan deseada boca; Al principio solo rozaron sus labios pues llevaban mucho esperando por ese beso, pero luego Himeko los abrió  un poco más para saborear la virginal boca de la más joven; El momento era tan perfecto y las caricias tan delicadas que ninguna se atrevía a romper la magia, mientras tanto Himeko se abría camino con su lengua hacia más allá de los labios, entrelazaron sus lenguas y saborearon cada rincón hasta que Yumi se sintió invadida por el calor que aumentaba deliberadamente desde su entrepierna hasta su cabeza y viceversa, así que separó sus labios abruptamente para recuperar el control de sí misma.

Himeko la miro algo confundida -¿Qué te paso, no te gustó o nos pasamos de la raya?

Yumi respondió con bastante nerviosismo- si me gustó, es solo que es la primera vez que beso a alguien y respecto a nuestra amistad no se- dijo confundida

Himeko: de verdad no quise incomodarte, perdóname

Yumi: no te disculpes, fui yo quien se te lanzó –dijo sonrojándose- yo si quisiera tener algo contigo, pero sabes que amo a otra persona

Himeko sonrió robándole el aliento y luego hablo con una frescura abrumadora- pues  a mí no me gustan las relaciones serias así que podemos ser amigas si tú quieres, pero de esa clase de amigas que si quieren un beso o algo más simplemente lo toman, sin ningún tapujo –sonrió pícaramente-  y si algún día puedes acercarte a ese amor tuyo y yo de igual manera encuentro a alguien pues solo seguimos con nuestra amistad sin ningún reproche y como si nada hubiese pasado ¿te parece?

Yumi sonrió emocionada- me parece una grandiosa idea, pero por favor no tengas novia tan rápido para yo poder disfrutarte otro poco-dijo de una manera muy traviesa-

Himeko: pero que picara eres- dijo sonriendo- tus madres no se imaginan como es realmente su niñita ¿verdad?

Yumi sonrió como aceptando la culpa- es mejor cuando no te conocen realmente-

Himeko la tomo del brazo y la invitó a acomodarse  a su lado- ¿entonces mi hermosa pasara la noche conmigo?

Yumi respondió con picardía- ¿y qué tal tu termines abusando de mí? 

Himeko decidió seguirle el insinuante juego- Umm, como quisiera quitarte la virginidad-

Yumi se sonrojo y se sentó a su lado pero solo para hacer un pucherito- eres una tonta Himeko, no se supone que me digas eso-

Himeko se carcajeo un poco pero el agudo dolor le hizo recordad su terrible estado- mejor ven y acuéstate a mi lado, eso será más que suficiente.

Yumi se acomodó en la cama evitando lastimar a Himeko, quedo frente a ella y la abrazo con delicadeza, sin darse cuenta ambas se quedaron profundamente dormidas.

Faltaban solo dos meses para llegar a la graduación y tan solo quedaban 9 estudiantes, Himeko y su compañera eran las únicas mujeres, aunque ellas ya no tenían ningún tipo de relación solo hablaban lo necesario pues la chica se distancio bastante de la rubia en cuanto entendió que esta realmente nunca tendría una relación seria con ella; En este punto las cosas eran más relajadas pues Yomi ya no era tan severa, ahora se dedicaba a guiar a sus alumnos por el gusto hacia armas que no fuesen de fuego pues su lema era “a una espada no se le acaban las balas”, ella los retaba a duelos usando dichas armas para enseñarles a manejarlas con maestría; Yomi permanecía invicta y así había sido desde que tenía memoria, la única rival que le daba la batalla era su propia esposa; Pero esa buena racha estaba por terminar pues Himeko entrenaba arduamente para llegar al nivel de su maestra.

