Alois in The Wonderland:
El conde Alois Trancy, un joven de exquisitas facciones físicas; ya que con solo mirar sus hermosos ojos azules como el cielo matutino, como un día de verano, que es complementado con sus preciosos y dorados cabellos de hebras de oro, tan sedosas y relucientes como una gema en exposición. Aunque su belleza física como la de un ángel te cautive, solo recibir un llamado de su tierna e ingenua voz haría que tu piel sintiera un siniestro estremecimiento que te haga cambiar de opinión….
En un mundo extraño de sueños e ilusiones, dónde el joven noble inglés ha caído se verá asombrado de darse cuenta, que su mayordomo oculta un secreto cual crueldad será solo parte de una bella ilusión, lo cual esa maquiavélica ilusión podrá ser tanto algo así como bueno y malo; pero eso lo determinará el mayordomo negro de la mansión Trancy…
"Ese mayordomo, está celoso":
“Está noche ha llovido con muchísima fuerza, los acatantes rayos, centellas y descabellados truenos, han deslumbrado en la mansión de mi amo; pues él es un joven muy miedoso, un mocoso para ser sincero………Vaya un demonio como yo siendo sincero, ha de ser una broma del destino, por decirlo así, pero como mayordomo mi deber es centrarme en los deseos de mi amo, nada más….
Pues verán, ya que: "Del día a la noche, de la azúcar a la sal, de la vida a la muerte, del azul profundo al oro… así es como trabaja el mayordomo de los Trancy.", esa es mi estética, ese es mi trabajo, ya que solo debo esperar que el momento ansiado de la verdad llegue y apagar el fuego pasional que nace en la deliciosa alma de mi amo.
Pero hace días que estado muy desocupado, no entiendo el porqué de mi situación; pero mi amo ya no depende de mí, como antes….
En su mente solo se ha mantenido el nombre de esa horrorosa y estúpida criatura:-“Hannah”-dije inconscientemente al pensar que hace ya un mes que mi amo no me delega tareas y sus caprichos; todos esos recaen en esa mujer demoníaca, pero por qué ella y yo no…
Está noche no es diferente de las demás, pues hoy ha caído un torrencial que ha azotado los tejados de la mansión, y ha oscurecido el lugar, en especial donde descansa esa alma apasionada, la cual ya no desea verme, y no entiendo el porqué de eso…
Estoy en mi habitación; camino de un lado a otro por el lugar, puedo sentir como la presencia de esos tres seres demoníacos no están conmigo en las habitaciones contiguas a mi recamara, pero sé que andan cazando almas de personas desvalidas, ya que no han comido en mucho tiempo. Pero eso no me importa en nada, lo que me molesta es como esa demonio se ha robado mi trabajo, mi honor, mi estética de demonio, no comprendo porque mi amo ha preferido esta noche de tinieblas para estar con Hannah y no conmigo; no es que desee estar con ese mocoso estúpido e ingenuo; ya que solo es una alma desesperada de amor; que apasiona como el fuego más ardiente del infierno. Eso me gusta de usted mi danna-sama. Pero solo deseo saciar esta hambre con devorar ese bocadillo que me ha complicado mucho la existencia, en toda la eternidad que he tenido en vida, ningún amo me ha complicado tanto mi deber”.
-No comprendo “Conde Alois Trancy”, ¿qué expectativas me pones con usar solo a Hannah?-exclamó el demonio con mucha furia en su interior; y su voz denotaba una diferencia bastante extraña la cual no conoce más que él; y ha ignorado desde hace mucho. Se camina por las habitaciones de la servidumbre con una seriedad que da miedo, aunque sus acciones son diferentes de lo usual…
Sabe a la perfección que su amo está con la demonio, pues ha notado como este la llama ella, lo evita a él a toda costa; su amo no le ha vuelto a llamar para cumplir un capricho. Ya que ahora ha salido de su habitación y mientras camina por los pasillos dorados de la mansión, esa noche que ha sedado la tormenta; se ha dirigido a la cocina con tal de prepararle a su amo un postre nocturno.
