Dégel, como de costumbre, camina por las pobres casas del pueblo, buscando con ansias e, taller de Mu, el Luthier, famoso por sus bellos laúdes.
Entra al taller y está vacío. Llama un par de veces al maestro, pero no se encuentra. Pese a su ausencia, disfruta contemplando los laúdes y elegir alguno que le guste en apariencia. Ve uno tallado con gran detalle y decide tomarlo.
-No Dégel, ese no- El músico se voltea y ve entrar al luthier. Se saludan y Dégel se disculpa por su aprovechamiento.
-No importa Dégel, confío en ti. Se que me dejarías el dinero, no te lo robarías- Mu observa el laúd que iba a sacar. Lo toma y lo prueba. Dégel escucha como suena; muy mal. Mu lo afina un buen rato y el resultado no cambia.
-¿Ha cambiado las cuerdas, maestro?-
-Muchas veces, le puse mejores cuerdas, gasté mucho dinero en este laúd... Pero no suena bien. Quería que te llevaras este, pero no puedo dejar que un músico de tu calidad tenga un instrumento tan malo-
-¿Y la madera, puede ser?-
-No, realmente no. He utilizado miles de veces este tipo de madera y me extraña que no funcionase bien- Lo vuelve a probar. El sonido es totalmente desagradable, oscuro, tosco.
Dégel se entristece, se lamenta de que aquel laúd tan bello suene mal. Mira otro, sus ojos se encuentran con uno no tan adornado, más sobrio.
-¿Y ese de allá?- La expresión de Mu se dulcufica
-Ese de allá, también te lo puedes llevar-
Dégel lo toma con cuidado y lo toca. Pese a que no está afinado, suena con mucha belleza, con aquel sonido tan profundo y enérgico del laúd. Piensa en todas las melodías apasionadas que podría tocar con ellas. Mira una y otra vez el instrumento, es una real maravilla.
-Mu, lamento mucho que te hayas esforzado tanto en ese laúd. Si quieres me puedo llevar este y te pago por el otro-
-No, Dégel. Llévate ese y no me pagues nada. Me sirve mucho que los pruebes primero-
-Pero Mu, es tu trabajo, mínimamente debería pagarte-
-Claro, y lo acabas de hacer. Ese laúd estaba esperando un dueño desde hace mucho tiempo. Lleva varios años ahí. Nos pagas llevándolo contigo-
-¿A ti y a quién más?-
-Al laúd, por supuesto-
-Muchas gracias Mu-
-De nada Dégel. Vuelve cuando quieras- Dégel está a punto de retirarse, cuando una pregunta se asoma por su mente.
-Dime, ¿Cómo está Shion?-
-Bien, ¿Por qué?-
-No lo he visto cantar hace mucho tiempo-
-Bueno, cuando lo vea le diré que te preocupas por él- Dégel sonríe, se despide y camina con rumbo desconocido.
Mu sonríe para sí y camina al fondo de su taller, abre una puerta y la cierra tras si. En una cama, se encuentra Shion, el otro trovador el pueblo, quien duerme plácidamente. Mu se acerca a él y le besa la frente, Shion abre de a poco los ojos y mira placenteramente a Mu.
-Dégel está preocupado porque hace tiempo no te ve- Shion lo toma de la cintura y lo atrae a su cuerpo desnudo
-Debería preocuparse más por Kardia que por mí- le muerde su orejita. Mu nota lo soñoliento que está y se acuesta con él. Duermen abrazados un momento y Mu mira su rostro con una leve melancolía.
-Shion, tengo miedo-
-Mu, por favor, no te preocupes. Sabes que tengo una excelente relación con la gente de la inquisición, no nos pasará nada- Mu abraza a Shion, posando su mejilla en su hombro.
-Prométemelo-
-Te lo prometo- besa con mucha lentitud sus labios -Créeme, la magia ocurre cuando la dejas actuar sola-
-Te amo Shion- lo abraza con ternura, el otro corresponde a su abrazo. Tocan la puerta y Mu va a ver quien es. Es Kardia, se ve malhumorado, como de costumbre.
-¿Qué ocurre Kardia?-
-¿Le gustó?- Mu asiente y la expresión de Kardia cambia radicalmente, cae de rodillas al suelo. Mu lo levanta y le invita a pasar.
Entran al fondo del taller. Shion ya está vestido y se instalan en el salón del taller.
-Kardia, veo que te esfuerzas mucho porque Dégel te aprecie- Dice Shion, mientras come pan
-No me aprecia- Mu nota su amargo semblante -desde que se volvió "Trovador" ya me dirije menos la palabra. No me molesta que le guste la música, hacer canciones y ese tipo de cosas. Me molesta que sienta amor cortés por esa tonta de Seraphina-
-Estás celoso-
-
No Shion... Solo, que no me gusta ver a la gente perder el tiempo-
-Yo creo que te gusta Dégel y no lo quieres admitir- Kardia se sonroja notoriamente, se averguenza mucho de sí
-Creo que... algo... siento por él. Pero no me gustaría estar oculto... Sin ofenderlos...-
-Bah!- Shion sonríe -Yo creo que es mejor así Kardia, el amor es algo así como la protección de un ángel, algo delicado y sagrado. Cuando expones eso a la gente, creo que hay más posibilidades porque eso se arruine- Kardia le mira con extrañeza
-Yo te explico- Interrumpe Mu -Digamos que Shion y yo le decimos al mundo que nos amamos. Bueno, en primer lugar Dohko, el amigo de Shion se pondría muy celoso y su envidia nos podría jugar en contra. Luego la sociedad nos miraría con malos ojos y le gustaría que nuestra relación terminase por lo que dice la iglesia. Con toda esa desaprobación Shion y yo terminaríamos-
-Yo creo que es mejor ignorar a todos esos envidiosos. En estos tiempos nadie es tan feliz como ustedes. Siempre que voy a la casa de algún amigo, huele a podredumbre. Todos los matrimonios son por lo mismo: Tierras, dinero, acuerdos tontos... No como ustedes que realmente se eligieron. Cuando los acompaño, siento la felicidad de ustedes dos, es realmente muy bella... Me gustaría estar así con Dégel...-
-Bueno, Dégel es bastantante soñador y muy poco aterrizado- Comenta Shion- Siempre pasa que hay una edad donde solo se quiere eso que mencionas; la felicidad, la vida color rosa. Los jovenes no saben la cantidad de matices que hay cuando se vive en pareja. Yo creo que cuando amas a alguien, todos los matices siempre son de un color bello, por más oscuro que sea siempre en algún momento, siempre hay luz. Eso también es algo que se aprende con los años Kardia-
-Shion tiene razón, siempre está esa edad de las cosas extremistas, de que se ama totalmente o no se ama. Dégel puede que busque eso ahora-
-Me da rabia que sea así. Tan intelectual, tan sabio... Pero tan pendejo. Esa muchacha no lo quiere, estoy seguro de eso-
-Puede que tengas razón Kardía- Shion le da otro mordisco al pan- Han venido varios muchachos muy tristes porque la señorita Seraphina no los toma en cuenta ni los elogia. Algunos se han suicidado-
-No...no...no... ¡Qué tontos!, ¿Cómo alguien se va a suicidar por "amor"?, si realmente amaran a esa tonta, la dejarían en libertad-
-Dime Kardia- pregunta Mu -Aunque no estés de acuerdo con el amor cortés de Dégel, ¿lo aceptas igual?-
-Me cuesta mucho, pero igual lo acepto. Por eso te pedí que le hicieras un laúd nuevo-
-Por cierto, elegiste una madera muy buena-