Llevaban treinta minutos peleando con espadas de madera y ninguna parecía ceder, el cansancio y los golpes en sus cuerpos era cada vez más notorio, pero Himeko estaba decidida  a ganar ante su maestra, no dejó de atacar ni un segundo pues recordaba las enseñanzas de su comandante en jefe, recordaba cada lección y se repetía una y otra vez – “la mejor defensa es un buen ataque”- Himeko sabía que perder en ese combate sería lo mismo que insultar todos los esfuerzos de  su instructora, así que no se lo permitiría; Y sin saber de dónde saco tanta fuerza logro esquivar con una agilidad impresionante un certero golpe de Yomi, en milésimas de segundo pudo desarmarla y colocarle ambas espadas en el cuello – en un combate real estarías muerta- dijo con orgullo mientras sus compañeros aplaudían

Yomi: eso parece, has mejorado innegablemente – y en un movimiento muy veloz se salió de las espadas y derribo a Himeko por los pies –Pero nunca bajes la guardia

Aunque Himeko hubiese sido derribada sus compañeros no dejaban de aplaudir pues ella después de Kagura era la única persona capaz de vencerla.

Pero para la rubia esa medio victoria no había sido suficiente, ella tenía una necesidad inverosímil de demostrarle a Yomi que si había aprendido lo suficiente como para vencerla, así que faltando una semana para la graduación la retó a un duelo pero con armas reales, Aunque a Yomi le sorprendido el desafío lo acepto con orgullo.

La maestra usó su katana mientras que Himeko eligió el arma que mejor manejaba,  esta era una cadena que podía expandirse y en cada punta llevaba un pequeño tridente, haciéndola un arma letal si se deseaba, En esta ocasión los golpes fueron mucho más fuertes y reales, a ambas se les veía muy serias y concentradas en la batalla, la mejora en las habilidades de Himeko era evidente, pues sus movimientos eran tan rápidos que a la misma  Yomi se le dificultaba verlos; En algún punto la alumna se estaba rindiendo así que Yomi comenzó a gritarle cosas para enfurecerla pues quería ver hasta donde era capaz de llegar –gusano, ¿ahora vas rendirte como siempre lo haces?, pelea de verdad porque golpeas como mi hija de 15 años- Y ante esto último Himeko se encendió tanto que dejó de medir su fuerza y ataco con todo,  incluso para la mismísima Isayama Yomi fue imposible evitar el certero golpe que le dio la digna rival en el abdomen con la cadena, antes de poder tomar aire ya tenía el frio metal enredado en su cuello; De alguna manera que no podía explicar Himeko la había derribado haciéndola caer de frente al suelo y la ahorcaba con el grillete mientras se le sentaba sobre la espalda.

Himeko habló entre agitada por el cansancio y emocionada por la inminente victoria- después de graduarme quisiera que me concediera el permiso para salir con su hija –dijo mientras recordaba la diablilla que realmente era esa niña de cabello castaño y coletas.

Yomi hablo como pudo pues las cadenas la ahorcaban cada vez más fuerte – si es que primero no me matas.

Himeko: ahh, lo siento- dijo mientras soltaba la cadena, pues por la emoción no se había medido en fuerza.

Todos aplaudían con euforia la hazaña de la rubia,  mientras esta le extendía la mano a su contrincante para ayudarla a poner de pie

-tendré que pensarlo muy bien porque tienes pinta de ser una rompecorazones y no quiero que nadie dañe a mi hija- dijo Yomi mientras se reincorporaba- aunque puedo ver que la protegerás muy bien –sonrió.

Himeko: espero que lo piense rápido porque ya falta solo una semana para mi graduación.

Yomi: ¿y en donde vas a vivir cuando salgas de aquí? –preguntó con curiosidad.

Himeko respondió con extrañeza- en casa de mi amigo Saito.

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A la mañana siguiente seria la graduación y Yumi estaba de pie frente al lago pensando acerca de todo lo que podría pasar, y lo que no; En ese momento Himeko la abrazó por la espalda y se quedó contemplando la luna

Himeko: ¿Por qué estás tan triste? – le pregunto sin bajar la mirada

Yumi: Porque no sé qué pasara cuando te vallas de aquí- dijo con nostalgia.

