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No quiero ser tu amigo por MidNightFlower

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Notas del capitulo:

Wii ya estoy aqui! lindas personitas~

¿que dijeron? ¡ya se le oilvidó publicar!, jeje sorry por la tardanza! pero esque cuando me dispuse a hacerlo, me quitaron vilmente la compu!! bububu! que horror! es lo malo de no vivir sola -w-U

pero en fin! aqui estoy, agradeciendo los grandiosos rr de mis queridos: kaorugloomy, LRMV, CaocTaisho, Srt. Mosi, DiegoVarr (volviste, querido mio! *O*), ROXI y tesigo:p2000!!  muchas gracias!! los adoro!!~

Espero que les guste :P A leer se ha dicho!

5to año


El regreso a clases a un nuevo año escolar presagiaba ser el más difícil y no por menos espeluznante que tendrían los alumnos del quinto grado. Por su parte, Scorpius Malfoy retornó con ánimos recargados esperando poder obtener buenas notas, pasar gratos momentos en compañía de sus amigos y principalmente convivir el mayor tiempo posible con James. Sabía que sería complicado en su ajetreada agenda para estudiar para los T.I.M.O’s y en el caso del Gryffindor de sus E.X.T.A.S.I.S, pero ambos se hicieron el firme propósito de tratar de exprimir hasta el último segundo del día.


Nuevamente no habían podido pasar el verano juntos, pues su abuelo Lucius estuvo reacio a dejarle ir como castigo por no pasar las vacaciones navideñas con su familia, aunque su madre lo consideraba exagerado, muchas veces trató de hacerlo entrar en razón en su inflexible juicio, pero el rubio mayor no cedió.


A James eso no le hizo mucha gracia, ni mucho menos cuando le cortaron las ilusiones por meterse de contrabando a Malfoy Manor para robarse a su Scorpius; al parecer hasta su propio padre conspiraba en su contra, pues sin pedir opinión lo inscribió en un curso de verano junto con Albus; como si eso mejorara el hecho de no tener a su lindo novio consigo.


Sentía con creces la falta de Scorpius en su sistema y nadie podía mejor su humor hasta que se pudo volver a subir al expreso para iniciar su último año y poder ver aquella brillante sonrisa adornada con los ojos más bellos que en su vida vio.


-Mi precioso Scor…- dijo afianzándose a su espigado cuerpo que tembló ante su contacto, Merlín que le extrañó, tanto que temía enloquecer; pero tal fue su satisfacción que el menor también sentía añoranza por él. Con una creciente necesidad se colgó de su cuello rodeando su cintura con sus cremosas piernas y lo comenzó a besar como si el mundo fuera a desaparecer al siguiente día.


-Jamie…- suspiró ladeando su cuello dándole mayor acceso. Cuanta falta le hizo en esa larga separación; con solamente cartas no era suficiente. Necesitaba sus caricias, sus arrolladores besos y roces de su piel, era increíble como en poco tiempo aquel clamor carnal por la expresión de sus sentimientos apremiaba con el transcurso del tiempo; era su segunda naturaleza pertenecer el uno al otro.


Deslindándose de sus ocupaciones y de todo lo demás, buscaron un lugar donde poder tener intimidad. Entre arrumacos, cadenciosas caricias y prodigiosos besos se perdían en su cariño y amor.


La ropa estorbaba y sus ardientes cuerpos  reclamaban su contacto. Piel con piel, alma con alma y un solo corazón uniéndolos. Entre suspiros y jadeos James restregaba su pelvis con la de su amado, enloqueciéndolo en un exquisito trance que le era respondido con el mismo anhelo.


Recostándolo con toda la delicadeza de momento sobre un viejo escritorio, retiro su túnica abriendo estrepitosamente la blanca camisa ya arrugada para acariciarlos erectos pezones pero sin detenerse mucho en ellos, retito los estorbosos pantalones y se apresuro a brindarle placer con su mano. Scorpius excitado sr removía sollozado buscando mayor contacto con esa diestra mano.


