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Encuentros por RinkatakuChibbiSan

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Notas del fanfic:

Holas, ¿Qué tal? ^^ Espero que lo disfruten como yo al escribirlo...

 Y me super disculpo por los errores que probablemente tenga el fic, pues he tenido que publicarlo desde mi celular Ú-Ù

La vez que le obligué a quitarse su máscara, la vez que lo encontré por primera vez para confirmarme a mí mismo que eran ciertos esos rumores... Esas dos primeras veces me sentía un completo maldito. Después de todo, solo era para mí beneficio... Después de todo, si nos encontraban era probable que nos castigaran severamente por quebrantar esas leyes del Patriarca dictadas desde tiempos inmemoriables.

Si, me sentía culpable porque sabía que era importante para él, porque apenas nos conocíamos. Sin embargo, no sentí de su parte algún reproche, si incomodidad, pero ningún arrepentimiento. Mediante nos seguimos viendo, nos conocimos más. …l era muy callado, casi siempre respondía solo si le preguntaba; era de esas pocas personas de las que me era muy difícil deducir su interior, sus pensamientos, o qué sentía en el momento. Probablemente, si pudiera mirarle a los ojos sería igual. Eso me intrigaba en demasía. Parecía que al principio solo me acerqué a él, di el primer paso, por curiosidad; ese ser era tan misterioso que prácticamente me presenté ante él para descubrir su interior y tiempo después desaparecer de su vida. Eso me hacía ver más egoísta. Ya al tercer encuentro, luego de hablar de nuestras vidas, no puise separarme de él; le sentía aprecio y pensaba que tal vez, solo tal vez, él también. Acordamos encontrarnos desde entonces en Cabo Sunión, donde él entrenaba a solas, aunque al principio no encontraba su ubicación y él me había guíado.

También recuerdo perfectamente cuando lo convencí de que se quitara su máscara, terminamos negociando. …l se la quitaría siempre y cuando yo abriera los ojos; parecía ser muy justo y revelaba otro aspecto de su personalidad. Aún teníamos catorce años y las sircunstancias no hacían a la necesidad de hablarnos con total formalidad.

--Toma... --Sostuvo timidamente mi mano para que yo agarrara la máscara y así comprobar que se la había quitado --Ahora tu.

Le sonreí. Su tono de voz lo delataba ansioso --No entiendo por qué tanta curiosidad de su parte --…l no me respondió. Abrí lentamente mis ojos mientras me concentraba en inspeccionar la máscara de metal y sus correas. La.zona de la placa de metal que cubría su nariz y boca se encontraba tibia, por su respirar y su aliento -- ¿Por qué tan callado? --Quería dirigir mi "vista" hacia donde, suponía, se encontraba su mirada; pero necesitaba guíarme por su voz y no había producido ruido alguno.

--Es que... --Dijo finalmente, como meditando cómo completar la frase --Tus ojos son bonitos.

Sentí calor en mis mejillas --G-Gracias... Deuteros... --No podía esperar más especificaciones de su parte, puesto que su situación, que hacía de Géminis su prisión, limitaba su lenguaje a lo que su gemelo Aspros le enseñara.

No supo contestar a mi agradecimiento por falta de palabras existentes para él -- ¿Por qué me pides esto? Si tu no puedes... --Se detuvo lentamente, no quiso herirme, aunque tratándose de él no me ofendía en absoluto. "Yo debería disculparme", pensaba, "quizás yo si lo ofendí".

--No importa --Respondí --Me ayudo con el tacto, el oído y... mi imaginación --Le sonreí comprensivo.

Sentí que tomaba la máscara de entre mis manos intentando ser delicado, aunque todo señalara que era timidez. Dejó caer dicho símbolo de inferioridad al suelo y guió la palma de mi mano a su cara --Solo si me dices cómo me... --Pensó un par de segundos --imaginas --Finalizó. Su voz en mi palma me hacía cosquillas y asentí. Mi dedo pulgar se encontró con un colmillo que sobresalía perezosamente de la comisura de sus labios.

Recorrí mis dos manos por su rostro --Estás ruborizado --Comenté divertido con mis manos en sus mejillas y no respondió. Al pasar por sus cejas entendí que no conocía el significado de esa palabra --Te hablaré de eso en otro momento --Aclaré y se dibujó una pequeña sonrisa en su rostro; al parecer, él tenía tanta curiosidad como yo --Hm... También estás un poco bronceado... Me refiero a... que tienes la piel más oscura que la mía... --A esa altura supe que no usaba camisa, escondí mi rubor con una sonrisa.

--Eso es verdad --Me dio la razón --Es porque tu vienes del mundo luminoso que rodea a mi hermano --Justificó sin tapujos. Su frase me sorprendió --Se hace tarde. No quiero que mi hermano se preocupe.

Alejó mis manos de la misma forma en la que me guió hacia él minutos atrás y lo sentí irse --Quizas si --Dije y se detuvo --Pero tu también te has rodeado de ese mundo luminoso, porque te gusta el sol --Supuse que se molestaría conmigo.

