Cuando estaba en tercer semestre de bachillerato Naruto llegó, se había mudado a la ciudad por cosas del trabajo de su papá, poco a poco fuimos descubriendo que teníamos muchas cosas en común y así iniciamos una amistad; había pasado un año desde su llegada cuando mamá murió, él fue mi único amigo presente pues ese día teníamos un examen importante, no le importó, ese fue el día en que por primera vez me di cuenta de lo realmente importante que él era para mí, me había enamorado de mi mejor amigo; como consecuencia no aprobó la materia por lo que tuvo que hacer una especie de tesis y aunque yo tenía justificación elegí hacerla con él, además sería la perfecta distracción ante mi nueva situación, la soledad.
Pero de eso hace mucho tiempo, los días felices a su lado quedaron atrás desde hace casi un año, dolió perder a alguien más, pero comienzo a acostumbrarme, por suerte mi amor siempre fue unilateral pues si hubiera tenido alguna posibilidad con él me habría confesado y dejarlo hubiera sido aun más doloroso.
Hoy, 2 de Octubre, es el aniversario luctuoso de mamá, han pasado cuatro años de su muerte, por eso este no es un buen día para estar solo. Al igual que todos los días mi desayuno consiste en cereal con leche y un vaso de jugo de naranja. Tomo mis cosas y me dirijo a la universidad, estar en casa sólo me deprime. Cuando llego aun falta media hora para que inicien mis clases, así que empiezo a caminar por el campus, no han pasado más de dos minutos cuando siento que alguien se cuelga de mi brazo, se quién es y sonrío, solo ella lo hace.
-¡¡Ino, le vas a arrancar el brazo!! – se escucha una voz a lo lejos, ese es Gaara regañándola como siempre – y tú Sasuke ¡¿por qué no te la quitas de encima?! ¡Me has cambiado! – me reclama con falsas lagrimas en los ojos, yo solo sonrío, esta es mi rutina diaria, estos dos son parte de las únicas personas que alegran mis días.
- ¿Celoso? – pregunta Ino con una sonrisa traviesa, mis amigos son mi perdición, simplemente no puedo con ellos ni sin ellos.
- Par de niños primero se saluda – dice Suigetsu llegando junto a Karin, mi otra amiga, aunque esta es un caso todavía peor - ¡Buenos días peque! – dice al momento de lanzarse sobre mí colgándose de mi cuello, los demás solo se parten de risa.
- ¿Y quiénes son los niños, Suigetsu? – le dice Karin con una sonrisa burlona mientras aparta a ese trío de mi para darme un beso en la mejilla – Buenos días Sasu, llegas temprano.
- Buenos días, chicas – los saludo pero al momento veo el entrecejo fruncido de Suigetsu y Gaara - …y chicos – todos reímos al ver el pequeño puchero que hace Suigetsu.
Estos cuatro chicos son mis amigos más cercanos desde que decidí que olvidaría a Naruto; Ino es la chica genio que no puede faltar en una escuela, tiene 23 años, sus notas son excelentes además de ser muy guapa, es alta comparada al promedio de chicas, sus ojos son azules, su cabello largo y rubio, tez clara y muy simpática, su cuerpo tiene las curvas justas que enloquecen a la mayoría de los hombres, media facultad va detrás de ella. Gaara a sus 20 años es responsable de la hija de su difunta hermana, una niña preciosa de 2 añitos, es el tipo de chico que trabaja en el tiempo libre que le queda después de clases, es muy atlético pues su trabajo consiste en ser entrenador de un gimnasio, da clases de natación, spinning y cuanta clase deportiva le ofrezcan, según sus palabras textuales: “un hombre debe estar siempre es su mejor condición” y puesto que no le gustan los deportes pesados se conforma sólo con cardio; es delgado pero con un cuerpo bien formado debido a tanto ejercicio, es ligeramente más bajito que Ino, cosa que por cierto odia, de cabello rojizo y ojos color aguamarina, lleva unas muy buenas notas. Suigetsu es más alto que yo, mide alrededor de 1.85 m, tiene 21 años, es muy muy delgado a pesar de que come en demasía, su cabello llega a sus hombros y está teñido de un extraño color entre el celeste y gris y siempre lleva unas lentillas moradas, es un gran chico al que le encanta actuar como chiquilla enamorada conmigo sólo para hacer reír a las chicas y no le importa ser el blanco de las bromas de Karin, pero cuando lo haces enfadar no lo reconoces. Karin sería mi mujer ideal si fuera heterosexual; es alegre, inteligente y graciosa, aunque no todos entienden sus bromas y comentarios sarcásticos; tiene la edad de Suigetsu, es muy guapa aunque su sonrisa es un poco tétrica, de cabello rojo -aunque no tanto como el de Gaara- al igual que sus lentillas.
