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El lazo que nos unió por Yuki Uchimaki

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Notas del fanfic:

Ultimamente he estado inspirada y en un tiempo de aburrimiento me puse a dibujar y antes de darme cuenta mis dibujos tenían historia, así que decidí escribirla y compartirla :D 

PD. Al principio son niños, pero a lo largo de la historia van creciendo...

Notas del capitulo:

Bueno aquí esta, enserio espero que les guste mi historia, me esforcé mucho para hacerla decente y me perdí varias horas de sueño... pero eso no es lo importante!!

Lo que importa es que mis amados y queridos lectores desfruten lo que hago TuT

Pararé ya con mis dramas y los dejare leer!! 

Era una mañana fresca, la lluvia amenazaba con caer y el rocío aún estaba presente en los arbustos y pastizales. Todas las madres iban con su sombrilla en una mano y con la otra sujetaban a sus hijos. La puerta principal estaba llena de niños que se despedían con la mano y entraban nerviosamente a la escuela. Muchos de ellos miraban a su alrededor como si buscaran a alguien, aunque la mayoría de las veces no era así.

El primer día de clases nunca es fácil, sobre todo cuando es el primer año de primaria. Los niños caminaban en silencio hasta el patio de reuniones, y los maestros le indicaban a los niños las aulas a las que debían ir. El proceso en total tardó aproximadamente una hora, pero todo estuvo más tranquilo con los pequeños ubicados.

Los profesores estaban en sus respectivas aulas, con excepción del aula 4-C. Los niños ya habían dejado a un lado su timidez y corrían de un lado a otro mientras jugaban. La puerta del salón se abrió dejando ver al profesor que entraba lentamente. Los niños se detuvieron en seco con su presencia y rápidamente volvieron a sus asientos.

El maestro se presentó tranquilamente y no dijo una palabra sobre lo ocurrido, todos lo miraban atentamente. Como siempre todos se presentaron ante la clase para comenzar a conocerse; cuando la clase terminó todos salieron al patio delantero a jugar.

Fabián está en la clase 4-C, y al contrario de los demás niños permaneció dentro del edificio para explorarlo. El receso era largo y aún después de recorrer la escuela seguía teniendo tiempo para salir un rato. Cuando atravesó la puerta escuchó a la distancia un sonido que llamó su atención. Caminó lentamente hacia su origen y se encontró con uno de sus compañeros acurrucado junto a la pared mientras sollozaba.

Fabián se acercó a él y se arrodilló a su lado tratando de no asustarlo. El contrario levantó su rostro mostrando sus mejillas húmedas y sus ojos avellana reflejaban tristeza. Las miradas de ambos permanecieron fijas en las contrarias.

-¿Por qué lloras?- preguntó Fabián mientras sus ojos verdes permanecían clavados en el chico frente a él.

-Unos niños de cuarto se burlaron de mí y me dijeron que me golpearían cuando me vean de nuevo- el pelinegro trataba de controlar su llanto y permanecer calmado.

Fabián estiró el brazo y tomó la mano izquierda del contrario mientras la envolvía con las suyas. Ante la acción el de ojos avellana dejó de llorar mientras veía sonreír al chico frente a él.

-¡Valla! Así que el cara de niña encontró un novio. ¿Acaso no te dije que te golpearía la próxima vez que te viera? O es solo que te gusta ser golpeado- tres chicos que se veían más grandes que ellos aparecieron mientras sostenían una sonrisa maliciosa.

Fabián se levantó de su lugar, y a pesar de conocer su desventaja se colocó delante de su compañero mientras estiraba los brazos a los lados y veía a los mayores con una mirada desafiante.

-¡No dejaré que le hagan daño, déjenlo en paz!-la actitud del menor enojó a sus rivales, y cuando ellos estaban a punto de golpearlo el timbre sonó.

-Tienes suerte, pero la próxima vez no me detendré- mientras decían esto se viraron y empezaron a alejarse.

El castaño regresó su mirada hacia el contrario que lo miraba sorprendido. Se acercó a él y le dedico una hermosa sonrisa.

-Gracias por ayudarme

-¿Cómo te llamas?

-Rodrigo – el pelinegro desvió su mirada al contestar

-Yo soy Fabián- tomó de nuevo la mano del contrario – Yo te protegeré a partir de ahora ¿de acuerdo? Haré que no vuelvas a llorar

 

Desde ese día Rodrigo y Fabián comenzaron a ser amigos. Siempre esperaban la llegada del otro en las mañanas y salían a jugar juntos en los recreos. No hizo falta mucho para que todos en la escuela supieran lo unidos que eran. Pero esto también fue motivo para que las burlas y maltratos hacia el pelinegro aumentaran.

