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Beso en blanco y negro por K-08

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Encuentros que no son de colores hoy se cubren de blanco y negro…

Sus alas de color negro se extendieron majestuosas a la luz de la luna, su cabello negro azabache se despeinaba al viento, mientras sus ojos carmesí se perdían en el paisaje nocturno. A pesar de aparentar una inocente edad de 10 años, tenía siglos de  vida.

La noche estaba simplemente hermosa, la enorme luna se pintaba de un bello carmín, la noche se volvía más obscura, las estrellas poco a poco desaparecían del firmemente… La noche perfecta para cazar almas…

Alzo vuelo por el obscuro cielo, voló sobre una aldea poco poblada, con sus ojos encendidos en un rosado felino encontró el alma perfecta para devorar, una niña sola acurrucada en un rincón, de seguro huérfana. Aterrizo a pocos metros de ella, guardo sus alas y se acercó con paso felino a la desprotegida niña, cuando solo estaba a centímetros de la pobre niña su nariz se empezó a mover olisqueando un aroma familiar y terriblemente desagradable… el aroma de un ángel…

Detuvo su silencioso andar para buscar de donde venía ese asqueroso aroma… a pocos metros de él estaba una figura de un niño de 6 años, no podía ver sus rasgos solo podía ver unos ojos de color zafiro profundos como el mar pero tan claros como el cielo…

-ángel- mascullo el demonio mirando fijamente al ángel que estaba frente a el

-demonio- mascullo el ángel mirando aquel niño de ojos escarlata

- ¿acaso nos conocemos?- pregunto sarcástico el de ojos escarlata

-puede ser- el ángel se encogió de hombros en un gesto de despreocupación, el demonio solo desvió su mirada al cuerpo de la niña

-bien si me disculpas…- trato de acercarse más al alma que quería devorar pero…

-alto ahí…- dijo el ángel acercándose corriendo al demonio, cuando por fin lo pudo ver de cerca se sorprendió al ver lo hermoso que era…

Su cabello era negro como la noche pero a la tenue luz parecía ser de un bello azul marino, sus ojos eran de un zafiro hermoso, su piel era blanca como la nieve, su cuerpo era delicado como el de una doncella, era solo un niño que aparentaba la edad de 6 años

-vaya, vaya será que quieres el alma de la niña- dijo burlón arqueando la ceja

-¿Qué pasaría si así fuera?- reto el ángel cruzándose de brazos

Un silbido se escapó de los labios del demonio mientras extendía sus negras alas – eso significaría pelea- el pequeño demonio corrió hacia el ángel, este al ver venir el ataque solo alzo vuelo despistando al demonio

-tienes agallas si piensas atacarme- dijo con orgullo aquel pequeño ángel

-¿Por qué lo dices?- alzo vuelo para estar a la par del ángel

-Yo soy el hijo de Akiva, la mano derecha de dios, así que si te metes conmigo te metes con todo el cielo- dijo con soberbia, el demonio volvió a lanzar un silbido

-entonces déjame presentarme…- se aclaró la voz- Yo soy el hijo de lucifer, el príncipe del inframundo, así que si me arrebatas un alma todo el inframundo te perseguirá- dejo ver una sonrisa siniestra que no quedaba con su edad

-esto será interesante- ambos se miraron retándose mutuamente, una gran pelea se avecinaba y eso aunque no lo quisieran admitir les emocionaba. Ambos se miraron por unos pocos segundos para luego abalanzarse uno sobre otro…

El ángel saco una espada de filo muy fino con el mango de cristal con rapidez el ángel empezó a atacar al demonio este con rapidez esquivaba los ataques. Las plumas de sus alas se empezaron a esparcir, dejándolo momentáneamente fuera de la visibilidad del ángel este se quedó quieto, cuando las negras plumas se dispersaron el demonio ya no se encontraba ahí, con rapidez volteo y el demonio estaba ahí con una espada de doble filo de color jade y esmerando, el ángel ahora soltó un silbido

-La Leviatán, la espada mítica del inframundo… estoy sorprendido- dijo el pequeño ángel tomando su distancia

-gracias por el alago- dijo sonriendo de manera macabra, se abalanzo al ángel, este rápidamente esquivo su ataque mientas se posicionaba detrás del demonio, este abrió los ojos sorprendido de aquella rapidez, cuando se dio vuelta el ángel ya iba a dar una certera estocada pero…

