Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Bajo la nieve por Zhena HiK

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Como todos sabemos, los personajes aquí utilizados pertenecen a sus respectivos autores, quienes sí ganan dinero, yo por el contrario sólo escribo por el gusto de hacerlo.

Es un One-Shot que bien se podría considerar PWP ya que no tiene mucha trama en sí. 

Sólo pretendía aportar algo lindo (?) a la sección de Gundam Wing. Esto gracias a que entré a la convocatoria que la página de Gundam Wing YAOI realizó para ésta fecha con la finalidad de revivir un poco éste hermoso fandom que está tan olvidado. 

~Espero que quien lea disfrute. 

—I—

Heero y Duo regresaban de una misión en la cual habían tenido que infiltrarse en una base militar en la tierra. Era por ello que ahora, a pesar de las inclemencias del clima actual y la tormenta de nieve que azotaba la ciudad, caminaban en medio de la zona boscosa con dirección hacia el lugar donde habían guardado sus gundam.

Duo llevaba botas altas, un pantalón negro además de una camisa sin mangas del mismo color y sobre ella una chamarra que ahora llevaba cerrada con el cuello en alto, tratando de cubrir por lo menos parte de su rostro, sus manos estaban escondidas dentro de los bolsillos y aunque trataba de disimular su temblor, era inevitable. Esas condiciones climáticas eran lo suficiente extremas como para que una persona normal pudiera soportarlas con tan poca ropa.

Claro, si hablamos de una persona normal.

Duo miraba a Heero caminar un par de pasos delante de él, parecía tan cómodo, llevaba ropa muy parecida, incluso la chamarra de Heero era de mezclilla por lo que no era precisamente para soportar un día frío, mucho menos esas condiciones actuales. Pero para alguien como Duo, que había sido testigo infinidad de veces de aquella actitud frívola y casi inhumana del otro soldado, no era en realidad una sorpresa.

—Ya casi llegamos —anunció Heero con voz neutral, sólo girando su rostro un poco hasta alcanzar a ver a su acompañante que estaba cerca de convertirse en una paleta de hielo.

—¿Es-estás pensando en caminar hasta los gundams con ésta tormenta sobre nosotros? —Preguntó incrédulo. Apenas habló sintió que el temblor en su mandíbula le hizo tartamudear un poco, pero recuperó la compostura rápido para contestar—. Creo que deberíamos buscar un lugar cerca, aún estamos muy lejos.

La única respuesta que recibió por parte del soldado perfecto fue seguir caminando, ésta vez ni siquiera había girado el rostro o hecho algún sonido que diera a entender que le había puesto atención a lo que Duo dijo. Éste último apresuró el paso y tomó a Heero de un brazo obligándole a que lo mirara a los ojos.

—No me importa si eres el soldado perfecto o no, eres humano… o eso creo —murmuró haciendo una pausa, los ojos fríos de Heero le miraban esperando a que terminara su monólogo—, así que debes sentir el maldito frío, vamos a buscar dónde refugiarnos, te guste o no.

La voz de Duo imprimía un tono imperativo que hizo a Heero elevar una ceja sin apartar la vista de los ojos violetas que le devolvían la mirada como si le retara.

—¿Y dónde pretendes que nos refugiemos, genio? —Hizo la pregunta con su siempre voz modulada, ese tono calmado y grueso que dejaba entrever cierta molestia.

—No… no lo sé —fue hasta ese minuto que Duo giró su rostro, buscando con la mirada aunque fuese alguna cabaña, o lo que sea que pudiera por lo menos refugiarlos de las fuertes ventiscas y la nieve que seguía cayendo, empapándoles poco a poco la ropa.

—No hay que perder tiempo, sigue caminando y quéjate menos —regañó Heero como era costumbre. Soltándose del agarre en el que Duo le mantuvo y comenzando su caminata.

—Pero si no buscamos, ¡nos vamos a congelar! —Se quejó elevando la voz. De igual manera siguió los pasos de Heero, la verdad es que por mucho que al chico de larga trenza le molestara, Heero tenía razón, no había nada además de muchos árboles llenos de nieve a su alrededor, unas montañas se veían cada vez más cerca, y él sabía que tras esas estaban escondidos sus gundam, pero llegar hasta ahí sería toda una odisea, sobre todo si la tormenta no aminoraba su furia.

