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Ordinario por smilewithaegyo

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Notas del capitulo:

Tenía ganas de publicar algo y me faltaba la cabeza para hacerlo, así que decidí adaptar una antigua viñeta al KaiSoo. 

Espero que os guste :D

Kyungsoo bufó, observando el anticuado reloj que colgaba de la gastada pared color verde limón. A su lado, Tiffany roncaba con ímpetu, y Kyungsoo pensó que lucía como un auténtico cavernícola. Un sonoro gruñido se escapó de sus labios acorazados y el muchacho carcajeó levemente; luego, su vista volvió al reloj. Su mirar denotaba furia, y es que maldecía enormemente aquellos diez minutos con siete segundos que restaban de clase.

 

Sólo diez minutos más, sólo diez minutos y luego serás libre, Kyungsoo. — se dijo. La calva del maestro de física brillaba y le dañaba los ojos, así que volteó la cabeza en busca de algo más interesante de observar.

 

Y nuevamente, su ensueño empezaba.

 

Sus cabellos de color chocolate relucían a producto de la luz matutina que se filtraba a través de la cortina estampada. Kyungsoo contuvo un suspiro encelado y escondió el rostro entre sus finas manos. Tiffany lo observó con los ojos entrecerrados y una sonrisa traviesa.

 

— ¡Mi pequeño Kyungsoo está enamorado! — exclamó, haciéndolo sonrojar. El chico se apuró en negar con gestos u muecas de todo tipo, pero sus mejillas carmesí y su actitud nerviosa lo delataban completamente.

 

— ¡Cállate, Tiffany! — logró articular entre murmullos y titubeos. La muchacha rió con voz cantarina.

 

— Deberías hablarle. — dijo, volviendo a esconder la cabeza entre sus brazos, dispuesta a regresar a brazos de Morfeo. Kyungsoo volvió a observar el pequeño reloj. Ocho minutos.

 

— Ya, lo que digas… — masculló entre dientes. — como si fuera que alguien como él saldría con alguien como yo.

 

Si bien era cierto que Kyungsoo no era un asocial, tampoco era el rey de la popularidad; él era simplemente un chico ordinario, quizás un poco tímido, pero normal a fin de cuentas.

 

Bufó. Alguien tan ordinario como él jamás podría estar con Kim Jongin. No, definitivamente no, ¡pamplinas! 

 

Kyungsoo posó su mentón en una de sus manos, observando a la cabeza lampiña y brillante del profesor con desinterés. Por un momento, se preguntó si se la pulía durante las noches. Luego, simplemente cerró los ojos.

 

Cuando los abrió segundos después, se topó con la intensa mirada de Jongin. Su cuerpo entero se estremeció instantáneamente, y esto fue en aumento en el momento que el se levantó de su asiento y caminó hacia él a paso firme. Kyungsoo mordió su labio inferior con tal fuerza que pensó que se le partiría en dos, y estaba seguro de que Jongin, quién ahora lo miraba directamente a los ojos mientras yacía frente a él, también lo pensaba así, pero a pesar de ello, el muchacho de cabellos azabache estaba demasiado perdido en los obres oscuros del muchacho como para prestar atención a su fuerza.

 

— ¡Kyungsoo, despierta! — oyó la voz de Tiffany a lo lejos.

 

De golpe, sus ojos se abrieron. Jongin no estaba ahí.

 

Todo fue un sueño… — nuevamente, un bufido se escapó de sus sonrosados labios. — pero bueno, no era demasiado difícil de imaginar.

 

— Chico, ¿te has descompuesto o algo? — dijo Tiffany, tomándolo de los hombros y zarandeándolo incesantemente. — ¡Reacciona Kyungsoo, reacciona!

 

— ¡Ya, Tiffany! — se quejó el chico, frotándose los ojos con cansancio. De reojo, observó como Jongin mantenía una aparentemente divertida conversación con su grupo de amigos; luego, Kyungsoo devolvió la vista al reloj de pared.

 

Faltaban dos minutos.

 

Recargó la cabeza en Tiffany con frustración.

 

— Moriré virgen y solo, con mil gatos o hámsteres o cualquier cosa que tengan las viejas locas.

 

La manecilla del reloj marcó las 14:59.

 

Kyungsoo jugaba con sus dedos nerviosamente. Tiffany buscaba la forma de quitarse al muchacho de encima.

 

Treinta segundos.

 

Resignada, la chica se dejó hacer y dedicó su tiempo a acariciar los finos cabellos color chocolate del chico para intentar calmarlo, aunque no estaba demasiado segura de qué.

 

El estridente sonido de la campanilla se hizo presente, y los inmediatos murmullos y mochilas levantándose no se hicieron esperar. Kyungsoo bufó por cuarta vez en el día. Tiffany lo apartó delicadamente.

 

— Te espero afuera —murmuró con diversión y picardía, tomando velozmente sus útiles. Kyungsoo la observó, confuso. — o quizás no deba hacerlo. — y sin decir más, se marchó a paso apresurado.

 

Sin tener idea de lo que acababa de suceder, Kyungsoo se dispuso a recoger sus cosas. A sus espaldas, el sonido de los pájaros cantar y las lejas voces eran lo único que se lograba oír.

 

Kyungsoo juraba que estaba solo, sin embargo, no era así.

 

Alguien carraspeó la garganta, haciéndolo sobresaltar.

 

— Esto… — el muchacho creyó desmayarse. Detrás suyo estaba Jongin, lo sentía, sentía el aroma de su 212 llenar sus pulmones y su suave voz invadir sus  oídos. Lentamente, y con precaución de algo desconocido, se volteó. — Ok, sé que esto es algo extraño, pero — Kyungsoo tragó profundamente. —, ¿te gustaría ir a tomar un helado o algo?

 

Jongin se notaba nervioso. Kyungsoo estaba al borde de una crisis.

 

— Claro. — fue lo único que sus rígidos labios pudieron articular. Jongin sonrió.

— Bueno, nos vemos en Connies a las cinco. — y se marchó con una alegre sonrisa decorando sus labios, dejando a Kyungsoo con la quijada rozando el piso.

 

Y a final de cuentas, ser ordinario no estaba tan mal.

Notas finales:

Si os ha gustado, decidmelo en los comentarios ^^ Se agradecen mucho. 


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