Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

| Portada Desteñida | por gabkim21

[Reviews - 21]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

¡Hola! Bueno estoy de regreso despues de mucho de no publicar nada. 

Este vez con este fanfic que sí, será largo y sobre todo creo que divertido. La idea original surgió para un concurso de fanfics debido a la JK Promise pero debia ser un one-shot, por ello comence rápido con la historia hasta que me di cuenta que no podia ser solo cosa de un capitulo, y por ello opté por dejar el concurso y hacerlo fanfic. 

Espero les guste y sobre todo disfruten la lectura

Notas del capitulo:

 

Espero disfruten este primer capitulo que es algo corto pero es como una introduccion para la historia :')

Ajustó sus gafas, era necesario que acomodara todos los papeles que llevaba en esas carpetas. Cada día se llenaba de al menos docena y media de papeles. Esta vez debía ser mucho más cuidadoso, no quería terminar en el piso… de nuevo.

 

Suspiró con pesadez, apretando fuertemente sus brazos; asegurando los folders. Llegó con alivio a su cubículo, observó a su alrededor en busca de un lugar libre, hasta que lo encontró.

 

Tardó alrededor de quince minutos en terminar de ordenar todos esos papeles, satisfecho con su trabajo dejó caer su cuerpo sobre su acolchonada silla. Había sobrevivido al pasillo entero y ahora a su saturado escritorio y todo sin tirar ni una sola hoja, en definitiva era un nuevo record para su fatídico historial. Se reclinó lo suficiente para levantarse e ir por un buen café cargado, cuando un ligero ruido lo hizo detenerse en seco. Observó a todos lados en busca de ese pequeño pero inquietante rechinido, agudizó un poco más sus oídos…

 

-¡¡Kibum!! –gritaron su nombre.

 

-¡¡¡AHHH!!! –sus brazos se aferraron a su asiento y empujó todo su cuerpo contra su escritorio. Por consecuencia la montaña de papeles bien organizados se derrumbó en escasos segundos.

 

-¡¡Tiffany!! ¡Casi muero del susto!

 

-¡Oh! Lo siento Kibum… no sabía que estabas aquí –se disculpó de inmediato.

 

-Nadie lo nota a menos que haga ruido con mis constantes caídas… -murmuró para sí mismo.

 

-¿Ah?

 

-Nada, olvídalo. Dime ¿para qué me buscabas? –se giró para quedar frente a la pelinegra que lo observaba con el ceño fruncido.

 

-Bueno, sobre eso… -gruñó –tengo que irme pero en unos quince minutos terminará la junta de directivos, así que necesito que entregues esto por mí… ¡lo siento Kibum! Pero no puedo confiarle a nadie más estos documentos que son muy importantes…

 

Kibum tragó lentamente… eso significaba solo una cosa.

 

-Yo… de acuerdo, lo haré –suspiró con pesadez.

 

-¡Solo tendrás que esperar a que firme y podrás salir de su oficina! –dijo restándole importancia.

 

-De acuerdo Tiff… podré hacerlo, no te preocupes. –una mueca parecida a una sonrisa se formó en sus labios rosas, debía ser fuerte siquiera delante de su amiga.

 

La pelinegra se acercó lo suficiente para dejar un sobre amarillo y mirar atentamente a Kibum.

 

-¿Estás seguro?

 

-Ya lo superé –dijo asintiendo.

 

Tiffany quiso creer en las palabras de su amigo, pero sus ojos rasgados y finos decían otra cosa. Se acercó aún más para brindarle un abrazo de apoyo.

 

-Me voy Kibum, nos vemos mañana.

 

-Hasta mañana…

 

Suspiró con pesadez. Esos insignificantes quince minutos debían ser eternos. Deseaba con todas sus fuerzas que esa reunión tardará al menos dos horas más, pero era imposible.

 

Con resignación comenzó a recoger y ordenar de nueva cuenta los papeles esparcidos en el suelo. Trató en vano de alejar todos esos pensamientos que lo abordaban, todos y cada uno de ellos hacían flaquear sus piernas. Observó su reloj, solo para percatarse de que tenía menos de cinco minutos, los empresarios y directivos comenzaron a salir de esa amplia habitación de juntas, anunciándole que el momento estaba acercándose.

 

Sus músculos faciales se tensaron; ¿cómo luciría en esos momentos?

 

Rebuscó en el último cajón de su escritorio algún espejo o al menos un objeto en el cual pudiera reflejar su imagen… ¿Tendría el valor de poder verse?