James sonreía satisfecho mirándolo embriagado, perdido por su roce. Apuró a quitarse lo que le quedaba mordiéndose el labio para no follarlo en ese instante. Lo preparó sin mucha delicadeza separando sus nalgas redondeadas, moldeándolas con sus manos, explorando esa exquisitamente estrecha cavidad penetrándolo con sus dedos; esa rudeza no le importó al rubio, quería a James tan dentro de sí que rogaba que lo llenara con su hombría.


-Hazlo Jamie... déjame sentirte…- exclamó rodeándolo con ambos brazos. Esa inocente voz rogando tan eróticamente que se entregara, ni lo dudó dos veces antes de clavarse de una sola envestida.


Amaba estar por completo a su merced, hundirse hasta el fondo, entregándole todo su ser con cada estocada demencial. Su sudor y saliva se entre mezclaba, se escuchaban el golpeteo de sus carnes compenetrándose en una sola, gritaban victimas del placer tan diferente a la primera vez, pero muchísimo mas ardiente.


Fatigados, colmados de su delicioso orgasmo compartido, dedicándose temblorosos besos, se abrazaron sin querer despegarse ni un centímetro. Se sentían tan plenos y felices que separarse nuevamente seria doloroso. Se miraron con devoción a los ojos y con ternura unieron sus frentes sintiendo sus cálidas y arrítmicas respiraciones tratante de normalizarse.


-Como te extrañé, mi amor- dijo dándole pequeñas mordidas y succiones a los deliciosos labios enrojecidos que sonrieron complacidos.


-Yo también…- le contestó reuniendo todo su control para separarse, sintiéndose nuevamente vacio en su interior, pero se auto convenció que era lo correcto; sus amigos no dudarían en buscarle y no quería pasar por aquel vergonzoso escenario.


Con sumo cuidado se colocó sus prendas inferiores mientras el mayor aun insatisfecho lo veía mordiéndose el labio, era tan lindo y sensual con sus finos hombros estilizados, su pálida espalda que conducía a esos redondeados glúteos que se le antojaba tenerlo nuevamente entre sus manos. No creía poder dejar de devorarlo ni desearlo como lo hacía.


Vio que sacó un vial de su mochila, era algo turbio con una extraña coloración verdosa y antes de siquiera decir algo, se lo bebió haciendo una mueca de desagrado cuando terminó.


-¿Qué es eso pequeño?- el rubio sonrió, el rubor volvió a adueñarse de sus mejillas; en parte por aquella pregunta que estaba esperando y por otra, al ver al Gry tan magnífico en todo su esplendor con su torso desnudo bronceado tan fibroso, su miembro semi erecto aun listo para la acción, tuvo que desviar la mirada sintiéndose acalorado.


-Vístete y te cuento- el mayor hizo un puchero y lo tomó por la mano, no quería obedecer –vamos, se bueno Jamie…- pidió suavemente besando sus labios. Refunfuñó molesto comenzando a subir sus pantalones, odiaba tener el tiempo contado “¿porque no todo puede ser como las vacaciones de invierno?” pensó cansinamente.


-Muy bien, precioso, ya esta… este muñequito ya esta vestido, aunque tú te lo pierdes- rió dulcemente acariciando su mejilla y buscando la mejor forma de comenzar se sentó a su lado.


-¿Recuerdas cuando mi papá me llevó a casa cuando se enteró de nosotros?- el mayor asintió.


-Como olvidarlo…. Siempre que te pregunto sobre eso me sacas la vuelta- hizo un adorable mohín. Vaya que le enternecía en sobremanera esa actitud tan infantil de su novio.


-Le prometí que no te lo diría hasta que… bueno… hasta que fuera el momento…- no entendió y arqueó una ceja. Desde esa vez actuaba muy misterioso, pero aun así no lograba sonsacarle nada; incluso ya se había hecho a la idea de dejar de preguntar sobre ello.  –Bueno, hablamos de muchas cosas… la mayoría vergonzosas, debo admitir…- dijo riendo nerviosamente pues en esas tormentosas dos semanas escuchó de su padre centenares de veces las palabras “sexo seguro” y “penetración” que simplemente quería lanzarse un obliviate para no recordar.