-¡su majestad!- el ángel al escuchar esa voz desvió la mirada al igual que el demonio, ambos vieron una bella joven de cabello rubio y ojos celestes, claramente un ángel

-Zuree llegas tarde- la chica en cuestión tenía un arco que de inmediato cargo con una flecha apuntando al demonio, este resoplo con molestia

-lo siento su majestad- no aparto su flecha del demonio- ¿quiere que dispare?- pregunto la chica, el demonio se hizo la idea de que terminaría herido, sin embargo…

-déjalo por hoy- el ángel se acercó a la chica mientras guardaba su espada- vámonos Zuree

-¡oye!- llamo el demonio, el ángel detuvo su vuelo

-¿Qué?- contesto groseramente

-eres muy bueno con la espada- halago el demonio sin una pizca de ironía, las pálidas mejillas del ángel se tiñeron de un tierno carmesí

-demonio idiota- mascullo el ángel aun sonrojado- t-tu no lo haces tan mal…- dijo aquel pequeño ángel desviando su mirada

-espero verte pronto- dijo el demonio haciendo una sarcástica reverencia

-espero que no suceda- una maliciosa sonrisa se formó en el rostro del ángel- por cierto ¿Cómo te llamas, hijo del inframundo?

-muchos me conocen como el cuervo… o simplemente Sebastián- contesto el demonio sin despegar su mirada de aquel ángel- ¿Cómo te llamas, hijo del cielo?

-me llamo ciel- dijo, la chica de cabellos rubios miraba toda esa escena desconcertada

-su majestad…- interrumpió aquella platica ya que la luna estaba empezando a tomar aquel color plateado que siempre tiene, lo que le indicaba a los seres sobrenaturales que debían marcharse

-lo entiendo- sin despedirse del demonio alzo vuelo más allá del cielo desapareciendo con el tono rojizo de la luna, el demonio solo pudo dar media  vuelta y alzar vuelo en dirección contraria de aquel ángel…

El pequeño ángel y la chica rubia cruzaron un portal para llegar al cielo…

El cielo era un conjunto de las más hermosas moradas que un humano se pueda imaginar, el cielo siempre está iluminado y la noche nunca llega a aquel lugar, hay un rio del agua más cristalina que puedas imaginar, hay flores hermosas… era en toda la extensión de la palabra el paraíso…

Para el pequeño ángel era su hogar y prontamente su reino…

-majestad- llamo la atención la chica de cabello rubio que era su nodriza

-papa se enojara…- dijo el pequeño ángel mientras alzaba vuelo hacia un hermoso palacio que tenía una muralla.

Al llegar a la puerta varios guardias le apuntaron con su espada

-¡su majestad!- dijeron todos los guardias bajando sus armas

-abran de inmediatos las puertas- ordeno la nodriza, la puerta se abrió dejando ver un hermoso jardín llenos de las más hermosas flores que en el mundo humano había…

El pequeño ángel entro seguido de su nodriza que le platicaba algo de lo cual no le interesaba, ambos caminaron por el hermoso jardín hasta llegar a la gran entrada del palacio, la nodriza le abrió la puerta a su pequeño amo, este entro a paso digno…

-¡ciel!- grito otro ángel de cabello blanco como la nieve y ojos grandes de color zafiro, era su madre, la reina del cielo… había mentido cuando dijo que su padre era la mano derecha de dios porque su padre era el rey del cielo…

-mama- corrió para abrazar a su madre a la cual adoraba con todo su ser, su madre lo abrazo y lo lleno de besos mientras sonreía

-has tardado- reprendió amorosamente

-os ruego sus disculpas- se inclinó ante su madre como era el protocolo para pedir perdón

-vamos mi niño, pronto tu padre llegara a casa- su madre lo tomo en brazos, él era su consentido ya que era el menor de 11 hermanos de los  cuales 9 formaban parte del ejercito celestial, él vivía en el castillo con hermano que era mayor que el por dos siglos y dos hermanas que eran mayores que el por medio siglo, era una familia numerosa…

-si madre…- sumisamente siguió a su madre por los pasillos del palacio, su mente divago en aquel demonio que había conocido, de inmediato decidió dejar de pensar en él ya que sabía que no lo volvería a ver…

El inframundo está lleno de gritos de horror y dolor, un terrible olor a azufre inunda el lugar, la obscuridad domina y el día jamás llega, las más horribles criaturas se pasean libremente, los actos más asquerosos son cometidos ahí, corren lagos de lava ardiente y sangre, el verdadero horror para pasar la eternidad…