Sin embargo Fabián siempre lo defendía, y aunque Rodrigo también se defendiera por su cuenta no logró que los abusos no continuaran. Hubo incluso ocasiones en las que ambos terminaban con golpes y rasguños en el cuerpo, pero eso nunca fue razón para cumplir las exigencias de sus agresores. Ellos no estaban dispuestos a alejarse del otro solo porque los demás lo decían.

Lo único que logró reducir el número de agresores fue el tiempo, conforme los años pasaban sus compañeros se aburrieron de la rutina que habían provocado. Pero aquellos que continuaron haciéndolo, se volvieron aún más agresivos.

Ambos amigos estaban ya en cuarto año, ahora en el aula 10-B. Sus compañeros de aula habían dejado atrás el pasado y eran más cercanos al par, sobre todo por parte de las mujeres.

El día era ordinario, de esos que al levantarte no sabes qué día es o en qué fecha estas.  El timbre ababa de sonar mientras un castaño miraba su reloj preocupado a un lado a toda velocidad. Al llegar hacia donde el otro esperaba se detuvo sosteniendo sus rodillas y jadeando tratando de recuperar el aliento.

-Llegaste tarde. ¿Volviste a quedarte dormido? –el de ojos avellana inclinó la cabeza avergonzado

-Podías haberte ido, y no tendrías que ser regañado conmigo por el maestro

-¡Eso nunca pasará! Además, es divertido cuando estamos juntos en la sala de castigo –el contrario rió a lo bajo como forma de afirmación a sus palabras.

Ambos se dirigieron a su aula, abrieron la puerta y dejaron sus mochilas en sus respectivos pupitres, luego simplemente salieron. No era la primera vez que entraban tarde y ya sabían lo que el profesor les diría, así que por sí mismos se dirigieron a la dirección a esperar que la directora los atienda.

Al contrario de ocasiones anteriores, ahora eran los únicos en espera. Se escuchó una voz del otro lado de la puerta indicándoles que pasen. La directora suspiró al verlos parar, ellos solo tomaron asiento y permanecieron en silencio.

-Ya que es la tercera vez en esta semana su castigo será diferente. Tendrán que levantar toda la basura de la escuela antes, durante y después del receso, y también cortar las hierbas del jardín- una mueca de disgusto se formó en el rostro de ambos- y la próxima vez los haré limpiar los baños. Pueden retirarse.

Los chicos salieron con pesadez al recordar cuál sería su castigo. Pero por ahora debían regresar a su aula.

Cuando el receso comenzó Rodrigo y Fabián ya estaban recogiendo la basura del lugar, y ya habían terminado de cortar la hierba. Muchos al verlos pasar tiraban sus envoltorios y se reían mientras ellos los recogían.

El recreo terminaría en 10 minutos y los amigos aún recogían basura. Rodrigo se veía algo cansado y molesto, por lo que el castaño lo agarró del brazo y comenzó a decir bromas logrando que el pelinegro se animara. Mientras seguían en esa posición Fabián escuchó a alguien decir que creía que nadie nunca se interesaría en Rodrigo por lo raro que era. Eso hizo enojar al oji-verde y cuando estaban por parar junto al que dijo esas palabras, soltó el brazo del pelinegro y en cambio entrelazó su mano con la suya. Rodrigo se sorprendió por el gesto pero se tranquilizó al ver la sonrisa del castaño. Continuaron caminando ignorando las miradas que les proporcionaban los demás.

El timbre sonó y todos volvieron a sus aulas mientras los amigos permanecieron afuera terminando su castigo. Ese día volvieron a ser el tema de conversación de la escuela.

Pero nada es eterno, el tiempo y los años transcurrieron y antes de darse cuenta ya era su graduación. Muchos se irían de la escuela y otros tantos se quedarían, pero el siguiente año las aulas se reordenarían por lo que tendrían compañeros diferentes a los de antes. Luego del discurso de los profesores todos disfrutaban el tiempo con sus amigos. La fiesta no era muy grande y era en la escuela, pero todos parecían disfrutarla, y cuando ya casi estaba por terminar Fabián llevó a rastras a Rodrigo a un pasillo donde no había nadie. El pelinegro estaba sorprendido, pero lo hizo aún más cuando el castaña tomó su mano y la mantuvo frente a él.

-Cierra los ojos un momento –Rodrigo no sabía que esperar pero decidió confiar en su único amigo y cerró los ojos nerviosamente –Ya puedes abrirlos

Lo que el pelinegro vio lo dejó perplejo, Fabián había amarrado un lazo rojo en su dedo anular y le sonreía tiernamente por su reacción.

