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Muñecas de papel por -oOYUKI-NII-Oo

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∞ Titulo: "Muñecas de papel"

∞ Autor: YUKI-NII.

∞ Género: Friendship

RantingNC17

∞ Pareja: LeeGaa

∞ Declaimer: Naruto no me pertenece. Todo es de su gran autor, Kishimoto-Sensei

∞ N/A. Lo escrito con cursiva es un recuerdo.

∞ Advertencia: Travestismo, y un poquito de palabras mal sonantes

∞ Resumen: Él le miro, desde lejos, con sus coletas rojas y sus abundantes pestañas. Invitándole indecente a que descubriera que había bajo el maquillaje y las bragas. Y el otro le siguió, a ese rincón del mundo para amarle y estar dentro, en se sentido literal que moja y ruegas por mas.

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Stage 3

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Siempre ha sido diferente. Lo sabe desde la primera vez que se intereso por ser amigo del niño relegado del nuevo instituto, ahí, cerca de Tokio, por la estación sur. Lo conoció al compartir un gusto casi obsceno por los emparedaros de maní y el jugo de uva. A repartir gajos de naranja y jugar a escupir las semillas para ver quien las arrojaba mas lejos.

Los dos eran diferentes. Traídos por circunstancias familiares hasta el país del sol naciente, compartiendo lenguaje. Limpiándose las lágrimas y persiguiéndose en carreras por las escaleras del complejo de apartamentos.

Con solo 10 años recién cumplidos, ambos notaron lo bonito que se veía el cabello largo. Y como a ellos les obligaban a mantenerlo siempre corto y bien peinado. Porque eran niños buenos y educados. No rebeldes descuidados.

Fue Naruto quien lo sugirió, con la voz temblorosa y los ojos brillosos, escondidos bajo la cama con una linterna sobre sus pechos, en esa habitación ajena que era la de Temari. Con un tocador lleno de maquillaje, broches, ligas, perfumes y barniz de uñas. Gaara le siguió. Sentándose en el taburete de piel y parando su boquita para que fuese pintada de durazno.

Naruto le acomodó broches, le repaso, sin mucha precisión y falta de práctica, delineador sobre los ojos, le sombreo los parpados y estiro las pestañas. Y Gaara se observo, pestañeando y con las mejillas sonrosadas. Se llevo una mano al pecho. Su corazón latía, nervioso, emocionado, eufórico. Como una aprobación rítmica de ese aspecto andrógino sin base pero con mucho corrector bajo los ojos.

Sus orbes esmeraldas y cielo se encontraron por el espejo, Naruto le sonreía, como si aquello que había empezado como una travesura se hubiese convertido en un juego secreto entre ambos. Gaara tomo el labial con olor a frutas y se giro para ahora ser él quien se inclinaba y rellenara los labios del rubio tal dibujo de jardín de niños, sin salirse del contorno y repasando los espacios para que quedaran bonitos y uniformes.

Le puso una horquilla sobre el flequillo, haciéndolo hacia atrás, despejándole la frente y dramatizándole las sombras de colores revueltos sobre los ojos. Y ambos se miraron, él uno al otro, con sonrisas avergonzadas y las manos entrelazadas.

Porque ambos eran diferentes, especiales. Porque aunque no sentían que les sobraba algo entre las piernas, si que al mundo le faltaba mas amor, por personas como ellos. Por los que se enamoran de faldas plisadas, blusitas con listones y calcetas altas.

Gaako se ha instalado sobre la puerta de salida de emergencia, mirando a Lee a través de sus pestañas sobre puestas y el rímel con sábila que promete alargárselas naturalmente. El otro le sonríe, todo lleno de sudor, con el corazón en la garganta y las expectativas presionándole bajo la piel.

La mano pálida de la pelirroja se posiciona sobre la manija, halándola, implicando fuerza contra el pesado metal. Lee le retira la extremidad, y le guía tras de él, para tomar su lugar y ser quien abran la puerta sin mayor dificultad. Gaara bajo las extensiones, el maquillaje y el vestido, siente un poquito de su orgullo herido pero no lo dice, lo esconde junto a su ego, tragándoselo con pesadez y prometiéndose una venganza futuro que incluyen montar y no dejar correr a cierto pelinegro que le sonríe altivo. Tal macho desplegando la testosterona de la que él también contiene en su sistema.

