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Bendita enfermedad por Tem-chan

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Notas del capitulo:

Bueno, como vi que había escrito poco de esta pareja que es mi favorita pues aproveché que estaba enferma para escribir uno de ellos espero que les guste, xd

 

Bendita Enfermedad

Un peli-crema andaba por la calle de camino a casa de un amigo suyo. Habían quedado para ese día ir a entrenar un poco de fútbol, pero al final no podía ser. Hacía unas horas este le había llamado diciendo que no podían quedar porque estaba enfermo, así que había decidido ir a verlo. Tal vez no podrían jugar a fútbol pero sí podrían pasar tiempo los dos juntos que era lo que en verdad quería él. Si, él amaba el fútbol más que la mayoría de las personas del mundo, pero eso no implicaba que no pudiera estar enamorado. Suspiró pensando en ese amor no correspondido que sentía por su compañero de equipo y también de posición, ya que ambos jugaban de delanteros.

Cuando llegó a la puerta del menor llamó y le abrió su hermano, ese peli-rosa que no le tenía mucho aprecio. Le miró con el ceño fruncido para luego dejarlo pasar.

—Shiro está en la cocina —le dijo el chico antes de irse.

Se fue hacia la cocina y vio a su amigo preparando una sopa calentita para él. Tenía la cara un poco rojita pero parecía estar más o menos bien. Le sonrió y se acercó a él.

—¿Cómo te sientes? —le preguntó viéndolo fijamente.

—Bien, pero no lo suficiente para salir a la calle, aunque me siento un poco mareado.

Le siguió mirando como este preparaba la sopa, para conseguir algo de caldo calentito para su cuello, en verdad le dolía. Quería tomar algo caliente y estaba esperando que la sopita estuviera para poder beber un poco y calmar su cuello. Pero claro tendría que esperar que estuviera un poco más frio para no quemarse.

—Deberías descansar de vez de preparar la comida, te ves rojo, ¿seguro que no tienes fiebre? —le preguntó preocupado por este acercándose a tocar su frente viendo un lindo sonrojo crecer.

—N-no, no c-creo… —le dijo tartamudeando por los nervios.

Este sonrió un poco por ese tartamudeo tan lindo por parte del menor y se separó de él, viéndolo un poco preocupado aún, si estaba algo caliente así que buscó el termómetro que había traído y cogió al menor para llevarlo al sofá.

—Póntelo, así sabremos cómo estás… —dijo para así saber si realmente el menor no tenía fiebre.

Este obedeció y se sentó en el sofá poniéndose el termómetro como había dicho su amigo. Este lo dejó allí y se fue a ver la sopa. Pensando en acabar de prepararla él para que el peli-plata descansara. Cuando pasaron unos minutos se fue a ver que ponía el aparato y vio que si tenía fiebre, estaba a 38 de temperatura.

—Estás a 38 deberías estar descansando —le dijo preocupado realmente por el chico— ve a la cama que yo te traeré la sopa.

—Pero…

—Déjate cuidar un poco, a mi no me molesta —le dijo con una pequeña sonrisa acariciando su cabeza— ahora ve a la cama a descansar.

Dicho esto el menor se fue hacia la cama y se metió dentro de ella un poco nervioso por la situación. Le agradaba que Goenji le cuidara pero le hacía sentir un poco culpable que un “invitado” hiciera las cosas para él. Pero como el mayor le dijo que se quedara tumbado en la cama él se tapó y se quedó allí sonrojado pensando en el peli-crema. Mientras tanto este estaba en ese momento colando el tomillo para prepara la sopa, lo puso en otro recipiente para calentar y cuando estuvo caliente le tiró pan rallado y la sal, probándolo para saber si estaba bien o no. Cuando acabó de prepararlo subió a la habitación del menor con una bandeja con el plato de sopita y una cuchara.

—Ya está lista —le dijo entrando a la habitación del menor dejando la bandeja en sus piernas.

—Gra-gracias —dijo mirándolo con una sonrisa.

—De nada —le dijo con una sonrisa tierna mirándolo con amor.

