Los días pasan, vienen y se van. Ojalá no hubiera hecho eso, me doy asco a mí mismo.
Martes.
Miércoles.
Jueves.
Viernes.
Sábado.
Domingo.
Y de nuevo lunes...
Dio el viernes de la siguiente semana y Chris aun no venía a la escuela. Creo que no me perdonará tan fácil. Ni siquiera yo me perdonaría, si estuviera en sus zapatos.
Luego de haber terminado, me di cuenta que lo había lastimado, quizás tenga algo que ver el hecho de que lo penetre hasta el cansancio. No es justificación, pero llevaba años deseándolo y esa noche, simplemente no me pude contener más las ganas de hacerlo mío.
Al verlo caer en el suelo inconsciente, no supe que otra cosa hacer así que lo lleve a la enfermería de la escuela y lo dejé recostado en una de las camas que había, para luego salir huyendo de lo que había provocado.
De ahí en adelante no tenía ni la menor idea de lo que había pasado con él. Fui un estúpido, me había dejado llevar por el momento, pero es que al ver su rostro sonrojado simplemente no pude contenerme y cuando menos lo pensé ya estaba sobre él jugando con su cuerpo. Se sintió tan bien estar dentro de él, pero… ese era el problema, había un “pero” que no dejaba de atormentarme
Sabía que después de hacerle eso era muy probable que faltara unos días a la escuela. Pero ¿dos semanas?
Según me enteré, sus padres lo habían justificado diciendo que esos últimos días no se sentía muy bien y que pronto regresaría a la escuela pero eso no me tranquilizó mucho. Para que mentir, estaba demasiado preocupado respecto a lo que le pudiera estar pasando. No me importaba el hecho de que pudiera delatarme por lo que le había hecho, en realidad me lo merecía, ¿Como pude ser tan hijo de puta?
Sabía que lo había lastimado y eso jamás me lo perdonaría. No se suponía que las cosas fueran así, no tenían que haber sido así. Se suponía que yo sería correspondido.
Caminé distraído por el pasillo pasando de largo el salón de química, en donde se suponía tenía la siguiente clase. Desde eso no había tenido el valor suficiente para volver a cruzar esa puerta.
Doblé hacia la izquierda, pero entonces sentí un par de brazos empujarme contra la pared. El antebrazo de alguien hizo presión sobre mi cuello; no opuse resistencia alguna. A pesar de ser más bajo que yo, Liam era más fuerte de lo que aparentaba.
Aunque para ser franco creo que el haber abusado de su mejor amigo tenía algo que ver con su rudeza.
- ¡¿Que carajos le hiciste a Christian?!- dijo con el entrecejo fruncido. Su rostro estaba encendido de un color rojo por la rabia que bien podría competir con el tono de su cabello de color fuego y lo único que esas orbes verde manzana reflejaban eran enojo, ira, desprecio, decepción.
- .....-me quedé callado, lo que había hecho me avergonzaba.
- Contesta maldito bastardo ¡¿Qué fue lo que le hiciste?!- presionó más su antebrazo contra mi garganta- No contesta ni mis llamadas, ni mis mensajes, las pocas veces que me ha dejado verlo estén o no sus padres se niega a decirme que pasó o desvía la conversación hacia otro tema. Está deprimido, distante. Fácilmente podría pasar por un estúpido zombie de "The walking dead" y eso es por tu jodida cul…
- ¡Ya sé que es mi culpa!-lo interrumpí bajando la mirada sintiendo una punzada de culpabilidad en el pecho -Lo lastimé a pesar de que esa nunca fue mi intención y no sabes cómo me arrepiento.
- No sirve de nada hacerlo-disminuyó la presión de mi cuello hasta dejarlo libre- Lo hecho, hecho está.
- Sí, pero...-había algo que tenía que pedirle.
- Pero... ¿Qué?
- Sé que no tiene sentido y que probablemente yo sea la última persona en este mundo que quiera ver pero necesito saber cómo está-hablé con voz decidida mirándolo a los ojos
- ¿Devastado tal vez?-había un ligero tono de sarcasmo en su voz.
- ¡Eso ya lo sé! Pero aun así necesito verlo. Todo esto es mi culpa, todo...
Chasqueo la lengua y se cruzó de brazos comenzando a dar vueltas en un mismo lugar.
Se talló el cabello irritado y sacó un llavero del bolsillo trasero de su pantalón. Desenrosco una pequeña llave azul del aro metálico y me la arrojo al pecho con fuerza.
- ¿Qué es esto?-lo miré confundido.
- Un pato imbécil-se burló-¿Qué otra cosa sería? ¿Acaso no es obvio?
Bufe y lo mire serio- Ya sé que es una llave, a lo que me refiero es a ¿qué es lo que abre?
- Acabas de decir que querías verlo ¿No?
- Si... ¿Por?-seguía sin entender.
- Arg!-gruño con desesperación tirándose del pelo- ¿Tengo que explicártelo con peras y manzanas para que entiendas o qué? Es la llave de la casa de Chris!
