-¿No crees que mi novio sea lindo?-
-Creo que tú eres el lindo, él es el guapo.-
…
-¿Minho?- susurré abriendo la puerta de la habitación, vi que había un bulto en la cama así que tiene que ser él. –¿Sigues dormido?- entré cerrando la puerta detrás de mí, llevaba una taza de café caliente y una pequeña pieza de pan. Sé que no es mucho pero con ello tomará calor y podrá ir al salón de comida. –¿Sigues dormido?- dejé la taza de café y el panecito en la mesa de noche para ir a la cama.
-¿Minho?- moví su hombro, ya es necesario que coma algo.
-¿Mmm?- awwww, se ve tan lindo cuando se despierta. –¿Taemin?- pasé mi mano por su frente para quitarle en cabello. –¿Cómo estás?- se sentó en la cama.
-Preocupado.- susurré mirándolo. –¿Cómo estás tú?- Minho seguía bostezando, como que tenía más sueño.
-Tengo frio.- susurró, me levanté para ponerle la cobija y que cubriera sus hombros, luego fui por la taza de café. –Gracias.- se la di.
-Además de frio, ¿ya estás mejor?- me senté frente a él en la otra cama.
-Aun tengo sueño pero es normal, me acabo de despertar. ¿Cómo estás tú? ¿Disfrutas del viaje?- sorbió del café y noté que se quemó la boca por lo caliente.
-Sí te digo que sí sonará muy egoísta, pero si te digo que no, estaría mintiendo.- reí nervioso.
-Me alegro de que estés disfrutando.- susurró volviendo a tomar del café. –¿Cuánto faltará para llegar?-
-Poco más de media hora.- susurré tomando su taza para que pudiera partir el pan a la mitad. Me dio una parte y él se quedó con la otra. –Irene dijo que…-
-Está bien lo que haya dicho Irene.- susurró tapándose la boca para no verlo masticar. –No te preocupes.-
-Te amo.- susurré mirándolo, incluso comiendo pan es sensual. –¿Quieres escuchar lo que hablé con Irene?-
-Creo que eso es parte de tu privacidad.- susurró apuntándome a la taza de café, así que se la di. –Pero si quieres decírmelo, está bien, te escucharé.-
-Irene cree en las sirenas, yo le dije que creía en los unicornios y comenzamos un debate.-
-¿Quién ganó?-preguntó tomando del café.
-Fue empate.- dije sonriendo. –Le conté de Niel y de mi relación con él, y de que en Corea del Norte hay unicornios.-
-¿Hay unicornios?- preguntó Minho mirándome, antes de volver a beber del café.
-Sí, estoy seguro de que sí hay.- susurré sonriendo, asintiendo lento. –Ella dijo que en el polo norte había sirenas, yo le dije que en el polo norte está Santa Claus.-
-Gracias por el café.- bajó la taza de café. –¿Ya cenaste?-
-Tomé un poco de té y unas galletas, luego te traje el café y la pieza de pan. ¿Quieres ir a cenar algo?- tomé la taza de café para levantarme e ir a dejarla en la mesa de noche.
-No, ya casi es hora de bajar, cenaremos en el hotel.- susurró.
-¿Por qué susurramos?- pregunté acercándome a la cama en donde estaba.
-No lo sé.- susurró riéndose.
-Me encantas. ¿Lo sabías?-
-¿Si no lo sé me golpearás?-
-Algo así.- contesté sentándome en su cama. Levanté su cobija para meterme con él.
-¿Ya le hablaste a tu mamá?- me preguntó.
-Ya, le dije que estabas durmiendo y me dijo que te dejara hacerlo. Y que le marcara cuando lleguemos al hotel.- susurré acostándome junto con él. –¿Quieres seguir durmiendo?- me giré para poderlo ver de frente.
-¿Quieres ir a hacer la escena del Titanic?-
-Me sabrá mejor cuando estemos de regreso.- dije mirándolo, su mentón y la manzana de Adán se le marcaban muy bien. Me dieron ganas de besarlo. –Como para cerrar todo.-
…
-Nos vemos luego, Irene.- susurré dejándola a de abrazar. –Fue divertido compartir uvas contigo.- le sonreí.
-También fue divertido el debate de las sirenas y los unicornios.- me sonrió y tomó su maleta. Yo estiré mi mano hacia tras, tomando la mano de Minho. –Espero volver a verte.-
-Yo también.- susurró. –Mensajéame.- bajó primero por el puentecillo para ir ya a tierra firme.
-Se fue.- susurré mirándola subir a un auto en el que se fue.
-“Mensaje” no es verbo.- dijo Minho tirando de mi mano para bajar también.
-A veces es verbo.- contesté riendo. –¿A dónde vamos a ir?-
-Un auto de la compañía de mamá nos iba a estar esperando.- bajamos por completo, él llevaba la maleta así que me toca buscar el auto. –Luego iremos a ese hotel que reservó y cenaremos. ¿Tienes hambre?-
-Un poco.- contesté riendo, vi el logotipo que está en imagen en el refrigerador de Minho, supongo que es de la empresa. –¿No es ese?- le apunté al auto.