 

El sonido de una puerta cerrarse lo hizo reaccionar, se levantó y echó un vistazo hacia el tenebroso lugar que no deseaba pisar. Ya estaban todos fuera…excepto uno. Sus piernas volvieron a temblar, mientras sus pasos eran cada vez más lentos. Fue todo un dilema decidir si debía entrar o tocar antes. Un largo suspiro salió de sus labios haciendo una mueca de frustración.

 

Lentamente giró el pomo de la puerta, abriéndose paso. Su respiración se cortó por unos instantes.

 

-¡Oh! ¡Kibum eres tú! Adelante pasa –una grave voz emitió su nombre con suma amabilidad.

 

-Buen día señor Jung –hizo su mayor esfuerzo para que la voz no se le quebrará.

 

-¿Señor Jung? ¡Oh vamos Kibum! Sabes que puedes decirme Yunho –una perfecta sonrisa se dibujó en ese rostro.

 

Kibum

 

¿Cuántas veces había deseado que su nombre saliera de esos labios pero con otras intenciones?

 

¿Cuántas veces había deseado ser algo más que su asistente?

 

¿Cuántas veces había deseado que ese hombre que ahora le sonreía fuera con quien despertará todas las mañanas?

 

Tantas…

 

Pero sus deseos jamás podrían volverse realidad. Porque Yunho ya tenía a alguien, estaba felizmente casado y con una pequeña en camino. Su esposa era una ex-modelo de esa agencia. Mientras él, solo era un simple asistente.

 

-¿Qué ocurre Kibum? –esa sonrisa de hace unos instantes desapareció tornándose en una mueca preocupada.

 

-Yo… solo… nada –susurró.

 

-¿Nada? –interrogó alzando las cejas.

 

-¡Sí! –su afirmación duró solo unos segundos al darse cuenta de sus verdaderos motivos de esa visita –Digo…no –carraspeó inseguro –Yo vine por estos papeles.

 

Extendió su mano, evitando así mayor acercamiento. Tendiéndole los documentos.

 

-Ya veo. Tiffany de nuevo esta muy ocupada ¿no? –comenzó a revisar todos los pendientes escritos.

 

Kibum asintió. Estaba tratando de evitar extender ese momento y si con ello implicaba cortar toda plática posible lo haría.

 

-A veces pienso que Tiffany en cualquier momento vendrá a decirme que ya no podrá suplir su puesto aquí, ya que en el área de edición la necesitan más. Entonces tendré un nuevo asistente personal –sonrió con gracia.

 

Las pupilas avellanas de Kibum duplicaron su tamaño de la impresión. ¿Acaso eso era…?

 

-¿Qué tal te parecería el puesto Kibum? –despegó la mirada de las hojas ya firmadas.

 

Un ligero escalofrió recorrió su espina dorsal. Eso lo había tomado totalmente por sorpresa.

 

-Bueno… yo… -sus palabras se atoraron, convirtiéndose en un nudo en su seca garganta. – Yo, realmente…

 

El teléfono sonó, rompiendo el penoso momento. Una fugaz mirada de disculpa por parte de Yunho, lo hizo salir de su trance.

 

-Hablaremos luego Kibum –se despidió con un ligero gesto. Solo para después atender la llamada entrante.

 

Las piernas que aún seguían flaqueando de Kibum, se apresuraron a sacarlo de ese lugar y con algo de torpeza recogió los papeles y emprendió su huida. Llegó rápidamente a su cubículo; entró no sin antes echar un vistazo a su alrededor solo para cerciorarse que no hubiera nadie cerca.

 

Lentamente se desplomó sobre su asiento, fijando su afilada mirada sobre su monitor que le permitía presenciar claramente su reflejo…

 

“¿Cómo puedes creer que alguien como él pondrá sus ojos en ti? ¡Solo mírate! ¡Mira tus cabellos, todos secos y desteñidos, tus ojos demasiados rasgados y separados, pero sobre todo observa muy bien cómo te vistes…! ¡¿Eres un adulto amargado para usar esas ropas?!... Siempre tan descuidado, tan tonto…” Esas palabras retumbaron en sus pensamientos, recordando todavía la persona que se lo había dicho con tanta sevicia que le producía gruesas gotas aunque esta ocasión no las dejaría recorrer el mismo camino de siempre.