--Si... Es que el sol de mi mundo es frío... y solitario, porque no hay estrellas que brillen, ni luna que alumbre la noche. El sol de ustedes es cálido... me gusta --Dicho eso se marchó, dejándome sumamente perplejo.

No quería pensar que el mismo Aspros, del que no existían otros comentarios que no fueran buenos hacia su persona, fuera el que le había dicho todo eso. A lo sumo, fueron conclusiones de Deuteros y a su hermano mayor se le olvidaba hablar con él sobre algunos términos, como el por qué de una persona sonrojada o bronceada, responder a agradecimientos o explicar por qué algunas cosas nos parecen bonitas o no. Debo admitir que me sacó una sonrisa la idea de que podría ser yo quien lo culturice sobre esos aspectos humanos, los sentimientos propios y ajenos.

En el tercer encuentro, como mencioné, hablamos de nuestras vidas y el tiempo se pasó muy rápido. Nuevamente tuvo que marcharse, mucho antes que las otras dos veces, ya que suponía que en cualquier momento su gemelo podría sospechar. Cabe mencionar que el lapso de tiempo entre un encuentro y otro era extenso, ¿Verdad? Pues la última vez que nos vimos fue hace no más de dos meses. Pensaba ir a buscarlo, pero quizás su hermano se había dado cuenta, se molestó con él y si me acercara lo arruinaría.

A veces me daba gracia cuando trataba de explicarme cómo se veían los colores, y digo "a veces" porque casi no le he preguntado; aunque una de ellas se ha quedado en mi mente y corazón hasta estos tiempos, ahora quedará también en este registro personal.

--Insisto, tus ojos son bonitos --Siguió una vez que dejé de reírme por su intento de relacionar el azul de sus cabellos con algún elemento de la naturaleza, suponiendo que así yo entendería mejor --Es diferente al azul de mi pelo, o al rojo, o a cualquier otro color... Es como...

-- ¿Original? --Completé aún divertido.

--Puro --Corrigió al encontrar la palabra. Yo me helé, realmente no pensaba que diría algo parecido; guardé silencio al percatarme de que era una de esas escasas veces donde él quería seguir hablando sin que preguntara antes --Son celestes. Un celeste luminoso, con mucho qué contar, pero que parece triste y apagado al recordar siempre que está mudo, que no puede cumplir con su propósito... Me recuerda al cielo cuando no hay nubes, o a los lagos; aún así, ni el cielo ni los lagos se comparan a ese celeste, porque ese celeste claro y brillante es profundo, parece no tener fin y además está lleno de tus deseos, metas y pureza. Esos bonitos elementos del mundo luminoso... Es por eso que no quiero dejar de ver tus ojos, a pesar de que ellos no me puedan ver --Hizo una pausa. Por cada palabra que pronunciaba con su masculina, potente, pero calmada voz me hacía sentir rojo, según me contó cómo era el color --Me gustaría que pudieras ver --Añadió desvíando su vista. Estábamos sentados en el borde de la cueva de Cabo Sunión y oí su voz desvíarse hacia adelante.

-- ¿Para qué quieres eso? --Pregunté --Yo me siento bien así... ¿Es porque te gustaría que nos podamos ver mutuamente?

--No, perdona si no me entendiste. Es que me gustaría que pudieras ver tu reflejo, que pudieras ver los colores y también que pudieras ver conmigo este.lindo atardecer y que le dijeras "Quiero verte más seguido, de esa forma podríamos disfrutar siempre los bonitos atardeceres en Cabo Sunión mientras comemos las galletas que tu hermano preparó para tí" --Finalizó al darle un último bocado a una de las galletas que mencionó. Parecía restarle importancia a todo lo que había dicho y su última frase me hizo reír un poco --Perdona --Volvió a disculparse --Te hice sentir raro. Ten --Me alcanzó otra galleta --Sogues viéndote flaquito.

--Gracias, pero ya te he dicho que mi cultura no considera bueno el hecho de que coma sin tener hambre.

--Está bien --Oí que cerró la bolsa y la guardó en su saco --Yo también haré lo mismo --Le sonreí y él guió mi mano a un costado de su boca, para que yo supiera que también me sonreía. Eso ya era costumbre entre los dos.

No entendía bien por qué alguien tan marginal como él tenía tales reflexiones. Me refugié en el clásico "No todo es lo que parece" y nos despedimos. Apenas di un paso dentro de Virgo y me desmoroné; lloré como nunca en mi vida.

--Yo también quiero eso, Deuteros --Decía entre sollozos --Creeme que si --Era la primera vez que no me sentía a gusto con mi ceguera, que deseaba ver lo que me rodeaba. Pensaba que nunca sería realmente feliz; aunque reencarnara nuestra querida diosa, aunque pudiera cumplir con éxito mi papel en la Guerra Santa, aunque consiguiera la iluminación mucho antes de mi fatídico final... Pensaba que si además de no poder verlo me separaba permanentemete de él nunca sería feliz.

