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Tiempo atrás. por Liberty-A

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Notas del capitulo:

Este fanfic lo hice pensando en un nuevo Loki, por decirlo de alguna manera. Un Loki que, aunque orgulloso de su terco... orgullo; trata de remediar lo que causó con este. Aunque eso signifique destrozar cualquier posibilidad de su felicidad.

 

Es un poco OoC por el comportamiento de Loki.

 

Sinceramente yo creo que todos los fanfics son OoC dado a que hay que alterar el comportamiento de los personasjes para que tengan sentimientos entre si.

 

En fin, me llama la atención lo que (Según mis instintos fudanshis) pudo pasar en el pasado de estos dos, y como a raiz de eso Loki decide ponerle fin a su yoismo y anteponer la felicidad de Thor. Espero les guste.

En su celda, en el ruido quebrado de los encarcelados junto a él, el único entretenimiento de Loki eran sus momentáneos lapsos de concentración al leer. Eran cortos, pero placenteros. Lamentablemente ya no disfrutaba de ellos con frecuencia, su mente parecía cada día más agitada y menos dispuesta a concentrarse en otra cosa que no fuesen los recuerdos. El pasado brillante que albergó para él un futuro triste y oscuro.

 

Hasta solo unos minutos la visita diaria de su madre había acabado con un amargo sabor de boca para el joven Dios de las mentiras. De nuevo habían discutido por Odín -un tema tabú para Loki y cliché para Frigga- por lo tonta que era su ira sin motivos e incluso por lo duro que estaba siendo ahora con todo Asgard, guardándoles a enemigos invisibles un rencor incalculable. La despedida fue casta, casi cortante. Ahora y sin nada que hacer más que enterrar su cabeza en algún libro recién obtenido de las manos de su figura materna, Loki trataría en vano de sentir el sabor de las palabras con una lectura ligera; pero nada parecía querer salirle hoy.

 

La frustración solo lo motivaba a seguir divagando.

 

 

 

Arriba de la pesada atmosfera de un calabozo, Thor admiraba el hermoso jardín con su ahora feliz esposa. Jane. Por fin estaba con ella en cuerpo, corazón y alma, luego de los altos y bajos de la tierra pudo obtener la compañía de su amada y la paz de los mundos. Sentía que se había ganado un santo grial, sea lo que sea eso.

 

Admiró la bella vista de su mujer, su hermosa sonrisa y su radiante apariencia, hacían que el amanecer fuese una simple mosca en un enorme ventanal multicolor. Y aunque dichoso se sentía, muy en el fondo de su mente una distracción disfrazada en recuerdos lo llevaba, por breves momentos, al pasado.

 

No sintió cuando Jane se alejó para recoger alguna flor de su agrado, alguna extraña combinación entre tulipán y rosa con un llamativo color magenta, su cuerpo se desconectó de su mente solo pudiendo escuchar el silbido del viento atravesar los árboles. Las imágenes se amontonaban en su cabeza y sin quererlo, sonreía.

 

-¿Ocurre algo, Thor?

 

El Gran Dios negó con la cabeza.

 

-Solo recordaba nunca haber sentido tanta felicidad en toda mi vida.

 

Continuaron con lo que Thor en silencio llamaba  una mentira, y que para todos era la realidad. Solo el suelo y las paredes testigos de toda una historia de pasión relatarían a los verdaderos oyentes el por qué la mente de ambos príncipes se alejaba tanto de la realidad. Un pasado del que nadie, ni siquiera Heimdall, osaría manchar.

 

 

 

 

Asgard. Tiempo atrás.

Las mañanas de Asgard no tienen comparación alguna. La radiante luz del sol acariciaba toda la arquitectura a su paso. El próspero pueblo mantenía otro año de paz y alegría junto a sus felices reyes. Todos aclamaban el nombre de Odín como el símbolo de abundancia y bienestar, el reino entero se arrodillaba con verdadera idolatría con el fin de conseguir entre todos un Asgard mejor.

 

Era temporada de cosecha en los campos altos de las tierras del poderoso Odín. La proclama de paz había sido escuchada y aceptada por sus antiguos enemigos, un acuerdo logró calmar el derramamiento de sangre y la sed de venganza. El año había comenzado con enormes promesas que poco a poco veía materializarse frente a él.