Abrazó su cuerpo, escondiendo lo más que pudiera de su rostro dentro de la chamarra, sus manos se pegaban cada vez más a su cuerpo dentro de los bolsillos, tratando de recuperar algo del calor que estaban perdiendo con una rapidez devastadora. Sentía su espalda adolorida ante los espasmos causados por la baja temperatura, seguía sin comprender. ¿Cómo podía Heero caminar tan fresco como si nada estuviera pasando?

Quizás el frío le había vuelto loco, esa era una de las teorías que Duo barajaba en su mente hiperactiva. La segunda y quizá menos probable era que Heero tuviese alguna técnica secreta, tal vez pensar en una escena caliente le ponía a tono y así aumentaba su temperatura.

—Trataré de ponerla en práctica —murmuró para sí mismo, apretando el paso para que su compañero no lo dejara atrás.

Trató de dejar en blanco su mente, alejar a su cerebro de la idea de que tenía frío y hacerlo que pensara en algo más.

—Heero, sí, Heero sin ropa… mmm… buena visión —pensó cerrando un par de segundos más de lo necesario sus ojos ¡Ooh Heero! continuó con su fantasía.

En ella, Heero le besaba con arrebato mientras recorría con ambas manos sus costados, llevándose en ese toque la ropa de Duo, a pesar de estar parados contra una pared, ambos se encargaban de que sus caderas estuvieran chocando, creando una deliciosa fricción que comenzaba a ponerlos duros, Duo podía sentir la dureza de Heero contra uno de sus muslos.

En un rápido movimiento Heero le tomó de la trenza y lo giró para dejarlo de frente a la pared, con una pierna obligó a Duo a abrir más las suyas, la altura similar de ambos permitía que las embestidas que Heero le daba ahora aún sobre la ropa fuesen certeras.

—¿Te gusta así, Duo? Preguntaba con su voz ronca, dejando su cálido aliento sobre el cuello y parte del hombro del mencionado.

Duo se detenía con ambas manos para no golpear contra la pared. Se sentía caliente, excitado ante las caricias insistentes de Heero y las mordidas que le regalaba cerca de la clavícula.

—Duo, ¡Duo! —La voz de Heero cambió, ahora parecía un grito preocupado— ¡Hey, idiota, despierta! —Volvía a gritar.

Duo sintió que Heero palmeaba su rostro, todo el calor que sintió en su fantasía se iba en un segundo cuando abrió los ojos y lo primero que notó es que estaba tirado en el suelo, con Heero deteniéndolo con una mano sobre la espalda y la otra golpeándole el rostro para despertarlo.

—¿Qué pasó? —Preguntó confundido, él sólo había fantaseado un poco mientras seguía a Heero. ¿En qué momento terminó tirado en el suelo?

—Eres un idiota —regañó Heero—, ayúdame a ponerte de pie —volvió a hablar con el mismo tono molesto.

Luego de que Heero lograra poner de pie a Duo, pasó sus manos por la cintura y la espalda de éste obligando a ambos a verse de frente.

—Hey, estamos cerca de mi gundam, ¿podrás soportar un poco más?

La única respuesta que Heero obtuvo fue el movimiento lento de Duo que pretendía ser un “sí” de sus labios y su cabeza afirmando de igual manera. Era obvio que no podría. Bufó entre molesto y preocupado por la situación, su vista vagó por todas partes, no había ningún lugar en el que pudieran esconderse y en verdad la tormenta no parecía que fuese a terminar pronto.

Con algo de dificultad logró subir a Duo sobre su espalda, de ese modo podrían por lo menos llevar sus cuerpos juntos para tratar de producir más calor, además que el otro estaba casi inconsciente.

—No te duermas, Duo —regañó, palmeando las piernas de éste por las que le llevaba sujeto, los brazos del trenzado caían por sobre los hombros de Heero sin fuerza, y su rostro estaba recostado sobre el hombro izquierdo. Llevarlo sobre la espalda era lo único que podía hacer ahora y tratar de mantenerlo despierto—. Es ahora cuando se supone que seas tan molesto con tu interminable parloteo —Duo no le hizo caso así que apuró más su paso, tanto como podía con ese peso extra.