 

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Unos días más tarde quedaron de nuevo para jugar a fútbol, esta vez sí que pudieron quedar para jugar, ya que el menor se sentía un poco mejor y habían decidido quedar para tener esa “cita” que no habían tenido ese día. En el campo empezaron a entregar juntos, pasándoselo muy bien cuando de repente el menor empezó a marearse de nuevo. El frío no le había sentado bien aunque estaba acostumbrado a él. Pero después de que se sintió un poco mejor jugaron un poco más y se fueron a tomar un chocolate caliente a una cafetería.

—¿Aún estás mareado? —le preguntó un poco preocupado.

—No, ya me siento mejor —le dijo con una sonrisa tierna y linda— solo fue un pequeño mareo, gracias por preocuparte.

—De nada, sería difícil no hacerlo.

Sonrió tiernamente mientras se sonrojaba por ese comentario, haciendo que Goenji se preocupara por ello, pensando que tal vez le había subido la fiebre. Le miró un poco más viendo como este bajaba la mirada aún sonrojado. Eso le pareció lindo, pero no podía dejar de preocuparse. El menor aún no estaba recuperado a parecer, y eso le preocupaba demasiado.

—Cuando acabes te llevo a casa —le dijo tomando un poco más de su bebida viendo como Shiro afirmaba— debes descansar más, aún no estás bien del todo.

—S-sí —le dijo con una sonrisa feliz por la preocupación de su amigo— gracias.

El peli-crema ya no dijo nada más pero le sonrió viendo lo tierno que era su compañero de mesa. Siempre le había gustado ese chico, des del día que lo había conocido cuando jugaron contra el Hakuren, y lo encontraron congelándose a medio camino, des de ese momento le había parecido muy lindo y guapo. Pero a medida que lo iba conociendo le iba pareciendo más tierno e interesante y le iba gustando más y más. Pero había descubierto que no era el único que se sentía atraído por el menor, ya que tenía un gran club de fans entre las chicas de clase y de la escuela.

Eso le hacía pensar que nunca conseguiría el amor del peli-plata, siendo que este era igual de amable con todo el mundo, no parecía que nadie fuera especial para él. Pero aparte de eso tenía demasiada competencia y había demasiadas chicas detrás de él, para que se fijara en un chico. Suspiró levemente antes de ver como Shiro daba otro sorbo a su chocolate.

 

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Al día siguiente el menor no se encontraba mucho mejor, al parecer sí que le había afectado ir a jugar con ese frío cuando aún no se había recuperado del todo, así que de nuevo Goenji fue a su casa para pasar tiempo con él. De camino hacia la casa vio como unas nubes se acercaban y arqueó una ceja. ¿Iba a llover? Bueno, una vez en casa de Fubuki le daría igual eso, así que apresuró levemente el paso para llegar antes de que la lluvia lo acechara. Al llegar llamó a la puerta y esta vez le abrió Shiro con una leve sonrisa.

—Hola Go-Goenji —le dijo tartamudeando un poco.

—¿Estás bien? —le preguntó al notar los nervios del chico.

—S-Sí… Solo q-que pa-parece que ha-habrá tormenta… —dijo algo asustado ya que le deban miedo estas.

—Eso parece, te ves algo asustado ¿te dan miedo? —le preguntó viendo como el peli-plata se sonrojaba tiernamente bajando la mirada— no te preocupes, te haré compañía de mientras.

—Gracias —agradeció el chico mientras sonreía yendo hacia el sofá del salón y encendió la tele— ¿qui-quieres ver alguna cosa? —preguntó mientras se sentaba esperando que el mayor le siguiera.

—Lo que tú quieras estará bien —le dijo pensando que no prestaría mucha atención a la tele.

El peli-plata puso el canal de deportes donde hacían carreras de esquí y se puso a ver como bajaban por la cuesta entre esas banderas raras que había allí puestas para que las pasaran en zig-zag. Subió los pies en el sofá y se tapó enterito con una manta ya que tenía frio. Entonces miró a su acompañante de sofá, que se había sentado a su lado bastante cerca y le acercó la punta de la manta para que se metiera debajo de esta con él. No quería que el peli-canela se resfriara por su culpa o algo.