 

Se sentó en el gran trono con imperiosa pose. Su mirada fija en el horizonte amaneciente, con el pecho inflado de orgullo y una diminuta sonrisa de satisfacción.

 

La vida era simplemente hermosa.

 

Tenía todo lo que un rey pudiese desear. Un reinado próspero, duradero. Un pueblo amable, fiel, atento y servicial. Personal de confianza. Guerreros dispuestos a dar su vida por su nombre y el de sus tierras. Una hermosa esposa, una tan sabia como solo una reina podía ser y también una madre protectora, devota a sus sentimientos, fiera ante aquel que intentara lastimar a su familia.

 

Lo tenía todo. Incluso a los herederos perfectos que con su sola presencia la vida en Asgard era veinte veces más hermosa. Sus dos hijos, sus dos regalos, sus dos bendiciones.

 

[…]

 

-¡Thor, detente ya!

 

Loki Odinson podía parecer un chiquillo egocéntricamente temerario. Un pequeño guerrero en desarrollo que algún día lideraría las feroces batallas que a través del tiempo se convertirían en cantos heroicos.

 

Pero no. Loki y la lucha nunca parecían llevarse bien. O por lo menos eso era lo que Thor Odinson afirmaba sin miramientos.

 

-Hermano, si no practicamos nunca podremos luchar en el campo de batalla. Hay que aguantar, ¡En guardia!

 

-¡No!

 

Thor lo apuntó con su espada. La cosa iba muy enserio y Loki no quería tomarse las cosas tan de esa manera. Es más, Loki ni siquiera quería estar allí, rodeado de “gladiadores” en espera de ser los siguientes en pelear contra los príncipes de Asgard. Él debería estar en el templo, reforzando con magia lo que no podía compensar en batalla, experimentando uno que otro truco con algún guardia o sirviente desafortunado que pasara por allí en el momento indicado. Pero no.

 

Supo que Thor hacía esta rutina de humillación solamente para llamar la atención de todos aquellos que estuviesen en ese momento entrenando en ese improvisado campo. Era tan típico del primogénito de Odín alardear de su increíble fuerza, ¿Y qué mejor que contra su inocente hermano menor? ¡Loki era una víctima de todo eso! En cambio, a Loki no le interesaba demostrar quién era más fuerte, ya que para él quedaba muy claro quién era el más listo y prudente por lo que en general no importaba lo demás. Pero tal parece que en Asgard había una especie de ley idiota que decía que el músculo vence al cerebro, así que…

 

-¡No te desconcentres, Loki!

 

Apenas y pudo agacharse al tiempo que la espada de Thor se blandía sobre él. El odioso Dios del trueno estaba sobre-alardeando, se le había pasado un poco la mano de fuerza y la pequeña espada que se usaba en aquellas prácticas salió disparada hasta clavarse en la tierra a unos 4 metros de ellos.

 

Loki palideció completamente, allí en el suelo observaba como Thor sacaba su espada de repuesto.

 

-¡¿Acaso estás loco?!

 

-Por los mares Loki, no son espadas reales.

 

Thor apuntó con el índice la espada incrustada en la tierra que poco a poco ganaba transparencia hasta volverse invisible.

 

-¡Gracias a los cielos!... De haber sido una real ¡Me matas!

 

Thor dejó fluir una simpática risilla de la que Loki no pudo contagiarse.- Levántate y ponte en guardia hermano, esta batalla todavía no acaba.

 

Los espectadores estaban insatisfechos con la poca colaboración del segundo hijo de Odín, exclamaban silbidos y exclamaciones en honor a Thor, otros tantos cacareaban mencionando al segundo de los Odinson entre el canto de un gallo. Loki apreció esto y con más empeño negaba esta supuesta “batalla”.

 

-Pues la doy por terminada, anda a pelear con tus amigos si tanto quieres una espada en tu garganta.

 

Con la dignidad que solo Loki podía poseer al negarse a un encuentro, dio una media vuelta decidido a abandonar el campo y perderse un rato en el bosque. Thor y su descerebrado cuerpo podían hacer, si les venían en gana, una batalla de lodo.

 

Volvió a arrojarse al suelo al sentir la brisa de la espada de nuevo sobre sí. Giró rápidamente sorprendido de aquella canallada. Atacarlo por la espalda no era algo muy digno, menos de Thor, no pudo ocultar el gesto asombroso y la quijada desencajada por semejante acción.