James estaba expectante por lo que diría y decidió no prolongarlo más tiempo –me dijo que... debido a mi calidad de sangre pura y la tuya… es… posible que… podría… ahh…¡sinonoscuidamospodriamossalirembarazados!- se sintió desfallecer de decirlo en voz alta que cerró los ojos como reflejo. Pero de James no obtuvo respuesta, aun intentaba descifrar que fue lo que dijo.


-¿Cómo? ¿Qué dijiste? Es que no te entendí…- dijo algo apenado.


-Lo que quise decir es que… si no tomo esto… es muy probable que… me… embarace…- murmuró señalando al vial. James se petrificó. Era más de lo que esperó que temió no escuchar adecuadamente –me dijo mi padre que no te lo dijera hasta que supiera elaborar por mi cuenta la pócima para evitar la concepción…- sonrió tímidamente regresando a ver la transición más maravillosa que jamás en su vida contempló. James pasó de estar absorto a iluminarse como el sol y levantándolo por los aires en volantas gritaba de emoción.


No podía creerlo. Desde que se enamoró de Scorpius dejó de lado la idea de tener descendencia pues lo consideraba imposible; se había hecho a la idea de que estarían los dos solos el resto de sus vidas, no es que sonara mal, para nada; pero ahora frente a él se izaba todo un mar de posibilidades. Hijos. Hijos de sangre, nacidos de su amor mutuo. Era más de lo que podía imaginar.


-¡Mi vida! ¿Es enserio?- dijo repartiendo besos por todo el arrebolado rostro que en un principio temió una negativa de su parte -¿pero cómo es posible?-


-Dice mi padre que es muy normal entre los sangre pura y que… tu… al ser un Wealsey y Potter a demás, drena cualquier indicio de sangre muggle en tu sistema haciendo que sea posible…-


Sin esperar más se abalanzó contra él. Quería comenzar a formar vidas con su lindo Scorpius y pensaba que nadie lo detendría. O al menos, eso creía.


-¡JAMES SIRIUS POTTER, ABRE LA MALDITA PUERTA!- se escuchó una voz femenina tras el portal tocando con fuerza. Era casi seguro que todos en el castillo alcanzaron a escucharla. El azabache rodó los ojos y miró con tristeza a Scorpius recargándose en su pecho.


-Sera mejor que abramos- suspiró jugueteando con los cabellos enredados del león que solo bufó molesto. No quería otra eternidad lejos de su rubio, pero no había opción. Seguro y su amiga se las ingeniaba para romperá la puerta e incluso traspasarla si era necesario.


-Estúpida Freya…- murmuró entre dientes soltándose del cálido cuerpo que lo llamaba a refugiarse en el. Con pereza se acomodó el cinturón buscando en el suelo su corbata roja con rayas doradas –ha estado jode y jode con estudiar y seguro me echará la culpa si Ric no quiere acompañarla…- rezongó volviéndose a sentar para atar sus zapatos.


-¡JAMES, ABRE EN ESTE INSTANTE!- se volvió a escuchar.


-¡Ya te oí!- vociferó para divertimiento de Scorpius quien terminando de medio peinar sus revueltos cabellos se aproximó al mayor a ponerle adecuadamente la corbata que la había hecho bola en su cuello –como quisiera quedarme contigo, bonito…- dijo besando su naricilla.


-Descuida James, las clases deben ser la prioridad… y para ser honestos, te entiendo, Rose también nos ha exigido un mínimo de 6 horas de estudio al día, así que comprendo la situación- le sonrió radiantemente que provocó que el mayor lo volviera a abrazar inhalando con fuerza su delicado aroma.


