Su respuesta estaba ahí, frente a él, seguía sin poder creerlo; aunque ya lo había deducido cuando Aris se lo dijo, no quería creerlo. No podía quererlo, no porque James no se mereciera ser correspondido, sino porque era muy pronto para llevar en esa dirección su relación, ya que todavía estaban en periodo de prueba... pero ahí estaba él, admitiendo sus sentimientos frente a el chico de brillantes ojos castaños que lo miraba expectante, como si esperara que dijera algo mas...
-…Ya es tuyo…- dijo en voz muy baja como si no quisiera ser escuchado y agachó la cabeza avergonzado. James se quedó perplejo. No podía creer a sus oídos, tal vez le estaban jugando una mala pasada.
-¿Qué? ¿De qué estás hablando?-
-¡Nada!- dijo temeroso alejándose lo más que podía del azabache, era demasiado por asimilar, tenía que salir de ahí.
Pero súbitamente las palabras de Eddy resonaron en su cabeza. “toma a tu destino y con la mirada retadora dices las cosas ahora las decido yo” (claro no se lo dijo con esas palabras y no las repetiría en su mente). Inhaló profundamente y lo regresó a ver. Se veía dudoso, como si temiera algo y Scorpius sonrió soltando todo el aire que tenía en los pulmones.
-¡No me digas que te diste cuenta que quieres detener el P.E.D.O o P.E.D.A, o como se llame la cosa!, ¿es eso? ¿Ya no quieres intentarlo? oh por dios... -dijo dando vueltas como león enjaulado- ¿porque las cosas se habían tornado de ese modo?- prometo que lo que haya hecho para ofenderte, lo corregiré, pero tienes que decírmelo, no pienso alejarme de ti, es decir... si tu realmente lo quieres, lo hare... pero...no creo que pueda soportarlo...- dijo con mirada suplicante el mayor mientras miraba el suelo, “seguro me veo demasiado patético" pensó.
El rubio rio por lo bajo, estaba armando olas en un vaso de agua y le parecía tan adorable...
-Jamie... no hiciste algo que me molestara, me refería a que... ya es tuyo... mi... corazón...- dijo dándose media vuelta para no encararlo evitando a toda costa el contacto visual. Sentía sus mejillas sonrojadas por el rubor.
-¿Enserio?!- el peliplata asintió con leves movimientos de cabeza - ¡¿desde cuándo?! ¿Cómo es posible?- preguntó acelerado. “< ¿Acaso es verdad?”> Se preguntó rogando a todos los cielos que fuera cierto.
-…No lo sé… tal vez… desde, no lo sé…- dijo sonrojándose más al recordar su bizarro sueño y James profirió un gritó.
-¡Jodido Merlin y Morgana! ¡Maldición! ¡Qué imbécil soy!- dijo caminando de un lado a otro agraviado.
¿Realmente podía creer todo lo que estaba pasando? Su corazón demandante convertido en una explosiva bola de fuego amenazaba con salir disparado al cielo y estallar en un millar de fuegos artificiales diciendo que creí cada una de las palabras de Scorpius y sus sentimientos mutuos, sin embargo una parte de él, aunque era muy pequeña, le decía que era imposible que le correspondiera y lo más probable es que seguía soñando…
<...-¿Es acaso una broma?- preguntó tanteando el terreno temeroso de que una bomba no le explotara en la cara y el ojigris negó con la cabeza- ¡¿Me estás diciendo que pude haber tenido tu primer beso en lugar de esa tipita?! ¡Joder!- el rubio no pudo evitar reír ¿realmente eso es lo único que le molestaba?
<”Aunque en teoría mi primer beso me lo dio Eddy…”> eso en definitiva no podía decírselo, al menos no en ese momento. Su comportamiento y actitud tan llenos de vida y energía le refrescaban y con cuidado comenzó a acariciar los cabellos negros.
-Sabes Jamsie… yo creo que un beso verdadero nace de sentimiento palpitante de dos corazones que se aman…y… ya sabiendo lo que sientes y lo que siento… creo que lo más apropiado es que considere este como mi primer beso…- dijo inhalando hondamente mientras cerraba los ojos y con ambas manos aprisionó el cuello de James en un rápido movimiento y lo atrajo hacia él uniendo sus labios con ternura, esta vez quería sentir lentamente esa tersa superficie que encendía lo más profundo de su ser con brillantes destellos de encanto y deleite que lo hace estremecer hasta la medula; la sensación no se podía comparar con sus sueños, era mucho mejor.