 

-¿Qué te ocurre? ¡Qué clase de cobarde ataca por detrás a su contrincante!

 

-Nunca le des la espalda a tu oponente, Loki. Primera regla.

 

-Esa es la quinta regla, Thor. La primera es si vas al baño en guerra no hacer del dos.- Loki rodó los ojos, aguantando una sonrisa.

 

Thor lo observó un segundo, bajó la espada, meditó y luego abrió la boca con gesto interrogante.

 

-¿Enserio?

 

Loki chasqueo la lengua.- Por supuesto que no, gran bobo.

 

Él se rio y disfrutó de la pequeña broma de su hermanito. Otros peleadores cerca de ellos no entendieron mucho el chiste, o si lo hicieron fingieron perfectamente. Ellos no se reirían de los chistes de Loki, no porque no fuesen graciosos –Las mayorías eran bastante cómicas- Era solo, que él no era Thor.

 

-Toma posición y enfréntame entonces. En la guerra y en el amor todo se vale hermanito.

 

Loki gruñó. Semejante excusa para tenerlo allí. Entonces decidió que si Thor quería pelea, pelea tendría.

 

Desvainó su espada blandiéndola con aire amenazante. El azul de los ojos de Thor resplandeció al observar que sus incitaciones por fin serían respondidas. Ansiaba demostrarle a todos quien era el príncipe más fuerte y porque él debería ser el rey de Asgard.

 

Se lanzó contra Loki y chocaron espadas tres veces antes de que el joven príncipe de cabellera negra se hiciera hacía atrás. Se miraron fijamente ajustando sus manos, del tamaño apropiado de dos adolescentes asgardianos fuertes, en el mango de sus espadas. No existía nadie más allí, eran ellos dos y sus instintos a flor de piel.

 

Loki avanzó primero, Thor bloqueó el ataque y empujó a su hermano por los aires. El segundo hijo cayó de espaldas sin posibilidad a defenderse. Su espada había caído a centímetros frente a él, pero no pudo moverse cuando vio a Thor parado sobre su cuerpo.

 

-Te tengo.

 

El ahora victorioso príncipe sonreía estimulado por los aplausos de la multitud, la punta filosa de su espada estaba a solo milímetros de la garganta de Loki.

 

-Te he ganado, Loki.

 

Podía escuchar los gritos de celebración en su nombre, silbantes estaban sus fieles lacayos y compañeros de aventuras que celebraban esa victoria. Pero Loki había jurado darle pelea a Thor.

 

-Yo no contaría con eso, Hermano.

 

El rubio no supo cómo reaccionar, y tarde fue su entender cuando sintió una presión sobre su garganta. La figura de su hermano en el suelo se había desvanecido sin siquiera haber emitido un “puf” que lo anunciara. La respiración del pequeño hijo de Odín escapaba sobre la nuca del ahora derrotado Thor. Los aplausos cesaron más por la sorpresa que por la victoria. En realidad todos esperaban aplaudirle al poderoso Thor, nunca esperaron que Loki fuera el triunfador de aquel entrenamiento.

 

-Gané yo.

 

El mayor de los hermanos destensó los músculos al verse derrotado. Loki entendió este gesto como la aceptación de la derrota, retiró la espada y lanzó a todos aquellos espectadores disgustados una socarrona sonrisa. Que se tragaran su molestia, él había derrotado a Thor. Punto.

 

-¡Eso no es justo, Loki! La magia no se permite en el entrenamiento.

 

Thor rechistaba en lo que rascaba su cabeza. Estaba avergonzado, su hermano era conocido por no gustar de las batallas. No es que Loki fuese malo para ellas, en más de una ocasión había mostrado dar buena pelea a muchos contrincantes, incluyendo los propios guardias de Asgard habían probado la increíble fuerza de Loki bajo los efectos de su cólera. Era simplemente terrorífico. Pero pensar que hasta Thor era inútil contra la fuerza del menor de los príncipes le resultaba algo humillante al mismo rubio. Y con tantos de sus “fans” alrededor la humillación se multiplicaba.

 

-En la guerra y el amor todo se vale, hermano.

