No era la primera vez que asistía a esa clase de reuniones, claro que no y es que en su caótica vida, lo único que le daba algo de esperanza era entrar en ese salón lleno de problemas, donde cada uno compartía sus sentimientos, frustraciones, sueños, anhelos… En fin, digamos que sentía que volvía a respirar una vez que salía de allí con su pecho menos presionado por todas las preocupaciones que azotaban su cabeza.
La reunión se llevaba a cabo en el salón siete de la escuela estatal que se encontraba en el centro de la ciudad, a las ocho de la noche ya todos se hallaban sentados en un círculo para comenzar con la sesión en grupo de ayuda comunitaria. Era un nuevo proyecto, llevaba cerca de dos meses, por lo que a penas eran nueve personas las que estaban allí, todos nerviosos y con la inquietud a flor de piel.
- Bueno, creo que ya es hora de comenzar, el salón no estará abierto toda la noche —Dijo a modo de broma el coordinador de grupo, un hombre de aproximadamente cuarenta y tantos años, vestido con el pantalón gris oscuro de lo que parecía un traje y una camisa lisa algo desalineada con las mangas subidas hasta los codos. Él se encontraba relajado al parecer de todos los demás, sonreía con naturalidad y eso llegaba a causar cierta impresión en los nuevos integrantes del grupo —Mi nombre es Leo, un gusto. Soy coordinador de grupos desde hace tres años y profesor de filosofía, aunque no lo crean, hahaha. En mi vida tuve varios problemas, por culpa de mi obsesión al trabajo estuve a punto de perder a mi esposa, mis hijos se alejaron de mí y terminé viviendo solo en un departamento hasta hace un par de meses atrás cuando logré entender mis errores y remediarlos a través de este tipo de juntas. El objetivo que intentamos destacar aquí es el que todos sus problemas sean canalizados y ustedes mismo encuentren un…camino para guiarse.— explicó mientras se acercaba hasta el centro del círculo, mirando a las caras nuevas con una gran sonrisa, como si les invitara a integrarse de la manera más amistosa posible pero para él eso ya era común.
En ese momento, los curiosos ojos rasgados de un joven algo bajo y cabello liso algo largo le seguían de un lado a otro, parecía hipnotizado. Era la primera vez que venía a ese tipo de reuniones por lo que sabía pero creía haberle visto hacía poco, de algún lado recordaba aquellos rasgos faciales tan "comunes" diría la mayoría pero para él, eran únicos. Debía admitir que era bastante observador y ponía énfasis en los detalles, más en los del rostro porque era lo primero que examinaba al conocer a una persona pero ese muchacho…de ese muchacho no tenía recuerdos de una conversación, no tenía de nada en concreto por lo que un suspiro de frustración abandonó sus labios en forma de corazón.
Su ubicación era perfecta para admirar al joven de ojos rasgados así que se dedicó a verle con más atención, fijándose que llevaba unos pantalones algo sueltos y oscuros, una musculosa negra que marcaba su torso pero de éste sólo podía ver la parte superior ya que por encima llevaba una sudadera de colores grises. Le intrigaba la actitud que estaba tomando porque parecía nervioso, jugaba con los dedos de ambas manos y movía la pierna derecha con impaciencia a su parecer.
- Bien, creo que es hora de que hablen ustedes —Escuchó la voz de Liam a lo lejos y su mirada de carbón volvió hacia la figura del hombre que le había apañado los últimos meses porque la verdad es que él no era de esa ciudad sino que viajaba dos horas todos los viernes para asistir justamente a esas reuniones por él, y muy a diferencia de lo que la gente podía pensar, sólo iba porque había sido su coordinador desde que había decaído y su psicóloga no le ayudaba del todo .— ¿Quién quiere comenzar? ¿Qué tal los nuevos? Veo que hay dos personas que se incorporaron y aún no sabemos sus nombres. Podrían presentarse y decirnos unos pequeños detalles de su vida y el porqué están aquí.
Al principio nadie abrió la boca y por unos momentos eso le hizo gracia. Siempre sucedía pero esta vez, un carraspeo atrajo la atención de todo el grupo, el joven que tanto había estado observando se acomodaba la sudadera de manera inquieta, como si la inseguridad le dominara más que nunca.
