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Mi profesor de historia |EunHae| por FireBummie

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Notas del fanfic:

Se que llego tarde para el cumple del Fishy >.<

Pero aquí traigo un lemon EunHae como compensación :*

El profesor de lengua dijo su nombre, levantó la mano, sentado en la última mesa del aula, dejando salir un "yo" de sus finos labios. Sus compañeros hablaban y hablaban, el profesor seguía pasando lista, y él golpeaba la mesa con el bolígrafo, tan suavemente que casi no hacía ruido. La clase comenzó, atendió, tomó apuntes, hizo los ejercicios y se mantuvo en silencio todo el tiempo. 

 

Cuando la campana de cambio de clase sonó, DongHae acomodó las gafas sobre su nariz. Hizo garabatos en la libreta, trazos sin sentido simplemente por aburrimiento. Llenó la hoja y la arrancó. Se levantó a tirarla, caminó hasta la papelera sin recibir una mirada, prácticamente se podía decir que era invisible para sus compañeros. Dejó el papel arrugado caer en la papelera y se iba a dirigir de vuelta a su asiento, cuando el profesor de historia entró y chocó con él. 

 

-Oh, perdona DongHae. -Levantó la vista, sus mejillas se tornaron rojas y volvió corriendo a su sitio escuchando la risita del señor Lee antes de agachar la cabeza.- La clase ha comenzado, a vuestros asientos. 

 

Los alumnos se sentaron ordenadamente y callaron. DongHae miró de nuevo al joven profesor, con su cabello rubio alborotado, sus ojos negros, la piel blanca y esos abultados y rosados labios. Negó con su cabeza, no debía pensar en eso ahora. Intentó concentrarse en la clase, pero ¡Por Dios! Solo su voz ya lo derretía. Suspiró varias veces, sabía que no podría prestar atención a la clase con ese hombre ahí, así que se dio por vencido y se dedicó a fantasear, a pensar en el rubio sobre su cuerpo, el rubio entre sus piernas, el rubio besándole hasta la última fibra de su piel. Jadeó en silencio y agradeció que nadie lo hubiera descubierto, agradeció que nadie supiera de su existencia. Seguro que si era Heechul quien lo hacía hubiera tenido a todos en la clase mirándolo. 

 

Otra vez la campana. Le quedaba una clase para terminar y tenía que subir al tercer piso del instituto. Recogió sus cosas intentando deshacerse de ese calor que llegaba desde la cara hasta la entrepierna. Miró y se sintió aliviado, no tenía una erección, o por lo menos no una que se notara. Sonrió y se dispuso a salir por la puerta, tres chicas hablaban con el señor Lee, claro, era hermoso, todas las mujeres del instituto e incluso las madres de los alumnos, suspiraban por él, y luego, estaba él, el chico homosexual, el chico invisible que tenía fantasías sexuales con su profesor de historia. 

 

Llevó la mochila a su hombro y esperó que las chicas terminaran su "entretenida" conversación y le dejaran paso para salir de clase. Cuando al fin pudo dar un paso para salir, unas manos lo rodearon por la cintura.- ¿Adonde crees que vas?

 

-Yo...señ...señor Lee...

 

-Dime Hae ¿No pensarías irte sin despedirte? Sabes que ésta es mi última clase. -Besó, mordió su cuello, húmedo, caliente, dejando marca en la pálida piel. 

 

-Hyuk...-Gimió. No, su novio no podía estar haciéndole eso. Estaban en clase, tenían que fingir no conocerse.- Para...

 

-No quiero bebé. Sabes como me pone ver tu carita roja, sé que estabas pensando en mí.

 

Lo giró y dejó al castaño atrapado, su espalda pegada a la puerta y las manos del rubio a cada lado de su cabeza. Sonrió de lado, amaba cuándo su pequeño bajaba la cabeza y dejaba que su flequillo le tapara los ojos, entonces solo sus ruborizadas mejillas y su forma de morderse el labio estaban a la vista. Si, eso lo ponía muy caliente. 

 

-Estamos en clase...tengo matemáticas. -Lo miró con un mohín. Uno que el mayor no pudo evitar acariciar con su pulgar, el de la mano que había posado sobre su mejilla segundos antes. 

 

-Ajá. Yo hablaré con el señor Kim. -Se concentró en esos finos labios, los acarició suave y lentamente, tentado de comérselos ahí mismo.

