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Just Trapped 2.0 por JulietteFujoshi

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Notas del fanfic:

He decidido reescribir la todo el fanfic, me dio por releerlo y casi me da un infarto, está lleno de errores ortograficos y es muy poco descriptivo, es la misma historia, pero mejorada, más profundizada en las relaciones y debates internos y con capitulos más largos. Creo que tambien mejoraré el lemon, reescribiré todo y cuando lo acabe, borraré el primero que hice. Tambien reescribiré "Brand New Trap" y por lo tanto "My trap is made of gold" queda en Hiatus.

Notas del capitulo:

Misma historia, pero mejorada, espero que la disfruten y si creen que algo más debe ser mejorado, pueden dejarme sus reviews y trataré de corregir lo más que se pueda.

Mi nombre es Zhoumi, tengo 25 años y vivo en Canadá, aunque soy originario de China, cualquier persona que me conozca podría decir que soy amable, varonil, atractivo o trabajador, sin embargo todo es una mentira, esa no es mi verdadera cara, soy el estafador más grande del mundo, gracias a mi inteligencia y audacia miles de empresas y familias han caído en la miseria, hay millones de dólares en mis múltiples cuentas de banco, cada mes logro estafar a alguien nuevo y nunca dejo rastro, solo desaparezco y no me importa en lo más mínimo el daño que pueda hacer ya que esa es mi verdadera cara, frio, descarado, persuasivo, ambicioso… Sin embargo, hay una parte de mí que no es del todo malvada, una faceta mía que responde al amor de una persona y que es tan bondadosa y blanca como un cordero, esa faceta mia solo se muestra con Henry Lau, mi hijo adoptivo que encontré cuanto tenía 12 y hoy tiene ya 15 años, es completamente adorable, sensible… En pocas palabras, todo lo contrario a mi, no entiendo que ha hecho conmigo pero en su presencia mi corazón se vuelve blanco de nuevo, me siento rejuvenecido y soy incapaz de hacer una maldad, ni siquiera me atrevo a pensar que sería de mi si por algo él me descubriera, Henry no conoce mi otro rostro y no tiene ni idea de lo que provoca en mi, pero está bien, yo quiero ser su héroe.

Ahora viene a mi mente el recuerdo de ese fatídico y hermoso día en que mi karma dio una vuelta de 360 grados, igual que todos los días iba saliendo de un “trabajo”, básicamente acababa de comprar una empresa por una miseria, ni siquiera la mitad de lo que valia y me encontraba satisfecho, ya era de noche y me dirigía hacia donde estaba estacionado mi auto cuando algo llamó mi atención, en un callejón oscuro un niño a punto de ser abusado por dos lacras que hoy yacen en fuego lento porque los maté... Haciendo un pequeño paréntesis, no es que yo fuese especialmente amable o caritativo como ya lo habrán notado, pero siempre he odiado a los pedófilos, así que fue como hacerme un favor cuando les disparé a cada uno dos balas, una en las bolas y la otra en los sesos, sin embargo, cuando aquel niño al que sin querer había salvado se levantó y comenzó a arreglarse la ropa mientras lloraba, reía y me agradecía de forma nerviosa, mi vida había cambiado, esa noche, tras enterarme que era huérfano y que su orfanato lo acababa de vender a esos dos cerdos que se desangraban junto nuestros pies, el niño más adorable que alguna vez haya visto, vino a vivir conmigo en calidad de mi hijo adoptivo y hoy sopla quince velas en su tarta de cumpleaños mientras yo lo grabo con mi cámara de video.

- ¿Que pediste de deseo?- Pregunté con una amplia sonrisa mientras apartaba de mi rostro la cámara de video que había grabado todo el momento y me acercaba a su lado.

-  Appa, si te digo no se cumplirá…- responde neciamente con un mohín y negándose a decirme algo más, yo lo atraigo suavemente a mí para abrazarlo por la espalda.

- No digas eso Ry, yo haré todos tus deseos realidad… siempre.- Dije en un susurro suave,  aun rodeándolo con mi brazos y no mintiendo ni un poco, pues estaba decidido a hacerle feliz siempre.

- Mi deseo fue… Que te quedaras conmigo para siempre.- Respondió tan dulcemente que mi corazón se paralizó sin remedio.-

- Hecho…- En ese momento, comencé a tararear la canción del cumpleaños feliz y Henry se giró para abrazarme, era un momento tan magnífico que deseé que el tiempo se detuviera…

Y ese mágico y bello momento se vio interrumpido por mi celular timbrando, Henry se separó de mí y frunció el ceño ya que le había prometido que no dejaría que mi trabajo detuviera su cumpleaños, dejé que timbrara pero como la llamada no se cortó tuve que contestar entre suspiros llenos de ira, Henry se había molestado y se había ido a sentar al sofá con el rostro lleno de frustración.

