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Teenage Dream por Jessica Uchiha

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Notas del fanfic:

Algún día me detendré de esccribir Onew-centric.

Ayer no era el día, hoy tampoco y definitivamente está semana tampoco. Aun así, seguiré intentando con sacar aalgo más que Onew-centric. 

Notas del capitulo:

... Y aún no termino el OT5. No saben que dificil es escribir porno. Solo me falta un final decente. Algún día lo terminaré, si. 

 

En fin, esto que traigo ahora, es un Onew-centric más en la descripción coloque OnHyun debido a que a pesar de que es Onew-centric, es sobre la relación de JinKi con JongHyun.

 

Es algo... triste. 

 

Me inspiré en la canción Teenage Dream, no la versión original de Katty Perry, sino en la versión de Glee cantada por Darren Criss. La versión acustica, para ser más exactos. Aquí les dejo la canción y por favor, pido que mientras leen esto, la escuchen, quizá así sientan la magnitud de sentimientos de JinKi... O solo yo soy muy sentimental. 

Escuchenla. Teenage Dream.

 

¡A leer!

Teenage Dream

 

 

 

Abrió la puerta de aquel desconocido y aun así, familiar departamento, sintiendo la normal incomodidad de irrumpir en un lugar que no es propio. Quitó sus zapatos y sin prestar atención si había pantuflas, entró por completo deslizándose con sus medias, dejando caer su liviana chaqueta de su cuerpo.

El lugar era amplio, de su gusto y suspiró, recordando que él le había sugerido comprar el lugar a su Hyung. Se detuvo en medio de la gran sala y soltó un suave y lastimero quejido. Le hubiera gustado que Joon estuviera en esos momentos junto a él, más al mismo tiempo agradecía que el mayor estuviera de viaje, así no tendría que verlo en ese estado, ido, entristecido, ausente. Patético.

Su diestra se pasó por sus ojos cansados e hinchados y los refregó por enésima vez, sintiendo el dolor de hacerlo, viendo destellos multicolores cruzar su campo de visión. Al recobrar la normalidad, se encaminó hasta la licorera y tomó la primera botella que estuvo al alcance de su mano, junto con un vaso de vidrio y se dirigió sin más miramientos hacia el balcón. Se sentó allí, contemplando el cielo oscurecido de Seúl, su espalda reposando en la fría y reconfortante pared, sus piernas ligeramente encogidas y abiertas, dejando la botella de licor entre ellas.

Un leve pujido salió de sus labios, como si no pudiera respirar, como cuestionando si era adecuado beber en esos momentos; cuando el dolor en su pecho volvió, decidió que era mucho más que adecuado. Era necesario.

Abrió la botella y vertió el líquido en el vaso de cristal, llevó este a sus esponjosos labios y con un respiro de aceptación, abrió su boca y la amarga sustancia inundó todo su ser, produciendo un escalofrió, provocando que temblara asqueado, la quemazón recorriendo su garganta hasta la boca de su estómago.

Lamió sus labios y volvió su mirada al cielo, picazón acosando las comisuras de sus ojos almendrados, la fuerza de su ceño concentrada en el justo medio de sus dos cejas, manos flácidas alrededor del cristal, aún con el trago.

Su corazón latió con una dulzura tan dolorosa, bombeando sangre a todos sus rincones, provocando un cosquilleante escozor, que sentía todo su cuerpo doler.

Bebió, el líquido desapareciendo de la botella oscura, circulando por las venas de su cuerpo, dejándole más bobo, inconsciente.

Su celular no había sonado en todo el día y él tenía orgullo, sin importar cuando deseara llamarlo, mandarle un mensaje, no lo haría. Así su corazón se estuviera destrozando en el proceso de mantener su orgullo intacto.

El viento cálido de la noche golpeó su rostro y produjo que abriera sus ojos que momentáneamente había cerrado, descubriendo una lluvia de luces bajo él. Miles de luces, parpadeando, provocando esa sensación de pequeñez e insignificancia en su mente.

Se levantó torpemente, con vaso entre dedos torpes y temblorosos, caminando en una irregular línea recta hacia el interior de la casa, llegando hasta el piano tan hermosamente posicionado. Imponente ante su visión.

Se deslizó con cuidado en la silla, abriendo la tapa de madera que protegía las hermosas teclas del piano negro, sus dedos acariciando con cariño el material. Aspiró una gran bocanada de aire y su mirada se hizo borrosa, dorso de sus manos alzándose de inmediato para borrar esas lagrimas traicioneras.

Se sentía liviano, eso significaba que ya el licor hacia efecto en su sistema.

La presión en su pantalón le hizo recordar que había allí y con cuidado estiró su pierna derecha para sacar el pequeño cubo de terciopelo rojo que guardaba. Dejo esto sobre el piano, frente a él y su suspiro fue tembloroso.

Sus dedos se posicionaron sobre las teclas blancas y se hundieron suavemente, acorde a la canción que reproduciría.

