Relamí mis labios sin dejar de sólo tentarlo, tocando con mi glande su esfínter y penetrándolo sólo por unos segundos con algunos centímetros, luego salía haciendo que gimiera.
Tomé mi miembro y lo perfilé de nuevo, presioné un poco hasta que le penetré.
-Ah~- temblé al oír su gemido, comencé a marcar un vaivén lento, entrando y saliendo de su cuerpo, sentía como se contraía y expandía, el calor de su cuerpo era abrazador, sólo puedo pensar en lo cómodo que es estar dentro de él, y lo excitante de la idea.
Sus brazos pasaron a estar abrazando mi cuello, me hice espacio entre el mismo, le susurraba como me sentía y las cosas que podría hacerle, Taemin gemía a cada una de ellas hasta que presionó su esfínter anal.
-Ah~ Mu… Muñeco.- le embestí lo más fuerte que pude, haciendo un eco sordo con el golpe de mi pelvis contra sus muslos.
-Ah~- entreabrí mis ojos para mirar a Taemin, tenía sus ojos presionados y el entrecejo fruncido, parecía molesto. –Dios… Minho.-
-¿Sucede algo?- susurré moviendo lento mi cadera para salir de él. –¿Gané?- mi miembro salió por completo de su cuerpo, sentí la diferencia de temperaturas eso me hizo temblar. Terminé recostado en la cama, mirando el techo mientras mi respiración se normalizaba.
-Pero la siguiente la ganaré yo.- sentí el peso de Taemin sobre mi pelvis, se había sentado sobre ella, rozando mi glande contra su dilatado esfínter. –Porque te comeré.- susurró, suspiré cuando el calor de su cuerpo volvió a envolverme.
Sus pompis cayeron sobre mi pelvis, mi miembro ahora estaba dentro de él.
Pasé saliva, los brazos de Taemin se posaron en mi pecho, comenzó a mover su cadera cabalgándome, escuchaba los tiernos golpes que ahora se producían, el movimiento aunque repetitivos era más tenue, no tan profundo ni rápido.
No puse mis manos en su cadera, dejaré que siga haciéndolo a su ritmo.
Escuchaba que gemía lento, tenue y casi murmurando, pero ni por eso dejaba de decir cosas pervertidas como “qué rico” “me encanta” “quiero más” y la que se me hizo más cómica “la lechita”. Pero sé que si comenzó a romper y acelerar su tiempo podría volver a ver esa mueca de dolor.
Lo mejor será dejarlo disfrutar, después de todo esta vez lo dejaré ganar.
Si miembro se frotaba contra mi abdomen, casi sintiendo un intento fallido de penetrar mi ombligo. Su cadera no paraba de moverse, embistiéndose, cabalgándome, sus gemidos eran acordes a cada embestida que recibía.
-Taemin.- susurré poniendo mis manos en su cadera. –Déjame hacerlo.- dejó de mover su cadera, quedó sentado sobre mí así que no resistí mirar cómo es que mi miembro estaba por completo en su interior. Aferré mis manos a su cadera para hacer que se levantara, al hacerlo mi miembro salió pero seguía erguido.
Lo volví a sentar sobre mi pelvis sólo para darme cuenta de que mi glande llegaba un poco más abajo de su ombligo.
-Uy.- susurró Taemin mirando también. –¿Todo esto?- preguntó masajeando mi glande. –¿Todo eso me estoy comiendo?-
Se levantó usando de base sus rodillas, acomodó mi glande bajo su cuerpo y sólo se dejó caer.
-Intenta estar sostenerte.- aferré mis manos se levantado la cadera de Taemin, él asintió efusivamente con sus ojos presionados mientras volví a su interior.
Comencé a embestirlo de nuevo, Taemin puso sus manos en mis hombros así se recargaba y podía resistir mejor mis embestidas, el sonido húmedo de nuestros cuerpos llenaba mis oídos, sus gemidos se volvía cada vez más fuertes casi proporcionales a la fuerza con la que lo embestía.
-¡Ah! ¡Ah!- escuchaba y sentí sus gemidos más fuertes que todos los anteriores. Lo presioné contra mi pelvis, haciendo que arqueara su espalda. –¡Minho~!-
-Ah~ Ah…- sentí mis músculos contraerse por un segundo. Al siguiente ya tenía a Taemin a cuatro, penetrándolo mientras sostenía sus manos y tiraba de sus brazos hacia mí.
-¡Ah! ¡Ah!... ¡Dame! ¡Dame más!- tiré aun más fuerte de sus manos y brazos, mi pelvis golpeó contra sus pompis haciendo que echara su cabeza hacia atrás. –¡Más! ¡Ah! ¡Para! ¡Para!-
Sus manos se movían rápido, como intentado liberarse eso me dio morbo y lo sujeté mejor.
-¡Ah! ¡Minho!-
No dejé de mover mi pelvis, contraía su esfínter cada vez más, presionándome deliciosamente.
-¡Minho!- sus manos se liberaron de las mías, así que las puse sobre su cadera, a los segundos sentí las suyas también, pero comenzó a intentar quitarlas, hacer que mis dedos lo soltaran. –¡Para! ¡Maldición! ¡Detente!- quité mis manos dejando que Taemin cayera sobre la cama.
Alcé una ceja pero me asusté cuando empezó a jalar su cabello, sin duda también parecía que lloraba.
-¿Taemin?- susurré acercándome lentamente, seguía maldiciendo y jalando su cabello. –¡Taemin!- me apresuré a tomarlo de los hombros. –Taemin, ¿estás bien?-
-No puedo Minho.- presionaba sus ojos y sus lágrimas no paraba de hacer, pero por qué. –Es que… no puedo.- quité el cabello de su frente, también el sequé el sudor.
-Qué sucede.- susurré.
-Yo…- me miró a los ojos. –Yo no puedo.-