Goenji se acercó más al hermoso, sexy, adorable y tierno peli-plata y se tapó con la manta viendo como el chico se ruborizaba un poco. Sonrió por esa ternura que desprendía el menor y se le acercó un poco más. En ese momento se vio un relámpago y seguidamente se escuchó un trueno. Shiro al escuchar eso se acurrucó entre los brazos de Goenji quien lo abrazó gustoso. Así de paso se daban calor mutuamente. El adorable chico de ojos grises se sonrojó más mientras notaba el abrazó del mayor pero sonrió feliz por ello. Esos brazos lo calmaban y lo hacían sentir seguro.

Estuvieron así abrazados hasta que la tormenta se alejó al cabo de una larga media hora, una que ambos disfrutaron a su manera. Shiro gracias a esos brazos que lo envolvían se había olvidado de su miedo a los truenos y se había concentrado en ese calor que sentía al estar de ese modo con el chico que le gustaba. Y Goenji por su lado había aprovechado para estar cerca de ese hermoso y tierno chico, pensando que no tendría muchas más ocasiones para estar así con él.

Al final se separaron un poco y Fubuki apartó la mirada nervioso y algo tímido, la verdad es que había disfrutado mucho de esa posición pero temía que para el mayor eso hubiera sido incómodo y solo lo hubiera abrazado por compromiso. Sabía que Goenji por frío que fuera nunca lo apartaría bruscamente en una situación como esa.

—Esto… perdona —dijo con algo de miedo.

—Está bien —respondió el otro con una cálida sonrisa— me gustó tenerte entre mis brazos.

El otro lo miró un poco confundido antes de sonrojarse tanto que su rostro le hacía la competencia al rojo del cabello de Hiroto y Nagumo juntos. Goenji ante eso sonrió un poco más y se acercó al chico para abrazarlo nuevamente notando como este se tensaba un poco al inicio. Aunque después correspondió al abrazo olvidando la manta sobre el sofá.

—Tápate —le dijo el otro cogiendo la manta y dejándola sobre los hombros del peli-plata para que no resfriara más.

Este asintió y cogió la manta con una tierna sonrisa, feliz por todas las atenciones del mayor quien se sentó y acercó el chico a su cuerpo para abrazarle y darle más calor. Calor humano. Ambos se quedaron así viendo como aun seguían esquiando en la tele aunque ya estaba a punto de acabar el programa, en ese momento poco les importaba a ninguno de los dos.

—Fubuki —le llamó el peli-canela mirando al menor que estaba en sus brazos envuelto con la manta.

—¿Sí? —preguntó levantando un poco la vista para ver al chico quien aprovechó la cercanía de sus rostros para besarlo.

El menor se sonrojó más pero cerró sus hermosos ojos grisáceos para centrarse en ese beso que le daba Goenji. Ese toque de sus labios se sentía realmente bien, era muy dulce y cálido, tal como lo habían imaginado. Por lo que se dejaron llevar hasta que se quedaron sin aire y se separaron mirándose a los ojos.

—Te amo —dijo después del beso como respuesta a la pregunta del menor, quien sonrió ya que no podía sonrojarse más.

—Y-yo… yo también… te-te amo —dijo un poco tímido sorprendido por esa confesión que no se esperaba.

Después de esto estuvieron abrazados, un largo rato, besándose con pasión demostrando todo ese amor que habían estado conteniendo hasta ese momento.

 

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Al día siguiente Goenji se despertó, en su cama, sintiéndose un poco enfermo. Lo pensó y sonrió. No era algo raro, ya que se había estado besando horas con su, ahora, hermoso, sexy, perfecto y angelical novio. Realmente era una hermosura, de solo recordar eso no podía parar de sonreír, tenía que darle las gracias al resfriado y también a la tormenta así que en estos momentos la enfermedad era lo menos importante. Como el menor también estaba malo estuvieron unos días que no pudieron salir de casa ninguno de los dos, pero después de eso quedaron para verse.