 

El rio de lágrimas duró menos esa ocasión por el hecho que se encontraba en su área de trabajo, aunque eso no le ayudaba en nada. Como pudo terminó de ordenar sus papeles y dejarlos en perfecto orden, necesitaba salir de ese lugar lo antes posible, porque sentía que se ahogaba entre esas estrechas paredes de tablaroca. Cuando todo su cubilo lucia en orden decidió que era el momento de salir de ahí… era la hora del almuerzo y mejor pretexto no pudo conseguir para huir de esa oficina.

 

Sus pisadas apresuradas lo guiaron a unas cuadras cerca del edificio de la prestigiosa editorial, se detuvo unos instantes para observar ampliamente el gran espectacular que abarcaba una cuarta parte de esa estructura de cristal.

 

“FREAK STYLE 32”

 

Las letras rosáceas con el fondo negro hacían resaltar el gran anuncio… “Freak Style 32” era el nombre de la revista que pertenecía a esa casa editorial. Era una de las más revistas de moda más importantes de Corea del Sur y de las más influyentes de toda Asia, era sin duda alguna, una revista de renombre que había sido fundada hace más de 40 años, dejando un legado para el mundo de las telas de ese lado del mundo.

 

El solo renombrar esa pequeña introducción a Kibum le hizo torcer el gesto… simplemente al recordar la misma pregunta que se hizo la primera vez que pisó ese lugar “¿Cómo había terminado ahí un recién egresado de periodismo como él?” Extrañamente no era difícil responder a ello, porque fue gracias a una amiga cercana de su madre que consiguió el puesto de asistente… Sin pensarlo mucho y sumado a ello la inexperiencia que Kibum presentaba, aceptó, convenciéndose que solo sería un par de meses…

 

Dos años habían pasado de ese acontecimiento, y con el tiempo muchas cosas se encargaron de tenerlo en ese lugar, que se había convertido en una tortura al descubrir sus sentimientos hacia su jefe, el presidente ejecutivo de todo ese lugar.

 

Suspiró con pesadez una vez más, desviando su vista de ese gran anuncio, era hora de volver y él ni siquiera había tomado su almuerzo “¡Fantástico!” pensó. Con sus pocos ánimos se dispuso de nuevo a entrar a ese edificio. Kibum entró al elevador bufando y aún sin creer que sus pocos minutos libres los había desperdiciado de esa forma… no se percató que chocó con dos empleadas del lugar que portaban el uniforme entallado y parloteaban pestes de alguien reconocido.

 

-Entonces… ¿crees que es… mucho tiempo? –cuestionó una de ellas con el rostro pálido.

 

-¡¿Mucho tiempo?! ¡¿Tres días?! –su acompañante pareció gritar eso último.

 

-Sí… lleva tres días sin hablarme… ¿es eso mucho tiempo…?

 

-¡¡Claro que lo es!! ¡¡Él debe hablarte todos los días!! –respondió sin disminuir su tono.

 

Kibum frunció el ceño… ¿tenían que ser tan escandalosas?

 

-Pero… tengo miedo, él…no es así… Hace poco oí como otra chica del piso de fotografía… la mando a terminar con su asistente… fue penoso. –susurró lo más bajo posible.

 

-¡¿Cóm-o?!…¡es un comple-….!

 

Tin

 

 

Ese pequeño timbre lo sacó de ese elevador, vaya que las mujeres podían ser un poco ruidosas cuando de hombres patanes se trataba… Kibum no estaba de ánimos para escuchar todo esa conversación por ello agradeció mucho salir de ahí.

 

Al salir del elevador, los ojos de Kibum se dilataron ¡Diablos! Lo que te faltaba Kibum le susurró su inconsciente, como iba tan apresurado por huir de esas empleadas, no se percató que bajo tres pisos antes del suyo. Ahora tenía dos opciones, esperar unos minutos por otro elevador y caminar hasta las escaleras… Observó su reloj de mano una vez más; tenía 10 minutos. Los meditó y optó por caminar, eso le ayudaría a distraerse un rato.

 

Conforme recorría los pasillos se daba cuenta en qué área estaba, si bien el edificio lucia enorme por fuera, por dentro era mucho más. Sus ojos viajaban por la docena de modelos que se encontraban siendo atendidas por las maquillistas… estaba en el área de fotografía, al parecer pronto habría una sesión fotográfica. ¡Vaya! Esas chicas lucían hermosas, no solo en las portadas de esas revistas. Sus ojos siguieron observando con mayor detenimiento el lugar, el set estaba instalado y todo tenía una clara temática; otoño.