Tras minutos que parecieron eternos para Heero, y no precisamente por que llevara a Duo a cuestas, sino debido a la preocupación que crecía cada vez más en él aunque no lo quisiera aceptar. El gundam más cercano era el suyo, así que dejó a Duo en el suelo unos segundos, activó la cabina para que se abriera y así entraran ambos, era un espacio reducido pero tampoco les asfixiaría y bien les cubriría de la tormenta.

Ese lugar era el más seguro por ahora, además de estar fuera de la vista de cualquier posible enemigo al estar bajo una zona boscosa, la tormenta se había encargado de cubrirlo aún más. No podía pensar en pilotear ahora con Duo en ese estado, no podían arriesgarse a ir ambos en el gundam y encontrar enemigos, lo único que podía hacer era poner en práctica lo que sabía sobre ese tipo de situación.

Con poco espacio a su alrededor, pero suficiente para contenerlos a ambos, Heero comenzó a retirar la ropa de Duo mientras le hablaba para despertarlo.

—Duo, Duo —repetía incesante. Terminó de retirar la chamarra ahora mojada por la nieve, el pantalón y las botas también las sacó, se puso de pie e hizo lo mismo con su ropa, dejando únicamente la playera y la ropa interior que era lo único que no estaba empapado— Te digo que despiertes, idiota.

—¿Quién es ahora el que no deja de hablar, huh? —Preguntó Duo apenas en un murmullo, su voz sonaba claramente débil.

—Estás sufriendo de hipotermia, idiota, deja de bromear y trata de mantenerte despierto —aclaró molesto. A pesar de ello una suave sonrisa apareció en su rostro, sabía que Duo no era tan fácil de vencer, esto sería sólo un mal recuerdo y algo por lo que molestarlo después.

Había un pequeño espacio a cada lado del asiento del piloto, ahí cabía fácilmente una persona, ese fue el lugar que Heero eligió, se sentó recargando su cuerpo en la pared tras el asiento y acomodando con dificultad a Duo entre sus piernas, comenzando a frotar con fuerza los brazos de éste último.

Como humano que era, también había sentido frío, pero fue gracias al pesado entrenamiento al que fue sometido mientras crecía, que no le había afectado de la misma manera que a Duo.

—¿Sigues despierto? —Preguntó Heero, hablando por sobre el hombro de Duo, quien ahora tenía la espalda pegada al pecho de su compañero.

—Sí…

—Es ahora cuando te dejo ser molesto, comienza a hablar —exigió.

La risa sin fuerza de Duo abandonó sus labios. Dejó caer su cabeza hacia atrás recargándola en el hombro derecho de Heero, sus ojos aún estaban cerrados.

—¿De qué quieres que hable? —Preguntó quizás por primera vez en su vida.

—No lo sé, ¿en qué ibas pensando que no te diste cuenta de lo mal que estabas?

—No, no es algo que quieras saber —dijo riéndose desganado.

—¿Por qué? —Insistió Heero. Sus manos no paraban de frotar los brazos de Duo con fuerza, podía sentir que estos estaban entrando en calor rápidamente.

Aprovechando la posición, recargó su barbilla en el hombro de Duo y pasó sus manos hacia enfrente, colándolas bajo la playera del piloto para sentir la temperatura de la piel bajo ésta.

—Ya no estás tan frío —puntualizó.

—Sigue haciendo eso —pidió Duo descaradamente cuando sintió las manos de Heero recorrerse desde la parte baja de su estómago hasta el pecho.

—¿En serio estás pensando en algo así en una situación como ésta? —Preguntó Heero.

Es cierto que tenían tiempo que habían comenzado a salir, si es que se les podía dar un título eran pareja, sin embargo no mucho había cambiado entre ellos. Heero era un soldado enfocado a sus deberes, y como tal había dejado en claro a Duo que no pretendía que algo cambiara cuando se trataba de una misión, que no quería que algún sentimiento entorpeciera el resultado de dicha misión. Duo por su lado reconoció que a pesar de sonar bastante poco romántico, Heero tenía razón, así que ambos estuvieron de acuerdo.