-Sé que no es mucho pero sentí que debía hacerlo –antes de que el de ojos avellana pudiese decir algo el castaño se acercó a él capturando sus labios en un casto beso que dejó paralizado al contrario-adiós-susurró en su oído antes de irse a toda prisa. Rodrigo permaneció en su sitio tratando de analizar lo ocurrido hace unos segundos, e inconscientemente tocó sus labios al recordar el cálido contacto. Trató de seguirlo para conseguir una explicación pero él ya se había marchado.

El pelinegro contemplaba absorto el lazo en su mano, y una ligera sonrisa se formó entre las comisuras de sus labios. Esto no pasó desapercibido para uno de sus compañeros que lo observaba a la distancia y que además disfrutaba atormentar a Rodrigo. Y sin darse cuenta fue empujado bruscamente a una de las aulas.

El pelinegro aterrado se dirigió a una de las esquinas y por inercia escondió su mano izquierda detrás de su cuerpo. Los ojos claros de Rodrigo y los marrones de su oponente se encontraron debatiendo su determinación.

-¿Qué escondes ahí atrás? Acaso crees que no noté cuando lo guardaste ¡No me tomes de tonto! – sin cuidado alguno jaló el brazo de Rodrigo dirigiendo su mirada hacia el lazo rojo – así que todo este tiempo estaba en lo cierto y tú y ese estúpido de tu “amigo” si son maricas, eso explica tu cara de niña…

-¡No te atrevas a referirte a él de esa manera! – el pelinegro sintió un puñetazo en su estómago que lo hizo perder el aire, el moreno levantó el rostro de Rodrigo hacia él y sujeto sus manos sobre su cabeza

-Dime, ¿Qué te parece si te violo aquí mismo? – Los ojos avellana se abrieron como platos, e instintivamente comenzó a forcejear intentando soltarse del agarre del moreno - ¿qué sucede? ¿Acaso no te gusta que te den? O solo tratas de ocultar lo puta que eres

El de ojos marrones sujetó con aún más fuerza los brazos del pelinegro mientras que con su mano libre abría los pantalones del contrario y jugaba con su hombría. Lágrimas de miedo comenzaban a salir del de ojos avellana, y una horrible sensación de asco, culpa y terror atravesaban su espalda causándole escalofríos.

El moreno había comenzado a bajar sus pantalones y el pelinegro aprovechó su distracción para propinarle un golpe en la entrepierna. El moreno lo soltó y maldijo a lo bajo. Rodrigo se acomodó rápidamente la ropa y salió rápidamente de la fiesta, no iba a resistir quedarse un minuto más en ese lugar y ni siquiera le importo ir corriendo de noche a su casa. Si el moreno no se hubiera distraído probablemente hubiese sido violado.

Esa noche permaneció despierto debatiéndose internamente entre los dos sucesos importantes que terminarían por marcarlo.

Pero así como la noche se escurre entre los dedos cuando duermes, así de rápido pareció pasar el tiempo y antes de notarlo las clases habían dado inicio de nuevo. Los viejos amigos se reunían y hablaban de sus vacaciones. Entonces el timbre sonó y tuvieron que irse a sus aulas.

Fabián estaba en el aula 12 en el segundo piso, llegó esperando encontrarse a su amigo pero no logró encontrarlo. No había nada que pudiese hacer, estaba comenzando y no podía llegar tarde. No fue hasta el final del día que supo que Rodrigo fue transferido a otra escuela. Realmente el peli castaño no sabía si interpretar eso como su culpa, pero luego de meditarlo se convenció de que había una razón más importante.

Sin el pelinegro a su lado se volvió un tanto solitario, pero eso no evitó que las mujeres se interesaran en él, hasta llegar al punto de convertirse en uno de los chicos más codiciados de la escuela. Mientras los chicos lo veían con envidia, las chicas se le insinuaban de miles de formas.

La que más se le pegaba era Carolina, una pelirroja de ojos azules que era el sueño de los hombres del colegio. Sin embargo Fabián ni se inmutaba con presencia. Durante todo ese año las cosas eran iguales, mujeres a su alrededor, hombres que lo odiaban y él que parecía no interesarse en lo que ocurriese en el mundo.

Cuando comenzó el segundo año hubo nuevos alumnos en todas las aulas, eso era normal, se iban y llegaban alumnos con cada año que pasaba. Pero entre ellos había un pelinegro que llamó la atención de Fabián, al principio imaginó estar equivocado pero luego se dio cuenta de que no era así. Sus ojos avellana seguían brillando con el rostro y su rostro fino aún llamaba su atención.

