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Contra Gravedad por Kimychul

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Notas del capitulo:

Este es mi primera historia despues de muchos años de no subir nada a esta pagina. Espero que els guste. cualquier comentario o critica cosntructiva es aceptada n.n

El lugar donde vivía era un suburbio antiguo, lo que se definía como una suburbio lleno de gente mayor, de hecho solamente había 10 niños en un diámetro de 1.5 km alrededor de mi casa, como pensarán tenía muy poco amigos con los que jugar y estaban lo suficientemente lejos para que un niño de 6 años fuera a sus respectivas casas sin la compañía de un adulto. La mayoría del tiempo estaba solo. Tenía un hermano si por supuesto, pero era un bebe caga pañales que lloraba al más mínimo pellizcon.

Mi niñez pasaba de lo más aburrida hasta la segunda semana de diciembre cuando un gran camión llego a la gran casa de los señores Morrison. Ellos habían sido unos ancianos adorables que me daban dulces cada domingo en misa, hasta la muerte de ambos. Primero la señora Morrison luego su esposo. Mamá había comentado en la cena después de sus funerales que ellos se amaron tanto que el señor Morrison no pudo soportar estar sin su alma gemela y murió prontamente para seguirla. En aquel momento no lo entendí, pero ahora creo que tenía razón. No puedes decir adiós a la persona que amas.

Esa misma tarde en ese dia de diciembre, me acerque a la casa de los Morrison con una palabra nueva en mi vocabulario “mudarse”. No sabía lo que eso era hasta que Mamá lo dijo. Sin vergüenza me acerqué hasta casi estórbales a los hombres que bajan los muebles de los nuevos vecinos. Un hombre no mayor de 30 se acercó a mí y me sonrió.

-          Hola pequeñín ¿vienes a saludarnos? – asentí

-          Se están mudando, mudarse es cuando uno se cambia del lugar donde se vive a un nuevo lugar – repetí las palabras de mi madre como si fuera grabadora.

-          Si así es, que pequeño tan más inteligente y dime ¿Cómo te llamas? –

-          Jeremy Heldo –

-          Mucho gusto Jeremy soy el señor  Harry Dofley y ella es mi esposa Lena Dofley – se presentó el señor Dofley tomando de la mano a una mujer muy bonita que me sonreía como mi mama lo hace cuando me como todas las verduras.

-          Hola preciosura ¿Cómo estás? –

-          Bien – respondí cohibido.

-          ¿En qué casa vives? – señale mi casa.

-          En la casa blanca de allá –

-          ¡Oh que bonita casa! Parece que nosotros tendremos que arreglar la nuestra para que este tan bonita como la tuya –

-          Los señores Morrison no querían cosas nuevas en su casa y mamá siempre compra cosas y limpia – me encogí de hombros. La  señora Dofley rió y sobándome la cabeza añadió.

-          Eres muy sincero, oye que tal si les dices a tus papis que los invitamos a comer mañana ¿te gusta la idea? Prepararé galletas ¿te gustan las galletas? – asentí – bien entonces les das mi recado ¿sí? –

-          Pequeñín fue un gusto conocerte, esperamos que tus papas puedan venir mañana – el sr. Dofley miro al cielo y de nuevo a mí – deberías regresar a tu casa ya está oscureciendo –

-          Si –

-          Jeremy – escuche el grito de mi madre, Salí corriendo casi sin despedirme de los vecinos, llegue con mamá trasmitiéndole el recado de los Dofley. Ella sonrió y saludo a los vecinos diciéndome que entrara a casa mientras que ella hablaba con ellos.

 

El sábado por la tarde mamá me había puesto ese horrendo traje de corte recto con rayas blancas y una boina. Lo odiaba, me sentía estúpido pero para ella era lo “formal”. Solo era una comida con los vecinos ¿Qué tanta formalidad podía tener eso? ¡Madres!

- Cariño ¿recuerdas lo que te he dicho sobre los niños que tienen discapacidades? – mire interrogante a mi madre pero aun así conteste.