 

-Tengo examen...-Jadeó. Ya comenzaba a temblar, su cuerpo deseaba a HyukJae, pero no podía faltar a clase y menos cuando había pasado dos días preparándose para la maldita prueba. 

 

Hyuk suspiró.- Está bien, bebé. Solo dame un beso.

 

Hae sonrió. Adorable, pensó el rubio. Recibió un roce casto de labios y el castaño se fue corriendo. Dejó caer su cabeza y sus ojos miraron el suelo, se estaba arrepintiendo de no habérselo follado en esos instantes. Ahora tenía que esperar una hora a que el menor terminara, porque, oh sí, Lee HyukJae iba a hacer suyo a DongHae lo antes posible, y si para eso tenía que esperarlo, lo haría. 

 

Fingió que se marchaba y fue al aparcamiento. Arrancó su coche y lo dejó dos calles más allá del gran edificio. Volvió caminando, y en una cafetería a pocos metros de éste se sentó a esperar. 

 

Una hora y diez minutos pasaron hasta que tras unas chicas vio salir al solitario castaño. Curvó su boca hacia arriba y relamió sus labios. Tener a un alumno como novio, aquello podría parecer pedofilia pero no lo era, para nada, DongHae había perdido un año de bachillerato, por lo que el menor ya tenía los 18 años. Y no es que éste no fuera listo, sino que, al morir su padre había pasado un año en depresión, había perdido un año de estudios, un año horrible. Horrible hasta que ellos se conocieron. 

 

Recordó, mientras caminaba hacia su amor, como se conocieron. Aquel día cuando lo vio llorando en el parque, se acercó a él. Lo saludó y el otro no habló. Pasó un mes viéndolo en el mismo sitio, saludándolo, recibiendo el silencio y sollozos ahogados como respuesta. Un día, lo siguió a casa, y con curiosidad llamó a la puerta. Su madre, una mujer tan buena como el pan, lo atendió. Después de preguntar por el muchacho, ella le explicó la situación. Recordó, que después de muchas visitas, un día decidió contarle una historia, una sobre un hombre, sobre un hombre y su soledad. La soledad no era tan mala, en realidad, uno nunca estaba solo. Jamás estaría solo. 

 

-Te estaba esperando. -Susurró en su oído, riendo al asustarlo.

 

-Hyukkie...-Reclamó con un puchero. 

 

-Vamos. -Lo tomó de la mano. La aferró fuerte y sonrió. 

 

Se lo había prometido. Jamás lo dejaría. Jamás lo soltaría de la mano. 

 

Llegaron al lugar donde el rubio había aparcado el coche y subieron en él. Hyuk comenzó a conducir.- ¿Adonde me llevas?

 

-A casa. -Le guiñó un ojo, sin apartar la vista de la carretera, y supo que el otro estaba sonrojado.- ¿Que tal el examen? 

 

-Perfecto. Y no gracias a ti. -Le sacó la lengua sabiendo que al estar conduciendo no se fijaría.

 

-Soy profesor de historia, los únicos números que me interesan son las fechas. 

 

-Como digas. Pero con Siwon aprendo más que contigo. 

 

Oh, oh. Eso había herido su orgullo. Giró el volante y se dirigió a un mirador lejos de allí. Cuando llegaron ya estaba oscuro y nadie estaba por el lugar.

 

-Hyukkie ¿Donde...

 

Sus labios fueron apresados por los del mayor, una lengua entró en su cavidad y la recorrió con salvajismo a la vez que los perfectos dientes mordían sus finos labios y los chupaban. Gimió. Cerró los ojos, intentando seguir el demandante beso. Hyuk lo tomó de las caderas y él agarró el rubio cabello en un puño, subiéndose en el regazo del mayor, sobre el asiento del conductor. 

-Voy a follarte aquí mismo.

 

Volvió a gemir cuando las frías y fuertes manos acariciaron su espalda bajo la camisa del uniforme. La marca hecha horas antes por el rubio fue lamida y el resto de su cuello recibió el mismo trato, lleno de marcas, marcándolo como suyo, dejando claro al único amigo de su novio que éste tenia dueño. Y era un dueño muy celoso. 

 

-Nos...nos van a ver...-Murmuró entre jadeos. 

