Jewel Of the Ocean
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Capitulo único
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Se sintió frustrado, completamente molesto por lo que tenía que hacer. Según todos era algo ‘importante’…
¡Importante mis cola y 1/4!, pensó.
Suspiró por enésima vez aquel día. Sacudió el objeto entre sus manos, sin saber exactamente qué hacer con él. Porque sí, le habían dado aquél regalito. No era precisamente de su agrado, hubiera preferido otra cosa mucho más que ‘eso’, pero ciertamente no era tan malo.
Sacudió de nuevo el objeto, obteniendo en respuesta un suave tintineo. Oh, no sabía que podía hacer eso. Es decir, era obvio que podía, pero si le daban cuerda. Repasó los detalles tallados sin mucho interés, solo palpando y recordando cosas del pasado sin importancia. Estaba aburrido.
-Rin- Le llamaron. No tenía necesidad de voltear, era su hermano. El señorito perfección, el que le llevaba delantera siempre, su ‘Deberías ser cómo él’, su maestro…Aún seguía molesto con su gemelo, y mucho.
-¿Qué pasa, Yukio?- Preguntó mientras el menor se sentaba a su lado en el suelo de la habitación.
-Nada, solo quería ver cómo vas con eso…-Al ver que no obtenía contestación, añadió.- ¿La has abierto, siquiera?
-Claro que no, ¿Debería? Tú mismo dijiste que no lo hiciera.- Rin empezó a golpear el objeto contra el suelo a fin de crear un ritmo suave; Estaba conteniéndose, trataba de ser responsable por una vez.
-Bueno, como se trataba de ti asumí que ya habrías ignorado mi advertencia…-El otro asintió. Estaba cansado, quería irse a dormir pero aun debía cuidar la ‘cosa’. -… ¿Y?...-
-¿Qué?- Le miró, no entendiendo a lo que se refería.
-¿No piensas abrirla?-Se lo pensó por un momento. Aunque tuviera curiosidad por el interior no era lo suficiente como para arriesgarse a echar un vistazo. Encogió los hombros, restándole importancia.
-Bueno, este es un excelente momento para hacerlo. Después de todo, no creo que sea tan horrible.- Rin se lo pensó un momento. Sí, no perdía nada. Además Yukio estaba a su lado por si las cosas se salían de control. Ni siquiera estaba seguro de si era peligroso. Aún con un semblante algo nervioso llevó sus manos a la tapa y la abrió.
No es que fuera lo más especial del mundo, era una simple caja de música. Adentro había un espejo redondo, unas pequeñas rosas pintadas en los bordes y una figurilla de un hada de fantasía.
Se quedó un momento admirando la estatuilla. Parecía una niña, inocente, de mejillas sonrosadas, una cabellera de color rubio cenizo coronada por una tiara rosas y un vestido simple de color blanco. Reposaba en el medio, descansando su cabeza y brazos en la imitación de un hongo. Tan delicada y pequeñita. El artista debió haber tenido una enorme habilidad como para que pareciera real…
-… ¿eh?...- Achicó los ojos, tratando de discernir si lo que veía era un ilusión o no.
¡Oh, ahí está de nuevo!
-¡¿V-viste eso?!-Se exaltó. Acercando la caja a su hermano, quien parpadeo un par de veces y se ajustó los anteojos. Pues sí, lo veía con perfecta claridad. Asintió despacio, un poco sorprendido
-Vaya, nunca había visto algo así desde…bueno, nunca vi algo así.-Admitió. Rin acerco su rostro a la caja al mismo tiempo que su hermano.
-En realidad… ¡respira!-Comentó fascinado. El brillo en sus ojos, su sonrisa y el movimiento rítmico de su cola delataban su excitación.
-Parece que está dormida, ¿No?-Decía el menor. La caja que su hermano sostenía había sido un regalo de Mephisto. Él había oído rumores de que sus regalos eran especiales, casi nunca daba cosas ‘porque sí’ y los presentes eran siempre acompañados por alguna sorpresa. Claro que no se imaginó que iba a ser algo de ese tipo; ni siquiera tenía conocimiento que los demonios pudieran hacer algo parecido.
-¿Está viva? ¿Cómo la despertamos?- Rin ladeó la cabeza, tratando de comprender que pasaba exactamente. Golpeó su cola impacientemente contra el suelo y alzó una mano, dispuesto a tocar a aquella extraña criatura. Tembloroso, apenas intentó rozar la mejilla de la pequeña. La retiró rápidamente, viendo como esta hacía una mueca y volvía a acurrucarse. Y pensar que él había azotado o sacudido varias veces la caja…
-Tengo una idea-Susurró Yukio mientras tomaba el recipiente delicadamente. Empezó a darle cuerda para luego soltarla. Una suave melodía llenó la estancia, y la pequeña hada se desperezó rápidamente, levantándose y sacudiendo sus alas para bailar dentro de su prisión.
-Conozco esa canción, el viejo decía que le recordaba a nosotros…-La mirada de Rin se volvió melancólica.
-Es muy bonita, ¿Cómo se llama?- Estaba embelesado con la pequeña figura danzante, tintineando por aquí y por allá.
-Jewel of the Ocean, música de fantasía…-Desvió la mirada hacia una esquina mientras su hermano volteaba hacía él. Cerró la caja abruptamente mientras se escuchaban unos bajos sonidos de campanitas. La pequeña estaba enojada, aunque los gemelos ya no le prestaban atención.
-¿Crees que alguna vez pueda tener una familia?- Preguntó Rin, regresando la mirada. El menor se ajustó los anteojos sin saber exactamente que responder. No sabía tampoco a qué venía esa pregunta.
-Sabes que ellos no te la podrían fácil.-Admitió.- Además, ¿No soy yo tú familia?
-Claro, pero, no creo que sea tan malo que pueda formar mi propia familia…Me gustaría poder tener pareja e hijos en el futuro.-Sonrió, triste.- ¿Es porque soy un monstro?...Y si no, Dime, ¿Entonces qué soy en realidad?
-Bueno, eso no lo sé, pero tampoco deberías forzarte. No puedes ser un pino si eres un rosal.-Ambos bajaron la mirada hacia la caja de música, pensando. La mirada del mayor se nubló un poco. No quería llorar, pero se sentía decepcionado. Aún seguía conservando sus antiguos sueños.
-Tal vez eso en parte sea bueno…-Comentó él, mirando al techo mientras se recargaba en sus brazos.- Tú nunca sabes lo que eres en realidad…-Ambos sonrieron.
-Yukio, estás extraño.-Comentó al aire. El menor miró el reloj que se encontraba en la habitación y se levantó.
-Bueno, yo ya tengo que irme…-Se estiró y ambos intercambiaron miradas. El exorcista se arrodilló al lado de su hermano y le acarició los cabellos. Se acercaron y, en un gesto cariñoso, Yukio le sonrió a su gemelo y le besó la comisura del labio por algunos segundos.
-Tú…acabas de… ¿Ronronear?- Miró sorprendido a Rin, que también estaba algo confundido.
-Bien, No sabía que podía hacer eso.-Juró avergonzado.
-No te preocupes.- Le sonrió y le robó un suave beso en los labios. Huyó antes de que el otro reaccionara.
Se tocó los labios mientras observaba la puerta recién cerrada.
-Supongo que…es la única familia que en verdad necesito.
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