Fueron los pensamientos más egoístas que he tenido, me avergüenzo de ello. Sin embargo, estoy feliz y satisfecho ahora que entiendo lo que empezaba a sentir por él. Entendí que lo que pasaba en realidad era que me importaba Deuteros, más de lo que aceptaba. Aún me emociona recordar sus palabras; estaban tan llenas de honestidad, que creí que quizás él también...

--Asmita, te quiero mucho --Me susurró al oído cuando volvimos a encontrarnos. Me estaba abrazando con algo de fuerza, interpreté que podría ser porque no dejaría que me apartara.

Sin lograr contenerme, escondí mi rostro en su pecho y comencé a llorar en silencio --Yo también, Deuteros --Respondí luego de sentir cómo sostenía mi mentón para verme a la cara.

-- ¿Entonces por qué lloras?... ¿Te hago sentir triste? --Su voz era una mezcla de masculinidad con la pura curiosidad propia de un niño, eso me hacía estremecer. Sentía que mi pecho se llenaba de emociones que no comprendía muy bien y culminaban en mis muertos ojos que despedían lágrimas hechas de esas emociones revolucionarias en mí. Eso me ayudaba a desahogarme.

Negué sonriéndole debilmente --Es felicidad --Volví a cubrirme con su pecho y correspondí el abrazo, también con fuerza. No nos dijimos nada por un rato, donde mis lágrimas no dejaban de brotar y humedecer sus músculos.

Aún en silencio, guió mi mano a su mejilla --Entonces yo también --Dijo finalmente, sentí sus cálidas lágrimas rodar por sus mejillas, la mitad de ellas mojaban mi mano --Yo también quiero hacerte saber que estoy feliz --No creía lo que oía --Aunque prefiero que sonrías... ¿Hay algo... que pueda hacer para que sonrías?

--Si... --Dirigí mi rostro hasta donde calculaba que estaba el suyo --Pero quizás sea mucho pedírtelo --Susurré sobre sus labios. Pensando que no reaccionaría, abrí mínimamente mis labios para besarlo; sin embargo, él comenzó a devorar los míos de una forma casi desesperada.

Correspondí a cada uno de sus besos, a cada caricia, aunque me haya dolido no poder corresponder su mirada. Se me volvieron a escapar lágrimas, pero esta vez yo sonreía. Por más que me deprima por mi ceguera, él me hacía sentir muy feliz.

Sin deshacer ese íntimo abrazo, se apartó de mi rostro y secó mis lágrimas con su mano delicadamente --Aunque me sonrías, sigues triste... Aún no me has dicho lo que puedo haer por tí --Temía que se molestara conmigo, pero le dije con total honestidad lo que pretendía de él (en resumen, más que nada quería que se quedara conmigo) y le confesé los pensamientos que tuve luego de ese atardecer en Cabo Sunión. Como otras tantas veces, guió mi mano a su sonrisa --Asmita, tu también has cambiado mi forma de pensar, ¿Recuerdas nuestra conversación sobre los destinos?... Mi hermano ha cambiado demasiado durante estos últimos años, hasta me ha creado apodos hirientes con relación a mi situación; "Segundo", "Sombra"... Gracias a tí, estoy convencido de que deseo forjar mi propio destino, fuera del mundo de mi hermano --No apartó mi mano de su sonrisa y sentí nuevamente sus cálidas lágrimas --Mi futuro destino está también fuera del mundo luminoso del Santuario y me iré en cuanto aclare dudas en torno a mi actual destino. Porque yo... no soy una sombra, pero tampoco un humano, aún no sé qué clase de ser de las oscuridad soy y debo saberlo antes de partir.

--No... No digas eso, Deuteros --Acaricié sus mejillas, secándo las lágrimas a mi paso --Tendrás colmillos... y una gran fuerza... Pero eso no te convierte en una "Bestia" o un "Monstruo", eres la mejor persona que he conocido y ¡Me rehuso a pensar lo que crees! --Esperaba que se ríera y lo desmintiera --Por favor, dime que es una broma.

Rozó sus labios con los míos y me estremecí. Con miedo a que se alejara, profundicé el beso --Esto no es una despedida --Susurró cerca mío --Pasarán un par de años antes de que desaparezcan por completo mis dudas y pienso que quizás mi hermano, mi primera luz, no ha cambiado. Estoy seguro que tú, mi luz más reciente, y yo nos volveremos a encontrar incluso luego de mi partida. Me haces sentir feliz, pero es una felicidad diferente a la que siento junto a Aspros.

Mientras hablaba, me aferré lo más que pude a él y besé su hombro --Te amo --Se me escapó cuando terminó de hablar.

-- ¿Qué...? --Vaciló -- ¿Qué significa?

--Significa... --No sabía bien qué responder --... Significa que decir "Te quiero mucho" no alcanza.

Asaltó mis labios sin previo aviso --Entonces yo también te amo --Se apegó aún más a mí.

Su comentario me hizo reír un poco. Me comentó que quería entrenar algún día conmigo y nos volvimos a despedir, esta vez con un demandante beso. Volví a Virgo con felicidad y esperanza en mi corazón. "Pronto", aún pienso, "nos volveremos a encontrar".
Notas finales:

Muchas gracias por leer y espero que les haya gustado ^^


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