-No sé sí soy un estúpido demonio o qué, pero no comprendo cómo es que tanto de vagar por la mansión, esté ahora en la cocina cocinando un postre a mi amo; el cual está siendo tranquilizado por Hannah, hasta escuche sus llamados, pero ninguno llevaba mi nombre como antes…-dice el mayordomo que decoraba unos panecillos recién horneado con una pasta suave y delicada de chocolate blanco, con arándanos de compañía y decoración.
El mayordomo oscuro de exquisita mirada dorada como el oro jamás encontrado de un tesoro infernal; con facciones de suculenta belleza como un dios griego; que combinaba muy bien con su perfecta complexión escultural, y sin faltar su corto cabello azabache de color negro como la mismas tinieblas. Pues este atractivo hombre estaba muy diferente, no comprendía que sucedía con su amo, y para la gota que derrama el vaso de su existencia la mujer no le ayudaba tampoco en decirle desde cuando su amo estaba tan dependiente de esa mujer, pues él siempre la considero solo una “sucumbo y mujerzuela de los maltratos del amo”; pero no he era así, ya que el niño había dejado de delegar órdenes al mayor, y a su vez no aceptaba nada de él; ni si quiera cambiar su ropa, o llevarle el té o las comidas; y mucho menos ayudarle en ningún capricho que desee.
Este caballero termino de decorar cinco pastelillos de hermosa capa blanca de chocolate, unas flores de dulce que eran no más que campañillas purpuras de verano con arándanos de acompañamiento; pues sabe que su amo en esta noche sigue despierto, y le ayudará a dormir mejor con un bocadillo; eso lo molestaba mucho, pues nadie se lo ha pedido; pero aunque a nadie le importe, no soportaba que su amo dependiera de otro que no era él y además todas las noches esa mujer disfrutara de su compañía lo molestaba en demasía…
-No debo molestarme solo porque esa mujer esta con mi amo; pues no me interesa si la prefiera a ella que a mí………Con tal de que al final de esta estúpida obra de teatro de la vida del Conde Alois Trancy; yo pueda tener una cena exquisita…..Solo eso importa en verdad; pero si ella interfiere en esa ocasión, no quedará más que…-dijo con aquel tono de voz aterciopelado y profundo varonil; que a su vez fue interrumpido, porque sintió un extraño estremecimiento en su cuerpo, que lo hizo poner sus ojos en un fucsia maliciosa, con aquellas felinas pupilas de demonio.
Dejo lo que hacía y salió corriendo a toda velocidad con dirección del cuarto del amo, parecía que jamás llegaría, era como si su poder de demonio no le funcionase, seguía corriendo, hasta por fin girar en el pasillo de las habitaciones ya que había subido las escaleras de escarlata alfombra; y recorriendo el corredor, desesperado, con una ligera capa de sudor, una vena levantada y aquella mirada espeluznante de demonio; este mayordomo abrió la puerta de la habitación principal, donde descansa el amo; y lo que vio lo sorprendió sin medida alguna; y por primera vez una expresión de asombro, emoción, confusión, y un extraño dolor que oprime su pecho, lo hizo abrir los ojos como dos grandes platos; para el final ver aquella escena que jamás pensó ver de parte de ese pequeño rubio más hermoso que cualquier mujer joven…
Sus ojos demoníacos se denotaban una extraña emoción como la melancolía; pero estaba viendo a su amo con las piernas bien abiertas, y su delicado camisón de dormir de color celeste levantado hasta el cuello, dejando ver ese delicado pecho níveo que sus pequeños y jugosos botones rosas eran pellizcados por una de las manos de la demonio que estaba haciendo una felación en su miembro; aquella mujer demoníaca estaba lamiendo de arriba abajo, metía y sacaba de su boca el joven y en desarrollo miembro del joven amo, que suspiraba fuertemente. El rostro del niño dejo perplejo al demonio, pues veía a este sujetar fuertemente las sábanas de seda blanca, y su rostro estaba completamente ruborizado, un sudor exquisito se deslizaba por aquella frente, a la cual se les pegaba los rizos de oro en el rostro, mientras más presionaba sus párpados al cerrarlos, y al final sus labios estaban semi-abiertos y de ellos algo dejo más helado aquel demonio de fría mirada; fue cuando su amo de reojo lo vio, para el final el niño pronunciar en un gemido lastimero, al momento de venirse en la boca de la demonio, que seguía concentrada y de vez en cuando veía de reojo y con aire de victoria al arácnido demoníaco.