Himeko: ¿porque te preocupa eso? –preguntó aunque con malicia-

Yumi: porque conseguirás un trabajo y tal vez una novia y entonces ya no tendrás tiempo para mí.

Himeko: si, tal vez un buen empleo sí, pero una novia aun no –sonrió para sí misma-  si crees que voy a dejarte cuando ni siquiera hemos hecho locuras reales, estas equivocada- dijo maliciosamente-

Yumi: perooo –quiso refutar-

Himeko: y para que estés totalmente tranquila ya le pedí permiso a tu madre para que salgamos tu y yo –dijo orgullosa-

Yumi se sorprendió por la noticia sin embargo, permaneció incrédula- ¿en serio? Pero mis madres son algo sobreprotectoras ¿cuál de las dos te dio el permiso?

Himeko: pues Yomi por supuesto

Yumi: wow- dijo y se voltio para besar a Himeko- ¿Pero como fue que conseguiste que aceptara? Ambas creen que eres muy mayor para mi

Himeko: ¿mayor? En cambio yo creo que tú eres muy pervertida para mí –dijo mientras sonreía maliciosamente-

Yumi: no molestes con eso-sonrojándose- pero tengo una pregunta más, si tú y yo solo somos amigas “especiales” ¿Por qué conseguir un permiso de mi madre, acaso no es eso ya muy serio?

Himeko rio a carcajadas y en cuanto recobro el aliento le respondió – nuestra extraña relación solo la entendemos tú y yo, pero no creo que tus madres estuvieran de acuerdo con algo así, por eso me pareció que pedir su permiso era lo más prudente ya que con lo sobreprotectoras que son dudo que te dejaran salir a pasear así no más.

Yumi sonrió emocionada – tienes razón Himeko, tú piensas en todo; Así si ellas creen que realmente somos novias no me pondrán problema para salir contigo, jejeje- y dejo escapar una sonrisa algo malvada.

Sentadas en el verde pasto se besaron apasionadamente y observaron la luna por un rato más.

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Tres años exactamente habían pasado desde que se inició el curso de escoltas, y allí estaban los nueve sobrevivientes a punto de graduarse, Himeko estaba realmente emocionada y orgullosa, como le habría gustado que su abuela estuviese allí para verla, por suerte tenia a Saito quien nunca la había dejado sola desde que se conocieron, él estaba allí sentado con los demás familiares viendo con emoción a su buena amiga; Todos los nuevos escoltas de la academia Isayama se graduaron con un traje muy serio que dejaba clara su nueva profesión, cada uno paso a la tarima por su diploma al llamado de Yomi,  la última fue Himeko quien se graduó con los más altos honores y la bendición especial de la comandante en jefe, esta dio un precioso discurso sobre su alumna favorita antes de entregarle el cartón.

Todos los escoltas estaban con sus familias celebrando el éxito así que Yomi aprovechó para llamar aparte a Himeko y felicitarla –de nuevo-

Yomi: Himeko quiero darte un obsequio como premio por tu hazaña –dijo mientras le entregaba un par de llaves-

Himeko las recibió sorprendida mientras aguantaba las ganas de llorar por la emoción de ser felicitada por la persona a quien más admiraba- ¿Qué es esto?

Yomi: son las llaves de tu nuevo hogar –entregándole un papelito con una dirección- queda a unas pocas cuadras de aquí así que iré a visitarte de vez en cuando, después de todo ya cumplí mi condena y soy libre de ir donde quiera –dijo sonriendo.

Himeko se sintió feliz pero no pudo evitar sonrojarse un poco –muchas gracias, pero no tenía por qué molestarse en darme un regalo tan costoso- casi quiso decirle que una casa no es cualquier obsequio.

Yomi: no seas modesta himeko, yo sé que la necesitas y además te la mereces; o crees que cualquier persona tiene la capacidad de vencerme –aunque quiso hacerlo sonar como un reproche más bien dejo ver cuán orgullosa estaba.

