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Espero que duerma bien, My lord por ana987bell

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Notas del capitulo:

Espero que les guste, es mi primer lemon!!!

Mi nombre es Sebastián Michaelis, soy un mayordomo y un demonio, un amante del dolor y del placer. Un simple ser de la obscuridad que busca llenar el vacío que tantos siglos de vida le han otorgado y así poder sobrellevar esta aburrida y larga existencia sin propósito.

“Bocchan, buenos días”.- susurre al oído de mi pequeño amo, Ciel Phantomhive, dueño de la empresa de juguetes más grande de Inglaterra y del alma más perfecta de todas, la más deliciosa. Simplemente la mejor.

“Cállate Sebastián, no quiero levantarme”.- me regaño mi pequeño bocchan.

“Joven amo ha llegado una carta de la reina”

“¿Una carta?”

“Así es joven amo, o debería decir, perro guardián de la reina”

Mi amo se levantó a regañadientes y fríamente me pidió que le entregara la carta.

“Aquí tiene. El desayuno ya está listo y también el transporte, my lord”.- yo sabía de qué se trataba esta vez y a donde debíamos dirigirnos para cumplir la misión del día. Para ser sincero esto de ser el mayordomo del perro guardián de la reina y resolver “misterios” comenzaba a resultar completamente aburrido, pero no podía replicar, qué sería de mí si no pudiera seguir realizando una tarea tan simple.

“Sebastián trae mi ropa, tenemos que salir inmediatamente”.- realmente no entendía porque mi joven amo se encaprichaba tanto en hacer parecer que realizamos una exhaustiva investigación en cada caso puesto que si él me lo ordenara yo podría solucionarlos en un instante.

“Yes, my lord”.- pero aun así yo soy un simple mayordomo.

El caso había sido como todo el demás, fácil de resolver. Mi amo se había cansado demasiado en el trayecto, al parecer las pesadillas que tenía cada noche comenzaban a perjudicarlo, es por eso que solo por esta noche me ofrecí a velar sus sueños, aunque la verdadera razón es que amo ver a mi bocchan vulnerable e inocente a pesar de cargar tanto odio en su corazón, eso lo hace realmente exquisito.

“Bocchan, me quedare a su lado hasta el amaneces, por favor descanse”.-dije como buen mayordomo que soy

“No es necesario, vete a tu habitación y déjame. Si necesito algo te llamare”.- replico mientras se ocultaba tras las sabanas. Él no lo sabía, pero esas actitudes en lugar de hacerlo ver fuerte, hacían que se viera más dulce e inocente. Realmente era un niño aún.

“Yes, my lord”.- respondí serio a sus pedidos, aunque sabía que él no quería que me retirara

“Espera, ¿no vas a insistir para quedarte?”- dijo volteando el rostro y mirándome a los ojos.

“Si mi amo no quiere que este a su lado, yo obedeceré sin reclamar. Ese es el trabajo del mayordomo de la familia Phamtomhive, que sería de mi si no pudiera cumplir un pedido tan simple”.- contraataque. Me encantaba que mi lord me necesitara y rogara por mi presencia. Amaba ser indispensable para él.

“Puedes…puedes quedarte si así lo deseas”.- dijo tajante mientras me daba la espalda en un fallido intento por ocultar su tan evidente sonrojo. Realmente amaba poner en aprietos al joven amo.

“Entonces, puedo acostarme a su lado y abrazarlo. Bocchan”.- quería molestarlo un poco más, producir gritos e injurias quería sacarlo de quicio. Sí, doy demasiado masoquista en ese aspecto.

“Si…si así lo deseas, adelante”.- respondió de forma brusca. Eso me sorprendió, no podía creer lo que acababa de escuchar, me había dado permiso de abrazarlo y EN SU CAMA, esto no me lo podía perder.

Me acosté y me acurruque a su lado, coloque mis brazo a su alrededor y mi rostro en su hombro. El olor del joven amo era realmente exquisito.