Fubuki estaba más que nervioso pensando en que tendría una cita con Goenji, sería la primera vez que quedaban después de que este se le confesara y no sabía cómo debía reaccionar o como debía mirarlo. Estaba muy nervioso y de solo pensar en esa tarde se ponía rojo como un semáforo. Llegó donde habían quedado viendo que el pelos parados ya había llegado a dicho lugar y sonrió un poco antes de acercarse un poco tímido. Cuando su novio se dio cuenta de que estaba llegando se separó de la pared en la que estaba apoyado y con una sonrisa se acercó a él.

—Hola Shiro —le dijo antes de darle un dulce y corto beso en los labios.

—Ho-hola —respondió mirándolo sonrojado.

—¿Quieres que vayamos a dar una vuelta? —le preguntó recordando que había una nueva crepería cerca de allí— hay una nueva crepería donde hacen unas creps muy buenas ¿quieres que vayamos allí?

—Está bien —dijo con una sonrisa antes de sentir como el mayor lo tomaba de la mano dejando la otra dentro de su chaqueta naranja, que le quedaba hermosa.

El menor sonrió ante eso andando al lado del Goenji el cual estaba sonriendo pensando en que quería que fuera una gran cita que el chico nunca olvidara. Pero por el momento irían a buscar la crep que le había dicho y así estarían sentados en una mesa de una crepería calentita, aún hacía frío y no quería que el menor enfermara de nuevo.

Y así empezaron su primera cita que los llevó al cine y a la casa del menor, donde el mayor tenía pensado dejar a Fubuki antes de irse a su casa, para pensar en el menor y en una próxima cita, aunque antes quería con él para entrenar fútbol como hacían a menudo. Siendo que el menor era el mejor defensa y el mejor delantero le iba muy para entrenar, y de paso el menor también mejoraba.

Pero cuando estaba por despedirse el menor le pidió si quería entrar en su casa un rato a lo que no pudo negarse y aún menos cuando supo que estarían solos en casa. Al parecer Atsuya pasaba más tiempo en casa de Afuro que en la suya, lo cual en cierto modo le gustaba, porque así no tenía que preocuparse de las miradas de ese, pero por otro lado no le gustaba ya que eso significaba que el menor estaba solo mucho tiempo.

—¿Cuándo volverá Atsuya? —le pregunté un poco preocupado por esa solitud que había en el hogar.

—No lo sé, tal vez en la noche o tal vez se quedé allí —dijo este como si no le importara aunque Goenji sabía que al menor no le gustaba esa solitud en su hogar.

—Entonces ¿Qué te parece si vienes a cenar a mi casa y conoces a mi familia? —le preguntó el peli-canela.

—¿Tu-tu familia? —preguntó Shiro algo sorprendido y asustado al escuchar eso— ¿Y… y si no les caigo bien?

—Con lo lindo que eres les caerás bien, y con suerte podrás quedarte a dormir en mi casa.

Esto sorprendió más al hermoso chico quien se quedó viendo a su novio pensativo ante tal propuesta pero después asintió con la cabeza.

—Le dejaré una nota a mi hermano por si viene.

 

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Habían pasado ya unos meses de relación entre ambos y estos estaban felices. Todo había ido bien hasta el momento y esperaban que siguiera así. Los padres de Goenji habían conocido al menor y lo habían aceptado como parte de la familia, su relación era seria y sus padres lo sabían y lo aprobaban. El único que no se veía muy feliz con eso era Atsuya pero al final no le daba mucha importancia, porque ya tenía demasiado trabajo peleando con cierto afeminado.

Y estaban celebrando que ya llevaban 4 meses de relación por eso habían quedado y habían estado todo el día juntos hasta que ahora el mayor como siempre había acompañado al menor a su casa. Hasta aquí todo normal, no había nada extraño en eso. Fubuki lo invitó a entrar a su casa y ambos se fueron juntos hasta la cama del peli-plata, donde se sentaron muy juntos. Eso le pareció un poco más raro al mayor y más cuando Fubuki se le acercó de tal modo que acabó sentado en sus piernas.