 

Se detuvo unos instantes para admirar todo ese esplendor de luces y carteles coloridos, ¡en verdad gustaba de todo eso! Incluso en algún momento de su juventud se cuestionó el porqué de ese gusto tan peculiar de los colores, de los adornos, de las luces, de la ropa y de todo eso… cuando él no era ni lo más cercano a ello. Su mente se perdió por un lapso de tiempo entre todo ese glamour que desprendía el ambiente… ¿realmente podía haber sido algo como eso?

 

Absurdo

 

Negó levemente saliendo de esa ligera ensoñación. Justo cuando su cuerpo reaccionó y giró rápidamente sobre sus talones, una fuerza ajena lo golpeó, se tambaleó por el impacto y solo atinó a sostenerse de lo que pudo.

 

Sus manos fueron a parar a una camisa oscura de seda, sus nudillos apretaron lo suficiente para sostenerse. Una mueca arrugada esperando su impacto con el suelo surcó el rostro de Kibum… impacto que nunca llego.

 

-¡Ah!... –suspiró un tanto aliviado hasta que sus orbes se abrieron lentamente. Su mente no estaba preparada para presenciar aquella imagen que la realidad le mostraba con rudeza.

 

Unos curiosos ojos lo escrutaron levemente al tiempo que en sus labios se formaba una tenue sonrisa seductora.

 

-¿Tan irresistible soy para que te caigas sobre mis pies? –su pecho se infló lo suficiente para presumir.

 

-¡¡Ah!! ¡Yo…o…! ¡Dios! ¡No! –la pálida piel de Kibum se enrojeció y sus brazos temblaron lo suficiente para reaccionar al toque cálido de la piel ajena totalmente opuesta.

 

-¡Kibum! –una voz conocida lo hizo volver en si… ¿acaso era…? ¡no podía ser!

 

-¡Kibum, que bueno que estés por aquí!

 

Se alejó lo suficiente de esos brazos que detuvieron su caída solo para observar mejor el panorama irreal que de un momento a otro se había formado sobre él. 

 

-¿Ah…?¿Señor… Jung? –su pregunta salió titubeante.

 

Al encontrarse con esa sonrisa que lo derretía, no hacía falta confirmar su pregunta. De un momento a otro, el chico que lo había salvado de una estruendosa caída había pasado a segundo plano, al igual que su desvergonzada pregunta.

 

-Oh vamos Kibum… te lo dicho cientos de veces, puedes llamarme Yunho.

 

-Yo… lo siento –el mencionado hizo una leve inclinación, principalmente por el leve sonrojo que se instaló en sus mejillas.

 

-Bueno, no importa. –Yunho le restó importancia al asunto. Tenía otras cosas que ver con ese chico que simple formalidades. –como te decía Kibum, es muy oportuno tenerte por aquí, ya que justo hablaba sobre tu estupendo trabajando como asistente de esta compañía.

 

Kibum se sentía un poco confuso por todo eso, pero eso no evito que se sintiera halado, hace mucho tiempo que no recibía unas palabras así.

 

-Gracias –susurró bastante bajo, pero curiosamente fue escuchado por los dos pares de oídos que tenían su atención.

 

-Es lindo –la persona que había sido pasada a otro plano de la situación al fin volvió a hablar.

 

-¡¿eh?! –Kibum enfocó sus ojos de nuevo en él. Había reparado en unos rasgos pero no en completo en su rostro. A pesar de la voz grava que emanaba su garganta sus rasgos eran apenas fuertes aunque si marcados, en especial su mandíbula. Sus ojos eran bastante expresivos y podían tornarse cálidos, sus labios eran gruesos y se amoldaban perfectos a su brillante dentadura. Tenía un semblante muy bien parecido y sobre todo emanaba esa aura que gritaba “ardiente” por todos sus poros.

 

En definitiva tenía todo un playboy en frente.

 

-Oh, que descortés de mi parte –interrumpió Yunho a esa momentánea conexión de miradas. –Kibum te presento a Jonghyun.

 

El asistente se inclinó levemente en modo de saludo.

 

-Jonghyun te presento a Kibum… tu nuevo asistente personal.

 

No se podía saber que se había formado más rápido, si la sonrisa orgullosa de Jonghyun o la mueca de espanto de Kibum.

 

Lo que estaba bastante claro era que ahí, habían conocido sus propias portadas

Notas finales:

Bueno, espero actualizar pronto y tambien espero dejen reviews sobre qué les pareció la historia. Y no se preocupen que esta histora es JongKey y no importa lo que Kibum sienta por ahora /o/ 

Gracias por leer


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).