- Yo…mi nombre es JongUp Moon...—Esa voz logró que un escalofrío le recorriera por completo, haciendo que sus párpados se abriesen grandemente y su boca se secara como hacía tiempo no pasaba. Era aquella voz que unos días atrás había escuchado. Era a quien buscaba. — Tengo 20 años y estudio baile en una academia de danzas contemporáneas. Mi sueño es ser bailarín profesional y para eso entré en una empresa algo conocida que próximamente hará debutar a un grupo en el que tendré oportunidad…—El tono con el que fluía la melodiosa voz se veía interrumpido a veces por los benditos nervios y es que podía notarse a leguas pero no quería detenerse en eso. No en esos momentos.
- Bienvenido, JongUp —Dijeron todos al unísono más él no contestó, sólo reaccionó cuando el recién presentado le miró fijamente por no haberle oído.
- Esta bien pero ¿qué te trae por aquí? —Preguntó el que dirigía el grupo con su pacifica actitud y su sonrisa entusiasta.
- Verá…estuve recibiendo mucha presión últimamente y me recomendaron asistir a estas juntas, dijeron que podría hacerme bien pero al principio me resistí —Comentó haciendo una mueca con los labios y frunciendo el ceño, el joven Moon parecía tener un carácter especial por lo cambiante que era pero sabía que de seguro se debía al estrés del trabajo .— Pero ese no era mi principal problema, es decir, fue el conjunto de todo. Primero eran las exigencias del trabajo, eso llevó a que dejara de comer de a poco y pusiera más empeño en sobresalir, cosa que conseguí con facilidad. Después se asomaron problemas familiares por parte de mi padre, lo que sumó preocupación a mis problemas y por último…por último…hace un par de días atrás conocí a alguien, una persona que me cautivó sumamente pero no tuve tiempo de preguntar su nombre siquiera lo que hizo que mi mente volara durante las prácticas y ¿qué pudo haber pasado? —Una pausa dramática se presentó en el salón, todos estaban atentos, incluso él mismo se había encontrado sumergido en la historia del pequeño bailarín .— Me distraje en medio de una pirueta y caí. Tuvieron que llevarme a la clínica de la empresa donde el doctor de siempre me revisó. Muy poco visito ese lugar pero fue suficiente como para que me hiciera conocido. El caso es que él me preguntó el porqué me había pasado eso y decidí que era hora de hablarlo con alguien —Se notó claramente como el más joven tragó saliva y la nuez de Adám subió y bajó deprisa.— Le dije que estaba bien pero que mi cabeza estaba hecha un lío, le dije que mi corazón latía como loco y que sentía que corría como tren… "¿Qué está pasando?" Pregunté preocupado y él sólo sonrió mientras negaba con la cabeza "escucha, Uppie tonto, te estás enamorando" fue su respuesta —Se escucharon exclamaciones de sorpresa y algunas ligeras risas de las mujeres presentes pero creo que nada se comparó con la sonrisa que portaba en esos momentos el espectador principal.
- Wow…eso es algo que no te esperabas ¿verdad? ¿Te distrae mucho de tus obligaciones? —Interrogó Leo acomodándose en la silla de tal manera que pudiese mirar fijamente al chico que había estado hablando.
- Sinceramente no esperaba eso…no sé si es bueno pues es la primera vez que me sucede y no quiero que arruine mi carrera. Muchas personas dicen que caer en el amor puede matar y eso es lo que menos quisiera —Respondió con toda honestidad, lo que sorprendió al joven hombre de piel pálida y cabellos azabaches que no había parado de mirarle en toda la noche.
- Pues ahora que sabes tu problema y lo haz compartido, te invitaré a que reflexiones y veas cómo puedes resolverlo. Será difícil porque el camino hacia una solución siempre es complicado —Leo nuevamente actuaba como un padre y eso ciertamente confortó al muchacho de ojos rasgados .— Bien, JongUp nos compartió su historia, creo que alguien más podría seguirle…—Inmediatamente la mirada del hombre se fijó en su protegido, aquel que llamaba "ahijado" y que en esa sesión no había hecho más que mirar al nuevo chico .— Himchan, sé que podrías contarnos como estuvo tu semana, además estabas algo ansioso por venir - las palabras salían por si solas y eso causaba cierta conmoción en el resto del grupo pues aquel joven era bastante callado a pesar de que asistía siempre y mostraba una actitud relajada.