-¿CÓMO OSAS HACERME PERDER MI TIEMPO, POTTER?- siseó iracunda una chica de rizado cabello negro abriendo de una patada la puerta -¡TENEMOS QUE ESTUDIAR!- hizo una pausa antes de seguir vociferando al observar como James seguía afianzado del rubio que nerviosamente se separó del mayor –Ahh, ¡Hola querido Scorpius! Que precioso estas- dijo abrazándolo maternalmente -espero que este cretino no te este molestando mucho...-rugió mirando con ira al azabache que rodó los ojos, su amiga nunca cambaría.


-Frey... no lo estoy molestando... solo compartíamos nuestro amor frotando con mucho cariño nuestros ardientes y necesitados… corazones...- se ganó un librazo de su amiga. El rubio se sonrojó violentamente.


-¿Debería de reírme ahora?- no estaba jugando y James abatido por el poco humor de su amiga se levantó.


-No aguantas nada...-


-Si no sacas tu trasero de este salón en desuso en este instante te llevo a restas Potter- advirtió mirándolo fijamente y encolerizó cuando el azabache no se veía con intensión de despegar su brazo del pequeño tejón -¡NOS LARGAMOS! ¡Tenemos mucho que estudiar y principalmente tú si quieres seguir en el equipo de quiddich!- con un hechizo no verbal lo apartó y comenzó a jalarlo a la salida-


-Pero Freya…-


-¡NADA DE PERO FREYA! Luego andas lloriqueando porque no quieres que el tejocito tenga un novio estúpido…- el ojicafe refunfuñó cruzándose de brazos, odiaba que le pusiera en evidencia y eso enorgulleció a la morena que se salió con la suya. -nos vemos dulce Scorpius- dijo con una voz melosa al chiquillo y se llevó a rastras a su querido James.


No sabía porque, pero Freya  le recordaba mucho a la abuela Molly por sus cambios abruptos de personalidad y no pudo evitar ampliar su sonrisa.


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Las semanas pasaban tortuosas para todos, pues los profesores no paraban de decirles que los exámenes correspondientes eran fundamentales para su futuro y en caso de errar en cualquiera de ellos era como despedirse de alguna posibilidad de éxito en el horizonte; como si eso no los atormentara más.


-Muero por ir a Hogsmeade…- sollozó Aris desparramándose en el sillón posando su cabeza en las piernas de Scorpius, quien solícito comenzó a acariciar sus cabellos. Todos sentían sus cabezas a punto de explotar por tanta información adquirida.


-Calla Aris, que si Rose te escucha seguro y nos pone a estudiar hasta antes de dormir… se ha vuelto una tirana…- murmuró Lorcan colocándose sus espectrogafas esperando poder despejar un poco su mente de las cosas mundanas.


Casi inaudiblemente todos asintieron. Si alguien se tomaba muy apecho esos exámenes, era la Ravenclaw que no los deja en paz ni para ir al baño pues exigía que mínimo fueran acompañados de sus libros.


-¡Juro que si escucho sobre las cualidades del acónito otra vez o como se realiza correctamente un expelliermus, gritaré!- exclamó Agni dando ligeros tirones a sus oscuros cabellos.


-Ten por seguro que los escucharás por un laaaargo tiempo mi querido amigo- Eddy palmeó su cabeza casi sintiendo lastima por su suerte, pues él ya se había deslindado de pasar las horas estudiando junto con ellos.


-Tal vez si habláramos con ella se calmaría…- dijo Scorpius callándose casi al instante por las negativas de sus amigos. Era como pedirle a un hipogrifo que aprendiera a escribir o que el calamar gigante bailara tap.


Todos se recostaron pesadamente en la alfombra tratando de acallar los dolores de sus músculos tensos, esperando hallar un poco de tranquilidad.


Scorpius se quedó pensativo unos momentos extrañando a James. Hacía semanas que no podían pasar más de cinco minutos a solas, puesto que apenas podían tocarse y besarse fugazmente pero nada más ¿porque siempre parecía ser el momento menos oportuno para ello?


Como le gustaría acurrucarse en la cama junto con James, sentir sus brazos rodeándolo, abrazándolo protectoramente aguardando su sueño, que le murmurara palabras tiernas en el oído y que pudieran dormir juntos hasta el amanecer.