“Bocchan… puedo tocarlo”.- susurre sensualmente a su oído tratando de buscar su rechazo. Pero este nunca llegó.

“Sí… sí puedes tocarme”.- respondió con un hilo de voz.

Él estaba muy extraño hoy, nunca me dejaba tocarlo, el nunca, NUNCA soportaría el contacto de otro cuerpo contra el suyo, la única persona que puede hacerlo es Elizabeth-sama, pero incluso a ella la rechaza constantemente. Hoy, yo no entendía nada.

Comencé a acariciar suavemente su pecho sobre la tela, su pequeño cuerpo era sumamente encantador y se amoldaba perfectamente al mío. Roce con mis labios su cuello y comencé a repartir pequeños besos por sus hombros y espalda. Un pequeño sonido de placer salió de sus labios, pero nada que indicara su rechazo hacia lo que yo estaba haciendo. Me intrigaba ver al joven amo tan sumiso, me exasperaba verlo así, tenía que hacer algo y pronto, un amo tan sumiso era problemático y aburrido.

Mis manos comenzaron a desabrochar lentamente la parte superior del pijama y a rozar “casualmente” la piel expuesta, mientras tanto mi boca se encargaba de morder suavemente el lóbulo de la oreja de mi bocchan.

Mientras más bajaban mis manos, más extraño me sentía, ya no era solo la necesidad de recibir el rechazo de mi amo, sino que mi cuerpo comenzaba a desear el contacto que estábamos teniendo en ese instante. Cuando llegue al elástico del pantalón y comencé a bajarlo lentamente, mi mano rozo casualmente un bulto, pero no cualquier bulto, era el “bulto”. Mi amo gimió suavemente a causa de ese pequeño y casi imperceptible roce. Él estaba excitado, o debería decir, mi amo y yo estábamos excitados, sumamente excitados.

La poca cordura o rechazo que sentía por el sexo con humanos se fue al trasto, mi cuerpo deseaba ese contacto con mi amo y, como demonio que soy, no se lo iba a negar.

Termine de quitar sus pantalones y me dedique a algo más interesante: Arrancar suaves gemidos de mi pequeño niño y tal vez uno que otro grito con mi nombre. Pase mi mano por sobre su notoria erección y comencé a rozar la mía contra su pequeño y bien formado trasero. Ciel pego un gritito y me susurro que continuase, obviamente obedecí.

Metí una mano dentro de su bóxer y comencé a moverla a lo largo de su pequeño pene. Acaricié sus testículos y con mi otra mano comencé a piñizcar sus dulces pezones.

La posición en la que nos encontrábamos no permitía muy bien el contacto, además no me dejaba apreciar el rostro de mi adorable amo ni realizar mi siguiente travesura.

En un rápido movimiento, senté a mi joven amo al borde de la cama y me arrodille a sus pies mientras sujetaba firmemente sus piernas para evitar que se moviesen y, sin esperar respuesta comencé a repartir lentos lengüetazos a lo largo de la extensión de mi bocchan. Sus mejillas estaban totalmente sonrojadas y sus ojos cerrados, de su boca salían gemidos y dulces suspiros que me excitaban más y más.

SEBASTIAN!- gimió fuertemente ciel al momento en que engullí totalmente su pequeño miembro y comenzó a jalarme el cabello y a mover sus caderas en busca de más placer el cual obviamente era mi trabajo brindarle.

Comencé a apresurar los movimientos y a acariciar sus pezones nuevamente lo que, pasados unos segundos, llevo a mi pequeño amo a tocar el cielo mientras gritaba mi nombre como nunca lo había hecho: con lujuria y placer. Su sabor era totalmente embriagador, nunca había sentido un sabor así, era suculento, delicioso, simplemente…perfecto.

Me puse de pie y me acerque lentamente al rostro de mi lindo lord.