- Son  niños iguales a mí solo que necesitan más cuidados, no debo hacerles burla ni menospreciarlos. –

- Los vecinos tienen un hijo, hoy puedes conversar con él pero sería mejor que no hablaras tanto con el  –

- ¿Por qué no? Si tienen un hijo quiero jugar con el –

- Cariño, su hijo está enfermo, él no tiene memoria –

-¿No tiene memoria? –

-Si veras, él no puede recordar lo que hace después de un tiempo –

-¿Cómo el abuelo que no recuerda donde dejo sus dientes? –

- El abuelo olvida porque ya su mente está cansada, el hijo de los vecinos olvida porque se pegó en la cabeza cuando era un bebé –

- Pero yo solo quiero jugar ¿no recuerda cómo jugar? –

-No lo sé –

- Yo lo enseñare a jugar y si lo olvida le enseñare de nuevo –

-¿Una y otra vez Jeremy? –

-Si muchas veces –

 

Recuerdo muy bien la expectación de conocerle, en mi mente infantil no concibo como alguien podría olvidar jugar, pero cuando le conocí, incluso a mí se me olvido la palabra jugar. Los señores Dofley nos habían recibido alegres, la señora me pregunto si quería conocer a su hijo para lo cual asentí efusivamente. El cuarto de él estaba en la segunda planta la cual tenía una cerca que impedía bajar las escaleras, después me entere que servían para que mi amigo no bajara las escaleras solo.

Cuando su mama me anuncio y pase detrás de ella lo primero que note eran las cantidades exageradas de fotos con las cuales estaba tapizado el cuarto, podía reconocer entre ellas a los señores con un bebe en brazos y ese bebe crecía en cada foto, diferentes lugares momentos y cumpleaños.

-          Jeremy – llamo mi atención – este es mi pequeño Naim, vamos cariño saluda –

El niño sentado en la ventana parecía ajeno a nosotros, mientras me acercaba observe que su cabello era de tono chocolate y largo, aunque sus ojos grandes estaban puestos en mí no sentía que me observara.

-          Hola – dije una vez frente a él, estire la mano y el simplemente la miro, pensé que eso tampoco lo recordaba así que le tome una mano y la moví de arriba abajo – se hace así –

-          Sé cómo saludar – alejo su mano - ¿tiene que estar aquí? – le pregunto a su mama.

-          Naim – lo reprendió – Jeremy viene a jugar si te portas mal con él no va a querer regresar –

-          No pedí que viniera –

-          Disculpa Jeremy, mi hijo ha estado sensible estos días ¿quieren que les ponga una película?-

-          ¿quieres ver una película? – me pregunto Naim hablándome secamente, aunque yo lo entendía como una forma muy ruda y estaba seguro que ese niño me caería muy mal.

Me encogí de hombros y ambos vimos a su madre poner Alicia en el país de las maravillas. Ni él ni yo nos movimos de lugar mientras la señora prometía traernos palomitas.

Me recargue en la pared después de unos minutos cuando Alicia perseguía al conejo hasta la puerta pequeña.

-          Puedes sentarte en mi cama – Naim seguía mirando la televisión, le hice caso y me senté.

-          ¿Cuántos años tienes? – pregunte y luego lo mire apenado.

-          Tengo 8 – de nuevo no me miro.

-          Yo tengo 6 –

-          … -

-          ¿Te gusta la película? –

-          Siempre las miro por primera vez –

-          El conejo se muere ahogado y le cortan la cabeza a Alicia – el me miro con el ceño fruncido  directamente a los ojos.

-          ¿de verdad? –

-           No, es una película para niños no pueden cortarle la cabeza a alguien –

-          ¿Me engañaste? –

-          ¿De verdad no recuerdas nada? –

-          ¿Viniste solo para preguntarme eso? –

-          No, quiero un amigo con quien jugar –

-          Yo no sé jugar a muchas cosas –

-          Puedo enseñarte –

-          Está bien –

-          Pero primero veamos la película, me gusta Cheshire –

-          ¿Qué es Cheshire? –

-          El gato rosa –

-          ¿Existen gatos rosas? –

-          Por supuesto si aquí sale, mira ahorita va a salir, es un gato que está loco pero me gusta –

-          ¿Te gusta porque está loco? –

-          No, solo me agrada –

-          Dm –

-          Es divertido verlo, te va a gustar cuando lo mires –

-          ¿Mirar qué? –

-          El gato –

-          ¿Qué gato? – voltee a verlo y se miraba confundido, me recordó a otra película que vi y sonreí.

-          Ven Dory, veamos al gato Cheshire – lo tome de la mano y nos sentamos juntos en la cama.

-          ¿Dory? –

-          ¿Te molesta que te diga así? –

-          Dory es un nombre de niña yo no me llamo así –

-          Tranquilo Dory – acaricie su cabello y el cerro los ojos – solo yo te puedo llamar así –

-          ¿Cómo te llamo yo? –

-          Jemy, tu puedes decirme Jemy –

 

“Es tiempo de seguir todo va a salir bien”

“¿Cómo lo sabes? ¿Cómo sabes que nada malo pasará?”

“No lo sé, solo confía en mi”

Notas finales:

Espero que les haya gustado, si es asi dejen un comentario y si no tambien xD.

gracias por leer jeje y nos leemos pronto.


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