 

Chilló. Hyuk, de pronto, había tirado tan fuerte de la camisa que la había arrancado de su cuerpo, y todos los botones se habían esparcido por el coche. Miró a su excitado novio con miedo y vio que éste sonreía mirando su pecho. Cruzó los brazos sobre éste y apartó la mirada tan rojo como un tomate. Se había olvidado por completo de aquello. 

 

-¿Qué es eso? 

 

-Na...nada. -Tragó saliva.

 

El rubio lo cogió de las nalgas y las apretó, a la vez que lo pegaba más a su cuerpo.- ¿Nada? Yo creo que pone 'Lee HyukJae'.

 

¿Como se escabulliría de eso? Cogió aire y decidió evadirlo. Ya se enteraría cuando debiera. Sonrió coqueto y separando sus brazos, rodeó el cuello de su amante. Hizo un movimiento de caderas que fue compensado con un gruñido. Siguió provocando ese delicioso roce entre su trasero y el miembro del mayor, hasta que al fin el profesor olvidó su cuestión y lo empujó contra el volante. 

 

-Niño malo...

 

Pasó su ávida lengua por el dulce torso del alumno, hasta que llegó a los pequeños círculos marrones y los rodeó con su sinhueso. Mordió, tiró de él, chupó el pezón hasta saciarse y repitió con el otro. Mmm eran deliciosos, todo en DongHae era delicioso, incluso sus gemidos eran deliciosos, sobretodo cuando lo besaba y éstos morían en su boca. Notó un tirón en su pelo y miró de reojo el colorado rostro de placer, su erección tembló, el castaño sin gafas y con el cabello sudado era tan jodidamente violable. Bueno, tal vez hasta hace algunos meses si podría considerarse un pedófilo, pero ahora tenía a un adulto con cara, cuerpo, y actitud de niño gimiendo entre sus brazos. 

 

Subió su boca de nuevo a los apetitosos labios y ésta vez fue el menor quien sacó la lengua y la paseó por sus labios, buscando contacto con la otra, encontrándola en una lucha de lenguas que el rubio le dejó ganar. Amaba mandar, pero que Hae lo montara, aún con la ropa puesta, y se pegara como loco queriendo comerse su boca, le gustaba demasiado. Gruñó y llevó sus manos al cinturón en la pequeña cintura, desabrochándolo a ciegas, con sus ojos puestos en la cara de placer del castaño mientras se besaban y se mecía sobre él. Tiró el accesorio a la parte de atrás del vehículo y pasó a sacar el botón de su ojal y bajar la cremallera. Ah, el menor estaba tan duro como él. Acarició la erección sobre la tela y un gemido se perdió en su boca. 

 

-Hyuk...ah

 

Apretó el bulto y DongHae se perdió en placer y dolor. Tiró del cabello de su amante, lo necesitaba ya. Éste supo que el castaño estaba desesperado, apartó la mano y llevó ambas al borde de los pantalones para bajárselos hasta la mitad de los muslos, e hizo lo mismo con los bóxers. Ya tenía a su novio a su merced, desnudo, jadeante, deseoso, duro. De la mejor forma que pudo, se desabrochó sus jeans y liberó su erección. El menor cogió una de sus manos y la llevó a su boca, lamió tres dedos dejándolos lo más húmedos que le fue posible, y se elevó un poco, permitiendo a un dedo invadir su entrada. Gimió. Éste se movió primero despacio y luego, cada vez más salvaje. 

 

-Ahh...

 

Sonrió de lado. Metió otro dedo en DongHae, hizo tijeras, los sacó y los metió, y cuando el alumno no lo esperaba, un tercero se hizo presente. 

 

-Hyukkie...por favor...

 

El profesor clavó sus dedos lo más profundo que pudo y un gutural gemido salió del menor. Rodeó el cuello de Hyuk con un brazo y con su mano libre lo obligó a sacar sus dedos. 

 

-Te quiero dentro...

 

Se montó en su miembro y sin penetrarse, frotó su entrada sobre la erección. Gimieron con fuerza. El mayor lo cogió de las caderas y embistió, entrando de golpe, escuchando un chillido salir de esos hermosos labios. Se quedaron quietos, esperando que el dolor en el menor cesara, pero a éste le daba igual, no le importaban las consecuencias de lo que iba a hacer, solo quería sentir a su novio tan profundo, tan dentro de él que parecieran la misma persona. Comenzó a saltar, a moverse en círculos, a mecerse sobre el gran miembro que tenía en su interior. 