Sin embargo el había crecido ahí corriendo infantilmente por esos horribles parajes… era su hogar y pronto su reino…

Llego a un imponente castillo de estilo gótico rodeado por una muralla, camino tranquilamente a la reja, le dio una mirada a los guardias y estos de inmediato le abrieron al príncipe, camino por aquel sendero de piedra caliza teñida de negro, los jardines eran esplendidos y hermosos, llenos de todo tipo de flores letales para un humano, ángel o dios de la muerte pero no para un demonio…

Cuando iba entrar al palacio, una mujer de aspecto hermoso lo abrazo hasta dejarlo sin aire

-¡mama!- grito avergonzado al sentirse consentido de esa manera por la reina infernal… su madre en otras palabras

-pensé que habías muerto- dijo con lágrimas en los ojos, el pequeño demonio suspiro dándose un golpe en la frente, siempre era la misma escena con su madre

-madre-suspiro algo cansado, su madre tenía un hermoso pelo negro que le caía hasta la cintura, sus ojos destellaban en un hermoso violeta, su cuerpo era envidiable…

-no ves que me preocupo por ti- dijo poniendo los ojos llorosos, el demonio solo sonrió algo cansado

-siempre es lo mismo…- dijo suspirando para esquivar a su madre para entrar al lúgubre palacio, la reina hizo un leve puchero al sentirse ignorada por su propio hijo

-¿conociste a alguien interesante para que tardaras?- dijo pícaramente con la esperanza de que su hijo haya conocido a una demonesa, ya que él era el primogénito y por supuesto el heredero del reino

-no madre no conocí a ninguna demonesa- le contesto como siempre, a pesar de aparentar una edad de 10 años pronto alcanzaría la adultez dejando esa forma, camino hasta las escaleras pero antes de que pudiera subir un escalón, 3 pequeñas figuras bajaron corriendo por las escaleras dejando al pequeño demonio en el suelo

-¡Evan, Midnight, Keasha!- grito la reina infernal a sus 3 pequeños hijos que aparentaban la edad de 4 años, eran trillizos casi idénticos

-lo sentimos mama- dijeron a coro para salir corriendo del castillo, la reina volvió a hacer un puchero al sentirse ignorada

-voy a ver a mi padre- dijo el pequeño demonio levantándose del suelo

-o no cariño tu padre ahora está muy ocupado- su madre le acaricio el cabello con la dulzura que toda madre tiene  

-está bien… iré a entrenar- dijo secamente el demonio sin embargo su madre sonrió felinamente

-no quieres ver a Stella- le sonrió pícaramente, un sonrojo cruzo sus infantiles mejillas

-¡madre!- grito totalmente avergonzado, Stella era una de sus mil pretendientes, ella era de su mismo linaje lo que la hacía apta para ser su esposa, a pesar de eso su madre tenía la esperanza de que se enamorara, algo ridículo, así que se estaba resignando a casarse con Stella  

-pues es una lástima tendrás que atenderla- le dijo su madre con un gesto dramático

-está aquí…- el demonio se resigno a tratar con tan insoportable niña

-sí, así que atiéndela bien y si quieres llevártela a la cama recuerda ser precavido, no queremos nietos antes de tiempo- le dijo como una madre responsable, el chiquillo se sonrojo

-¡compórtate!- le grito, su madre lo fue empujando por los largos pasillos del lúgubre castillo. Llegaron al salón principal, le abrió la puerta para literalmente aventarlo ahí dentro…

El demonio se levantó sacudiéndose la ropa mirando la silueta femenina de una niña de 10 años, su cabello era de un brillante negro con destellos morados, sus ojos eran color violeta, su piel era muy blanca, su sonrisa era dulce e inocente a pesar de ser una demonesa

-¡mi príncipe!- exclamo la chica sumisamente haciendo una reverencia

-mi hermosa dama- tomo la mano de aquella dulce niña y la beso

-hoy se ve…- no pudo completar la oración

-tú te vez radiante mi querida Stella- dijo con una seductora sonrisa, a pesar de tener un cuerpo de niño, era seductor y las damas caían a sus pies

-gracias…- dijo abochornada, tenía que hacer eso para que su madre no lo regañara después