Himeko no se contuvo más y decidió hacer algo que siempre había querido -¿amm, puedo abrazarla? –pregunto con mucha timidez

Yomi también se lo pensó un poco pero accedió y se regalaron un cálido abrazo.

Después de tantas alegrías, golpes, esfuerzos, lágrimas y tristezas los graduados regresaron a sus casas esperando las ordenes de la empresa R&F para la cual trabajaban ahora. Himeko decidió esa misma noche ir a conocer su nueva casa en compañía de Saito, y no era para nada la morada humilde que ella esperaba, el porch era grande y conectaba con el garaje, al entrar  se encontraron con una enorme sala que conectaba con todas las habitaciones de la casa, a la izquierda entraban al comedor y este daba acceso a la cocina solo por ella se podía llegar al cuarto de lavado, la despensa y la sala de secado para la ropa; a la derecha de donde estaban vieron  la entrada a la alcoba principal que por supuesto Himeko decidió seria para ella pues tenía un enorme baño privado, un poco más al centro de la sala y también a la derecha  había otra habitación de conectaba con el baño para invitados y a la habitación del fondo, la cual Himeko no dudó en ofrecerle a Saito para que se fuese a vivir con ella inmediatamente y así decidieron que la habitación de la mitad seria para los huéspedes; Aunque no pasaron por alto el enorme jardín que también tenía acceso con la sala y el cuarto de lavado, y lo mejor de todo es que la casa ya estaba amoblada, la decoración era sencilla pero es que no necesitaba nada más para lucir preciosa; Himeko se lanzó en el sofá de la sala principal y Saito decidió acomodarse junto a la pequeña mesa de té mientras charlaban sobre todo lo que les había ocurrido.

Al día siguiente Himeko aprovecho que era domingo para invitar a salir a Yumi, por supuesto tuvo que hacerle caritas a Saito para que le prestara dinero pues ella aun no tenía; Tras compartir una tarde en el cine con Yumi viendo una película de terror, la invitó a su casa para que la conociera; Allí se quedaron recostadas en el colchón que estaba sobre el tatami hablando y escuchando música, ya que Yumi no dejaba de hablar de su gran amor platónico, Himeko decidió alentarla para que le expresara sus sentimientos de una manera anónima ya que de frente sería fatal; Pues Himeko más que nadie sabía que cuando una mujer no duraba mucho tiempo en una relación era porque tenía miedo de entregar su corazón y  solo buscaban remediar su soledad bajo el calor de muchas chicas.

Yumi se sorprendió por la idea de Himeko y aunque le gustó no tenía ni idea de cómo llevarla a cabo

Himeko: deja el tema por ahora, ya pensaremos en algo y te ayudare con esa obsesión tuya –dijo mientras se le acercaba insinuantemente.

Sin pedir ningún permiso Himeko se posó sobre la peli castaña, ambas se besaban al principio con suavidad y cada vez más apasionadamente, la respiración de Yumi se agitaba cada vez más y al sentir el contacto de las gentiles manos de la rubia ascendiendo por sus piernas decidió detenerla

Yumi: espera, espera –dijo agarrándole la inquieta mano-

Himeko: ¿pero porque? –habló mientras intentaba besarla de nuevo-

Yumi: Porque aunque si quiero estar contigo, yo espero que sea algo lindo

Himeko la miró desconcertada- el sexo no es lindo, solo es delicioso y ya- refutó

Yumi la miro y dijo casi suplicándole- es que aún no me siento preparada.

Himeko que era toda una dama cuando de chicas se trataba obedeció y se recostó junto a la menor apoyando su codo en la almohada –no pasa nada, el momento llega cuando menos los esperas- dijo mientras le acariciaba el rostro dulcemente- además como nuestra relación es diferente podemos tomárnoslo con total calma- y sonrió de esa manera que dejaba sin aliento a
Yumi.