Escuchando un sonido proveniente de la ventana corrió a ver de qué se trataba. Pensó que tal vez era una rama de un arbusto o tal vez un snitgit dorado; pero tal fue su sorpresa con lo que vio.


-¿Athena?- preguntó a la preciosa lechuza que ululó orgullosa posándose en el marco de la ventana. Alargando su pata lo miró imperiosa y el chico no la hizo esperar para quitarle el trozo de pergamino atado.


Con manos temblorosas lo desenrolló regresando a ver a los ojos amarillos del ave que con otro ulular aprehensivo se marchó sin esperar respuesta. Observó con detenimiento las palabras escritas por James y las acarició con afición antes de  leer su contenido que decía:


Pequeño;


Tengo unas enormes ganas de verte, no tienes ni idea de cuánto. Pareciera que han pasado décadas desde la última vez que escuché tu risa y sentí tu piel temblando junto a la mía ¿tú me extrañas? siento que mi cabeza va a explotar si no te tengo junto a mí. Cada noche antes de dormir me le quedo viendo al mapa del merodeador contemplando la motita donde dice tu nombre… no me habías dicho que duermes en la misma cama que es cuatro ojos ¿eh? No sabes lo mal que me sabe y tienes mucho que explicar y muchos besos que darme para que se me pasen estos diabólicos celos que se apoderan de mi.


¿Estás libre hoy? Espero que sí, porque las ansias me devoran por dentro y ya no puedo estar un segundo más sin tu presencia. Esperaré por ti frente al lago negro, vida mía.


Te amo y aguardo deseoso por ti


James


Sintió sus mejillas arder violentamente. Sus piernas se sentían de gelatina y de no ser por su cama a pocos centímetros habría caído al suelo.


Miró de soslayo a sus amigos quienes seguían platicando alrededor de la chimenea sin querer despegarse de ahí y suspiró. Esperaba con todo su corazón poder ver a su novio y ahí estaba su solución.


Armándose de valor le dirigió una significativa mirada a Eddy  quien comprendió lo que se proponía y le dio un leve asentimiento de cabeza antes de tomar su abrigo y salir de su sala común.


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Miraba al lago perdiéndose entre el movimiento de las aguas desfigurando la redondez de la brillante luna. Con trabajo inhaló el agradable viento nocturno y alborotó sus cabellos rebeldes. Esperaba que Scorpius no tuviera problema alguno para salir de castillo sin ser visto y principalmente que pudiera verle esa noche.


Como odiaba tener tan poco tiempo para dedicarle, pero entre estudios, trabajos, quiddich y castigos, era imposible.


-Maldición- refunfuñó dándole una patada a una roca cercana que cayó en el lago.


-¡James!- chilló Scorpius abalanzándose contra James sintiendo que su alma regresaba a su cuerpo. Se sentía más tranquilo y eufórico, anhelante y temeroso, ahí estaban frente a frente nuevamente.


-Precioso- El mayor casi pierde el equilibrio, pero ni pensar en soltar a su sonriente Scorpius, solo pudo abrazarlo más contra su pecho y besar sus rozagantes labios que le correspondieron como un sediento frente a un manantial –cuanta falta me hacías….- dijo dejándose caer con él en el pasto.


-Yo también- dijo besando sus mejillas, palpando con sus manos que fuera real y no otro sueño más de media noche.


Estuvieron solamente observándose, perdiéndose en sus pieles, su calor y corazones acelerados sin pronunciar palabra alguna; no hacía falta.


Ya acurrucados contra un árbol, siguieron acariciándose sin prisa, James delineaba la arreboladas mejillas sintiendo esa piel de ángel vibrar con cada roce; mientras el rubio peinaba los cabellos azabache y le dedicaba pequeños besitos en los labios.


-¿Cómo te está yendo en tus estudios Jamsie? ¿Crees que sean muy difíciles los E.X.T.A.S.I.S.?- el moreno sonrió y afirmó parsimoniosamente.


