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Inconsciente sentimiento por Salima

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Notas del fanfic:

8018


Yamamoto x Hibari


Mi primer one shot de KHR! terminado, espero les guste, lo hice con mucho cansancio encima y si he de confesar amo a esta pareja, de no haber leído los doujinshis de Yoneda Kou ni el manga de Akira Amano hubiera sabido que existía.


 


KHT! no me pertenece ni sus personajes, esto lo hago sin fines de lucro. 

Notas del capitulo:

Me encanta el 8018 e hice este fin en su honor y para las personas que aman esta pareja como yo, es el primero aun me falta mucho para adecuarme a las personalidades de los personajes, espero les guste, es un pov de Hibari, disfrútenlo.

 

Hace un mes que no puedo tomar mi siesta acostumbrada, apenas me relajo y sus palabras vienen a mi mente.

“-Sé que vas  pensar que esto es más fácil para ti que para mí. Pero yo por ti…”

- Maldito herbívoro.

Pero aun cuando me quejo y lo maldigo no puedo borrar esta sonrisa estúpida de mis labios.

- Hibari – Y hablando del rey de roma.

- ¿Qué no se supone deberías estar entrenando? – Digo con frialdad y solo me mira sonriendo sin cruzar la puerta agitado de subir hasta donde estoy, cansado del entrenamiento. Pero mi sonrisa no alcanzó a borrarse y él lo sabe, me vuelve a sonreír y se da media vuelta despidiéndose con eso  perdiéndose de mi vista. Y me molesto.

Me enfada que no haya cruzado la puerta, me hierve el que no haya venido y robara un beso, me estresa no haberlo golpeado por ello.

Hace un mes que le dije que me gustaba, hace 4 más que él no me había dejado en paz hasta que consiguió que saliéramos. Yamamoto Takeshi me desquicia a su manera. Y eso es lo que más me atrae de él.

- Basta- digo calmo, sé que no lo hará, pero es más de lo que puedo soportar.

No hace ni media hora entró por la puerta jalándome hasta el sofá, tirándome y comenzando a besar como si no tuviera conciencia.

Todo este tiempo no hemos pasado de besos y suaves caricias y que hoy llegue y se adueñe de mí de tal manera me encabrona, pero quiero saber hasta dónde es capaz de llegar. Sin embargo, ahora en este momento me hace sentir muy bien; su boca se mueve experta y sus manos maestras de experiencias pasadas.

- Dije… que… - me besa con hambre – basta- pero sale extraña mi voz. Mi ropa es un desastre él aún está intacto, a punto de sacar mi miembro por inercia le detengo y él aun no me mira, esconde su rostro en mi hombro y me da suaves besos y lamidas mientras respira con dificultad.

- Yo… lo siento- sé que sonríe y yo lo golpeo, estoy furioso por hacerme sentir así y terminar frustrado.

oOo

 

Y de nuevo esos sentimientos encontrados, furioso de verte parado esperando por mí en la puerta de la escuela y esa sensación extraña de mariposas en el estómago.

- ¿Qué haces ahí? – Si él hubiera sido cualquier otra persona hubiera pasado de largo, pero esa extraña necesidad de ver cuando su sonrisa nace.

- ¿Nos vamos juntos? – Me pregunta como si de verdad creyera que le responderé, y escondo mi sonrisa – es viernes y sé que mañana no vendrás a la escuela, así que, ¿te gustaría ir a comer?

Por inercia lo golpe, no una sino dos veces y ninguna vez se quitó.

- Jajaja, a comer a mi casa – lo vuelvo a golpear – no habrá problema, lo prometo jajaja.

- NO – Y sigo caminando, el solo vuelve a reír y a hablar de cosas irrelevantes.

oOo

 

Sé que guardo mucha distancia con él pero algo no termina de cuadrarme. No es que me importe lo que digan los demás, esa sería lo último y ni lo último, lo que realmente me preocupa es que si  ¿él será consiente?, con esa estúpida sonrisa suya… y me molesto, tal vez solo sea un pervertido masoquista.

- Hi Hibari – Levanto la vista para ver a la reconocible voz del bronco, Dino. Y sin evitarlo una sonrisa casi maniaca se forma en mi rostro que enseguida desaparece, pues Dino evita lo más que se pueda alguna clase de confrontación conmigo y eso me pone de mal humor, tanto como frustrado.

Pasan las horas y Dino solo charla de cosas insignificantes y yo solo dejo de ponerle atención en automático cuando escucho como el equipo de baseball se prepara para su entrenamiento diario. Quiero relajarme.