Pero Yumi y su bocota tenían que arruinar el momento-  Pero me gustaría que me enseñaras como hacerlo, ya sabes por si algún día se me presenta una oportunidad con mi gran amor

Himeko soltó una carcajada que retumbó en toda la casa- estás loca Yumi, eres una pequeña diablilla ¿sabías?, además a ti quien te dijo que eso se enseñaba para que lo andes practicando por ahí con otra.

Yumi ataco a Himeko a cosquillas –anda no seas mala, enséñame.

Tras juguetear un rato terminaron con una lluvia de besos, pero cuando el nivel fue subiendo la rubia decidió que era hora de llevar a su “novia” a casa, para que sus madres no se molestaran. 

Mientras caminaban hacia la academia Himeko retomo la idea de la declaración anónima – deberías averiguar que páginas web frecuenta tu amada para conseguir chicas.

Yumi: Umm pues para tu información ella no las busca en la web, ella las conquista en la escuela allá hay un montón de lobas hambrientas que se mueren por salir con ella, pero no todas tienen esperanzas; es más en mi casa tengo una lista de las características que debe tener una chica que quiera salir con ella –dijo emocionada.

Himeko quedo atónita y se detuvo en seco - ¿queeee, y si tanto la investigas porque no has hecho nada? –exclamó

Yumi: pues porque me faltaba un empujoncito- dijo frunciendo la boca-

Himeko retomo la calma y dejo que la tomara de gancho nuevamente- entonces tendrás que hacerlo a la antigua.

Yumi: a la antigua ¿y cómo es eso? –preguntó extrañada-

Himeko: pues cartas hechas con tu puño y letra; así que mi hermosa es hora de que saques la poeta que llevas dentro porque esa mujer debe tener su corazoncito solo que nadie ha llegado a él, y es allí donde puedes tener una oportunidad –dijo con orgullo casi como hablara de sí misma.

Estaban justo en frente de la academia y allí en la entrada estaban Yomi y Kagura esperándolas, esta última cruzada de brazos; Himeko saludo cordialmente pero ofreció una reverencia al sentir un codazo por parte de Yumi.

Yomi: Himeko mañana vendrán unas personas para hacerte una entrevista de trabajo, recuerda que te recomendé como la mejor así que sorpréndelos –dijo la mayor de las Isayama. 

Himeko: te lo agradezco mucho-dijo sonriendo- bien aquí está su hija sana y salva – y aun virgen –pensó.

Kagura: más te vale que así la traigas siempre –dijo mientras la miraba severamente pues aún no estaba del todo de acuerdo con que su hija tuviera una novia tan mayor, aunque Himeko le agradaba pero no podía demostrarlo.

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Lunes:

Himeko: Saitoooooo, por favor préstame dinero para comprar un traje, hoy tengo mi primera entrevista de trabajo y no tengo que ponerme –dijo mientras fingía que lloriqueaba.

Saito respondió con esa calma que lo caracterizaba- pero ya me debes mucho, tendré que cobrarte intereses.

Himeko frunció la boca- pero que humillativo eres.

Antes de marcharse a su trabajo Saito le dejó algo de dinero a su amiga; Puesto que Yumi estaba en la escuela Himeko tuvo que ir sola de compras.

Compró un traje oscuro muy serio, en conjunto con una camisa blanca y corbata, ya que los zapatos elegantes no eran de su agrado decidió usar unos simples tenis que aunque no iban muy  a juego con el traje si lo hacían con su personalidad andrógina; Recogió su cabello en una cola alta y camino hacia la academia.

Justo estaba entrando al lugar cuando un auto Alfa Romeo 4C Launch Edition color gris hizo su entrada, ya que los vidrios eran oscuros Himeko no pudo ver quien venía dentro así que solo contemplo  alucinada la magnificencia del vehículo;  Aunque dentro del mismo las ocupantes observaban a la belleza rubia …

Las puertas del vehículo se abrieron y dos mujeres de gran porte descendieron, Himeko solo pudo observarlas de lejos pero definitivamente sus ojos casi se cegaron por tanta sensualidad…




 

 

 

Notas finales:

¡hasta el próximo capítulo! 

K&P…


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