Cuadra los hombros, deslizando un dedo por el largo de la espalda de Lee, y pasándole por un lado, moviendo mas de lo habitual las caderas y haciendo sus pasos largos y lentos, gira un poco la cabeza, haciendo un moviente que indica que vayan a fuera, que le siga, como el travieso conejo de Alicia. Lleno de misterios, poco tiempo y promesas de un mundo nuevo.

Lee suelta la manija cuando Gaako ya esta afuera, recargada sobre la pared de ladrillos desgastados y junto al enorme contenedor de basura que solo tiene un por de botellas de cerveza, el camión ya ha recogido antes su contenido. Aún así, el olor de cigarrillo, marihuana y alcohol se le ha quedado impregnado, aromatizando ese callejón, con poca luz y algunas palomillas haciendo sobras al volar alrededor del resplandor.

La pelirroja estira su brazo, en una muda invitación. Y Lee quiere tomarla, estrecharle de nuevo contra él y si es posible, y es una buena noche, besarle. El aire le refresca el rostro y su cuerpo siente ese cambio climático y ambiental que haber estado en un espacio cerrado y con demasiados cuerpos a su alrededor le ha traído. El eco de la muisca se oye lejano.

Lee se da el tiempo de observar, ahora con mas calma, a Gaako, a sus labios delgados y sus ojos enormes. A sus curvas remarcadas y el contorno de sus muslos. Se da el tiempo para respirar, para darse cuenta que es lo que esta pasando, la que pasara, lo que la adrenalina ha desboscado y lo que él nunca ha hecho.

Porque es un desastre para las mujeres, porque no sabe tratarles de otra forma que no sea como amigas, es un protector de la fragilidad femenina y un idiota en todo lo relacionado con amor, con cortejar y tener citas. Y él nunca se ha preocupado, demasiado enamorado del futbol, del balón y la cancha.

Invirtiéndole cada hora libre al deporte, a ver partidos y entrenar. A ponerse la camiseta del Arsenal como ropa habitual, y hacer 3 horas de gimnasio antes de ir a su primera clase de Mecatronica, porque Lee ama tanto la ingeniera y robótica como el olor del pasto y correr por el campo en busca de la portería. Porque él es hombre de obstáculo, de decisiones y retos. Porque la vida siempre ha sido así, de impredecible e hija de puta. Porque ese ha sido hasta el momento una época tranquila, en una ciudad lejos de la natal y con los días serenos y prometedores.

Porque él viene del campo, y ha dejado a cientos de millas ese hogar que fue el orfanato. Porque siempre ha sido medio estúpido para relacionarse y porque Gaako, de mirada adusta y con un año cerrándosele sobre la cabeza, se merece alguien mejor. Que sepa darle lo que busca.

Y ese no es él.

Camina hacia ella. Gaara siente como el pre seminal ya le ha manchado el faldón del vestido. Se relame los labios y espera, con su pie sobre la pared y los dedos rozando el pecho de Lee.

El futbolista no consagrado se inclina, Gaara cierra sus ojos automáticos, expectante y apretando las piernas. Los abre de repente, casi asustado. Cuando los labios de Lee se le deslizan en la frente, junto a una disculpa murmurada, que le sabe irreal.

Lee vuelve abrir la pesada puerta de la salida, los sonidos aturden por unos segundos el callejón, antes de ahogarse ante las bisagras, cerrándose a las espaldas del pelinegro.

Gaara se queda ahí, estático, con un sabor amargo en la boca y con el estomago revuelto. Porque ha sido plantado, de la manera mas humillante. Nunca nadie le había rechazado.

Naruto es el primero en verle. Esta solo y se mira aturdido, choca por cuarta vez con una pareja que pasa por enfrente con dirección a la barra y que le dan solo un breve vistazo. Sasuke esta mandado mensajes rápidos, revisando su ultimo trabajo en equipo. Sai por el contrario, continúa molestando a Neji, ahora con una botella de cerveza en la mano y revisándole las flores del cabello. El castaño se ha resignado a dejarse hacer.