“Sabe, usted ya llego al máximo placer. Le permitiría a este, su fiel sirviente, liberarse también”.- susurre con mi voz impregnada de súplica y sumisión.

“Cállate y solo hazlo. Estúpido demonio”.- me respondió con su típico tono autoritario, el cual esta vez lo hizo verse realmente adorable pues se encontraba totalmente sonrojado y desnudo.

“Yes, my lord.”

Comencé a quitarme rápidamente la ropa que traía puesta y acerque mi palpitante erección a su rostro. Él me miraba totalmente desconcertado.

“siento pedirle esto mi señor, pero podría usted con su pequeña y suculenta boca brindarle a este simple demonio el placer que necesita”.- Ciel me miro con los ojos abiertos de par en par, pero aun así asintió suavemente antes de acercarse a mi miembro y comenzar a darle pequeñas lamidas.

Él no lo sabía, mas su rostro en ese momento se veía tan sexy que me daban ganas de meterle toda mi longitud de una sola estocada en su rosada boca.

Aún un poco tímido comenzó a acariciarme de arriba abajo con una de sus manos mientras con la otra cogía mis testículos. Cuando el comenzó a chupar la punta de mi miembro enloquecí totalmente y metí más de la mitad de mi longitud en su boca. Realmente esta era tan estrecha que me proporcionaba un nivel de placer inimaginable, comencé a susurrar su nombre entrecortadamente y a gruñir lo más bajo que podía pues no quería que él supiera cuanto estaba disfrutando de dicha felación. Dicho sea de paso, Este estaba siendo el mejor oral de toda mi existencia.

Mis manos comenzaron a tirar de su sedoso cabello y a acariciar su pequeño cuerpo, Ciel era magnifico. Pasados unos minutos, retire mi extensión de su linda cavidad bucal pues no quería venirme con un simple oral, quería venirme dentro de él y ser el primero en poseer su lindo trasero.

Me subí una vez más a la cama y pegue a mi pequeño lord a mi pecho, él no opuso resistencia, solo me miro a los ojos y se dejó hacer. Levante suavemente su barbilla y lo bese por primera vez, nuestras lenguas no se conocían y él nunca había besado a nadie, es por eso que en un inicio el contacto fue totalmente torpe y abrupto, pero con el pasar del tiempo se fue volviendo cada vez más profundo, más dulce y más fiero.

Ciel comenzó a golpear sus puños contra mi pecho obligándome a soltarlo, lo mire inquisitivamente, ¿por qué me había alejado? El joven amo se había comenzado a quedar sin aire, olvidé que los humanos necesitaban respirar.

“¡QUERÍAS MATARME!”- grito mi pequeño amo

“No mi señor, solo que estaba tan perdido en su boca que olvide por un instante que usted necesitaba respirar”.- respondí algo avergonzado pero igual de excitado.

“Cállate y continúa con lo que estabas haciendo, estúpido mayordomo”.- contesto mientras cruzaba sus blancos brazos sobre su pecho y miraba a otro lado.

“Yes, my lord”.- sonreí malévolamente  y lo volví a besar apasionadamente, pero esta vez separándome luego de un tiempo razonable.

Ciel me miro a los ojos y se sentó sobre mis piernas con la cara hacia mí, coloco sus brazos alrededor de mi cuello y susurró contra mis labios

“Sebastián, te odio”.- dichas esas palabras me beso apasionadamente y comenzó a rozar su erección con la mía.

Yo ya no soportaba el placer que sentía en ese momento, no podía controlar mis deseos por él, le acerque tres dedos a los labios y le dije que los lamiera, me miro serio y se negó a hacerlo, “hazlo tú” me ordenó y así lo hice.

“Bocchan, lamento tener que decirle esto, pero a partir de este momento el que pone las reglas aquí, soy yo”

Él me miró ofendido, pero no le di tiempo de responder ya que lo obligue a ponerse en cuatro e inmediatamente comencé a rozar mis ensalivados dedos contra su diminuta y rosada entrada.

