Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

No hagas caso a los extraños por Nuxi

[Reviews - 39]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

No salías de tu asombro. No te podías creer de ninguna manera que delante de ti estuviera esa persona. Te quedaste de piedra.

Delante de ti estaba Dídac Jotus. Todo el mundo lo daba por muerto, y tu también.

A Dídac Jotus ya lo conocías de antes, gracias a tu primer reportaje como periodista. Era un simple reportaje sobre los guardas forestales. Para realizarlo la agencia de periodismo te alojó en una casa rural y cerca de ésta había una gran mansión, ahí es donde vivía Dídac Jotus por esos tiempos. Lo conociste por casualidad y en esos momentos no viste nada raro en él, hasta te pareció simpático.

Un día que no había nada que hacer, saliste a dar una vuelta por el bosque que rodeaba la casa rural en la cuál te alojabas. Viste un zorro cerca del camino y te dio por acercarte a él. El zorro al verte se alejó y cuando te giraste para volver al camino que te conduciría a la casa rural, te diste cuenta que no lo encontrabas. Te viste perdido en mitad de ese frondoso bosque sin saber qué hacer. No encontrabas ningún tipo de camino y no conocías la zona. Caminaste durante horas, y al final cuando ya estabas agotado y hambriento y empezaba a anochecer, te encontraste con él.

Él fue muy amable contigo. Te llevó con su todo terreno hasta la casa donde te hospedabas después de darte de comer y de beber en su mansión. Esa mansión te agradó mucho, te parecía muy linda por fuera y por dentro la decoración era rural pero sin quitar el aire rural de la zona.

Días más tarde y gracias a la televisión te enteraste que la persona que te ayudó ese día en el bosque, Dídac, era un terrorista que estaba en busca y captura por todo el continente.
La policía lo encontró en la mansión que diste antes estabas con él. Cuando fue a entrar la policía, la casa salió volando por los aires. Murieron tres agentes 6y una decena quedaron heridos, se encontró un cadáver pero nunca se pudo identificar como el de Dídac Jotus.

Ahora, sabías que Dídac estaba vivo, lo tenías delante de ti. No encontrabas ningún cambio en el aspecto de ese hombre aunque de esos sucesos ya habían pasado unos tres años. Ya no te acordabas de que una vez existió este hombre.

De golpe, toda la realidad se cernió sobre ti. No tenias forma de escapar de ese lugar, él era quien tenía el mando y sabías que tenías que acatar todas sus ordenes o las cosas irían muy mal. En ese instante pensaste que habías firmado tu sentencia de muerte.

Dídac se te fue aproximando y sentías que el miedo se extendía por todo tu cuerpo. Pensabas que en ese instante se aproximaría a ti, te pegaría un tiro y de esa manera acabaría tu existencia en este mundo. Te equivocabas completamente, él te tenía preparado unas cuantas sorpresas que luego, con el paso del tiempo irías descubriendo. Él tenía mucho interés por ti, demasiado tal vez.

Se te acercaba a paso lento. Cada vez estaba, más cerca de ti. No podías hacer nada para evitarlo. No podías aguantar esos ojos azules echándote esa mirada tan fría que no mostrabas ningún sentimiento sobre ti. Te creaba terror tener esa persona de tan imponente aspecto delante de ti.

Dídac Jotus te superaba en altura y fuerza física. No tenías nada que hacer en una pelea cuerpo a cuerpo. Esto último lo tenías bien presente. Sabías que lo mejor para ti era actuar como un corderito y hacerle caso en todo lo que te dijese.

Cuando estuvo a menos de un metro de ti, paró sus pasos. Miraste hacia sus ojos y te viste reflejado en ellos. Notabas que temblabas de pies a cabeza y no podías hacer nada por evitarlo. Él olió tu miedo y lo supiste por esa extraña sonrisa que se dibujó en su cara. Esa sonrisa significaba tantas cosas: seguridad en sí mismo, él saberse superior a ti y tener todo bajo su control. Te sentías como0 un indefenso animal enfrente de un león fiero que en cualquier momento saltaría sobre ti y acabaría con tu vida, te sentías como una presa acorralada. Esta sensación no te gustaba, te hacía temblar aún más. Al ver Dídac que tu cada vez temblabas más, su sonrisa se agrandó y aún te dio más temor. Nunca habías sentido tanto miedo en tu vida.

Te comenzó a hablar con esa voz que te repelías y se resultaba repugnante pero de algún modo también te atraía, y esa atracción no sabías a que venía. A pesar de tu ingenuidad, sentiste que debajo de esa voz que quería resultar dulce había un mensaje oculto. Esas palabras estaban fuera de contexto. Sabías que tu futuro próximo dependería de Dídac y eso no te gustaba. Lo mejor era escuchar a Dídac e intentar comprender lo que decía. Unas palabras que te dedicó solamente a ti, y eso no te gustó. Hubieras deseado que se la hubiera dedicado a cualquier otro, pero el receptor del mensaje eras tu.

- ¡K’ Almirall, hacia años que no te veía! Me da una gran alegría ver que todo te ha ido tan bien. Espero que no te hayas perdido de camino hacia aquí, por lo recuerdo tu orientación no es muy buena – Bromea Dídac, su trato hacia ti era muy amigable, como si fueras un viejo conocido suyo. No te gustaba su manera de tratarte.- Bienvenido a mi morada o escondite, como quieras llamarlo. No sé porqué pero tenía la certeza de que vendrías inmediatamente y, veo que no me he equivocado – En este momento su mirada cambió y en ella se representó la malicia y una locura indescriptible – Veo que los años han hecho que mejoraras... como el buen vino... ¡Pero que descortés que estoy siendo! Perdóname. Ven, sígueme y vayamos al salón. Hay estaremos más cómodos y podremos hablar con tranquilidad. Espero que no trajeras ese coche que te compraste hace pocos meses porque sino... ya puedes despedirte de él. En esta zona no durará mucho.

No podías aguantar que Dídac te hablara con tanta familiaridad, no lo conocías de nada y él te trataba como un viejo amigo. No te gustaba su actitud. Tu desconfianza aumentó.

Después de cavilar sobre las palabras que te dijo el terror se volvió pánico. No te paraba de rondar esa pregunta por tu cabeza. ¿Cómo él podía saber que te habías comprado un coche hace dos meses? No encontrabas ninguna respuesta. Sólo te dabas cuenta que él sabía muchas cosas sobre ti, y eso te creaba pavor. ¿Qué más sabría de ti?

Tu mente no paraba de hacer se preguntas. Además ella sola no encontraba respuesta. Sabías que el único que tenía respuestas para tus preguntas era Dídac Jotus y eso no calmaba nada tus temores.



19- noviembre-2005

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).