—¿Shiro? —le preguntó sorprendido observando el sonrojo y la ternura de ese adonis que tenía sentado en sus piernas.

—Shu-Shuuya… po-podemos… esto… a-avanzar… —le dijo tímidamente mientras le miraba muy sonrojado.

—¿Quieres? —preguntó este mirándolo a los ojos y viendo como el menor asentía.

Sonrió y se acercó al rostro de este para besarlo en los labios con pasión y lujuria. Si su novio se lo pedía él no se lo iba a negar por nada del mundo. Le cogió por el trasero y lo acarició levemente aprovechando la posición en la que estaban. Fubuki gimió entre el beso al sentir esas manos en su trasero, pero no podía negar que le gustaba esa sensación. Así que se junto un poco más al mayor sintiendo como sus miembros se rozaban por encima de la ropa. Se sonrojó más mientras sus gemidos quedaban ahogados en el beso que estaba compartiendo con el mayor.

Este con sus manos aún en su trasero empezó a moverlo un poco haciendo que sus miembros siguieran rozándose entre ellos excitándolos ambos. Se separaron del beso para coger aire y en esos momentos se escaparon varios gemidos por parte de ambos. Goenji dejó esos movimientos y le quitó la ropa superior a su novio antes de dejarlo tumbado encima de la cama. Entonces se quedó observándolo un poco, viendo ese pelo desarreglado, sus ojos entrecerrados, ese sonrojo en su hermoso rostro, con la respiración agitada y la boca entreabierta intentando conseguir el oxigeno que le reclamaban sus pulmones. Era hermoso, realmente hermoso y sexy. Una vista digna de un Dios, como un paraíso para sus ojos que le hacía sentir un deseo inmenso y le hacía latir con fuerza el corazón.

Siguió observando más abajo ese fino cuello de piel pálida que le llama a gritos que lo besara y lo marcara, ese pecho que se veía tan suave y hermoso que parecía hecho de porcelana, tenía la impresión de que si no iba con cuidado se podía romper. Esos dos botoncitos rosados que estaban allí pidiendo atención y el movimiento un poco rápido y desacompasado de la respiración del menor lo hacían una visión realmente impresionante y bella. Con una sonrisa se acercó al cuello del menor y lo besó y mordió levemente antes de succionar en una zona concreta dejando una clara marca de propiedad en esa blanquecina piel. Orgulloso de esa marca empezó a jugar de este modo por el cuello y por la clavícula del menor, marcándolo para dejar claro que ya tenía propiedad.

Después bajó por el pecho llegando a esos pezones que antes habían pedido a gritos y con pancarta luminosa que los maltratara un poco y eso hizo, los cogió con sus labios succionando y tironeando un poco de ellos, mordiéndolos suavemente consiguiendo que lentamente ambos se endurecieran y quedaran erectos, para completar esa linda visión. Siguió bajando dejando marcas por toda la zona hasta que llegó donde estaba el pantalón y empezó a bajarlo lentamente mientras aprovechaba para acariciar esas fuertes y lindas piernas en el proceso. Tenían un contorno perfecto y suave, parecía que estuviera tocando seda de tan suaves que eran. Sonrió ante la hermosa piel que poseía el menor y se acercó a estas para besarlas y dejar algunas marcas en sus muslos, escuchando más de esos suspiros y gemidos que Shiro no dejaba de hacer y que resultaban tan excitantes para él.

—Shuuya… —le dijo entre gemidos muy excitado por todo lo que su novio le hacía— aah… aaah…

El peli-canela estaba encantado de escuchar a su novio gemir su nombre de ese modo, era obvio que este estaba disfrutando de lo lindo cada cosa que le hacía y ese era el plan. Le miró viendo como estaba el menor, solo con la ropa interior con las piernas abiertas y con su blanca piel llena de marcas de su propiedad. Su bóxer se veía muy abultado y algo mojado por la excitación. Se acercó a esa parte y sin quitarle esa pieza de ropa le dio una pequeña mordida con sus labios en esa zona, escuchando un gemido más fuerte del menor mientras arqueaba su espalda. Se separó de esa zona y le quitó los bóxers dejando todo el miembro a la vista.