“Sebastián…deja de…jugar”.- dijo entrecortadamente mientras una de mis manos rozaba su entrada y otra acariciaba su pequeño miembro.

“Yo pongo las reglas ahora my lord, pero solo por esta vez, le hare caso”.- de un momento a otro metí un primer dedo dentro de él y comencé a moverlo lentamente.

“Sa…sácalo… ¡SEBASTÍAN, SACALO! ¡ES MUY INCOMODO!”- comenzó a gritar mi joven amo sin darme tiempo a acostumbrarlo correctamente.

“Joven, sé que usted se siente muy incómodo, pero si no lo preparo adecuadamente le va a doler mucho más cuando lo penetre”.- Ciel se sonrojo y simplemente hizo silencio

Así me gusta “ciel-kun”.- dije maliciosamente a sabiendas de que él se sentiría muy ofendido de que le haya contestado así, a pesar de eso, no dijo nada.

Metí otro dedo en su agujerito y a pesar de que le dolía no dijo nada.

Al haber metido ya tres dedos y estar seguro de que estaba listo para recibir mi palpitante erección, retiré mis dedos y coloque la punta en el lugar que estos habían abandonado.

“My lord, es hora de pasar al siguiente nivel”, con estas palabras metí de una sola estocada toda mi longitud en su adorable traserito.

“Dios, Ciel…eres tan…estrecho” susurre

Ciel estaba llorando en silencio, él era demasiado orgulloso como para llorar y pedirme que lo saque, pues me conoce muy bien como para saber que solo me reiría y le respondería que no. Él no estaba dispuesto a recibir esa clase de humillación de nuevo.

“Bocchan le duele, porque si le duele dígamelo y saldré de usted”.- dije con un tono de burla en mi voz, amaba provocarlo.

“Ca…lla…te, solo…solo sigue y…no…no te bur…burles”.- dijo entre sollozos casi imperceptibles

Sonreí con satisfacción y comencé a moverme lentamente.

“My lord, usted… usted es tan… tan… estrecho… no… no puedo….contenerme más”.- grite mientras aceleraba las estocadas y comenzaba a perderme en un mundo de lujuria y pación desbordante

“Sebas… Sebastián… más…más rápido”.- chilló mi pequeño lord mientras acariciaba su pene rápidamente en busca de más placer.

“Demonios, Ciel eres… eres… perfecto”.-grite entre gruñidos, comencé a juguetear con sus pezones y repartir besos por su cuello y espalda.

Él respondía a cada provocación con más gemidos y con más movimientos de caderas que lo único que hacían era incrementar mi placer y locura.

“Sebastián… voy… voy… a… a… ¡LLEGAR! ¡SEBASTIAN!”- gritó mi lord mientras su semen salía y su entrada apretaba mi miembro provocando que yo también llegara al clímax en ese momento.

Cuando regrese a la tierra después de haber llegado al placer más profundo, cogí mi ropa, que estaba dispersa alrededor de la cama, y dejé el pijama de ciel a su lado pues era obvio que en ese momento él no me dejaría colocársela.

Pero, por segunda vez en esa noche, él me volvió a sorprender diciendo malhumorado “no me vas a colocar el pijama, qué clase de mayordomo tan irresponsable eres”

Me acerque a él y le coloque su ropa tratando de no tocar su cuerpo pues sabía que si lo hacía podría comenzar una nueva ronda de sexo, lo cual no estaría mal, pero al día siguiente teníamos muchas cosas que hacer y no podíamos levantarnos tarde.

Cuando acabe de cambiarlo me dio la espalda y se tapó con las sabanas. Nuevamente.

 Y yo, bueno, yo solo podía sonreír con suficiencia y susurrarle al oído.

“Espero que duerma bien lo que queda de esta noche, my lord”.

Notas finales:

gracias por leer, besos!!!


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