Yo tengo 19 años, soy el más chico de todos en cuanto a edad, es por eso que los cuatros siempre usan sobrenombres como “peque” y cosas así, al inicio fue un poco raro pues todos se me quedaban viendo cuando alguno me llamaba así, pero me acostumbre tanto que ahora si me llaman por mi nombre me siento como niño a punto de ser regañado por alguna travesura. Tengo el cabello negro al igual que mis ojos, soy de piel pálida, mi altura es de 1.80 m, y ya que Gaara logró contagiarme un poco de su amor al deporte tengo los músculos definidos. En cuanto a mi personalidad pues soy un chico reservado, como siempre estoy callado la mayoría de las personas llegan a pensar que soy el clásico chavo presuntuoso que se cree más que los demás, nada más alejado de la realidad, solo muestro mi verdadera personalidad con las personas a las que soy más cercano.
Todos estudiamos dentro del ramo de Ingeniería, actualmente cursando el cuarto semestre, nos conocimos en segundo semestre puesto que coincidíamos en algunas clases, al principio solo los saludaba con algún gesto pues siempre estaba con Naruto pero cuando empecé a alejarme de él, las chicas me hablaban con más frecuencia hasta llegar hasta donde hoy estamos.
- ¿Y estudiaron para el examen de hidráulica? – les pregunte a la espera de lo que sabía sucedería después.
- Ex… ¡¿examen?! ¿Qué examen? ¿Cuándo dijeron eso? ¡¡¿Por qué no me dijeron que hoy había examen?!! – decía Suigetsu volviéndose loco al ver que nadie respondía y solo lo veíamos con pena - ¡Joder, digan algo!.
- JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA – no pudiendo resistir más la cómica escena todos nos echamos a reír en su cara, haciéndolo desesperar aún más si era posible.
- ¡¡Ya paren de burlarse!! ¡No es mi culpa tener cerebro de avestruz(*) y que se me olvide todo!
- Jajaja…ya…ya basta chicos, déjenlo en paz…jajajajaja – Ino trataba de calmarnos a todos mientras trataba de contener su propia risa – lo siento, lo siento….pero sabes que es inevitable para nosotros el tomarte el pelo
- ¿Eh? No entiendo nada Ino…explíquenme, siii? – dijo Suigetsu con un lindo puchero y ojitos de cachorro abandonado ante el cual dejamos de reírnos, ¡nadie podía resistir esa mirada! y lo peor es que él lo sabe.
- Jeje lo siento Sui no pude resistirme ¡te ves tan gracioso cuando te desesperas! – él solo sonrío, fue una sonrisa que me erizó la piel, su mirada me dice que se la va a cobrar.
- Ja-ja que chistosito me saliste baby…en fin tengo sed voy a la cafetería, ¿quieren algo? – dijo caminando hacia la cafetería sin siquiera esperar una respuesta.
- ¡Espera, yo también voy! – le grito Karin. Al final solo quedamos Gaara y yo esperando a que regresaran. Estábamos muy entretenidos platicando cuando de repente sonó su celular, al leer lo que parecía ser un mensaje se tensó.
- Rayos, que hambre tengo, supongo que siempre si voy a la cafe… - me dijo visiblemente nervioso.
- Te acompaño – le dije.
- No, no, no hace falta de seguro los chicos ya vienen de hacia acá, ahora regreso… - me pareció raro, él nunca se negaba a ser acompañado - …peque…perdón…
Me quede pensando ¿por qué se puso nervioso tan de repente? Y más raro aún ¿perdón por qué? Estaba tan metido en mis pensamientos que apenas logre notar que alguien ponía su mano en mi hombro y preguntándome quien sería esta vez, volteé.
- Sasuke… ¿podemos hablar? – Me quede en silencio. Ahí, frente a mí, estaba él.