No le quedó de otra que suspirar pesadamente y asentir al tiempo que se rascaba una mejilla y adoptaba una posición más cómoda sobre la silla que ocupaba.
- Buenas noches a todos, mi nombres es Himchan Kim pero mis allegados llegan a decirme Channie —Ante la presentación, varios saludaron con la abreviatura del nombre, lo que le impulsó a seguir hablando con una sonrisa pintada en sus labios acorazonados. — Tengo 24 años, soy compositor, presentador y tengo un título para enseñanzas de instrumentos tradicionales de Corea, mi especialidad son los de percusión. Trabajo en una compañía de música que por ahora se encuentra más que estable pero desde hace tiempo que tengo problemas psicológicos. Ahora me es normal hablar de esto pues ya venía a ese tipo de juntas por pedido de la psicóloga que me atiende, ella me comentó que sería bueno abrirme ante otras personas… —De pronto la voz fue opacada por ligeros murmullos más no hizo otra cosa que ignorarlos, de lo contrario terminaría molestándose y mandando a todos a volar. Su carácter no era el más pacífico que digamos y por ello es que le habían asignado ese tipo de lugares .— Verán, hace unos días estuve en el consultorio de María, mi psicóloga, hablamos muchas cosas hasta que ella me preguntó cómo estaba y sólo le contesté que me encontraba bien pero que mi cabeza estaba loca, no había parado de pensar en alguien que conocí por casualidad en la estación de trenes y…y me era muy raro…ella con toda su gracia se rió y dijo "Cállate, idiota, te estás enamorando de nuevo" —Ahora era él mismo quien se reía pues esa palabra no significaba más que infortunio en su vida y la verdad es que no planeaba derrumbarse en esos momentos de su vida por nada ni nadie .— Es muy parecida a la historia que JongUp acaba de contar por lo que parecerá coincidencia pero el amor y yo nunca fuimos buenos amigos, siempre terminaba herido aunque sólo creo haberme enamorado verdaderamente dos veces —Intentaba no mirar a nadie en específico pues no sabría que reacciones tendrían pero sus desgraciados e inquietos ojos bailaron en busca de los rasgados del joven que tenía en frente. Terminó mordiendo su labio para hacer una mueca con la boca seguidamente pues aquel muchacho le observaba tan fijamente como él lo había estado haciendo en toda la reunión. — Lo que haré ahora será seguir con mis actividades, quizás cambiar un poco la rutina, olvidar a esa persona que me encontré y no tocar más el tema…
No pudo terminar de hablar pues el coordinador apoyó una mano en su hombro, esa era la clara señal para que cerrara la boca por lo que bufó y se cruzó de brazos como niño reprendido. Sus actitudes siempre habían sido de ese modo y no pensaba cambiar o por lo menos eso era lo que creía.
- Bueno, Channie nos contó algo muy peculiar. Su vida realmente es agotadora al parecer —Rió logrando que cierto pelinegro a su lado respirara hondo para apaciguar aquella llama de violencia que surgía a veces en su interior — Es interesante pero… ¿No será que ustedes hablan de si mismos? —Concluyó el mayor señalando a ambos chicos que justo cruzaron miradas más no se dijeron nada.
Así pasó el resto de la reunión, Himchan no habló más y volvió a su actitud pasiva de sólo mirar y examinar a las personas y sus historias pues al finalizar la reunión todos se habían podido presentar correctamente aunque tres tuvieron problemas para describir sus problemas y preocupaciones.
Cuando Leo dio la señal de poder retirarse, el de piel pálida tomó su bolso, lo colgó cruzando su cuerpo y salió sin despedirse siquiera, ya no tenía muchos ánimos de nada porque si había algo que le molestaba de sobremanera era que le interrumpieran o hicieran guardar silencio. Sus pasos hacían eco en el amplio pasillo de la escuela y es que casi tenía que cruzar todo el establecimiento para llegar al estacionamiento.