Las chicas siguen bailando en la pista. El rubio aprieta su falda, y baja los ojos hacia el suelo, trae tacones mas altos de lo normal, unos de 10 centímetros, porque se quería sentir a la altura de Sasuke, para poder alcanzarle los labios sin pararse de puntilla y ahorrarse las burlas de su novio ante esa acción.

Se muerde el labio inferior y se dice que se arrepentirá de ello, quizás mañana, cuando no pueda ponerse zapatos y tenga que andar descalzo. Pero eso ahora no importa. Naruto corre, ignorando la ceja arqueada del Uchiha y la postura en guardia de Sai, al mismo que jala del brazo, para apoyarse de él, en ese piso con desniveles y sus tacones sin anti derrapante. Y como una solidaridad hacia Neji que ha suspirado aliviado al ver a su acosador alejarse.

—No crees que te has equivocado Naruto-Kun, Los baños están en la otra dirección, pero si quieres algo rápido también están los pilares de haya.

—No lo hare contigo idiota. — el rubio alza el rostro, en algún punto Gaara se le ha perdido en la multitud — Además jamás serias tan bueno como Sasuke — le da un sonrisa rápida, antes de apoyarse sobre sus hombros y elevarse mas, mirando la cabellera pelirroja junto a un tipo que le hace tener un desagradable escalofrió

— ¿Estas seguro? Podríamos ser amigos con derecho, incluso invitar al Uchiha bastardo a un trio. Siempre he querido medirle la polla — Se sonríe ante el puchero del rubio, antes de notar que no es por lo que ha dicho, así que dirige su mirada hacia la misma dirección que el de ojos azules. El seño se le frunce automático — ¿Qué se supone que pretende Gaara? — el tono de voz, no le ha cambiado, sigue siendo plano, como si hablase del clima de hoy y la clase mas aburrida del curso. Sin embargo, Naruto puede darse cuenta, el siseo reprimido y el leve cambio de humor — Me dijiste que estaba con uno que tenia buena pinta —

Sai da un paso hacia atrás, desestabilizando al rubio y obligándole a que le vea. Naruto tiene culpa en los ojos, porque así era, porque Gaara estaba con Lee, el ace del equipo de futbol de la universidad, ese del que Ino y Ten Ten, le dieron buenas referencias. Mismas que Neji secundo, diciendo que era un virgen de buen cuerpo que nadie había tenido la paciencia de adiestrar. Alguien perfecto para Gaara y su complejo de limpieza en sus parejas sexuales. Naruto quiere explicárselo, decirle que no sabe que demonios ocurrió. Pero solo lo toma de la mano, para ponerle enfrente y que le abra pasó para llegar hasta la tontería que un borracho pelirrojo esta a punto de hacer.

Sai, se escurre entre los cuerpos, con los labios en una línea, y apretando demasiado fuerte la mano de Naruto, mas como un seguro para que no se quede atrás que como muestra de rabia. Porque él, si bien carece de sentido común la mayorías de las veces, cosas que tengan que ver con Naruto y Gaara le han enseñado a ser sino racional si paciente.

Ambos llegan, cuando Gaara se esta dejando apretar por un tipo ya mayor de lengua viperina. Naruto lo reconoce como el pedófilo de Orochimaru, ese que siempre anda tras de Sasuke y al cual ya a golpeado mas de una vez al quererse propasar no solo con el Uchiha sino con él también.

Naruto se deja ir, con sus tacones sonando fuerte, colándose en el medio de esos cuerpos, sintiendo la lengua de Orochimaru sobre la nuca y las nauseas viajarle hasta el esófago en escasos segundos. Reprime la arcada a la vez que mira por el rabillo del ojo como Sai ha alejado al hombre con una sonrisa un tanto torcida.

— ¿Qué estas haciendo?— hay histeria en su voz. Los ojos verdes de Gaara le miran. Siente el leve empujón sobre sus pechos falsos. Le esta alejando —Gaara — masculla, obteniendo ahora si la atención del pelirrojo que odia ser llamado por ese nombre cuando se ha tardado dos horas en verse como realmente quiere ser.