 

Loki dejó caer la espada que al momento se desvaneció. Le habría encantado no decir semejante estupidez, pero quería darle a Thor una cucharada de su propio excremento así que decidió darse el gusto. Se dieron la mano, sin rencores pidió Thor, recibiendo una cálida sonrisa por parte de Loki. Una de esas sonrisas que solo a pocos dedicaba, Thor tenía el privilegio de ser uno de ellos.

 

Al final, la lucha había dejado ganador a una sola persona; Thor. Ya que fue el único alabado después del encuentro. A Loki se le antojo todo a injusticia, pero no interrumpió el círculo de lamebotas de su hermano; según ellos Thor igual había demostrado un espíritu guerrero digno de un rey, Loki jugó sucio y uso la magia para ganar, eso no estaba bien.

 

Con esas palabras en sus oídos Loki volvía a su mundo interno donde, entre todos esos supuestos peleadores que “casualmente” iban a entrenar allí solo cuando Thor, aparecía una especie de burbuja de camuflaje donde él se escondería y no tendría contacto con ellos ni en un trillón de siglos. No miró atrás y se internó en el bosque, cómo había planeado desde un principio. No lo admitía pero prefería que Thor recibiera toda esa atención, él sencillamente no la soportaría.

 

Pensó haber podido escabullirse sin ser visto, pero Thor lo observaba en todo momento. Porque aunque Loki fuese un guerrero era muy vulnerable, tal vez nunca el joven príncipe de Asgard lo admitiría; pero el torpe corazón de Loki  era tan frágil como solitario.

 

 

[5 Horas Después]

 

El castillo de Asgard no era precisamente el castillo de la armonía y el silencio. En especial en esos minutos antes de la cena, donde podías escuchar la prisa de todos los sirvientes al tener que hacer los preparativos de todo un banquete. Los Odinson eran glotones, específicamente Thor y Odín eran unos glotones. Loki siempre se aseguró de no acabar como ellos, unos sin modales en la mesa. Pero el palacio estaba agitado por más de una razón. Los jóvenes príncipes todavía no han regresado a casa.

 

Mientras tanto en las profundidades del bosque, Loki podía sentir la preocupación del reino desde donde estaba. Podía escuchar a Nivani y Toda, sus sirvientas personales, exclamando a gritos que la culpa era de la otra por no poner atención de los jóvenes príncipes.

 

-Si Frigg o el señor Odín se enteran, seguro y harán que nos sirvan a nosotras de cena.

 

Esa sería Nivani. Pobrecillas.

 

-Loki, ¿Por qué estás sonriendo, en qué piensas?

 

El hijo menor de los Odinson alzó la mirada a un punto sobre su cabeza. En realidad, dos puntos azules como los mares de Asgard.

 

-En nada malo.

 

Sonrió de forma gentil, casi puritana. Subió su mano al pecho del otro impulsándose para tomar los labios de su hermano mayor. Loki barrió su lengua dentro de la boca de Thor antes de bajarla por la barbilla hacia su cuello, un gemido ronco de la boca del rubio lo hizo sonreír. De forma suave apoyó su cabeza en el hombro de su compañero.

 

-Solo pensaba… En cómo padre aprovechara el rato de tu ausencia para quedarse con los mejores panes de la cocinera, Thor.

 

Sintió el cuerpo del mayor de los Odinson se tensó solo un leve segundo, suficiente para ensanchar la sonrisa de Loki.

 

-¿Sería muy poco romántico si te pido que volvamos al castillo?

 

-Mi querido hermano, cabe destacar que no eres nada romántico. Descuida, Layla con una orden mía te preparará pan recién hecho.- Aseguró Loki sin moverse de su lugar, recordando a la joven cocinera que siempre parecía dispuesta a servir y hacer favores a Loki siempre que este relatara con detalles cuando él y Thor salían a pasear. Una mujer verdaderamente extraña sin duda.

 

Allí junto al tronco de un viejo árbol con tan solo tres hojas, con sus cuerpos desnudos y húmedos, Thor y Loki se abrazaban mutuamente después de su pequeña tarea de “renovar su amor”, como la nombró Thor luego de la tercera ocasión. Estaban lo suficientemente cómodos con la cercanía del otro, a Thor le encantaba el extraño pero delicioso aroma que Loki desprendía cada que hacían aquello; Loki por su parte, le gustaba ver la cara de satisfacción y atontamiento de Thor después de vaciar su “cariño” en su interior.