Shiro al notar eso tembló un poco y quiso taparse por vergüenza pero el oji-negro no se lo permitió. Acercó su rostro a esa extensión de carne y la besó en la punta escuchando un suspiro por parte de su ángel. Después de eso se alejó un poco y beso su vientre jugueteando por la zona disfrutando de esos pequeños temblores y estremecimientos que daba el menor con su juego. Cuando quedó satisfecho se separó un poco y lamió tres de sus dedos dejándolos bien lubricados para poder empezar a preparar al menor.

—Voy a empezar a prepararte —le advirtió al menor mientras este asentía levemente sin mirarlo por lo avergonzado que se sentía.

El mayor sonrió ante eso y empezó a meter el primer dedo dentro del menor viendo como este se tensaba rápidamente. Le miró su rostro para ver si había dolor en él pero solo vio un poco de incomodidad así que empezó a mover el dedo en forma de circulo a la vez que se acercaba de nuevo a la zona de la entrepierna para seguir jugando por allí dejando besos y marcas por doquier, de este modo consiguió que el menor olvidara, en gran parte ese dedo que estaba dilatando su entrada. Sonrió al notar como empezaba a mover sus caderas al ritmo del dedo y aprovechó que, al parecer, ya estaba bien dilatado para meter otro de sus dedos en esa pequeña cavidad. Ante eso la espalda de Shiro se arqueo levemente mientras intentaba acostumbrarse a la invasión, así que el seme de la relación decidió esperar un poco para que el menor se acostumbrara. Empezó a mover sus dedos de forma circular al inicio antes de cambiar y moverlos en forma de tijera, haciendo que el menor gimiera ante eso, era más incomodo y dolía un poco más, pero la boca de su novio que en ese momento estaba dando leves lamidas a su miembro y sus testículos le hacían olvidar eso sacándole gemidos de placer.

Goenji cuando lo vio necesario metió el miembro del menor en su boca y un tercer dedo en su interior, haciendo que muchas sensaciones invadieran la mente y el cuerpo de Shiro. El peli-plata sentía algo de dolor mientras lo dilataban pero también sentía el placer que Goenji le daba en su miembro, a medida que subía y bajaba por él. El mayor rozaba con su lengua el miembro del menor consiguiendo que este estuviera más apretado en su boca. Eso le daba más placer a Shiro quien no paraba de gemir sintiendo esa lengua y esa boca en su parte débil. En esos momentos ni queriendo hubiera podido pensar en nada más que eso. Al final sentía tanto placer en su miembro como en su trasero así que acabó por sentir que llegaría pronto a su orgasmo.

—Shuuya… aaah… me vengo —gimió un segundo antes de venirse en la boca de este quien tragó su esencia antes de sonreír.

—Sabes muy bien, Shiro —le dijo viendo como este intentaba recuperar el oxigeno perdido dentro en el acto.

—N-no di-digas eso… —se quejó avergonzado por las palabras de su novio aunque le habían gustado.

—Pero es la verdad, y ahora sabes que toca, ¿verdad? —le dijo acercándose a su rostro para besar su mejilla antes de llegar a sus labios.

Besó al menor con ansias y deseo, de verdad que esa belleza que tenía por novio lo encendía y le hacía querer más de él, lo embriagaba pero le gustaba esa sensación. Mientras lo besaba con una de sus manos se ayudó a acercar el miembro a ese agujerito que ya había preparado y entró en él de forma rápida, antes de quedarse quieto esperando que el menor se acostumbrara. Este arqueo la espalda al sentir eso y una pequeña lágrima apareció en uno de sus ojos. Cuando el beso acabó y se tuvieron que separar para recuperar el aire, Goenji lo observó y vio esa pequeña lágrima, la cual secó con un beso.