Pero es la única medida que Naruto ha encontrado ante el mutismo. Lo observa con detenimiento. Cabello arreglado, solo un poco de sudor, vestido sin arrugas, labial intacto y furia simbolizada en lo mordisqueado de la orilla derecha del labio inferior. Naruto suspira ante las señales, dejando caer la frente sobre el hombro del pelirrojo y casi queriendo reír para compartir la frustración. Entiende lo que ha pasado. Y como Gaara ha reaccionado. Buscando a alguien que le desee, para sentirse mejor, para deshacerse de la devolución de la que ha sido victima y expulsar la humillación de sus recuerdos.

Sai, llega a su lado, mirando la impasividad en el rostro de Gaara y entendiendo el gesto de los brazos de Naruto rodeado la espalda del de ojos verdes, en un consuelo intimo, dentro de ese punto ciego que el cuerpo de Sai ayuda a encubrir.

Naruto lo suelta suave, antes de tomarlo de la mano y sacarle de ahí. Se saca el celular de las bolsas holgadas de la falda, tecleando con una mano algo rápido mientras Sai vulva a abrirles paso. Y Gaara se deja hacer, con la mirada en alto y la rabia queriéndole explotar para arruinarle el delineador en manchones negros. Pero eso no pasara. Porque nadie muere de un rechazo. Pero mas importante aún. Nadie nunca lo ha rechazado y Rock Lee no será el primero.

Gaara termina de hacerle el moño de los lazos del faldon, a ese Naruto de 11 años, que mira casi embelesado el pastel de chocolate mientras hace uso de su primer vestido. Cuando el pelirrojo da unos pasos hacia atrás, el otro se siente con el permiso implícito de dar giros sobre si mismo, mirando como la tela se eleva, creando olas color rosa pastel, dejando entre ver la crinolina y las calcetitas con un moñito a cada lado.

Naruto se detiene para dar un paso largo para estar más cerca del espejo y la cama.

Gaara, Gaara ¿Cómo me veo? —

Naruto da una vuelta mas, esta vez más lenta, dejando que la tela se le deslice por las piernas, sintiendo el viento colarse entre ellas, y disfrutando del sentimiento de tener algo que sus ahorros jamás le habrían permitido comprar. Naruto tiene prioridades, y el Ramen se consume gran parte de su dinero semanal.

El pelirrojo le observa, con una sonrisa pequeñita, desde su posición en la cama, con las piernas colgando de la orilla y ambos brazos apoyados a los lados. Porque el rubio siempre ha tenido esa carita de mentón afiliado y enormes ojos. Pareciendo mas pequeño, con es rostro infantil y su estatura de 1.40.

Pero, ahora, con ese brillo en los labios y los broches formándole dos colitas bien podrían pasar por una niña de tiernos 8 años. Gaara se guarda sus pensamientos para resumirlos en una sola palabra, abriendo sus piernas y haciéndole una seña al rubio para que se siente en el medio de estas.

Naruto da brinquitos para llegar hasta él. Le toma de ambos brazos y se rodea, auto abrazándose.

Te ves bonita Naru...ko

— ¿Naruko? — y el rubio pestañea. Haciendo la cabeza hacia atrás, los ojos del pelirrojo le ven con diversión, Gaara asiente una vez y Naruto le sigue el juego

Entonces, si yo soy Naruko, ¿Cuándo podre conocer a Gaako, tebayo?

Gaara es hora quien le mira, un poquito impetuoso ante ese bautizo improvisado. Alza ambos hombros mientras que la sonrisa del rubio se va haciendo más y más grande. Naruto se levanta para ir hasta la mesita donde esta el pastel, con una velita en medio. Toma una cerilla y la prende. Respira hondo y sopla con todas sus fuerzas.

Gaara esta vez, hace una mueca, ante el momento demasiado rápido, hiperactivo e irracional. Tal como la personalidad del rubio. Sin embrago no se queja, porque cuando esa noche Naruto le susurra cual fuel deseo que pidió, Gaara solo pudo decirle, en el oído y modo de confesión "Yo también quiero ser tu amigo para siempre"

 


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