- ¿He?-su propio amigo me estaba dando la oportunidad de arreglar un poco mi estupidez.
- Ash! Enserio que eres lento- se froto el rostro con ambas manos y luego me miro serio- Mira. Chris se niega a hablar conmigo o con cualquiera sobre lo que tiene. Se encerró en una burbujita y por lo que veo, no tiene ni la más mínima intención de salir de ella. La única posibilidad de que vuelva a ser el mismo es que la misma persona que lo hizo encasillarse lo saque. Además, acabas de decir que quieres verlo, que todo era tu culpa y que querías arreglarlo ¿no?
- Si pero...
- ¡Tan solo ve y aclara esto! Después de todo, tú lo hiciste, ahora tú lo arreglas y punto final.
Asentí extrañado. No pensé que Liam me pondría tan fácil el ver a Chris, menos con su temperamento. Al final no lo medite más y apreté la pequeña llave en mi mano para luego guardarla en el bolsillo de mi suéter.
- Pero… ¿Y sus padres?
- Es su aniversario, estarán fuera todo el fin de semana así que ve hoy.
- Ya veo. Gracias…
- Como sea…-siseo dándome la espalda comenzando a irse por el pasillo que había llegado, paró y volteo a verme por el rabillo del ojo fulminándome con la mirada -Ni creas que habrá una tercera oportunidad. Vuelve a lastimarlo o a romperle el corazón y esta vez te parto el cuello ¿Quedo claro?
- Como el agua.
- Bien. El cuarto de Chris está en la segunda planta, segunda puerta a la derecha-dijo, en seguida se volteó y siguió caminando dejándome atrás.
Lo admito, Liam podía llegar a ser realmente aterrador cuando se lo proponía, pero le debía una. Bueno, en realidad eran dos, y muy grandes a decir verdad.
Estaba demasiado nervioso de estar ahí. Me pare en seco frente a lo que era la casa de Chris.
La construcción era de dos pisos, cuatro ventanas -dos arriba y dos abajo- adornaban el frente, junto con una gran puerta de madera blanca.
El jardín estaba literalmente tapizado de plantas. Había altas enredaderas del lado izquierdo -de las cuales algunas trepaban por las paredes de la casa, contrastando claramente con el tono cobrizo de estas- helechos, pequeños arbustos perfectamente podados a ambos lados del camino de la entrada a la puerta de la casa, rosales, gardenias, un viejo manzano del lado derecho y muchas otras plantas que no logre identificar.
Vaya obsesión por lo verde, pensé.
Entré a la propiedad intentando hacer el menor ruido posible, aunque el rechinido de las oxidadas bisagras de la pequeña puerta de la cerca no me lo ponía fácil.
De igual manera, cuando estuve frente a la gran puerta de madera blanca inserte la llave en la cerradura y gire la perilla abriéndola, intentando por todos los medios posibles apagar todos los sonidos.
Por alguna razón no podía evitar sentirme como un ladrón robando en una casa por primera vez en su vida. Tuve que restregarme las palmas de las manos en la tela del pantalón para limpiarme el sudor.
"Segunda planta, segunda puerta a la derecha"
Subí las escaleras dando gracias al cielo porque estas fueran de vitropiso y no de madera. Todas las luces de la segunda planta se encontraban apagadas con la excepción de una.
"Bueno...aquí vamos"
Caminé hasta la puerta y la entreabrí despacio. Dentro de la habitación estaba un chico hecho un ovillo sobre la cama en una esquina de la pared, estaba seguro aún sin haber visto su rostro que sus ojos estaban llenos de ojeras.
Abrí un poco más la puerta logrando que ésta rechinara y la persona que estaba ahí se diera cuenta de mi presencia; se me encogió el corazón al verlo a los ojos, que tal y como suponía, tenían dos grandes bolsas negras debajo, y además de estar rojos e hinchados por el llanto. Pero eso no era lo peor, había algo en ellos, algo que me hizo el corazón del tamaño de un chicharo, totalmente encogido ante su mirada.
Me sentí la peor escoria en haber pisado el planeta, al ver como esas orbes ámbar que tanto anhelaba me observaran con miedo.
"Dios ¿Qué hice?"
Sus hermosos ojos se abrieron desmesuradamente al verme dar un paso más cerca, llenos de pánico. Sentado sobre la misma cama, se deslizó hacia atrás justo a la cabecera de la misma, intentando huir de mí. En ningún instante dejaba me verme asustado. "Cómo fui tan infame".
- Chris....-volteó la mirada cerrando los ojos en cuanto me escuchó decir su nombre, parecía que en cualquier momento se le escaparía el llanto.
- V-vete...aléjate, ¡no me lastimes!-gritó tartamudeando y se abrazó a si mismo temeroso de que yo me acercara más a él, apretó sus párpados con tal de no mirar mi horrible persona.
Si antes no me odiaba, ahora definitivamente me aborrece.
"No quise hacerle esto"