-Ha sido un infierno, Freya es peor que una patada en las bolas, ¡Te lo juro! Esa mujer no tiene satisfacción por nada más que por vernos sudar la gota gorda con cada concepto que pregunta e incluso puedo ver sus ojos brillar cuando no lo sabemos y nos pone a releer todo el capítulo del libro donde se encuentra lo que nos preguntó… ¡Es el mismísimo diablo!- suspiró poniendo su cabeza en su suave hombro –pero, creo que gracias a esa tirana lograré aprobar todas mis pruebas- dijo dándole un beso en el cuello erizando al menor.


-Eso me alegra, mi amor…- dijo entrecerrando los ojos al sentir la lengua traviesa de James subir por su cuello -Oye… mmm… sé que es tonto preguntar ahorita pero… ¿Qué planeas hacer una vez que termines el ultimo año?- preguntó tímido al notar que ya estaba sobre recostado en el pasto viendo la mirada castaña observándolo con ardiente deseo.


El mayor se lo pensó un poco antes de contestar y sonrió pícaro.


-Robarte de tus padres y te llevaré a vivir contigo…- jadeó al sentir la erótica voz en su oído antes de morder su sensible lóbulo.


-Hablo enserio Jamie…- Nervioso comenzó a reír y tomó su rostro entre sus manos.


-Yo también  mi niño… no puedo vivir sin ti…- afianzándose de la tímida muñeca le dedicó un lento beso.


*/°*°/*1 mes después*/°*°/*


-¡Tengo los horarios listos!- exclamó jubilosa la Ravenclaw pasándoles a cada uno un pergamino. Los Hufflepuff exhalaron todo el aire contenido en sus pulmones y la miraron cansados; ni siquiera almorzar a gusto podían –pues debido a los quejicas- los miró a todos con aprehensión –disminuiremos un poco nuestra sesiones, creo que así estará mejor- asintió gloriosamente pues su plan funcionaba a la perfección.


-Eso está muy bueno Rosie ¿Ahora podemos bañarnos calmadamente después de nuestros entrenamientos sin que entres a las regaderas?- siseó Agni a lo que la castaña nada amilanada asintió.


Scorpius aun recordaba la vergüenza de que su amiga los siguiera a las duchas con medio equipo de Hufflepuff en cueros exigiéndoles que no se demoraran mucho. “seguro debe haber un freno a sus ímpetus ¿verdad?” se preguntó examinando el pergamino y sonrió aliviado. Al parecer Merlín escuchó las plegarias porque en sus nuevos horarios tenían dos horas libres.


-Dos horas…- murmuró buscando con la mirada a la mesa de Gryffindor.


James charlaba animadamente con sus amigos y no cayó en la cuenta de que estaba siendo observado por él. Se veía tan alegre y jovial como siempre que sintió su corazón brincar de emoción. Por fin después de casi un dos meses, podría estar a su lado; se sentía dichoso y sus amigos también porque ya estaban considerando un motín en contra de Rose por su explotación, pero al menos con ese momento de libertad, se podrían dar por bien servidos.


-Puedo ver lo que piensas, blondo- dijo cínicamente Eddy dibujando una sonrisa en sus labios, sonrojando al rubio que desvió su vista nuevamente hacia su plato –oye, no quiero asustarte pero… ha habido… rumores- ladeó la cabeza.


-¿Rumores?- repitió en automático y regresó a ver a James para finalizar en los ojos azules de su amigo.


-Sip… ya sabes, cosas que la gente habla, pero bueno, espero que no creas todo lo que te dicen- eso lo dejó mas desconcertado “¿a qué se refiere?” pensó.


 

Notas finales:

Pheeww! como me costo este capi! como ansiaba meter un piquin de intriga, ahi ta!! wow!! ¿alguien sabe de que esta hablando eddy? jeje xD pues si no, muy pronto se entaran!~

Les mando muchos besitos! y espero sus rr! claro, si desean dejarme uno jeje :3

Los adooroo!! 


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