Florencia, Italia 5:50 A.m
Caminaba de nuevo por las calles semidesiertas a causa de las gélidas ráfagas de viento producto del cambio de estación. Se dirigía como ya era costumbre hacia la casa de la que era su mejor amiga, una chica linda con la que había crecido siendo vecinos, estilo Peter Parker y Mary-jane Watson, incluso en los sentimientos- basta, no sigas.- aun no era tarde, y podía averiguar el por qué de la ausencia de Natasha en las clases. Giro la última calle para llegar a su destino.- no vallas.- anduvo con más prisa y con una alegre sonrisa a pesar del frio que le quemaba la cara, su casa tenía las luces apagadas, señal de que sus padres aun no llegaban, la casa de al lado también estaba a oscuras. Pensó en la posibilidad de que Natasha se enfermara, puesto que los últimos días la había visto mas decaída que de costumbre. Con más prisa debido a este nuevo pensamiento, llego a la pequeña casa azul pálido junto a la suya. Toco un par de veces la puerta, sin recibir respuesta.
.- ¿Natasha?- su voz le sonó extraña, más infantil e ingenua. Miro las macetas con plantas ya marchitas, antes de mirar alrededor y comprobar que nadie lo miraba, se agacho y saco la llave de repuesto que estaba oculta en un orificio faltante en la maceta, producto de algún accidente. Abrió la puerta, recibiendo oscuridad y una ráfaga de aire tibio en la cara.- vete, no entres.- entro, dejando la puerta abierta, y buscando a Natasha.- sal de ahí, no sigas.- subió las escaleras, sin percibir luz. Su preocupación crecía, ¿tan enferma estaba Natasha? Se dirigió directo la habitación de su amiga, encontrando la puerta entreabierta. Podía sentir una corriente de aire frio, seguro de las ventanas abiertas de la habitación.- ¡regresa! ¿Puedes oírme? ¡No entres!- pudo sentir como el ambiente se volvía pesado, y sintió la necesidad de irse de allí corriendo. A pesar de eso, su mano empujo lentamente la puerta. Las ventanas estaban abiertas, dejando correr el aire frio que movía las cortinas blancas, la habitación estaba completamente arreglada, Natasha estaba sentada al pie de la cama, tomo aire para llamarla, pero su voz no salió. Sintió como el frio penetraba en sus huesos, a pesar del abrigo que llevaba. Alrededor de Natasha había un enorme charco de sangre, de un desagradable rojo oscuro, junto a la mano derecha de Natasha un cuchillo brillante teñido de rojo. Se dio la vuelta para no ver más la escena, sintiendo como la bufanda que llevaba le oprimía el cuello, impidiéndole respirar. El aire antes retenido en sus pulmones salió en forma de un grito que le lastimo la garganta….
Despertó sobresaltado, seguro por la sensación de ahogo que tenia, como si la bufanda aun le apretara. Se levanto algo desorientado, pero con la seguridad de lo que tenía que hacer. Se dirigió al tocador junto a la cama, abrió el primer cajón y del el saco un inhalador para el asma, una vez que se lo llevo a la boca y aspiro un par de veces, después se dejo caer sobre la cama, tratando de recobrar el aliento. Minutos después se volvió a sentar en la cama, y miro el reloj digital en el buro, dando las 5:54 de la mañana. Sabiendo que no podría volver a dormir con semejante recuerdo-pesadilla, se levanto y comenzó a vestirse, suspirando cansado de los sueños recurrentes que había tenido desde aquel día, del cual ya habían pasado varios años. Cuando se puso los tennis de color blanco, se levanto y se dirigió de nuevo al tocador. Su reflejo le devolvió la mirada cansada y molesta que el mismo sabia que tenia. Su cabello rubio estaba despeinado, aunque no se preocupaba mucho por peinarlo, y caía desordenado por su frente, lo levanto con la mano, mirando como su reflejo imitaba. Cuando aparto su revuelto cabello, sus ojos grises le miraron con reproche. Por más que pedía casi a gritos que su yo de los sueños se detuviera, nunca hacia caso, y era realmente frustrante el tener que vivir