You think I’m pretty without makeup on, you think I’m funny when I tell the punchline wrong… —su voz se cortó más sus dedos siguieron el ritmo de la canción—… Before you met me I was alright but things were kinda of heavy… —su voz se extinguió y las lágrimas se agolparon en sus ojos, provocando que decidiera parar más no lo hizo, siguió— Now every february you’ll be my valentine, valentine… Let’s go all the way tonight, no regrets, just love… We can dance until we die, you and I, will be young forever… —su voz se alargó y aquello produjo una rasposo sonido, haciendo que se quejara silenciosamente, lagrimas ya rodando por sus mejillas— You made me feel like I’m livin’ a teenage dream, the way you turn me on, I can’t sleep, let’s run away and don’t ever look back, don’t ever look back…

Su corazón se contrajo tanto que provocó que chillara de dolor y sus dedos siguieron moviéndose por las teclas que parecían sentir su dolor, evocando los recuerdos con JongHyun, toda la travesía que habían atravesado para estar juntos, todas las lágrimas que ambos habían derramado por el dolor que provocaban en el otro y el otro les provocaba a ellos.

My heart stops when you look at me, just one touch, now baby I believe, this is real so take a chance, and don’t ever look back, don’t ever look back…

No podía creerlo, su cuerpo entero entumeciéndose, las olas de odioso dolor golpeando con fuerza su pálido cuerpo, agua salada recorriendo lo que antes eran unas redonditas mejillas, ahora estilizadas y hundidas.

Siguió cantando, rasgando su voz lastimada esforzándose por llegar a las notas de la canción más en un momento, en contra de su voluntad, sus dedos se detuvieron y lo único que salió de sus labios fue un lloriqueo cristalino, como una lluvia de metal, melodioso y doloroso. Sus manos se formaron en puños y bajo con rabia la tapa que protegía las teclas, produciendo un chasquido fuerte y sordo, su frente contra la negra madera, llorando desconsoladamente, añorando tanto estar con su novio en esos momentos, sentir sus brazos protectores y cálidos alrededor de su cuello, susurrando cosas bonitas y tranquilizadoras… Lo único que tenía era aquel piano y la botella medio vacía en el balcón.

Soltó una carcajada, riendo ante su situación, las olas de dolor volviéndose más fuertes y constantes, provocando que se sintiera débil y torpe.

Alzó su rostro y observó la cajita de terciopelo y la tomó entre sus dedos regordetes, la abrió con cuidado y descubrió aquella argolla de oro, una banda suave de dorado, no tan gruesa, delicada y con tres incrustaciones de pequeños y adorables fragmentos de lapislázuli. Porque a JongHyun le gusta el azul, pensó.

Observó el aro y sus ojos se enfocaron en aquel objeto, espasmos de llanto llenando ahora el recinto.

Iba a cantarle esa canción, iba a cantarle aquella canción para luego arrodillarse ante él y con sonrisa preciosa sobre sus labios esponjosos, pedirle que se casara con él. Luego, abriría la cajita de terciopelo ante los ojos achocolatados de su pareja y mostraría el anillo que tenía desde hacía ya tres meses.

Su espalda se enderezó al momento de levantarse del banco y se volvió hacia el balcón, no olvidando el vaso en su derecha, el anillo fuertemente apretado en la palma de su zurda. Se inclinó para servir algo más de licor y terminó por sentarse nuevamente, esta vez evitando la gran vista, sus ojos concentrados en el anillo, en la simple y pequeña inscripción del interior. “J.j.J”. Algo tonto, cursi, sencillo, precioso, venido de su corazón, iniciales de nombres, el conjunto de los suyos, uno nuevo.

Con rabia volvió a apretar el anillo y su llanto volvió implacable, provocando que encogiera sus piernas y escondiera el rostro entre sus rodillas.

JinKi sabía que algún día le entregaría ese anillo al futuro y único dueño, solo estaba asustado de la situación en la que se presentaría ese hecho. Podría ser en una propuesta de matrimonio, o en el final de una relación.

No se sabía, para JinKi y JongHyun desgraciadamente debían vivir su día como el último junto al otro, nunca se sabía cuándo toda aquella relación explotara en sus caras y ellos terminaran muertos en el intento de salvarse.

Apretó ahora el anillo sobre su pecho y sonrió entre lágrimas, esperando que al día siguiente pudiera ver al chico, esconder todo ese miedo que siempre le embargaba y besarlo, fieramente, sus labios chocando, robando ese aliento que era su oxígeno, tocando aquel cuerpo que era su alimento, susurrando esos cursis “te amo” que eran su fe en el momento de unir sus cuerpos y ver aquella sonrisa y ojos brillosos que eran su mundo, al momento de escuchar “también te amo”.

 

 

I finally found you.

My missing puzzle piece

I’m complete.”

 

 

Notas finales:

Ahora que lo pienso, no describí perfectamente como es que se siente JinKi. Es que es dificil, tan solo basarme en una canción y dejar salir lo emo(?). 

 

Si llegaron hasta aquí, por favor, no duden en dejar un comentario, lo que sea, es valioso para mi saber que les pareció.

 

Gracias por leer.

 

P E A C E


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