No muestras de cariño en público, mucho menos en medio de una misión.

—Necesito entrar en calor, ¿no crees que esa es la mejor manera? —Preguntó, sonriendo al sentir que una de las manos de Heero se paseó por encima de su pezón, sintió los dedos del soldado perfecto realizar movimientos en forma de círculos sobre esa área que él sabía era tan sensible en el cuerpo de Duo, así como su cuello.

—Ni así se te quita lo idiota —regañó pero continuó con su labor.

Su nariz se frotó con suavidad por la piel del cuello y hombro que la camisa sin manga le permitía. Su respiración ahora caliente erizaba la piel de Duo, quien inclinó más el cuello para darle mayor espacio a lo que hacía Heero.

Fueron las manos de Heero, las que en un movimiento ascendente se llevaron la camisa de Duo, no importaba en realidad, ahí dentro había un clima soportable, no hacía calor aún, pero tampoco estaba congelado, así que dejó caer por ahí la camisa. El recorrido de sus manos cuando regresaron a su antigua labor, fue seguido por las ansiosas manos de Duo, quien las colocó sobre las de Heero siguiendo el mismo camino.

Una mano de Heero se recorrió por el centro del pecho, en un camino en declive hasta llegar al elástico del bóxer que era lo único que ahora cubría ese pálido cuerpo.

—¿Cómo estás de calor? —Cuestionó Heero sobre el oído de Duo, mordiendo suave aquella parte y lamiendo un poco.

—Compruébalo tú mismo —retó Duo, llevaba su mano aún sobre la de Heero así que se limitó a dirigirla hacia su pene que ya estaba casi totalmente duro ante las caricias que su amante le regalaba.

Heero permitió que le guiaran y con la palma de su mano tocó por sobre la tela el miembro claramente endurecido de Duo, no tardó en comenzar a masajearlo mientras su otra mano se encargaba de frotar uno de los pezones.

—Ya entraste en calor, eso quiere decir que debería detenerme —dijo Heero, un tanto burlón al imaginarse dejando a Duo en esa situación.

—¡Ni lo pienses! —Reclamó, sabiendo que Heero era muy capaz de cumplir esa broma. De hecho ya lo había hecho en una ocasión cuando mientras lo hacían llegó una alerta urgente para una misión. ¡Qué recuerdo tan poco agradable!

Ésta vez, la mano de Heero se coló bajo la prenda que cubría el pene de Duo, tomando con su mano el firme miembro y comenzando a bombear, de arriba abajo con rapidez, escuchando los ahogados gemidos de su amante, que mordía su labio inferior tratando de evitar ser muy ruidoso, aunque no era mucho lo que estaba logrando.

—Puedes ser tan ruidoso como siempre, Duo. Nadie te va escuchar ésta vez —se burló, cambiando el ritmo con el que le masturbaba a uno lento pero acompasado.

—¡Cállate, estúpido! —Ésta vez fue el turno de Duo de insultar al otro por la clara burla, haciéndole recordar al ruidoso chico que en una ocasión Quatre les había descubierto gracias a que no pudo mantener la boca cerrada, pero nadie podía culparlo si hubieran estado expuestos a lo que Heero hacía con su cuerpo, ¡nadie!

Esa vez fue lo suficiente vergonzosa como para que incluso alguien tan despreocupado como Duo se sonrojara de nuevo sólo con recordarla.

—Y-yo también quiero tocarte —pidió al sentirse tan deseoso, pero esa posición no ayudaba a que él pudiera hacer algo con Heero.

—Eres tú quien necesitaba entrar en calor, ¿no es así? —Cuestionó tranquilo. Duo seguía sorprendiéndose de lo controlado que era ese maldito soldado.

Aunque Duo se zafó del agarre al que era sometido y con algo de dificultad gracias al poco espacio, se sentó de frente a Heero, dejando sus piernas a cada lado de la cadera de éste último. Los brazos de Duo viajaron por inercia hacia la playera de Heero, retirándola y recorriendo el firme pecho que ahora se presentaba ante él.