—¿Te duele mucho?

—N-no, e-esta dismi-nuyendo… —dijo jadeando un poco cerrando sus ojos para intentar acostumbrarse a esa invasión y también para evitar la mirada de su novio.

Estaba tan nervioso pero tan feliz a la vez, después de tanto tiempo al fin era uno con Goenji, era cierto que dolía pero el dolor iba pasando y solo quedaba la sensación de felicidad y de sentirse lleno, en ambos sentidos de la palabra. Sonrió levemente y abrió sus ojos para mirar al chico de pelo canela.

—Bé-bésame… —pidió un tímido deseando otro beso de su novio antes de que empezara a moverse.

Goenji así lo hizo sin oponer ningún tipo de resistencia, se acercó a su chico y empezó a besarlo como si no hubiera un mañana, de todos modos él también lo deseaba y amaba el contacto de sus labios con los del menor. Shiro movió un poco sus caderas para indicarle a su novio que ya podía empezar a moverse y él así lo hizo. Sin más dilación empezó a embestir al menor, primero suave y lentamente, para ir cada vez más rápido y profundo escuchando como el menor gemía abrazándose a su cuello.

—Shuuya… aaaaaah… ma-más… hmmm… aaaaah… —gemía el peli-plata mientras se abrazaba más fuerte acercando su rostro al del mayor para besarlo y así acallar un poco sus gemidos.

Estaba muy avergonzado de emitir esos extraños ruidos, aunque sabía que al mayor le gustaban y le ponían, ya que al escuchar sus gemidos su miembro se hacía más grande en su interior. Sonrió un poco entre el beso a la vez que rodeaba al mayor con sus piernas acercándolo más a él para que entrara con más fuerza. En ese momento dio en ese punto clave que le dio un placer inmenso y lo hizo saber dejando escapar un gemido más sonoro rompiendo ese beso que él mismo había iniciado.

—Más! Má-más a-ahí, por fa-favor —le pidió excitado por ese roce en esa zona de su interior.

Sin dar respuesta alguna el mayor empezó a buscar ese punto en cada una de sus embestidas haciendo que el menor gimiera sin parar y dijera su nombre entre los gemidos. Eso hizo que Goenji se inspirara más y empezara a ir más deprisa y fuerte en ese cálido y estrecho interior. Entonces vio que el miembro de su novio volvía a estar a tono para descargar de nuevo, así que empezó a masajearlo al ritmo de las embestidas. El menor ante eso arqueó la espalda gimiendo más fuerte por tanto placer que sentía en ese momento.

No duraron mucho más, estaban demasiado excitados así que en unos cuantos movimientos ambos se corrieron gimiendo el nombre del otro para después mirarse y sonreír. Cuando el mayor recuperó un poco el aliento salió del interior de Shiro y se tumbó a su lado antes de abrazarlo.

—¿Cómo te sientes?

—Bien —respondió el menor apoyando su cabeza en el pecho de su novio— muy feliz.

—Me alegro de ello.

El menor sonrió y le dio un beso en el pecho del mayor antes de cerrar sus ojos mientras se abrazaba con una sonrisa. No le dolía nada, eso era bueno. Si que le había dolido un poco al inicio pero después solo había sentido placer y ahora se sentía muy feliz. Y pensando esas cosas se quedó dormido junto al mayor.

 

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Había pasado un tiempo des de ese día en el que habían consumado su amor, en su celebración de los 4 meses. Desde entonces como antes todo iba bien entre ellos tenían una relación normal como antes, aunque ahora se veía todo diferente para ellos. El consumar su amor en ese acto había hecho que su relación se hiciera más sólida, aunque después de saber que había chicos que podían ser donceles se habían preocupado un poco al final no había sido nada más que un susto. Shiro no podía quedar embarazado ya que no era uno de ellos, pero al saber los resultados quien se quedó afectado fue Goenji. Como seme de la relación él tenía que llevar la voz dominante en el sexo, y según las pruebas él era un doncel, eso era una deshonra para cualquier seme. Cuando se enteraron se quedó de piedra, o más bien se quedó en estado de shock durante unos minutos, antes de poder reaccionar.