-Claude-musito en aquel gemido lastimero, el conde que se venía en la boca de la demonio, y estaba dejaba ver aquellos ojos rosas de pupilas felinas, al sentir esa esencia bajar por su garganta; suavemente se levantó de las piernas del niño; y con sigilo de felino subió a su rostro para robarle un beso apasionado al menor, que abría su boca dejando que la mayor dejara pasar su lengua en toda la cavidad bucal; aquel era un fogoso beso seductor y posesivo; para finalizarlo con un hilo de saliva que unía sus belfos con los del menor en forma de puente.
El demonio de mirada dorada estaba perplejo, estaba como una estatua viendo todo aquello sin decir nada y hacer algo, se había paralizado; pues conocía bien que su amo lo quería; pero jamás pensó que este estuviera siendo atendido de esa forma por aquella maid…
La demonio arropo al niño con el cariño tal cual fuera una madre; beso su frente y le cobijo hasta el cuello; el menor ni siquiera volteo a ver al demonio que estaba ahí, y Hannah lista para ir, para después ser jalada de la manga de su traje, para caer encima del niño rubio; este la miro con firmeza y le planto un beso fogoso y ardiente aquella mujer demoníaca que no se lo esperaba; mientras el mayordomo oscuro estaba viendo todo, y una peligrosa aura demoníaca de increíble magnitud surco oscureciendo la habitación; escucho aquellas palabras…
-¿Tienes algún problema Claude como para qué estés aquí?; no te he dicho que no necesito de tus servicios, los cuales Hannah está haciendo de maravilla….Lárgate de aquí es una orden…-dijo ese niño volviendo a ver al demonio que estaba sumergido en la oscura aura demoníaca que estaba en su cuerpo; con la mirada gacha estaba aquel demonio araña, para después reverenciarse, con una mano en el corazón y decir.
-Yes, your Highness………Con su permiso…-dijo aquel demonio con un tono de voz escalofriante que hizo al menor que estaba mirando y acariciando el rostro de la demonio que seguía encima de él; volteo a ver a la araña que salía de la habitación con una mirada superior; pero el timbre aterciopelado de aquel hombre sonaba bastante tétrico.
Y así sigo acariciando el cabello de la peli-blanca, cómo si está fuese una mascota a la que hay que consentir; mientras Claude del otro lado de la habitación sentía una extraña impotencia, una opresión enorme se centró en su oscuro corazón; por decirlo de alguna forma a que hay algo que sienta en ese interior maquiavélico…
-¿Por qué me he de enojado con ver eso?, no es como si jamás hubiese visto a una mujerzuela hacerlo a un niño….-dijo el demonio con un tono bastante terrorífico; mientras salía de la mansión y por el interior de aquel bosque negro de criaturas del mal; comenzaba a destruir con su aura todo ser viviente que se le acercará.-Esa maldita mujer estaba entre sus piernas….Él lo estaba disfrutando; pero al final dijo mi nombre; o solo lo dijo por qué me vio-se cuestionaba el demonio con ira, mientras cien árboles caían con sentir el toque del aura escalofriante de aquel ser de las tinieblas.