James ni en sus más locos sueños imaginó que sería correspondido por su hermoso Scorpius ni mucho menos que este iniciara ese delicioso beso en el cual convergían todos sus sentimientos que calló durante tanto tiempo y que por fin podían salir y explotar en placenteras emociones por todo su cuerpo.
-Eso quiere decir que…-
-No- declaró solemnemente el rubio, el azabache quiso decir nuevamente algo, pero fue interrumpido- lo que sea que te imagines no, yo… no creo que sea bueno que esto- dijo señalándose a sí mismo y a James- se exponga de inmediato…-
-¿Porque? ¡Yo te amo y si no entendí mal, tú también!- exclamó haciendo un mohín como niño chiquito. Para él estaba claro como el agua, pero los ojos grises le decían lo contrario.
-¡No James! Entiende por favor- dijo deteniéndolo con ambas manos- te quiero, pero aun así no me siento emocionalmente preparado para aceptarte, lo que hiciste nos daño a ambos y quiero estar seguro de que lo que sentimos es lo mejor y que todo estará bien…- James suspiró.
-Está bien mi adorado Scor, si no quieres que te presione está bien- dijo desganado alborotando sus negros cabellos para después dedicarle una brillante sonrisa- pero, eso no quiere decir que no me aprovecharé de darte uno que otra muestra de afecto…- dijo acariciando su mejilla dándole un dulce beso en la frente – ya lo había dicho una vez y lo reitero, esperare lo que tenga que ser por ti-
Scopius agradeció internamente sus palabras y se dejó rodear por esos brazos tan cálidos y reconfortantes, que en otros tiempos había sido sus más grandes aliados…
Mientras se miraban por última vez tan anhelantes y fijamente como era posible (sin que la vergüenza ganara en el rubio), alargando el apremiante tiempo, aprovechando hasta la última gota, antes de entregarse a la inevitable separación…
-Buenas noches- dijo James en un susurro acariciando sus nudillos con delicadeza- Descansa mi hermoso Scor-
-¿Tuyo?- preguntó el pequeño con fingida molestia alzando una ceja.
-Ok, mío todavía no… pero espero que pronto- dijo entre risas el azabache.
-Descansa James, ten dulces sueños- dijo sin separarse ni medo centímetro.
-Pero ya los estoy teniendo y no tiene caso regresar a mi torre…- alboroto sus cabellos de forma nerviosa- dios, realmente son cursilerías las mías- Scorpius rio sonoramente callándose al instante con ambas manos. Ambos esperaban que ningún prefecto se le ocurriera pasar por ahí. Hasta ya muy adentrada la noche por fin cada quien se retiró a su sala común.
No tenía ni idea de cómo había regresado ya que lo último que recordaba fue sus manos entrelazarse dulcemente con las de James ante la inevitable separación con el millonésimo “buenas noches” y “nos vemos mañana” Scorpius se sentía tan liviano que caminaba entre nubes.
Tenía curiosidad por saber la hora que era, pero su mente aun aturdida no recordaba un simple hechizo de tempus, lo único que lo guiaba era la luna en medio del cielo en pleno apogeo al parecer ya era tardísimo, sus amigos estaban dormidos pero el sueño no estaba dentro de su sistema, de hecho ¿Cómo estarlo? Había experimentado la mejor sensación del mundo en sus trece años de vida y estaba más despierto y vivo que nunca, sentía que podría volar sin su escoba con solo desearlo.
<”Entonces si fue real”>dijo en voz baja el rubio aun en el nirvana y su amiga chasqueó los dedos para traerlo de vuelta.
-Scor! ¿Qué horas son estas de llegar?- su amiga estaba en camisón y con el cabello cobrizo alborotado cayéndole desordenados por todos lados.
-Aris, tenías razón!- exclamó el rubio abrazando a su amiga.