 

Flashback

Habían ido a la consulta de su padre con la intención de saber si Fubuki podía tener hijos, la verdad es que se había preocupado un poco al saber que los chicos podían quedar embarazados, no todos pero si algunos. Eso le había asustado un poco aunque la idea de tener hijos con su novio en un futuro no le disgustaba. Pero la cuestión no era esa, en esos momentos podía ser que hubieran cometido un error imperdonable al tener sexo sin protección.

Al llegar allí, su padre les obligó a ambos a hacerse la prueba. Shuuya no entendía porque él también tenía que hacérsela pero no quería discutir con padre así que aceptó. Cuando llegaron los resultados después de media hora de espera, su padre se echó a reír, lo cual sorprendió mucho a ambos. Ninguno de los dos lo había visto reír en todo ese tiempo. Y eso a Shuuya le dio miedo.

—Tal como pensé —dijo de repente el señor Goenji, con voz seria, asustándolos— Bueno, una buena noticia es que Shiro no está embarazado, una no tan buena es que no podrá tener hijos porque no es doncel —en esto vio la cara desilusionada de ambos y entonces sonrió— pero hay otra buena noticia sí que podrán tener hijos.

—¿Cómo? —preguntó el menor interesado por el tema, si no era doncel… no entendía como podrían tener hijos.

—Shuuya si es un doncel —dijo yendo al grano viendo divertido la expresión de sorpresa de su hijo.

—¿Yo? ¿Soy un doncel? —preguntó con voz queda— no puede ser.

Fin del Flashback

 

Así fue como se había enterado de que era un seme doncel, toda una deshonra para su ser. Quería llorar, en serio quería, pero no lo haré, ya tenía el orgullo suficientemente destrozado como para añadirle eso. Todo hubiera sido mejor si ninguno de los dos hubiese sido doncel, entonces serían como Fudo y Kido, ambos estériles y podrían adoptar tranquilamente. Pero ahora… si, igualmente podían adoptar pero teniendo la posibilidad de tener sus hijos con el menor, aunque él tuviera que soportar el embarazo y el ser ukeado al menos una vez, no podía ignorar eso. Obviamente que sería más feliz si en vez de adoptar tenían sus propios hijos, pero… meneó la cabeza intentando no pensar más en eso y miró a su novio quien andaba con la cabeza baja.

—¿Estás bien Shiro? —le preguntó preocupado por él.

—S-sí… solo pensaba… —dijo en voz algo baja— que hubiera sido mejor que yo fuera el doncel.

—¿Por qué? —le preguntó aunque él estaba de acuerdo con esa afirmación.

—Porque yo no creo poder hacer tu papel y porque tú no quieres ser doncel… pero podemos adoptar si quieres —le dijo forzando una sonrisa— tampoco quiero que esto nos afecte a nosotros o a nuestra relación.

—No lo hará —le aseguró apretando sus dientes— no importa quién sea el doncel, ¿no? Lo importante es que podremos tener hijos, ¿verdad? —le dijo para animarlo— no me importa solo debo mentalizarme, y sobre todo esto tiene que ser un secreto de familia, ¿sí? —le dijo con una pequeña sonrisa para animarlo.

—E-está bien —dijo el menor abrazándolo— gra-gracias —le agradeció ya que pensaba que el mayor se enfadaría o lo dejaría por eso, al parecer sus miedos no tenían fundamento y eso lo alegraba— te amo.

—Yo también te amo —respondió este antes de separarlo un poco, cogerlo del mentón y besarlo en los labios.

FIN

Notas finales:

Y hasta aquí este one-shot que al inicio no sabía cómo escribir pero que al final conseguí acabar y creo que no quedó tan mal. No tenía pensado nada de lo que al final apareció pero el resultado podría ser peor.

Espero que les guste y que comenten, muchas gracias por leerlo

Hasta otra!!


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