 

-Oh, Hae. -Gruñó. Agarró las nalgas con fuerza y embistió sin control el estrecho agujero que se apretaba a su alrededor. 

 

-Ah más...más Hyukkie...

 

Clavó sus uñas en la suave piel de los hombros del rubio, salía del todo y se dejaba caer, metiéndolo por completo, dando cada vez en la próstata, fuerte y certero. Gimiendo cada vez más alto. El choque de sus cuerpos resonaba en el vehículo, al igual que el morboso sonido de los besos húmedos que se daban. La lengua fuera de sus bocas, cambiando de cavidad, juntando y separando sus labios, un poco de saliva se escapaba de la boca de Hae cuando se separaron. Y Hyuk le clavó los dedos en el trasero mientras observaba la erótica escena que su novio le ofrecía. Llevó una de sus manos al miembro del menor, que pedía atención, y la subió y bajó rápidamente, masturbándolo, dándole doble placer, un placer que no pudo aguantar, y lo soltó todo en la mano del mayor. 

 

Hyuk sentía como se cerraba a su alrededor, como apretaba su pene y el placer le recorría todo el cuerpo. Terminó dentro del menor, derramando toda su semilla en su interior, y escuchó un pequeño jadeo del pequeño que se había dejado caer sobre él, con la cabeza en su agitado pecho. 

 

Calmaron sus respiraciones, separaron sus cuerpos con cierto recelo, les hubiera gustado quedarse así más tiempo, pero al día siguiente tenían clase. Así que cuando Hyuk salió de su interior, Hae gruñó y besó a su novio, no dejando que éste se quitara con comodidad la camisa, aunque poco le importaba si tenía a su pequeño saboreando su boca de aquella forma. Se quedó en camiseta de manga corta, y cuando se separaron le puso la camisa al menor. Rió, era adorable, le venía tan grande que podía usarla de camisón. 

 

Salió de su regazo y se terminó de arreglar la ropa, de reojo vio como su novio metía su miembro bajo el bóxer y se abrochaba el pantalón. Se ruborizó cuando el profesor lo pilló mirándolo, miró por la ventana disimulando, pero la carcajada que escuchó, quería decir que lo había visto. No sabía porque se avergonzaba después de haber hecho aquello, pero simplemente lo hacía. 

 

*****

 

HyukJae llegó al instituto feliz, los viernes entraba dos horas más tarde que de normal así que aparte de trabajar poco y tener dos días y medio de libertad, ese día, su primera clase era con la clase de su pequeño. 

 

Entró al aula y vio a los adolescentes revueltos, hablando sin parar, riendo, comiendo, chillando incluso. Y luego, al fondo, se encontraba su novio, de pie, mirando por la ventana, bueno, mirando no, ya que sus ojos estaban cerrados. Sonrió. Se aclaró la voz llamando la atención de todos, haciendo que cada uno volviera a su sitio. Se aguantó la risa al ver que el castaño, SU castaño, llevaba un pañuelo cubriendo su cuello y andaba con dificultad. Le había dado duro, y pensaba volver a hacerlo es noche, y la siguiente, y todas las que pudiera. 

 

-Profesor Lee. -Llamó una profesora desde fuera.- Esto es para usted.

 

Todos los alumnos le chillaron que lo abriera, y rompió el papel de regalo. Claro, ese día hacía cinco años que entraba en el instituto SM. Se le había olvidado por completo. Abrió la caja y sacó el cuadro. Una foto, era una foto de todos los alumnos en el patio, sonriendo y con su nombre escrito en distintas partes del cuerpo. Y entre todas esas personas encontró el pecho que el día anterior había gozado. Ya lo entendía todo.

 

-Muchas gracias a todos. 

 

Dijo al borde de las lágrimas. Miró a DongHae y éste le sonrió, esa hermosa sonrisa que tanto amaba. 

 

"Te amo." 

 

Pudo leer en los labios ajenos. Y su corazón se aceleró.

 

"Yo también te amo."

 

No supo si lo había entendido. Pero quiso creer que sí, que esa sonrisa brillante era por eso. 

 

Fin.

Notas finales:

Espero que os haya gustado ^.^


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