 

Sus días de intimar comenzaron hace menos de un año. Para ambos fue un paso que tomaron bajo el terror del rechazo de Asgard; con el tiempo descubrieron que sus paranoicas pesadillas no podían hacerse realidad. Nadie puede tachar el nombre del amor, ni por los términos que sean; eso incluía la hermandad.

 

Ambos se miraron largamente, un beso selló aquel momento de intimidad antes de que la ropa volviese a sus cuerpos con movimientos lentos. Thor jugó un rato más largo que el general con sus botas de combate, Loki notó su nerviosismo y, curioso, lo interrogó.

 

-¿Ocurre algo malo?

 

Thor no parecía sorprendido. Para Loki, era fácil leer a las personas, más todavía si el nombre de esas personas comenzaban con T y eran los dioses del rayo.

 

-¿Crees que Heimdall…? No, ¿crees que alguien podría…?

 

-No.- cortó abruptamente y con una sonrisa el Dios de las travesuras.

 

-¿Cómo estás tan seguro?

 

Loki lo pensó un momento y luego cabeceó, aprobando su propio pensamiento.

 

-Regla número uno, Thor.- Levantó el dedo índice en indicación.- Los Dioses no pueden interferir con el verdadero amor.

 

 

[…]

 

Asgard, tiempo actual.

 

-Los dioses no pueden interferir.- Dijo Thor con una sonrisa. Miró de soslayo al hombre frente a él.- Pero si quienes comparte ese amor. Ellos deciden si cultivarlo y luego cosecharlo, o prenderle fuego a las semillas sin siquiera darles la oportunidad de florecer.

 

Miró a los conocidos irises esmeraldas. Loki sonreía de una manera triste, casi arrepentida.

 

-Pudiste caer conmigo.

 

-Pudiste gobernar conmigo.

 

-Te noto feliz con Jane.- Cambió el tema.- ¿Cómo está ella por cierto? La última vez que la vi se desmalló en la nave de los elfos oscuros.

 

-Bien… Ella.- Thor carraspeo. Guardo silencio un rato y desvió la mirada tratando de saber que decir. Tarde o temprano su hermano se enteraría.- Ella está… Esperando…

 

-¡Oh, felicidades!- La voz de Loki hizo que Thor saboreara el profundo y disfrazado sarcasmo.- Habías tardado.- Loki sintió que la voz tembló al final de aquella oración, pero se apresuró a corregir eso.- ¿Niño o niña?

 

-Según madre y las enfermeras, niña.

 

-Será una hermosa princesa.

 

-Eso espero.

 

El silencio se hizo entre ambos y así duró a lo sumo unos 6 minutos. Thor se acercó al transparente cubo de la prisión de su hermano y posó en ella su mano. Loki, en un acto de reflejo puro e instintivo hizo lo mismo, sonriendo ahora si de una forma más cálida, amorosa solo para Thor.

 

-Si tú tan solo… Loki…

 

-No me arrepiento de nada.- Susurró Loki, bajando la mano y dejándola tras de su cuerpo, protegiéndola.- Tu tampoco deberías.

 

-¡Pero si lo hago! Dejarte ir así… Y ahora, me siento asqueroso por no sentirme mal de amar a Jane. ¡Debes de odiarme por ello!

 

-Y lo hago.

 

-¡Loki!

 

El Dios de las travesuras lanzó una carcajada. Aunque no le gustaba ver a Thor soltando los mocos al llorar, le divertía lo que hacía cada que llegaban las horas de sus visitas, su ex-hermano era muy melodramático.

 

-La amas a ella, Thor.- Dijo Loki tragándose la agonía de su alma.- Y también a mí. No es malo, extraño, pero no malo. Tu corazón es lo suficientemente grande para ambos.

 

-Pero mi cabeza no, y si te sigo viendo en vez de a Jane en la cama terminaré con unos 12 hijos más.

 

El extraño y nada gracioso comentario hizo a Loki incomodarse, le pinchó el ego y se lo elevó, pero seguía siendo un tema raro. Dio un suspiró.

 

-Entonces ignora a tu mente. Te ha salido bien hacerlo en las batallas, tal vez en el romance tenga el mismo efecto.