-toma asiento- le dijo, la chica con delicadeza tomo asiento en un maullido sillón de terciopelo rojo sangre con detalles en dorado-¿deseas tomar algo?- le pregunto

-una copa de vino infernal- dijo con la mirada más lujuriosa

-mi pequeña traviesa no quiero nublar tu mente- le guiño el ojo en un gesto sumamente encantador

- ¿Por qué no? Así harías lo que quisieras conmigo mi príncipe- la chica se acercó peligrosamente a su rostro, se sentía sumamente incomodo pero nunca lo demostraría, tomo el mentón de la chica para alejarla de su rostro, miro por la ventana que daba al jardín trasero y vio a su padre con algunos soldados, sin importarle mucho aventó a la chica mientras salía de la habitación para ir al jardín…

Al llegar su padre les estaba dando órdenes  a unos demonios, se acercó con la cabeza en alto, los soldados al ver al príncipe se retiraron con una reverencia

-¡hijo mío!- le saludo fraternalmente, su padre y el tenían los mismo rasgos, pero no la misma apariencia, su padre tenía un pelo largo de color rubio, lo que decía que en algún tiempo atrás fue un ángel, sus ojos eran de carmesí con destellos azulados, raros y fascinantes    

-padre… ¿a qué se debe todo esto?- pregunto el pequeño demonio

-hoy será un día memorable, iniciaremos la guerra entre el cielo y el infierno, como los ángeles no se lo esperan abra una total masacre- sonrió maliciosamente aquel ser

El demonio se quedó callado, en su mente apareció aquel pequeño ángel tan interesante, lo aparto de sus pensamientos

-te deseo suerte- le dijo en un susurro, su padre se subió en su caballo…

-no la necesito- dijo altivo mientras empezaba a galopar…  

El pequeño ángel tomaba una taza caliente de té, junto a su hermano que aparentaba una edad de 8 años, su cabello era rubio y sus ojos eran de un travieso celeste al igual que su actitud, a su lado estaban sus dos hermanas gemelas pelirrojas, sus ojos también eran de color zafiros y eran dulces y encantadoras

-¡más te!- dijeron las pequeñas de casi 7 años

-si princesas- dijo la nodriza sirviéndoles te

-hermano ciel ¿casaste una alma?- dijo la más curiosa de las dos pelirrojas, se llamaba Clarisa y era sumamente encantadora

-iba- dijo secamente el pequeño ángel, su hermano rubio lo miro fijamente

-¿te enfrentaste con alguien?- dijo su hermano rubio sonriendo traviesamente, el ángel no contesto solo tomo un poco más de te

-quizá- sonrió traviesamente

-Moo ciel vamos cuéntame- el rubio le jalo las mejillas a su hermano pequeño, este solo daba manotazos al aire mientras sus ojos se llenaban de imperceptibles lagrimas

-¡suéltame alois!- dijo aun dando manotazos

-¡no quiero!- dijo el rubio jalándole más la mejilla

-¡alois!- reprendió su madre que entraba al salón de te

-os ruego su perdón- soltó la mejilla del ángel pelinegro para hacer una reverencia

-ya no importa- le acaricio con dulzura la cabeza, el rubio alzo la mirada para sonreír traviesamente- hola mis pequeñas- saludo a sus hijas con su hermosa sonrisa

-mama- se levantaron de sus sillas para abrazar efusivamente a su querida madre

-clarisa, Marisa- las saludo con dulzura, la puerta principal se abrió dejando ver a un pelinegro de cabello azulado y ojos celestes con traje blanco, las pequeñas pelirrojas soltaron a su madre para correr hacia ese señor

-papa- gritaron lanzándose a sus brazos, el hermano rubio de ciel se levantó también para abrazar a su padre, pero el ángel se quedó en la mesa inmóvil viendo el cuadro que se formaba ante el…

El padre de los chicos los soltó para tomas a su bella esposa en brazos y darle un fogoso beso, alois le tapo los ojos a las chiquillas y ciel seguido tomando te, cuando se separaron, su padre miro al pequeño ángel que aún mantenía mucha distancia con el

-ciel ¿no me vas a saludar?- pregunto acercándose al chico

-hola padre- hizo una fría reverencia, cuando su padre iba a contestar alguien entro de golpe a la habitación