-Qué bueno que te haya servido mi concejo- pensó dándole una sonrisa maternal, sin embargo no duró mucho, al recordar lo que había pasado con su otro amigo esa misma tarde…- entonces ¿Qué pasara entre tú y James?-
-No sé qué debo hacer, bueno ya que aclare mis sentimientos le pedí tiempo y la verdad no sé si fue lo correcto- la chica lo meditó unos segundos.
-Creo que estuvo bien, si él también te quiere esperara…- Aris lo volvió a abrazar, feliz de que por fin comprendiera aquellos sentimientos que fueron tan claros para ella desde el principio y que por fin se diera un tiempo para poder ser el alegre chico que siempre ha sido y más por tener devuelta aquello que había anhelado con toda su alma, sin embargo algo la turbaba y aunque sabía lo que era, sabía que no era el momento adecuado para decirlo y prefirió callarlo, solo un poco más.
*/°*°/*°*/°*°Sábado en algún lugar de Londres°*°/*°*/°*°/*
-¡Cúbrete la cabeza de una buena vez!- prorrumpió el azabache dándole un ligero golpe con el hombro al hombre que iba a su lado. El ojigris sonrió burlón mientras alborotaba su largo cabello que le llegaba un par de centímetros más debajo de los omóplatos con la intención de hacer rabiar a su acompañante, lográndolo con creces – ¡Joder, Draco! No respondo con lo que pueda hacerte- dijo regresándolo a ver sin dejar de avanzar.
-Ni que fueras capaz de violarme en medio estacionamiento del centro comercial Potter…- dijo dándole un golpecito con su brazo sin despegar sus labios de su humeante café de moca.
-No me tientes cariño… que esas cosas te chiflan…- el rubio rodó los ojos fingiendo demencia, ya que aunque estaba ciento por ciento seguro que sería una experiencia excitante con todos esos ojos sobre ellos, no lo haría, sería demasiado, aunque un encontrón en un vestidor o un horrible baño público no podia decir que no. Mientras recargaba disimuladamente su cabeza en el hombro de su pareja, el otro negó con la cabeza sin poder evitar sostener su fría mano.
El de ojos de plata estrechó la mano de Harry, como agradecía deambular así, despreocupado, sin la pesada carga de su nombre, hechos y demás vivencias pasadas que no quería recordar. Examinaron los distintos puestos y la mirada de Draco se iluminó cuando enfocó algo que le fascinaba.
-¿Una confitería, en serio?- preguntó Harry alzando una ceja – si acabamos de cenar y tomar café…- aunque sabía que era inútil negociar con el ya que siempre salía perdiendo, jamás perdía gusto hacerlo respingar y contestarle como solo él podía hacerlo.
-¿Y que tiene? ¿Qué acaso ya no tienes dinero que no puedes complacerme?- el otro bufó y lo guio al establecimiento- mira que yo tengo suficiente para gastarlo en lo que yo quiera…-
-Lo sé, lo sé señor autosuficiente, pero dije que yo invito por esta vez- el rubio sonrió con satisfacción tomando asiento.
Con prontitud fueron a tomarles el pedido un joven de unos veintipocos con unos ojos luminosos amielados y rizos castaños alborotados dándole un aire juvenil que Draco no dudó en usar sus mejores gestos haciendo que el auror gruñera internamente. El joven tímidamente tenía las mejillas sonrojadas con esas miradas coquetas en su dirección que estuvo a punto de tropezar con sus tés calientes y cheesecake de frambuesa y grosella.
-Deja de hacer eso- dijo mirándolo penetrantemente con sus esmeraldas oscurecidas por la ira contenida, esa era la mirada que esperaba el rubio y comenzó a saborear su postre quitado de la pena.
-No sé de que hablas…-
-Claro, hazte el loco, pero esta noche no tendré piedad, dragón…-
-Y no espero que la tenga señor auror, estoy dispuesto a recibir TODO el peso de la justicia…- dijo jugueteando con la cuchara aun en su boca haciéndole reír con sorna.
Como adoraba esos juegos de rol que solían jugar cuando tenían tiempo de sobra, en palabras del pelinegro “no hay nada mejor para pasar el rato que explotar la imaginación con fines de diversión y más si involucra algo sensual…” claro, cuando se lo dijo lo llamó maldito pervertido más de una vez hasta hartarse, pero jugar que uno ere maestro, medimago o auror, era demasiado excitante para ignorar.