- ¿Qué quieres? ¡Te dije que no llamaras! Es el cumple…- Era mi socio en desfalcos, Hangeng y antes de que pudiera acabar el regaño que le tenía preparado, él comenzó a gritarme, advirtiéndome que mi estafa había sido descubierta y que venían por mí, no, no la policía, sino la mafia y ellos no se limitarían a encerrarme en una jaula, no eran tan comprensivos, tenía que huir, Hangeng me dijo que me esperaba en el aeropuerto, colgué paralizado de miedo pero aparentemente manteniendo la calma, Henry tenía un puchero de enfado en los labios y las mejillas infladas, caminé hacia él y me senté a su lado, lo abracé un rato largo y sonreí con calidez- Te tengo un regalo sorpresa….

- ¿En serio? ¿Qué es? – No le dije ni una palabra, aún tenía que pensar lo que le diría, solo le cargué en estilo princesa y lo llevé al auto, él lucía demasiado emocionado, le indique que esperara ahí y fui por mis cosas, ya saben, dinero, ropa, electrónicos, armas, esa clase de cosas.- ¿Appa?

- ¡Te llevaré de vacaciones a Shanghái!- Dije fingiendo emoción, aunque en realidad el tiempo corría y no tenía tiempo para esa clase de cosas.

Los ojos de Henry se abrieron de sorpresa y yo más tranquilo porque le había convencido,  comencé a conducir, pasó todo el camino hablando de lo emocionado que estaba y de lo mucho que me quería por ser tan bueno con él, era tan adorable que durante un momento se me olvidó que nos perseguía la mafia pero igual, algo en mi estomago me estaba poniendo nervioso y es que siempre había tratado de evitar que mi trabajo pusiera a Henry en peligro. Al llegar al lugar donde mi socio y la avioneta nos esperaba, bajé y le abrí la puerta a Henry, que sonrió nervioso por la emoción, mi socio, Hangeng, trató de llamar mi atención, parecía que quería decirme algo, pero yo estaba molesto por tener que interrumpir el cumpleaños de Henry, así que solo le callé con un gruñido y le indiqué que íbamos a Shanghai, de nuevo trató de llamar mi atención, pero lo ignoré. Ayudé a Henry a subir y subí yo también, me di cuenta que no estábamos solos en esa avioneta ya que Henry  se quedó paralizado mirando a alguien, cuando miré en la dirección a la que mi niño miraba, se me torcieron los músculos de la cara en una mueca horrible, sentado en uno de los cinco exclusivos asientos de mi carísimo avión estaba un hombre con la delicadeza de una flor y una belleza felina, que miraba a Henry como si fuera su próxima comida, Henry no lo conocía, sin embargo, yo le reconocía, ese hombre había tratado de matarme por lo menos cinco veces en aquel año, era más letal que una mamba negra y más insoportable y mimado que un gato.

- ¡Hangeng!- Gruñí enfurecido y ocultando a Henry tras de mí- ¡Que rayos hace Kim HeeChul aquí?

HeeChul me miró y sonrió socarronamente mientras negaba con la cabeza suavemente, él siempre tenía ese aire de ser mejor que los demás y me desesperaba muchísimo, además que su aterradora sonrisa estaba poniendo nervioso a Henry, quien apretaba asustado la orilla de mi chaqueta, Hangeng nos alcanzó unos segundos después y suspiró, parecía abrumado, pero yo estaba francamente molesto, así que repetí la pregunta, Hangeng hizo una suave reverencia pidiendo perdón y comenzó a explicar la situación mientras HeeChul posaba su mirada de arpía en la carita de mi Henry.

- La verdad es que con nuestra situación reciente- Sabía que se refería a la mafia, pero no lo mencionaba frente a Henry.- Pensé que sería de ayuda que el señor Kim nos ayudara siendo su “guía de turista”.- Por lo que entendía, Hangeng quería que HeeChul fuera nuestro guardaespaldas mientras estábamos en Shanghái.- Ya sabes, HeeChul es excelente en eso y sin duda te servirá.

- No dudo de las habilidades de HeeChul- Las conocía de primera mano, había tratado de matarme.- Pero no confío en él, además ¿cómo sé que no nos fallará?- La opción de una traición era muy tangible y más por alguien tan… Despreciable.-

Henry se miraba confundido, no estaba entendiendo nada, afortunadamente la mayoría de las veces no captaba muy bien lo que sucedía a su alrededor, quizás gracias a eso era que no conocía aun mi trabajo a pesar de todo el tiempo que pasaba fuera de casa.

- Querido… Si quisiera hacer lo que tú piensas que haré, lo habría hecho mientras hablabas con Gege, sin embargo, el chino idiota aquel logró convencerme de trabajar para ti y no le falló a mi palabra nunca.- Escuché el razonamiento de HeeChul y bufé, por desgracia tenía razón en dos cosas, Hangeng era excelente convenciendo a las personas y HeeChul tenía un sentido del honor muy fuerte, quizás demasiado fuerte para alguien que había sido prostituta.