 

Thor se mordió la lengua, negó tres veces con su cabeza antes de dejar salir la primera lágrima. Ahora tenía ambas manos apoyadas en el cristal transparente, deseando hacerlo añicos y acariciar la piel de su amado Loki.

 

-¿Cómo puedes aconsejarme esas cosas?- Preguntó verdaderamente intrigado.- ¿Deseas que mantenga mi amor por ella aunque sepas que eso nos dañará y en un futuro…?

 

-¡Mírame Thor, me estoy pudriendo en una celda!- Exclamo el dios de las travesuras poniéndose extrañamente molesto.- Entiende que conmigo no tendrás un futuro.

 

Thor frunció el ceño y lanzó una maldición baja.

 

-¿Y qué? ¡No pretendas hacer que no ha pasado nada! Mis sentimientos por ti…

 

-¡Tus sentimientos! Siempre se trata de ellos. ¿Qué hay de los míos, de los de Jane? ¿Acaso esos no cuentan?

 

-¿Por qué la defiendes? Hace tan solo un par de meses no podías ni tolerar que hablara de ella.

 

Loki no respondió. No es que la defendiera, esa midgardiana era una Zorra con todas las letras a su parecer, pero Loki no pudo obviar el amor que su hermano le tenía a la chica; en su estado, sería estúpido tratar de liquidar ese amor por todas las de ganar que Loki tuviese.

 

-Cómo sea…- Murmuró.- ¿Qué ha cambiado? Dime, ¿Qué te hace dejar a un lado todo por alentarme a amarla?- Thor golpeó el cristal.- ¿Acaso no entiendes que podría olvidarte?

 

-Exageras.- Replicó Loki.- Sabes que no puedes olvidarme, estaré atrapado en una celda mientras tú crías a mis 13 sobrinos.

 

-¡Por Odín! ¿No piensas defender lo que sientes, me lanzaras a sus brazos sin dar pelea?

 

-No puedo dar pelea.- quiso decir, más no abrió la boca para eso.- Esto es estúpido, deberías irte ya.

 

Thor boqueó, visiblemente buscando un argumento. Loki solo lo observaba, fingiendo no imaginar que dentro de esa hermosa cabellera rubia había tuercas y tornillos saltando por todos lados.

 

-¿Me amas?- Preguntó por enésima vez aquella semana, muchas más si se contaban las del mes, sin hablar de las del año. Apenas era martes.- Dime Loki, ¿Tú me amas, me sigues amando como en aquellos tiempos?

 

Loki lo miró fijamente y por un largo rato. Lanzó una pequeña risilla antes de girarse y acostarse en la pequeña cama, dándole la espalda a Thor.

 

-Dile a madre que necesitaré libros nuevos.

 

Pero eso era una mentira. La misma que siempre usaba para evadir aquella pregunta. Sí, lo amaba y, por la barba asquerosa y mal peinada de Odín, que dejaría todo por admitir ese amor si pudiese. Pero Loki sabía que toda su vida había sido un egoísta con todos a los que alguna vez le amaron, en especial Thor; era hora de pagar esos días y dejar la egolatría a un lado por una vez en su vida. Sí, amaba a Thor, pero no dejaría que aquello interfiriera con la felicidad del otro. Merecía amar a alguien que pudiera brindarle el mismo cariño, alguien que no esté encerrado e imposibilitado a muchas cosas.

 

-Y mándale mis felicitaciones a Jane.

 

-Loki…

 

-Dile, espero, que nuestra princesa de Asgard sea tan hermosa como ella, para que te recuerde a quién debes agradecerle tu felicidad por tenerla.

 

No hubo despedida, tampoco una respuesta. Solo la dolorosa bofetada de la realidad. Loki lo sabe, por más que lo ame él nunca podrá otorgarle lo que ella sí podrá.

 

Decirle a Thor que lo amaba era atarlo a una cruel ilusión. Atarlos a ambos a una. Porque Thor tenía razón, los dioses no pudieron hacer nada para erradicar sus sentimientos… Pero Loki se había encargado de sellar con hielo cualquier posibilidad entre ellos.

 

-Adiós, Thor.

 

-Hasta mañana, Loki.

 

Así era mejor para los dos.

Notas finales:

No me puedo quejar, el final es tan miserable como esperaba aunque siento le falto algo. Espero comentarios o tomates, los acepto :'D

 

 Adiosito.


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