- María y la puta madre, no volveré a estas cosas —Masculló en voz alta ya que la soledad era su única compañía, o eso pensaba. Unos pasos más atrás le seguía cierto bailarín de ojos rasgados y voz suave que no sabía cómo detenerle ya que la timidez le atacaba de nuevo y expresarse correctamente con palabras no era lo suyo. — Mira que tener que viajar dos horas para no terminar de hablar y aishh… —Su frustración era palpable por lo que el más joven apresuró el paso, llegando al lado del delgado hombre de cabellos oscuros.
- Disculpa, Himchan ¿verdad? —Al nombrado no le quedó de otra que detenerse y posar sus orbes en las ajenas, estaba molesto pero encontrarse con los ojos castaños del menor le produjeron una sensación de calma que no podía explicar con exactitud. Las palabras no querían salir de su boca por lo que simplemente asintió con la cabeza a modo de pedir que continuara. — Verás, me quedé intrigado… Tú dijiste que habías conocido a esa persona en la estación de trenes....—Una pausa pequeña se abrió paso, sólo fueron un par de segundos. — Yo también conocí a esa persona en la estación, ella llegaba, o eso creo…llevaba una carpeta con varias partituras y alguien le había empujado. Yo le ayudé a levantar sus cosas…
- Eso fue justo lo que pasó pero descuida, lo olvidaré y será mejor para ti también pues realmente puede serte malo caer enamorado —Respondió mordazmente para intimidar al otro muchacho pero éste en vez de alejarse, cómo lo habría hecho cualquiera, se acercó aún más, procurando no invadir totalmente el espacio personal del más alto.
- No me importa eso, lo que dices con los ojos no es lo mismo que sale de tu boca —Rebatió dejándolo algo descolocado ya que no esperaba ese tipo de confrontación. — A veces, caer en el amor puede ser bueno, sólo si encuentras a la persona correcta ¿no?
- ¿Y piensas que yo soy el correcto? — Una risa irónica y burlesca resonó por el pasillo antes de que los pasos le siguieran, iba a seguir su camino sin prestarle más atención al bailarín pero algo en su interior decía que le debía una explicación .— Tú no puedes pretender que soy tu tipo ideal sólo por compartir un encuentro casual en el que me ayudaste, ¿Qué pensaste? —Interrogó fríamente, elevando una ceja en un arco casi perfecto, tal como la simetría de sus facciones.
- Nunca expresé que eras mi tipo ideal, es más, creo que eres todo lo contrario a lo que quiero y lo que pensé fue conocerte porque hay algo en ti…No sé qué es pero me atrae como un imán —Su explicación había dejado sin palabras de nueva cuenta a Kim que procuraba no voltear.
- Conocerme no será nada bueno, JongUp…
- ¿Quién dice eso? ¿Tú? Déjame decirte que no me rendiré tan fácil, es decir…caer en el amor puede matarte pero ¿no es en la muerte en donde todos acabamos? ¿Por qué no intentar? no sé… Sólo deseo una oportunidad —Parecía bastante decidido por lo que Himchan terminó sonriendo y soltando el aire que sus pulmones retenían. Ese día no podía ser más raro.
- Escucha…no soy de aquí, viajo un par de horas desde la ciudad contigua sólo para éstas sesiones así que no podrías verme mucho, además está mi trabajo, soy muy apegado a él y… —Sus excusas podían ser infinitas pero al voltear y ver a Moon expectante no pudo evitar mostrar una sonrisa rendida .— Mañana tengo el día libre… No sé si conocernos podría ser de lo mejor pero es verdad lo que tú dices, al final todos morimos y creo que el amor, por muy malo que haya sido en mi pasado, es un buen motivo —Sin decir más, Himchan sacó de uno de los compartimientos de su bolso una tarjeta y se la entregó al menor para que le llamara antes de salir rápidamente del establecimiento.
Quizás no sería tan malo salir con ese joven artista, aunque sea sólo para enterarse de cómo era.
Quizás no sería tan mala idea enamorarse aunque era muy temprano para hablar de un estado sentimental tan fuerte.
Quizás…sólo quizás, aquel chico podría ser la excepción pero eso no lo sabría hasta su nuevo encuentro.