Ahora eran los labios de Duo los que se aventuraron hasta la boca contraria, apoderándose de esos labios que pocas veces mostraban algún cambio fuera de esa expresión seria. Era un área conocida y explorada por ambos, pero aún así, sus lenguas se encargaban de adentrarse en la boca contraria tratando de memorizar aquella cavidad, enredándose y frotándose entre ellas mientras sus labios danzaban y se movían de forma sutil hasta amoldarse a los contrarios, girando un poco la cabeza sólo lo necesario para embonar de manera perfecta.

Mientras compartían aquel húmedo nexo, Duo pudo sentir la dureza de Heero creciendo bajo él ya que estaba sentado en su cadera, así que sin perder contacto con la boca ajena, comenzó con un lento movimiento de cadera, de enfrente hacia atrás para que el roce fuese mayor. Sus manos se detenían en los hombros de Heero para darle más fuerza al movimiento. Así mismo, eran las manos de Heero sobre la cadera de Duo las que aumentaban la rapidez de dicho roce.

Ambos gemían ahogando cualquier sonido en la boca contraria, no deseaban separarse, tenían alrededor de un mes desde que habían estado así, la última misión fue tardada y requería de toda su atención, y por supuesto, Heero se la brindó como era de esperarse en alguien tan responsable con su trabajo.

—Esto me está estorbando —admitió Heero, tocando la prenda que llevaba puesta Duo.

—Lo mismo digo —sonrió gustoso, se puso de pie para quitar su prenda, fue entonces que sintió las manos de Heero sobre su cadera sin dejarle sentarse otra vez—. ¿Qué haces? —Cuestionó mirando hacia el chico, que se hincó frente a él y llevó su boca a la cadera ajena, besando el hueso que sobresalía de ésta, mordiendo suave el área y recorriéndose hacia abajo besando el muslo y sacando su lengua para lamer ese espacio de piel.

Duo tenía su respuesta. Y era una bastante buena.

Después de unos minutos de tortura por parte de Heero que sólo lamía y mordía los alrededores, tomó con una mano la cadera de Duo, y con la otra el miembro de éste para dirigirlo a su boca. Sólo metió la cabeza, envolviendo y apretando con los labios mientras su lengua se encargaba de formar figuras imaginarias sobre esa zona tan sensible.

Los gemidos de Duo no se hicieron esperar, podía sentir la boca caliente envolver poco a poco su miembro hasta tragarlo en toda su extensión, metiendo y sacando una y otra vez a un ritmo cambiante, por unos momentos era rápido y después parecía ir en cámara lenta, volviendo loco al chico de ojos violetas, que jadeaba sintiéndose falto de aire ante la abrumadora y deliciosa sensación que recorría su cuerpo.

Toda su atención se concentraba en esa boca que hacía milagros, ignoró lo que hacían las manos de Heero hasta que sintió uno de sus dedos tratando de colarse entre sus nalgas, sabía lo que trataba de hacer así que recargándose con ambas manos sobre la parte de la cabina que tenía frente a él para tener apoyo, separó lo más que pudo sus piernas para dar mayor espacio a lo que pretendía hacer el otro.

Al mismo tiempo en que comenzó a meter uno de sus dedos poco a poco, sintió la otra mano de Heero apoderarse de sus testículos, comenzando a sobarlos de forma suave y cuidadosa, recorriendo de vez en cuando sus labios hasta esa parte mientras continuaba masturbándole con la mano que quedaba libre. Así estuvo intercalando unas cuantas veces, llevándole casi al orgasmo.

—Todavía no, aguanta —pidió Heero—. Voltéate, necesito lubricarte.

Duo no estaba para reclamar nada en esos momentos, aunque hubiera querido gritarle alguna grosería por dejarle tan de pronto cuando él sentía que toda la sangre de su cuerpo comenzaba a concentrarse en el área que tan bien había tratado su pareja.

Hizo caso, separó sus piernas aún de pie, Heero hincado tras él separando con ambas manos sus nalgas y hundiendo ahí su rostro, comenzando a meter un dedo y su lengua ensalivando todo lo posible su entrada. El dedo que le abría paso a la lengua, jugueteaba cual serpiente, removiéndose para crear esa sensación de placer. Cuando Heero sintió que entraba fácilmente, llevó un segundo y después un tercer dedo hacia dentro, la lubricación con su boca no cesó hasta que le tuvo preparado.