-¿Oye, tu hijo sabe hacer esto? Esta buenísimo- dijo el salvador del mundo mágico mientras probaba lo de su plato con alegría pura “acabas de matar el ambiente, idiota…” pensó recargando su cabeza en su mano desganado, seguía siendo el mismo tarado de la escuela aunque un poco más maduro, pero bueno era SU idiota y eso no lo reprochaba en absoluto.
-Claro, mi niño sabe hacer estoy y un sinfín de cosas que no tengo idea de dónde sacó esa vena como se llama “elfica…” seguro es de la familia de Astoria…-
-Pero aun así lo adoras- dijo juguetón picándole la mejilla con su dedo ganándose un bufido.
-Por supuesto, es tan especial y frágil que es imposible no amarlo…- dijo con media sonrisa- bueno ya que estamos con eso ¿Cómo están tus Pottercitos?- el azabache rio abiertamente admirando que nunca se le acababan los sobrenombres no importando la situación – ya tiene mucho que no van a Malfoy Manor, en especial James, que parecía Pedro por su casa- Harry asintió.
-Están bien, aunque ahora que lo mencionas, de eso ya hacen 3 años que James va a tu casa o tu pequeño a la nuestra… que raro… no lo había considerado, pero es muy extraño, mi hijo adora al tuyo como no tienes idea… ¿Qué crees que paso?-
-Ni idea, seguro y los genes Potter y Malfoy por fin surgieron efecto y se traen como perros y gatos como alguien a que recuerdo-
-Lo dudo, Scorpius es muy dulce a diferencia de su obstinado, pomposo, pedante, ególatra, altanero de su padre- el rubio ofendido se cruzó de brazos- era broma Draco… aunque así te comportabas en la escuela, sé que eso solamente es la capa superficial de lo que eres, mi vida- Harry se sentía dichoso que su amor por los retos le hayan obligado a pelar las incontables capas y escudos del rubio para encontrar en su interior algo tan hermoso.
Las mejillas del rubio se enrojecieron y evadió su mirada. “buen momento para ponerte cursi” pensó con media sonrisa.
-Bueno, lo que sea que haya pasado, seguro y no fue demasiado malo, ya que mi hijo me lo hubiera dicho…- dijo finalmente el rubio. Sabía que la excelente relación con su pequeño basada en confianza le diría si algo andaba fuera de lo común.
-Sigo sin poder creer que haya tenido un poster mío en su cuarto- dijo el de lentes con una soñadora sonrisa.
-Sí, ¿te imaginas? Un poster en movimiento de casi dos metros de altura, y yo teniendo que ver ese horrible animal muerto sobre tu cabeza y esas gafas torcidas cada que le iba a dar las buenas noches…- dijo como si le hubiera dado un escalofrío de solo recordarlo.
-Idiota…- dijo sin dejar de sonreír. Durante esos momentos todo desaparecía.
Poder observar esa fresca sonrisa, tan natural y vivaz que jamás pensó ver en el rubio, todas esas tardes charlando de tonterías, los paseos y caminatas sin nada más que la necesidad de estar juntos le hacían soñar que lo que estaban viviendo era lo más real en la vida y la realidad como tal, solamente era un espejismo, una ilusión que tenía que permanecer porque de no serlo, podrían derrumbar ese castillo de nubes y sueños que habían construido sobre sus cabeza.
-Creo que comienzo a tener un ligero dolor…- dijo el azabache recargándose completamente contra el respaldo de su silla haciendo que su acompañante abriera mas los ojos con sorpresa- lo más seguro es que necesite una consulta a domicilio del medimago Malfoy, porque este dolor comienza a sentirse demasiado PROFUNDO…- con esto último Draco relajó sus hombros al ver en qué sentido iban aquellas palabras –dígame señor, ¿a qué hora puede venir?- dijo con mirada suplicante y un brillo juguetón relamiendo sus labios.
-Ha tenido suerte señor Potter, porque el medimago Malfoy lo podrá atender de inmediato…- dijo con una sonrisa ladina siguiéndole el juego, en definitivamente se perderían la película para la cual ya tenían sus boletos.