-  Está bien, pero si fallas, habrá consecuencias.- Gruñí y di por terminada la plática.

Llevé a Henry a uno de los asientos y dejé que se sentara junto a la ventana, yo obviamente me senté a su lado y Hangeng se fue a la cabina del piloto, era una suerte que pudiera manejar aviones como un experto, sin embargo aún me sentía preocupado, HeeChul no era de mi confianza y podía sentir sus gatunos ojos posados en mí y en mi pequeño, pero decidí ignorarlo y jugar un juego que Henry quería que jugáramos en mi IPad. Poco después de un rato, cuando la avioneta ya estaba en pleno vuelo, Henry se quedó profundamente dormido y aproveché para confrontar a HeeChul, después de todo, mi niño tenía el sueño muy pesado y no se despertaría hasta llegar.

-  HeeChul…-Me senté a su lado y le miré fijamente, él leía un tipo de novela romántica que apartó de inmediato al sentir mi presencia.

- ZhouMi…- Dijo él, casi riendo y poniendo cara de interesado.- Sinceramente no esperaba conocer a tu hijo y me sorprende… Sí, me sorprende que un niño como él pueda hacer que tú, el ogro más pesado y desagradable del mundo, se modere, realmente parece que quieres mucho a tu “hijo”.

-   Escúchame bien, no me interesa lo que te sorprende o no.- Comencé a hablar quitándome la máscara de bueno y dedicándole mí más aterradora voz y mirada.- Me da igual si te contrató Hangeng o Buda en persona, pero si se te ocurre decir o hacer cualquier cosa que afecte a Henry, créeme cuando te digo que lamentarás haber nacido.

-  Aiigooo, pero si ese niño te tiene idiotizado – Rió HeeChul y comenzó a hablar en tono meloso, que era peor que su tono de superioridad.- Pero no te preocupes, ya te dije que Gege me ha convencido así que no te traicionaré, lo juro por mi gato.

Aunque sonara estúpido, esa promesa era sumamente valiosa, esa diva infernal adoraba a su gato, así que me levanté y volví al lado de Henry, quien al sentir mi peso en el otro asiento, se movió y acabó recostado sobre mis piernas, pude oír la risa de HeeChul, no se que se imaginaba aquel pervertido, lo que él no sabía es que mis sentimientos por Henry no eran para nada carnales y cosas como esa solo que causaban cariño y ternura, después de todo, era mi hijito, solo eso. Y después de un rato me quedé dormido.

Desperté y ya había luz entrando por las ventanas del avión, tardé muy poco en espabilarme y recordar que ahora la mafia de Canadá me perseguía y que iba de camino a Shanghái, con mi socio, mi hijo y un asesino profesional, pude ver a HeeChul dormido con un antifaz en los ojos y a Henry durmiendo plácidamente en mis piernas al lado de… Mi tremenda erección. No era posible…¿¡Como me había pasado eso?!, justo cuando me burlaba de HeeChul porque yo no era así, me pasaba eso, suspiré y levanté la cabeza de Henry suavemente, lo recargue al lado de la ventana y salí corriendo al baño, donde me di la atención que necesitaba, pero en sumo silencio, lo que menos necesitaba en ese momento, era abrir la puerta del baño, encontrarme a HeeChul con una sonrisa y cara de “lo sabía”. Sin embargo, cuando salí, HeeChul no estaba ahí mirando con su sonrisa socarrona, de hecho no estaba tampoco en su asiento, ni cerca de Henry, para mi fortuna, me senté de nuevo y supuse que estaría molestando a Hangeng, entonces fue cuando escuche en pequeño ruido, algo así como un maullido, bien, al parecer la diva había llevado a su gato, pero, ¿Lo había dejado en la bodega del equipaje? Lo ignoré y volví a dormirme ya más tranquilo y tratando de ignorar lo que había pasado hace rato.

Finalmente desperté cuando aterrizamos, HeeChul había vuelto a su lugar y yo desperté a Henry, Hangeng pasó a mi lado y estuve a punto de agradecerle el buen viaje cuando se internó en el baño, HeeChul rió, pero no socarronamente, sino… Como si acabara de hacer una travesura. Antes de que pudiera indagar más, mi niño se espabiló y con una sonrisa me dio un suave empujón, estaba más que claro que quería conocer Shanghái, después de todo, el también tenía orígenes chinos. Nos bajamos y miramos el auto negro que nos esperaba, con su flamante conductor  parado al lado.

-  ZiTao!- Exclamé emocionado y el chico de las ojeras también sonrió, hacía mucho que no nos veíamos.

Notas finales:

Espero que les haya gustado, este capitulo es la fusión del primero y segundo, pero lo hice más largo a proposito, cambie unas cosas y agregué otras. ¿Que les pareció?


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