-¡mi rey los demonios han invadido la frontera sur!- grito un guardia jadeando

-¡¿Qué?!- grito el rey, todos en la sala se pusieron sumamente inquietos

-envíen a la tropas…- grito, sin embargo el guardia negó con la cabeza

-es demasiado tarde mi rey, han vencido a los débiles guardias y han invadido la aldea, en menos de una hora  estarán atacando el palacio- dijo el guardia, los ojos de la reina se llenaron de miedo

-Akiva- dijo temerosa, el rey se quedó inmóvil

-he dicho que envíen a las tropas- el guardia hizo una rápida reverencia y se fue a cumplir las órdenes- Mireya escucha, llévate a los niños si pueden huyan a la dimensión de los dioses de la muerte- le dijo tomándola de los hombros

- no nos iremos sin ti- dijo firmemente la reina

-piensa en ellos- señalo a los niños que no entendían la situación, sin embargo ciel la entendía a la perfección, dejo la taza de té y camino hacia sus padres

-vamos mama- tomo la mano de su madre para mirarla con ojos suplicantes

-lo hare- dijo algo preocupada, su esposo le dio un cálido beso, la reina lloro un poco, tomo a sus hijas y corrió seguida de alois y la nodriza Zuree, cuando ciel los iba a seguir su padre lo detuvo

-ciel se fuerte, si yo muero tu serás el rey de este reino, pase lo que pase debes ser fuerte- se agacho hasta su altura mirándolo fijamente

-si padre- dijo demostrando lo fuerte de su mirada

-otra cosa ciel…- saco de su bolsillo un anillo de oro blanco con un zafiro en el medio- te amo hijo no quiero que lo olvides- ciel tomo el anillo en su pequeña mano, abrazo con fuerza a su padre, se separó de el para correr y alcanzar a su madre…

Corrieron saliendo del castillo, extendieron sus alas para volar hacia un bosque que estaba cerca, ahí estaba el portal que llegaba al mundo de los dioses de la muerte. Al estar ya en el interior del bosque, la nodriza empezó a sentir presencias demoniacas

-mi reina, aquí hay…- no pudo acabar la frase cuando una lluvia de flechas les cayó encima

-¡hay que huir!- esquivaron las flechas pero mientras más se adentraban en el bosque más peligro había…

Una emboscada los esperaba…

-bienvenidos…- dijo un rubio saliendo de su escondite, era el rey del infierno, la reina coloco a sus hijos detrás de ella protegiéndolos, Zuree saco su arco lista para atacar- no viene mi hermano con ustedes- dijo con fingida inocencia

-vete Lucifer…- dijo la reina

-eres hermosa- el  rey del inframundo se bajó de su caballo para acercarse a paso felino a la reina, ciel al ver esto saco su espada listo para proteger a su adorada madre

-¡zuree!- grito la reina, esta le disparo una flecha que lo dejo inmóvil dándole tiempo para que escaparan

-malditos… ¡ataquen!- ordeno a sus soldados que estaban escondidos, los empezaron a perseguir por el bosque…

Hubo un punto en que ya no había salida, estaban rodeados, la reina busco una forma de escapar, pero no la había…

-¡ríndanse!- dijo el rubio mirando con lujuria a la reina del cielo

-¡jamás!- con su mano buscaba su anillo que abriría el portal y los sacaría de ahí, cuando lo encontró lo apretó fuertemente, una luz  verde ilumino su mano, el portal se abriría en poco segundos

-¡mátenlos!- las pequeñas pelirrojas se aferraban a su hermano rubio, ciel se estaba preparando para atacar pero…

-¡zuree!- la reina saco de sus ropas una espada, la nodriza miro hacia todos lados y se topó con el portal a unos cuantos metros, tomo a las niñas y alois en brazos y empezó a correr. Ciel se quedó inmóvil-¡ciel huye!- le grito su madre mientras se enfrentaba a los soldados, su espada se movía con rapidez, mato a casi todos los soldados, iba a ayudarla

-majestad- la joven nodriza tomo al niño en brazos y corrió, ciel veía como su madre se enfrentaba a los pocos soldados, sin embargo estos la empezaron a golpear desarmándola

-¡Mama! ¡Mama!- trataba de huir de los brazos de la chica para ayudar a su madre, vio como aquel ser saco una espada y sin piedad atravesó el cuerpo de su madre…

Los demonios se rieron y exclamaban- la reina del cielo está muerta…

-¡MAMA!- grito con todas sus fuerzas mientras algunas lagrimas caian por su mejilla

Dolor y sufrimiento tu sentirás…

    


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