- ¿Piensas quedarte aquí todo el día? – Le digo molesto, su rostro se muestra confundido.

- Bueno, no, quería ver la manera de que de alguna forma gustaras de ir a comer hoy conmigo.

- No.

- Vamos, necesito mostrarte un lugar verdaderamente bueno. Y que tu salgas un poco de esta rutina diaria, no es buena para la salud – Ni siquiera me molesto en defenderme, pero si no acepto seguirá viniendo hasta que lo haga y la verdad quiero escuchar el juego.

- Está bien, pero vuelve por mí en dos horas.

- Perfecto – y apenas accedí se retiró.

Y no hacía falta nada más, puntual estaba Dino esperando fuera de la escuela y yo de alguna manera quería evadir la invitación.

- ¡Hibari! – Y no entiendo para que se emociona, me molesta mucho.

Para cuando menos me doy cuenta estamos parados frente a un local de sushi.

- ¿Qué es esto?

- ¡Sushi! Te va a encantar – Sin embargo entro y  me doy cuenta que algo se me hace muy familiar.

Un hombre muy alegre nos atiende y entre bocado y bocado Dino me comienza a contar la razón de estar ahí, olvido mi incomodidad, aunque son noticias malas me emociono, sin embargo hay un gran cambio de por medio. Un aroma familiar llega a mis sentidos y me acongojo al pensar en Yamamoto.

Unas risas me distraen y unos alegatos, pronto el grupo de herbívoros amigos de Yamamoto entran todos ellos en vueltos en un aura completamente alegre y hago como que no me entero hasta que al final capto la voz de él.

Entra el pelicastaño con su pensamiento en otro lado y seguido de él entra Yamamoto y ese amigo de ellos dos, el tal Gokudera, este último peleando encarnecidamente mientras Yamamoto sonríe, como si gozara con la pelea, como si me sonriera a mí, como si el sonreírme no fuera algo único y exclusivo.

- Vete al demonio – Maldigo apenas audible y sé que Dino pudo escucharme y sé que vio mi rostro

- Calma pajarito – Y pone una de sus manos sobre la mía que la aprieto con suma fuerza. Volteo furioso y él forma una sonrisa retadora jalando mi mano me lleva hasta él y tomando mi mentón con su mano libre apenas y me rosa los labios, en el acto los utensilios caen ante el brusco movimiento y ahora sé que nos mira. Y me nace golpearlo, matarlo como basura que es, pero entiendo porque no me puedo mover.

Y pronto siento un tirón hacia delante, veo como una figura alta golpea a Dino y enseguida caigo en cuenta de quién se trata y no me siento bien con ello.

Ya hay un alboroto  todos corren a detener la pelea, en un momento me escabullo hasta el hombre que nos atendió quien apenas se dirigía a detener la pelea. Le pago lo justo de mi parte y el solo me mira como si no entendiera que es lo que estuviera haciendo.

- No por favor, una disculpa por lo que está haciendo Takeshi  - Y rechazando mi dinero me ofrece una disculpa y se mete en el alboroto.

Llevo caminando 10 minutos sin decidirme qué camino tomar, como si eso pudiera evitar el inevitable enfrentamiento del día de mañana con Yamamoto y eso me preocupa un poco, pues no tengo escusa, no soy una chica débil de la que puedan abusar.

Y me comienzo a enojar y eso evita que escuche los pasos apurados que vienen tras de mí.

- ¡Se… sé que me vas a mandar al diablo! - Escucho tras de mí. Es él y me detengo, sus ojos se ven con sumo dolor – Pero exijo una explicación – vuelvo a retomar mi camino - ¡Hibari! – y no me detengo hasta que él me detiene por el brazo.

- Veo que no tienes orgullo – y eso me sobra a mí y no puedo retractarme y sé que él es un noble idiota un simple herbívoro sonriente.

Me gira y me abraza, estoy que ardo de coraje, pues él no parece enojado, solo herido y eso no me sirve de nada para solucionar lo causado.

Está apunto de besarme y yo por inercia me quito, pero no porque no quiera uno de sus besos, sino porque mi estúpido orgullo me impide disculparme.

- Ya veo – Sé que no está sonriendo aun cuando le doy la espalda, se da media vuelta y mi cuerpo se mueve, lo detengo y él se deshace del agarre bruscamente y para mi sorpresa solo levanto una ceja, algo me invita a detenerle ¿Su rechazo? No lo creo.