-No entiendo en qué me molesta ver eso, o pensar en eso; después de todo solo soy su mayordomo y demonio; no es como si yo fuese un inútil ser humano como para sentir celos de esa criatura pequeña; ese mocoso parecía disfrutar del placer que le causaba esa mujer; aunque se mejor que nadie, yo lo haría disfrutar más-dijo el demonio todo aquello cuestionándose su actitud ante tal acto para el final de alguna forma, la última parte lo hizo sentir mucho ira y enojo consigo mismo, pero a su vez un poco de vergüenza; ya que una criatura de la destrucción no debería sentir… O mucho menos decir que sería mejor en una situación como esa.
-Es increíble que haya dicho eso; aunque sea verdad no debo preocuparme por ese mocoso; pero aun así no soporto la idea que todo este mes que no me ha dirigido una sola orden, y mucho menos un estúpido capricho, se lo esté pidiendo a esa estúpida de Hannah; seguramente cada vez que va leerle “un cuento”, lo hacen…-dijo con aire celoso el demonio para que al final; el cual se detuvo en seco resonando en su cabeza aquella palabras que se denotaban tal cual una quinceañera enamorada; estaba actuando como un vil humano, jamás pensó eso le pasaría.
Mientras más sumergido en el bosque estaba, llego a donde un lago de aguas profundas y oscuras, con aquel siniestro toque al final; un lugar simpático para el demonio claro; este se sentó en la hierba a observar el lugar, pero en la maleza dónde se encontraba se encontró un libro de tapa azul claro, con bordes dorados; lo levanto con delicadeza para mirar el título de aquel libro que decía: y en voz alta hablo:
-Alicia en el País de las Maravillas…-dijo la voz seductora del demonio, el cual sintió su cuerpo estremecer de una idea que nació de leer el ese título, se le había ocurrido algo, con tal de hacer que su danna-sama olvidara ese jueguito de usar siempre a la demonio y no preferirle a él; puesto que ahora tenía un as bajo la manga.
-Puede amo, que usted no quiera nada de mí; y esté jugando con ella todas las noches; pero sé bien y usted ha olvidado, que el “amo” en este lugar soy yo……Así que le haré recordar cuanto me desea, cuanto me anhela, cuanto me necesita………Y le demostraré que no es que sea que yo me encuentre como los humanos con sentimientos celosos; pero no dejaré que usted que es un niño se burle de mí…..¿No creerá que me voy a creer que ahora está enamorado de Hannah?-dijo aquel demonio decidido, con aquel exquisito tono de voz profundo y de terciopelo dorado; que estremeció a los cuervos, lechuzas y animales en aquel bosque negro; ya que ese libro que encontró era uno de los cuentos que el amo siempre pierde cuando viene a jugar al bosque.
-Ah…Mi danna-sama perdió este libro en este bosque; igual a la vez que perdió su alma por mí….-dijo el demonio que sonreía de forma siniestra mientras caminaba con ese sensual paso a dirección de la mansión; y veía en lo más alto del cielo una luna de sangre salir de aquellas nubes de lluvia que estaban disipando después de la tormenta.
-En una burda ilusión de cuentos lo haré pagar sus juegos mi pequeño amo-dijo aquello lascivo el demonio que sonreía con picardía.
-"Del día a la noche, de la azúcar a la sal, de la vida a la muerte, del azul profundo al oro… así es como trabaja el mayordomo de los Trancy. Y así este mayordomo reclamará lo que es suyo, más que eso se lo recordaré amo….”-dijo el demonio con aquel pesado timbre de voz seductor; mientras una cínica y maquiavélica sonrisa surcaba su rostro al entrar en la mansión; mientras se dirigía a su habitación, pues para mañana haría que todo volvería a la normalidad; aunque él ya no estaba actuando normal a lo que creería que ocurriría con su plan; cuando el sol nazca de nuevo.
“Después de todo les enseñaría a su amo a no burlarse de él; y aquella demonio a no meterse en sus asuntos; pero más aún aquellas emociones y celos que estaba siendo sumergido, las cuales ignoraba eran las que moverían el plan perverso que este estaba consumando.”