-Estoy medianamente convencido porque estás siguiendo algunas de tus pasiones que es el Teatro pero aun no estoy cómodo con que no entres a la Universidad.-
-Si te hace sentir mejor, pensaré si entro o no el lunes en este fin de semana.- me fui a mi cocina con los trastos sucios.
-Eso sí me convence.- asentí sonriendo mientras lavaba los platos. –Iré a prepararte la cama, seguro estás cansado por el viaje.- de hecho tengo mucho sueño, aunque dormí muy bien durante el viaje en barco, no es lo mismo a dormir en mi cama, con mi almohada.
Otro día le hago caso a Minho y también la empaco.
Después de arreglar la cocina y el comedor subí a mi habitación, entre y ahí estaba Jonghyun mirándose al espejo.
-Después de comer, creo que sí te vez más guapo.- reí cerrando la puerta tras de mí. –Hora de descansar.- caminé hacia mi cama para dejarme caer.
-Eso sí lo tomo.- abracé mi almohada y hundí mi mejilla derecha en ella. ¡Ya la extrañaba! –Kibum, sobre lo que te quería decir.- asentí sin abrir mis ojos. –Últimamente he estado confundido.- sentí sus brazos abrazarme por la espalda, incluso uno de sus besos en mi cabello. –No sé qué hacer.- una ducha fría arreglaría todo, pero justo ahora… tengo mucho sueño.
-Me estoy durmiendo.- susurré.
-Mejor descansa.- susurró también. –Mañana todo estará bien.- asentí suspirando.
…
-Ahh~- fruncí el entrecejo mientras volvía a suspirar.
Entreabrí los ojos y noté mi techo, contraje las piernas sintiendo la cabellera de Jonghyun entre ellas. Estiré mis manos para llegar a tocarlo, sentí mejor las lamidas que estaba dando a mi miembro, cerré los ojos para disfrutar de ello. Pasé saliva mientras enredaba mis dedos en su cabello, luego involuntariamente marqué el vaivén que quería sentir.
-Ahh~- gemí y alcé la cadera usando de base las plantas de mis pies, sus manos se deslizaron por mis muslos hasta tomarme mejor. –Ahhh Jong~-
Sentí el frio de la mañana en mi húmedo miembro, luego su lengua sólo delineó mi glande.
-Buenos días, PinKey.- fruncí el entrecejo mientras aferraba mis manos a la cobija, las suyas amasaron mis pompis, rozando casi con mi anillo muscular.
Sentí la yema de uno de sus dedos entrar a mi cuerpo, lo hacía lento pero firme. Sentí sus nudillos dando por sentado que tenía dentro el resto de su dedo, moví mi cadera en círculos para intensificar la sensación, pero mi entrada fue tentada por la yema de otro de sus dedos.
-Ah~-presionó hasta que me hizo ceder para recibirlo igual que el anterior. –¿Por… por qué?- marcó un vaivén lento, sentía mis paredes abrirse cada vez más para él, algo que por supuesto me gusta sentir.
-¿Tengo que tener una razón para consentirte?- susurró posándose entre mis piernas para inclinar y rozar sus labios con los míos.
-No~- gemí besando sus labios. Lo tomé de las mejillas, sus extintas mejillas para que el beso se intensificara o durara más.
Sus labios se abrían y cerraban en torno a los míos, escuchaba los chasquidos húmedos que producíamos y sus dedos entrar y salir de mi cuerpo.
Nos separamos y acarició mi mejilla con su mano libre.
Le sonreí.
-Te amo.- susurró.
-Házmelo.- lo miré a los ojos mientras sonreía.
-Un gusto.- me volvió a besar pero no dejaba de ser tierno ni leve. Sentí su glande en entre mis pompis, retiró sus dedos y luego lo colocó justo a la altura para penetrarme.
Separé mejor mis piernas para que se sintiera cómodo, elevé mi cadera otra vez y él comenzó a empujar lento hasta que su glande entró por competo en mí.
-Ahh~- fue presionando un poco más y más, sentí su glande ir más adentro de mí, la sensación de su miembro entrando me gustó demasiado que me limité a suspirar mientras esto sucedía. Cuando sus testículos chocaron contra mí ambos nos quedamos estáticos.
Abrí lento mis ojos para mirarlo.
Él me sonrió, comenzó con un vaivén lento que me hizo suspirar. Pegué mis rodilla a su costados atraparlo en un abrazo con mis piernas, así no se alejaría de mí.
Su pelvis comenzó a chocar contra mis pompis, cerré los ojos para sentirlo más, sus manos se fueron hacia mis costados para delinear mi cintura. Pasaron debajo de la camisa que llevaba puesta para tocar mi piel directamente, sus manos estaban tibias.
Sentí su aliento caliente sobre mi cuello, luego sus labios en un leve beso.
-Te amo, lo sabes, ¿cierto?- susurró.