- Yamamoto – Le detengo con firmeza y el me acorrala en una de las paredes de algún hogar – Maldito pervertido – digo sádico, sonriendo retador en espera de algún movimiento que ayude a solucionar la distancia creada sin enlodarme, pero no llega, solo me mira.

- Ya no más Hibari, ya no más para ti. – Y ensancho mi sonrisa pero hacia otro enfoque, quien es este tipo que me prohíbe de su ser, JAJAJAJAJA, un herbívoro queriendo jugar a ser cazador JAJAJAJAJA

- JAJAJAJAJAJAJAJA – Pero solo me suelta y se va - ¡MALDITO PERVERTIDO! -  deseo que no me vuelva a buscar y que ojala se pierda de mi vista para siempre y que ojala deje de doler.  

oOo

 

Yamamoto no se presentó a su entrenamiento hoy tampoco, ya son dos días, y eso me molesta. Camino fingiendo que no lo busco y más me enojo por esa actitud estúpida que adquiero cuando se trata de él.

- ¡Hey Yamamoto! – Localizo la voz, es Gokudera que habla para dentro de su salón mientras con su mano le hace señales a alguien de fuera  y me dispongo a ocultar  en algún punto ciego para observar de lejos, pero casi me congelo al ver a Yamamoto a dos pasos atrás de mí. Intenta pasar como si yo fuera un fantasma, de largo y sin una mirada, pero no me quito y él se detiene, sonriendo tan grande como puede.

- ¡Voy! – Grita a su estúpido amigo peli-plata – No te vas a quitar verdad – Y me sonríe sin mirarme, no fue una pregunta, simplemente no tiene orgullo.

- Rodéame – Digo molesto y el sin dejar de sonreír lo hace, casi de inmediato lo detengo y al instante me arrepiento.

- Suéltame Hibari – Lo aprieto más sin su estúpida nobleza no puedo avanzar más.

- Sígueme

- No – me dice tranquilamente sonriendo y saco mis tonfas para golpearlo pero en un limpio movimiento me pone contra la pared amenazándome con mi propia arma, solo vuelve a sonreír y me suelta casi enseguida para disculparse – lo siento pero me esperan.   

Lo sigo con la mirada y muchas otras están sobre mí, lo lógico sería que saltara sobre él y lo matara a mordidas, pero solo estoy aquí mirando como ese herbívoro peli-plata lo conduce hasta el marco de la puerta haciendo que Yamamoto me dé parte de la espalda, pero dejo de analizar la situación cuando mi análisis se vuelve en sorpresa al verle entregar una carta.

- ¿Por qué actúas tan extraño Gokudera? – No alcanzo a escuchar lo que dicen pero el estúpido amigo se acaba de sonrojar.

- Una chica me la dio para… - Y quiero acercarme porque sigo sin escuchar nada y Yamamoto está sonriendo aún más – Para que yo fuera una especie de cupido - ¿Qué dicen?  Porque Yamamoto ha borrado por completo la sonrisa y se ha quedado con cara de imbécil impactado viendo el sobre.

- ¿Hibari aún está mirando hacia acá y por eso estás actuado así?

- Exacto Friki del Baseball, más vale que lo aproveches – ahora tomó la carta no puedo esperar más, Gokudera dirige miradas disimuladas hacia mí pero cuando comienzo mi andadera la detengo casi enseguida pues Yamamoto se ha bajado a la altura del peli-plata y está apunto de… ¿besarlo?

Por instinto saco mis tonfas pero Tsunayoshi se ha interpuesto con un gesto acongojado.

- ¡¿Qué le ocurre Décimo?! – eso si lo alcanzo a escuchar y prefiero salir de ese lugar atestado de herbívoros. 

oOo

 

Ya va una semana desde que Yamamoto no me habla o me mira, ya no sé si yo también perdí el interés o esta somnolencia es a causa de un derroche mal distribuido de mi energía. Maldito mil veces Yamamoto Takeshi… Takeshi…

- Yamamoto Takeshi… ¿Ese hombre es…? – al instante me doy cuenta de un detalle que dejé pasar aquella vez de la pelea entre Dino y Yamamoto y regreso al lugar de los hechos.

A penas entro y el hombre de la última vez me reconoce.

- ¡Es usted! Que gusto que vuelva a nuestro negocio. Todo lo que pida hoy va por parte de la casa así que por favor tome asiento.

- ¿Usted es el padre de Yamamoto? – El señor me mira y cambia su sonrisa alegre por un sonrisa comprensiva.