—Yo lo haré —dijo Duo, Heero se sentó como antes, con la espalda recargada sobre la pared y sus piernas totalmente extendidas. Duo dejó sus pies a cada lado de la cadera contraria y bajó hasta estar hincado, deteniéndose con una mano del hombro ajeno y con la otra dirigiendo el pene de Heero hacia su entrada.

Fue dejándose caer poco a poco sobre el duro miembro, sintiendo como éste le invadía, creando esa conocida sensación de dolor y placer al mismo tiempo, llegando a un punto en que no sabía cuál era mayor. Su espalda se arqueó, llevando su cabeza hacia atrás cuando se dejó caer, entrando por completo.

Le tomó unos segundos acostumbrarse, cuando sintió los cálidos besos de Heero sobre su pecho, subiendo hasta su cuello, sabía que trataba de distraerle y vaya que lo lograba con facilidad. Cuando se sintió cómodo ante la invasión, inició con el movimiento de caderas, subiendo y bajando a través de la extensión de Heero, sacando casi por completo el pene de éste y volviendo a sentarse.

Era Heero quien, con ambas manos en la cadera de Duo, ayudaba a que éste último subiera y bajara con más rapidez y fuerza, llevando el ritmo que iba en aumento. Podía sentir el calor de Duo envolverle, presionando su pene como si quisiera hacerle terminar en un par de estocadas, pero él era más que eso, así que tensó su cadera elevándola un poco cuando Duo bajó, de ese modo llegó creó una embestida un poco más profunda, acoplándose después de esa para hacer lo mismo, uno bajaba con fuerza y el otro subía, era un choque que creaba en ambos una sensación de éxtasis, algo tan placentero que no duraría mucho antes de llevarlos al orgasmo.

Fue Duo con sus mismas manos quien deteniéndose aún por uno de los hombros de Heero, y con una mano libre, comenzó a masturbarse, abriendo su boca tratando de llevar a sus pulmones el oxígeno suficiente que todo ese mar de sensaciones le estaba robando.

Después de un rato en que cambiaron de ritmo, así como de posición, dejando ésta vez a Duo sentado sobre Heero pero ahora dándole la espalda para tocar otra parte de su interior, terminaron ambos con un sonoro gemido, que parecía más un gruñido que otra cosa.

Estaban tan calientes que ahora sus cuerpos sudaban gracias al ejercicio. Saliendo del Duo, ambos se acomodaron como pudieron, Duo se dejó caer sobre el pecho de Heero, éste permaneció sentado como había estado, su mirada ahora perdida hacia arriba tratando de recuperar aire.

—¿Venías pensando en esto? —Preguntó de pronto Heero, retomando aquella pregunta que Duo no respondió.

—Mi fantasía no fue tan buena, pero sí —miró a Heero desde su posición con el rostro sobre el pecho de su pareja—. En algo debía distraerme porque el frío me estaba matando —se defendió.

—Y aún así terminaste desmayándote, idiota —regañó, acariciando el cabello de Duo como un acto reflejo. Cerró sus ojos y continuó con la caricia.

—No importa, al final fui recompensado.

Está de más decir que Duo recibió la mirada asesina de Heero, quien en verdad se había preocupado por el piloto del Deathcythe, que parecía tan despreocupado por lo que pasó como siempre, aunque no era una sorpresa para Heero, sabía que así era ese cabeza dura.

—La próxima vez recibirás un golpe —regañó ya por último, cerrando aquella conversación.

Ahí permanecieron un par de horas más, descansando hasta que la noche cayó y pudieron entonces preparar sus gundams para despegar siendo así cubiertos por la oscuridad de aquella noche de tormenta.

.:Fin:.

—¤Žhena HîK¤—

“El amor es un verdadero acceso de fiebre, con la diferencia de que ésta comienza con frío y termina con ardor, mientras que el amor sigue el camino contrario.”
—Friedrich Weber
 

Notas finales:

Gracias a quien haya leído, espero no haya sido una total decepción, y agradeceré cualquier comentario constructivo. :D <3 

~Saludos <3 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).