Bueno, creo que esta cosa de tapa negra llena de hojas en blanco es un diario, así que escribiré aquí mi día a día, mis sentimientos, pues molestar a mis amigos con mis problemas no creo que sea una buena idea... ¡Esperen! No tengo amigos, qué irónico.
Por eso, recurro a ti.
Simplemente yo.
¿Debo presentarme? Bueno, mi nombre es Yoo YoungJae, tengo dieciséis años y vivo en Corea del Sur, con mis padres. No soy un chico cualquiera, no soy ni especial, ni simpático, ni mucho menos feliz. Simplemente escondo mi sufrimiento en falsas sonrisas que al parecer son tan bien actuadas que ni mi familia nota que son falsas, tanto que a veces creo que debería ser actor. Aunque, en el fondo, nadie sabe que soy un suicida de primera. Mientras sonrío, pasan por mi mente miles de imágenes del próximo corte que me haré, o el próximo intento de suicidio, que, como las dos veces que lo he intentado antes de escribir esto, saldrá mal, por desgracia.
En realidad, no siempre fui un chico de mente suicida.
Hubo hechos que me trajeron a éstas consecuencias.
Dolor.
Sufrimiento.
Cortes.
Sangre.
Cada día. Cada día se suman más cortes a mis pálidas extremidades. Piernas y brazos. Llenos de cicatrices. Algún día he deseado simplemente morir desangrado, pero ello no es posible. Al parecer una fuerza mayor intenta que eso no suceda.
¿Qué es la vida? ¿Es una ilusión como el amor?
La vida. La vida para mí ya no existe, mi alma está muerta y mi corazón destrozado.
Mi vida, o esa cosa que llaman vida.
En fin; a pesar de que las orillas de estas páginas están rodeadas de sangre seca, contaré un poco de mi “vida”.
Mi familia es… Una mierda. Desde pequeño mi padre me golpea, me amenaza, al igual que mi madre. No creo que puedan existir padres peores que los míos. Mi padre engaña a mi madre, de una manera tan poco sutil que hasta el vecino sabe las cosas que él hace. Pero mi madre, como la perra sumisa que es, nada le dice.
Un día, mi madre me amenazó con un cuchillo, ¿puedes creerlo? ¿Acaso eso es amor materno? ¿Me lo merezco?
Muchas veces me he preguntado si acaso me merezco toda esta mierda, todo lo que sufro, lo que lloro, el dolor. Pero no podría ser capaz yo solo de encontrar una respuesta, porque aunque lo piense miles de veces, nada cambiará. Todo seguirá igual. Seguiré cortándome, seguiré sufriendo, y las personas no cambiarán por ello.
Gustos.
Debo cambiar de tema.
Te hablaré un poco de mis gustos, mi pequeño amigo. Mis gustos son algo “exóticos” para la mayoría de la gente. Me gusta el color negro, realmente me gusta. Los tonos oscuros son mis favoritos, y el blanco me quema los ojos. Mi ropa es mayoritariamente negra, azul marino, y de color rojo opaco. Los colores fuertes no me gustan. En cuanto a la música, me encanta el Metal, Hip Hop y Rock. Son unos de mis tres géneros favoritos, aunque no me molesta escuchar música diferente de vez en cuando.
Ah.
Me gusta la sangre, también.
Ver cómo sale ese líquido rojo de mi interior, como si la vida quisiera escapar a través de cada corte que me hago.
Historia, historia. Sigo con mi “vida”.
Voy a un instituto donde me quedo internado todos los días, excepto para las vacaciones, donde, por obligación y desgracia, debo visitar a mi familia. En éste momento estoy en mi habitación, escribiendo en ti. No comparto habitación con nadie, porque para todos, yo soy raro, extraño y poco sociable.
Pero ellos me hicieron así.
Mi sufrimiento comenzó cuando era pequeño. Mi primer corte fue a los once años apenas, cuando ya no soportaba los problemas familiares y las constantes amenazas de mis padres hacia mí. Mi hermano mayor, que era el único que me trataba bien y me ayudaba a controlarme, se había ido de casa a estudiar en una universidad fuera del país, por eso, no lo veo hace unos cinco años.
Lo extraño demasiado.
En el instituto no tengo amigos, y los que tenía, se fueron cuando comenzaron los cambios. Cuando de ser una persona sociable, bromista, extremadamente sincera y que enviaba buenas vibras a la gente con sólo mirarlas, me transformé en un ser indiferente a la vida, depresivo, bipolar, e impaciente. Yo quería a mis amigos, pero al parecer ellos no lo notaron, y me dejaron.
Mi estúpida y horrenda apariencia.
Mi cabello: es de color negro, tengo un flequillo que me deja al descubierto el rostro desde la parte inferior de mis cejas, y tengo unas pocas ondas en él, sólo cuando no lo seco luego de tomar una ducha.
Mis ojos: son café oscuro, pero uso unos lentes de contacto grises de vez en cuando, simplemente porque me gusta. A pesar de ser hombre, suelo delinearme color negro los ojos en la parte inferior para tornarlos de un tono oscuro, y, aunque suene cliché, al igual que mi alma y mis pensamientos. Son oscuros.
Mi nariz: mis antes amigos solían decirme que tenía una nariz de cerdo. A mi parecer, es muy redonda. Es pequeña. Cuando apenas tenía seis años, mi hermano me llamaba “el de nariz bonita”.
Mi rostro: en resumen, no tengo las facciones muy marcadas, y mi piel es muy suave. A pesar de estar en la adolescencia, no tengo ningún grano o espinilla. Soy bastante pálido, y el color de mis prendas me hace ver aún más traslúcido.
Mis mejillas: tengo unas mejillas jodidamente gordas, a mi parecer. La gente siempre intenta apretar mis mejillas, pero yo no me dejo, porque me hostigan.
Mis labios: son gruesos y suaves, al igual que mi piel. La forma de ellos es como un corazón muy gordo.
Mi cuerpo, en general: no soy ni muy gordo, ni muy delgado. No me considero tan gordo, pero acepto que lo estoy. O eso es lo que yo creo. Todos me dicen que estoy bien así.
EN RESUMEN: soy asqueroso.
Dolor.
Sufrimiento.
Cortes.
Sangre.
1, 2, 3… Corte. 4, 5, 6… Sangre. 7, 8, 9… Es hora de decir adiós.
Ya te habrás dado cuenta. Éste soy yo, y ésta es mi “vida”, de la cual guardarás mis recuerdos, sentimientos, pensamientos y cosas que nadie sabe. No sé para qué escribo aquí, si sé que no lo leerán jamás, y si lo encuentran, lo usarán como leña y no les interesará todo lo que esté escrito. Simplemente será basura, tal como mi vida. Pero hacer esto es una forma de desahogarme.
Soy Yoo YoungJae, y en éstas páginas contaré la historia de mi vida.
PD:Gracias hermano, por darme este diario. Gracias.