eso una y otra vez, siempre con el mismo resultado. Camino hasta salir de la habitación para dirigirse a las escaleras de caracol que conducían a una elegante sala, donde todos los muebles hacían juego siendo únicamente de color negro o blanco. Las paredes eran igualmente blancas, y el piso era de un tenue color gris. Miro aburrido la sala semioscura, y opto por salir a la calle para distraerse. Tomo sus cosas y cerró la puerta con llave. Después de caminar sin rumbo fijo, se dio cuenta que salir a las 6:15 de la mañana no ayudaba a despejarse de sus pensamientos. Las calles no estaban muy concurridas y eran muy pocos lo madrugadores, aunque él no toparse con tanta gente no le afectaba, si no lo contrario. Justo en ese momento un hombre dio vuelta por la calle por la que él iba, rodeado de una luz brillante de color rojo intenso, mezclándose con el negro. Camino sin prestar más atención al aura desequilibrada el hombre. Desde que podía recordar, el siempre había podido ver el color de lo que la personas denominaban aura, algo que para muchos podía ser muy interesante, pero la verdad para él era agobiante, y no por poder conocer las intenciones verdaderas de las personas, si no por que cuando había grandes conglomeraciones de personas, terminaba mareándose entre tantos colores, incluido el hecho de que muchas veces lo distraía de sus actividades, al quedarse mirando los cambios en las auras. Siguió caminado sin rumbo, después de todo aun tenía mucho tiempo antes de que tuviera que ingresar a su clase.
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7:30 Pm
Camino entre la multitud de gente que salía a pasear por las plazuelas, la mayoría turistas, y los vendedores que trataban de engatusar a los turistas con algún hermoso cuadro recién pintado. Cerro brevemente lo ojos, para evitar mirar los colores brillantes de las auras debido a la emoción de estar de turista en la hermosa Italia. Mientras caminaba con los ojos cerrados, sintió que chocaba con algo. Mala idea caminar con los ojos cerrados.
.- ¿estás bien?- había chocado con otro chico, y no solo se habían caído sus cosas, sino también las de él. Suspiro y se agacho a recoger sus libros y escritos que traía en los brazos, sin responder ni preguntar por el otro. Recogió todo lo más rápido que pudo y sin decir nada, siguió su camino. Unas calles más allá, sintió como lo detenían, jalándolo del brazo y haciendo que soltara de nuevo las cosas. Resoplo fastidiado y miro de mala gana al culpable del desastre. Un chico castaño con el pelo desordenado, con una mochila típica en los artistas que vendían sus cuadros en las calles, y un cuadro debajo del brazo izquierdo, le miraba apenado.
.-disculpa…. Emm ¿hablas italiano?- le pregunto en ingles. Le devolvió una mirada ofendida.
.- ¡por supuesto que sí!-
.-ahh, menos mal…se te olvido esto cuando chocaste contra mí, allá en la plaza.- le extendió uno de sus manuscritos, le miro desorientado unos segundos, distraído por el cambio de colores en su aura. Tomo sus pápeles y siguió caminando.
.- ¿ni un gracias?- lamentablemente, el chico le siguió.
.- ¿se te ofrece algo más?- pregunto, cortante, deteniéndose de golpe.
.-ese escrito lo has hecho tú, ¿verdad?- le miro sin responder, el chico miro distraído hacia atrás- es que parece muy interesante y quería ver si podías…- consiente del punto al que quería llegar, volvió a caminar, un poco más rápido.
.- ¡espera! ¡Adrik!- se detuvo de golpe al escucharlo llamarlo por su nombre, y se giro.
.- ¿Cómo demonios has sabido mi nombre?-
.-soy adivino… por cierto mi nombre es Desmond- Adrik le miro impaciente.- pones tu nombre al inicio del escrito… ¿ves? Adrik Novikov- le dijo, señalándole el lugar donde estaba escrito su nombre. Adrik suspiro.- por eso pensé que tal vez no hablabas italiano y no me habías entendido… aunque solo era que no eres cortés ¿así son todos los rusos?-le dijo, sonriendo.