- Mucho gusto soy el sr. Yamamoto, el padre de Takeshi, y en nombre de mi hijo me disculpo por lo de la última vez.

- Hibari Kyouya soy el… compañero de Yamamoto

- … Así que era a usted a quien mi hijo conocía. Y pensar que había encontrado a un viejo enemigo.

- Hm

- ¿Fue a usted a quien siguió aquella noche? – Oculto mi sorpresa, no sé qué es lo que hasta ahora Yamamoto le haya dicho de lo que “hay” entre nosotros – Digo, suponiendo que ese día salió a buscar a alguien, aunque conociendo a mi hijo dudo que haya decidido huir de la pelea. Pero bueno, soy persona de viejas costumbres, de verdad esperaba que Takeshi me bendijera con abundandante familia JA JA JA JA – y se ríe de esto de manera tan natural – pero yo solo quiero que mi hijo sea feliz, por favor cuide de él.

- ¡Yo! Estoy en ca… - Y no termina de convencerme cuando el susodicho entra - ¡OH! – Suena decepcionado - ¿Padre como te fue? – Dice acercándose para saludarle

- Muy bien, Takeshi no seas descortés, tienes visitas, porque no suben a tu habitación y yo les preparo algo delicioso, en pago al alboroto que hiciste el otro día – y vuelve a recordarlo… pero como estoy en terreno enemigo espero a que haga el primer movimiento, me mira sin gesto alguno mientras su padre le habla y cuando este termina frunce el ceño molesto. Regalándome una gran sorpresa ante la inesperada expresión.

- Andando – Me toma de la mano y rápidamente comenzamos la andada ante la mirada angustiada de su padre.

- Wao  - Exclamo al entrar a su habitación y ver que es más normal de lo que esperaba

- ¿Qué haces aquí? – Me vuelve a sorprender pero esta vez no oculto nada, siento unas irreparables ganas de besarle y lo hago.

No soy experto como lo es él pero me dejo llevar con hambre contenida, no me importa que lo rechace, seguiría intentando, pero para mi sorpresa me infla el orgullo cuando hace todo lo contrario al tomarme por mi trasero y pegarme lo más que puede hacia él, comenzando una guerra de lenguas, con fuerza me acorrala contra su puerta y en un segundo le pone el seguro, apenas lo logra y me carga sin dejar de besarme y me aferro con brazos y piernas a él mientras no da paso para dejar mi cuerpo respirar, me lleva hasta su cama me avienta y lo invito a que continúe dejando mis piernas abiertas, se saca la camisa con desdén como si nunca más la fuera a usar, me muestra su bien trabajado cuerpo, me muerdo  mi labio inferior inconscientemente, no sé lo que sigue pero este juego me está gustando, se desabrocha el pantalón y de este saca su miembro completamente despierto lo que me hace caer a la realidad de la situación. Se acerca hasta sentarme en la cama.

- ¿Qué? – me dice cuando ve que no muestro iniciativa -¿Entonces me dirás a que has venido?  - Me enfado, voy a salir ahora mismo de esa situación. Pero apenas le muestro señas de mi huida, me toma de los cabellos –Oh no mi Hibari, viniste aquí con otro hombre a cenar, frente a mis amigos y en mi hogar te besaste con él, te pedí una explicación, no la diste y solo llegas porque se te antoja, hablas con mi padre y te vas de igual manera.

Tomo aire aguantado un suspiro soportando las ganas de golpearlo, pero algo me detiene y por primera vez decido romper el orgullo que me mantiene en pie, estiro mis brazos para tomar sus caderas cerrando mis ojos, abro la boca para dejar cavidad a su miembro pero al instante él detiene la acción – Vete – suelta el agarre de mis cabellos – No es justo para ti, solo vete y hagamos como que nada ha pasado, no me importa que yo “no tenga orgullo” pero yo por ti haría lo que fuera, vete y dame tiempo, si después de ese tiempo, aun te interesa esto, intentémoslo, pero por hoy solo vete a casa – Y me acaricia los cabellos, sé que está molesto que su instinto asesino es demasiado negro.

- No. - Y un extraño sentimiento corre dentro de mí, Yamamoto Takeshi que clase de cosa hiciste que me tiene tan mal y fuera de mí. No me iré, nunca más y volveré a enamorarte de la misma manera inconsciente de cómo lo hiciste la última vez todo por ver tu sonrisa nacer. 

 

 

FIN

 

 


Notas finales:

hahaha ya se, Hibari salió algo loquito aquí XD

Gracias por leer. 


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