El pelinegro estaba con una rubia que lo sujetaba del brazo de manera posesiva. Se sentaron juntos y platicaban tranquilamente. El castaño al mirar la escena dedujo que esa chica era la novia de su amigo, y por alguna razón ese pensamiento le dejo un mal sabor de boca. El timbre de inicio sonó y la rubia se despidió del pelinegro con un beso en la mejilla, mientras el sólo la veía alejarse y se levantaba para irse también. Su aula era la 5 en el primer piso y por eso no necesitaba apresurarse tanto como los demás.

El día transcurrió tranquilo, con alumnos conversando en voz baja en algunos pasillos y otros tantos estudiaban en silencio. Lo único que rompió esa tranquilidad fue el timbre de salida.

Fabián salió rápido de su aula para evitar que Carolina se le acercara y lo obligara a salir con ella a algún lado. Bajó las escaleras y cuando se viró para ir al pasillo escuchó una fuerte palmada.

-¡Eres un tonto! Debí hacerles caso a los demás, ¡No quiero que vuelvas a acercarte! – la rubia de esta mañana mantenía su palma extendida mientras el pelinegro se tocaba adolorido la mejilla.

-Lo siento- fue lo único que dijo, mientras la chica comenzaba a llorar y alejarse a zancadas.

Los demás que observaban la escena comenzaron a murmurar sus teorías de lo ocurrido. El castaño se acercó lentamente al de ojos avellana que permaneció quieto y con la cabeza gacha.

-¿Estás bien? –Al reconocer la voz levantó la cabeza sorprendido y asintió lentamente- ven, deberíamos irnos.

Ambos se alejaron y terminaron yendo a un parque cercano a la escuela, tomaron asiento en una banca con vista al arenal y se quedaron contemplando la escena frente a sus ojos.

-¿Qué sucedió? Esta mañana parecía feliz de estar contigo- el pelinegro permaneció en silencio y después suspiró pesadamente.

-Se me declaró y la rechacé, eso es todo- el oji-verde analizaba cuidadosamente el rostro del contrario tratando de buscar mentira en sus palabras, no lo consiguió.

-Aun no entiendo porque reaccionó así- esta vez el suspiro del pelinegro fue más pesado.

-Es porque la rechacé por un chico- los ojos del castaño se abrieron al escuchar a su compañero – deberías sentirte culpable –la sorpresa del oji-verde cambió a  confusión – tu eres ese chico, tonto.

Rodrigo se levantó dispuesto a irse cuando sintió que el castaño lo tomaba del brazo. Fabián observó al detenerlo algo que no había notado antes, el lazo que le dio seguía ahí amarrado. El oji-verde sonrió y miró al pelinegro a los ojos.

-No me dejaste responder- los ojos avellana se veían perdidos, era obvio que no entendía nada- me dijiste que te gusto, pero no me dejaste responder.

El pelinegro comenzó a sentir temor, había escuchado los rumores de la popularidad de Fabián con las chicas, y no quería ser rechazado luego de armarse de valor para conseguir verlo de nuevo. El pensamiento de poder perderlo aumentaron su miedo y sus ojos avellana se volvieron cristalinos por las lágrimas que amenazaban con salir, al darse cuenta de la situación cerró sus ojos con fuerza. Una mano cálida acarició su rostro y al abrir los ojos se encontró con el rostro preocupado del castaño.

El oji-verde lo abrazó por los hombros, e inmediatamente fue correspondido. Se apartó un poco y el castaño levantó el mentón del contrario para lograr darle un tierno beso que expresaba todos sus sentimientos. El de ojos avellana se sorprendió al principio pero luego correspondió el beso dejándose llevar. Sus lenguas danzaban con la explosión de sentimientos reprimidos por años y dejando sentir el deseo mutuo de hacer eterno este momento. Se separaron únicamente por la falta de aire.

-Lo que trataba de decirte- comenzó el castaño entrelazando su mano con la del pelinegro- es que  te amo.

Notas finales:

Bien, ¿qué les pareció? valió la pena? *pone cara de cachorrito mojado*

Bueno en primera gracias por tomarse tiempo en leer las tonterias que se me ocurren, y en segunda *se pone de rodillas* ¿me dejan un review? aunque sea chiquito... me gusta saber lo que piensan de mis fics y mejorar para ustedes, y acepto de todo tipo, pueden desquitarse conmigo todo lo que quieran XD

Sigan viendo mucho yaoi!!


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