.-como si fuera cortés que un desconocido te diga que no eres cortés.- murmuro, cerrando los ojos cuando un grupo de turistas pasó frente a ellos.
.- ¿sabías que caminar con los ojos cerrados no es una buena idea?-
.- ¿no tienes algún turista al cual molestar?-
.-ahora que lo mencionas… bueno, me tengo que ir, espero que nos volvamos a ver.- el chico se despidió agitando la mano, caminando en dirección contraria.- ¡y no camines con los ojos cerrados!- le grito cuando ya iba más allá, las personas alrededor los miraron. Resoplo, y una sonrisa se formo en sus labios mientras caminaba de nuevo.
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4 días después…
Salió de la facultad de bellas artes de la universidad de Florencia, mirando la calificación máxima en el manuscrito que casi había perdido días atrás, el curso de clases estaba casi por terminar, y ese había sido técnicamente su último trabajo. Provenir de una familia adinerada tenía sus ventajas, como el poder estudiar en esa universidad y tener su propia casa. Estaba pensando seriamente en ir de vacaciones a Inglaterra, donde sus padres vivían, aunque no estaba completamente seguro. Se alejo lo más rápido que pudo de la universidad. Tenía un horrible dolor de cabeza debido a la cantidad exorbitante de colores ocasionado por el fin de cursos. Por la calle de enfrente vio algo que le llamo la atención. Suspiro al reconocer al Desmond, saludándolo con la mano. Lo miro unos segundos, y sin más dio vuelta por la calle.
El ultimo día de clase… y el tenía que salir a las 9 de la noche. Suspiro. El profesor lo había retenido elogiando su trabajo y no había detenido la conversación hasta pasadas tres horas. Las calles estaban muy vacías ya, algo raro considerando el lugar y las fechas, él prefería las calles así. Recordó al chico que le había regresado su trabajo, Desmond. Debería agradecerle el que le devolviera el trabajo, no tenía otra copia y hubiera tenido muchos problemas si lo perdía. Sacudió la cabeza y descarto la idea. Sintió un tirón en la mochila que llevaba colgada en un brazo, y luego vio correr a alguien… llevándose su mochila. Corrió por acto reflejo detrás del ladrón, recordando que llevaba en la mochila, algunos papeles sin importancia, plumas, lápices… su inhalador. Corrió más deprisa, tratando de alcanzarlo. No había corrido poco más de una cuadra cuando comenzó a detenerse, respirando completamente agitado. Muy tarde, sentía como el aire pasaba con extremada lentitud a sus pulmones. Se apoyo en la pared de una casa, tratando de calmarse y respirando lo más profundo que le permitía su ataque de asma
Escucho unos pasos en su dirección.
.- ¿estás bien?- Adrik levanto la mirada, mirando sorprendido al recién llegado.
.-ah, Adrik… ¿sigues caminando con los ojos cerrados?- Adrik le miro furioso unos momentos, antes de cerrar los ojos de nuevo.
.- ¿oyes, estas bien?-
.-no… no… puedo… res… respirar.- le respondió como pudo, con el impulso de golpearlo.- tengo asma.- recalco, tratando de hacer notar su urgencia.
.- ¿asma? ¿No deberías tener un inhalador?-
.-lo… robaron.- el color del aura de Desmond cambio, y Adrik sintió alivio, al parecer Desmond había entendido la gravedad del asunto.
.-tienes que ir al hospital emm…. ¿debo llamar una ambulancia o quieres que te lleve?- Adrik le miro incrédulo.
.-i…idiota.-
.-es broma…ahí una clínica a dos calles de aquí, te llevare allí y allá verán si debemos llamar a una ambulancia… ¿crees poder aguantar hasta allá?- negó con la cabeza.- entonces espera unos momentos aquí.-
Adrik se encontró de nuevo solo, morir asfixiado no era agradable. Sintió como la calle se doblaba en un Angulo extraño, y comprendió que había caído de rodillas al piso cuando lo sintió. La calle comenzaba a ponerse más oscura, y las cosas que lograba ver se deformaban, la luz de la farola más cercana titilo antes de que el perdiera la conciencia.